ARTE CONTEMPORÁNEO – Introducción
Aquí veremos las actividades artísticas de las llamadas «últimas tendencias del arte», que arranca con el final de la 2ª guerra, hasta nuestros días.La etapa que va desde mediados de los ‘40 hasta fines de los ‘60 se llama, desde la tradición de la historiografía del arte contemporáneo, «2ª vanguardias», mientras que entre los ‘70 y la actualidad son «tendencias posmodemas». Con un panorama tan amplio es fácil el subjetivismo por los criterios y selección de los artistas más representativos. Pero se ha intentado ofrecer una panorámica lo más exhaustiva posible que permitiese dejar constancia de muchos de ellos.No hay duda de que, con el transcurso del tiempo, la selección es inevitable. Así, el resultado es que basta con citar a unos pocos artistas, de una época deter-minada -los más representativos- para comprender el significado de las transfor-maciones que hayan podido operarse en ella.La bibliografía es un elemento esencial para que el historiador del arte pueda lle-gar a conclusiones válidas y globales que permitan, por tanto, una aproximación lo más objetiva posible a un período concreto. Es obvio que para el apartado que trata de las 2as vanguardias existe ya un buen repertorio bibliográfico que, junto a las propias manifestaciones artísticas, permite ofrecer una visión bastante cohe-rente y correcta de la etapa que incluye las décadas de los 40, 50 y 60. Sin embargo, las llamadas tendencias posmodernas, mucho más próximas en el tiempo, no cuentan todavía con estudios teóricos tan profundos, ni efectuados desde pun tos de vista diferentes. Muchas veces, hay que recurrir a publicaciones de carác ter monográfico sobre artistas concretos, que, como es lógico, ofrecen una visión muy parcial de un tema determinado.Por otra parte, se cuenta también con los diferentes artículos de críticos apareci-dos en revistas importantes de arte contemporáneo. Pero estos últimos textos, aunque brindan una percepción muy directa de una corriente o de un grupo de ar tistas, no permiten calibrar, desde un punto de vista global, los distintos aportes. Por otra parte, se cuenta asimismo con el gran caudal de información que ofre-cen los catálogos publicados con motivo de las exposiciones en las que toman parte los artistas. Gracias a ellos se obtiene un testimonio de primera mano, pe-ro, en cambio, se carece del rigor que permite el estudio de fenómenos aleja-dos en el tiempo. Todas estas cuestiones afectan de modo directo las clasificaciones que puedan hacerse en el período más reciente, el que abarca los años 70 y 80.
Se denomina así a las tendencias que comenzaron en el contexto de la 2ª guerra y que se desarrollaron hasta fines de los 60. En este período, llama la atención el hecho de que existan tantas y diversas opciones dentro del mundo artístico. La aceleración de nuevas tendencias y movimientos artísticos aumenta a medida que pasan los años.. Si antes se daba el fenómeno de acción y reacción y tras un período más o menos clásico, aparecía otro de caracterís ticas opuestas, en cambio en el S XX -y esto es algo desde las 1ª vanguardias- no existen períodos de transición entre una tendencia y otra, ni hay distancia entre soluciones completamente contrarias. El fenómeno de acción y reacción se ha acelerado de tal manera que antes de que una corriente haya llegado a su punto culminante ya hay otra que comienza a plantearse y que, de manera muy compleja, no sólo reúne en su seno aspectos antagónicos a la anterior, sino que, al mismo tiempo, hace referencia a ciertos aspectos de aquélla. Esto se debe, sin lugar a dudas, a la gran cantidad de información que se tiene hoy en día, obtenida por los medios de comunicación, en especial a través de la televisión. Las imágenes de las obras de una exposición viajan con tal rapidez por los distintos continentes que los artistas ven y asumen de un día para otro actitudes que son realmente muy distintas.
El proceso de aceleración que implicaba la imbricación y el trasvase de ideas en tre unas corrientes artísticas y otras ya se había iniciado en la primera mitad del s XX. Durante las primeras décadas existieron movimientos que, pese a ser distin- tos, poseían elementos en común. Esto sucede, por ejemplo, con el Dadaísmo y el Constructivismo, que aparentemente son concepciones no sólo distantes, sino antagónicos. Sin embargo, al analizar ciertas obras e incluso la trayectoria de algunos artistas -como Theo Van Doesburg- se advirtieron nexos de unión extra-ordinariamente significativos. Asimismo, entre el Cubismo y el Futurismo también podían hallarse toda una serie de aspectos que los relacionaban tanto formal como conceptualmente; o entre el Futurismo y el Dadaísmo; el Dadaísmo y el Expresionismo de los años veinte; o entre el Dadaísmo y el Surrealismo. Los len-guajes de vanguardia estuvieron sutilmente conectados, aunque, como es lógico, también mostraran importantes elementos diferenciadores.En las segundas vanguardias, este proceso de conexión y, al mismo tiempo, de diferenciación se acentuó de un modo extraordinario. Así, por ejemplo, es eviden te que entre el Expresionismo Abstracto norteamericano y el Informalismo euro-peo, que surgen coetáneamente, existen factores que los enlazan, aunque apare cen otros que los diferencian. El punto álgido del proceso de aceleración en los cambios de tendencias se sitúa, tal vez, en la década de los sesenta. El New Dada en EE.UU. supuso un puente entre el Expresionismo Abstracto y el Pop, pero actuó también como revitalizador de una tendencia del pasado -tal y como su propio nombre indica- y, en ese sentido, favoreció la aparición de nuevos comportamientos artísticos, como los relacionados con el Arte de Acción -los happenings- o los enviroments, en los que el elemento descontextualizado volvía a poseer una gran importancia, al igual que había sucedido en la época de los célebres ready-made. En los años sesenta, el Pop se enfrentó a la Nueva Abs-tracción y al Minimalismo. Parecían tendencias muy alejadas conceptualmente, y, sin embargo, en estudios muy recientes se retoman las ideas de algunos crí ticos importantes del período que hacían hincapié precisamente en la cuestión de que, en el fondo, se trataba de modalidades artísticas con grandes similitudes, entre las que cabría resaltar el antiantropocentrismo y su marcada frialdad. Por otro lado, este fenómeno de interacción constante entre unas modalidades y otras no sólo se produce en un ámbito determinado, como el norteamericano, si-no que también se observan fenómenos similares en el arte europeo, o entre am-bos ámbitos. Así, por ejemplo, se pueden establecer ciertos paralelismos entre el arte abstracto de los años 60 en EE.UU. y el Op-Art europeo de los mismos años; o entre el carácter austero del Minimal Art y el Arte povera italiano, pese a que este último presenta aspectos que se encuentran en clara contradicción con el primero. Lo cierto es que, al analizar las diversas opciones representadas por los artistas de esos años, se advierten numerosas coincidencias en los planteamien tos, aunque coexistan con factores diferenciadores. Quizás el más claro ejemplo de todas estas actitudes lo brindan dos artistas que, pese a ser considerados como auténticos polos opuestos y como representantes de dos mundos distintos –Norteamérica y Europa- presentan una obra en la que sorprenden -a quienes la analizan en profundidad- ciertos puntos de coincidencia. Se trata de Andy Warhol y de Joseph Beuys. El hecho de que ambos, al coincidir en la Documenta de Ka-ssel, se conocieran y se hicieran amigos puede indicar que, a pesar de las distancias conceptuales e ideológicas evidentes de sus respec-tivas creaciones, existe algo en su obra que permite no sólo compararlos, sino establecer un sutil hilo conductor entre ellos. Muy probablemente esto obedezca al fenómeno de la denominada Weltanscbauung. El carácter de una época determinada aflora, a veces de una forma involuntario, en las obras de arte, aun-que éstas puedan aparecer ante los ojos del espectador como manifestaciones muy distintas desde un punto de vista estrictamente formal.
Tendencias posmodernas
A partir de la 2ª mitad de los años 60, y sobre todo durante las siguientes dos décadas, se desarrollaron muchas tendencias que tenían varios rasgos comunes, establecidos básicamente por una nueva postura por parte del artista. Éste, postergando aquel afán investigador vanguardista, recurría a planteamientos que retornaban las líneas de trabajo en las que se habían movido los artistas anteriores al S XX. En los últimos tiempos, los artistas no se han sentido interesa dos -salvo casos aislados- por la experimentación constante ligada a la realiza-ción de la obra de arte. Ya no se trata de «inventar» nuevas técnicas que, como el calla en su momento, abran nuevas y casi inagotables perspectivas en el mun-do artístico, sino más bien al contrario, el artista se complace en volver -sobre todo en pintura y arquitectura- al empleo de técnicas que habían caracterizado el quehacer de los artistas renacentistas, manieristas o barrocos. En su mirada ha-cia etapas y estilos anteriores, los artistas posmodernos han combinado, en sus realizaciones, lenguajes del pasado con otros que estuvieron vivos en corrientes del siglo XX. Se ha impuesto un eclecticismo que ha afectado todos los terrenos, incluido el del diseño. Cada vez resulta más complejo, y a la vez más arriesgado, intentar una clasificación por modalidades dentro de esta gran etapa que corres-ponde a la posmodemidad. En cualquier caso, se aprecian movimientos que, más que cíclicos, son pendulares, en la medida en que se va pasando de postu-ras un tanto neoconceptuales a otras en las que rige un neoexpresionismo. La definición no es precisamente una de las características de este período tan heterogéneo y al mismo tiempo tan revitalizador de lenguajes del pasado. Quizás uno de los factores que más han contribuido a configurar este nuevo contexto, en el que se sitúa el arte de hoy día, sea el hecho de que las últimas generaciones de artistas han vivido su infancia y adolescencia bajo la decisiva influencia de la televisión. Ésta ha tenido y diversas consecuencias en la formación de los Jove-nes. La más sobresaliente es, sin duda, el alejamiento de la lectura por parte del joven y la entrada de éste en el dominio del lenguaje audiovisual televisivo.Todo ello ha comportado un distanciamiento de las grandes obras literarias, a la par que ha supuesto una mayor facilidad en la captación de los mensajes, ahora visuales, y que resulta mucho más clara que la propiamente literaria. La simplifica ción comunicativa ha afectado el lenguaje cotidiano, que se está reduciendo de modo alarmante, y podría llegar a afectar el terreno artístico, como ya ha sucedi-do en ciertos casos. La época actual, con su tecnología extraordinariamente avan zada -los ordenadores y todo lo que de su empleo se deriva-, está afectando al ser humano mucho más de lo que éste puede llegar a imaginar. El artista, que suele poseer una sensibilidad algo mayor que la de otras personas, capta todos esos fenómenos y, en ocasiones, adopta actitudes un tanto críticas. Otras veces, sin embargo, se intuye una aceptación tácita de toda nueva problemática sin que exista siquiera un "mínimo interés por la reflexión”.
Modernidad y posmodernidad
A fines de los 60 comenzaron a advertirse los primeros síntomas que indicaban que la modernidad estaba llegando a su fin y, en su lugar, se desarrolla ba una nueva sensibilidad. Octavio Paz ya señaló entonces que en determinadas tenden cias artísticas, como el New Dada o el Pop, se advertían rasgos que repetían los de las primeras vanguardias, con un acento de crítica o ironía que, en ocasiones, también había estado presente en las realizaciones dadaístas.Una de las características de la modernidad en el campo artístico fue el estable-cimiento de una estética basada en la simultaneidad. Al igual que ocurría en algu nas obras literarias, como la de Joyce, en el arte no existía una jerarquización res pecto a los hechos y cosas plasmadas. El ejemplo más claro de la falta de una organización jerárquica quizás se encuentre en las obras efectuadas en el seno del Cubismo o del Futurismo. En ambas corrientes se realizaron un tipo de pintu-ras o esculturas, en las que la noción espacio-tiempo se ha transformado de tal modo con respecto al pasado que cualquier punto de vista posee su importancia o, lo que es lo mismo, no existen puntos preferentes en una composición determinada. El desarrollo de la técnica del collage supuso asimismo una transfor mación profunda en el campo artístico, pues el objeto descontextualizado pasó a tener la misma importancia que la zona pintada o crea da por el propio artista. A partir de la incorporación de elementos heterogéneos en la obra de arte, proce-dentes del entorno cotidiano, se amplió enormemente el repertorio de soluciones formales y técnicas susceptibles de emplearse para la configuración de la obra. El artista experimentaba constantemente con nuevos materiales y procedimien tos distintos a los utilizados con anterioridad. En el fondo, se quería llevar a cabo una trayectoria, en el campo del arte, paralela a la que estaba teniendo lugar en el terreno científico. El afán por la investigación llevaba al artista a crear ex novo, en un estado casi febril en el que lo esencial siempre estaba ligado al concepto, innovación, no obstante, debe señalarse que la vanguardia y la modernidad no siempre tuvieron unas mismas finalidades y, en ese sentido, aunque transcurrieran de manera paralela en el tiempo, existían factores que las separaban.Mientras la vanguardia postulaba como finalidad esencial la integración del arte y la vida, la modernidad valoraba fundamentalmente la autonomía de la obra artís-tica. Los dadaístas y los surrealistas fueron quienes más se preocuparon por con seguir la unión entre el arte y la vida, erigiéndose como un ejemplo a seguir por parte de los artistas pertenecientes a generaciones posteriores. Pese a que, en un primer momento, esa apertura evidente del terreno del arte implicó toda una serie de posibilidades nuevas y, desde ese punto de vista, fue considerada como algo positivo, hay que tener en cuenta que, con el paso del tiempo, esa tendencia a unificar la vida y el arte condujo a situaciones que no siempre fueron enten-didas. Quizá fue el público, el receptor de la obra de arte, quien se mostró más en desacuerdo con ciertas manifestaciones. Incluso el crítico norteamericano Ha-rold Rosenberg, a inicios de los años setenta, llegaría a hablar de los «objetos de ansiedad» para hacer referencia a unas obras de arte cuya característica primor-dial era que generaban un estado de alarma en el público en general. No se sa-bía dónde comenzaba la obra artística propiamente dicha y tampoco se sabía si lo que planteaba el artista era una broma o simplemente una tomadura de pelo. En cualquier caso, esa situación -a pesar de que los artistas de los últimos tiem-pos han cambiado respecto a los de los años sesenta y setenta- no ha variado en profundidad, sino que sólo ha evolucionado hacia la adopción de actitudes nue-vas por parte del público. Por una parte, cada vez es mayor el número de perso-nas que realmente se interesan por las cuestiones artísticas y hacen todo lo posi-ble por penetrar y conocer los diversos y complejos mecanismos que dominan en este ámbito. Otras, en cambio, asumen una actitud negativa y desdeñan toda comunicación posible con la obra de arte, cerrándose insistentemente a cualquier explicación. Lo que resulta evidente es que, en la actualidad, es necesario enfrentarse a la obra artística con un bagaje intelectual importante para poder comprenderla, o bien poseer la suficiente sensibilidad como para establecer contacto con ella a través de la empatía.La modernidad, además de reivindicar la autonomía de la obra de arte, hablaba de futuro como si de una auténtica panacea se tratase. Éste era, por otro lado, uno de los puntos de contacto con el Vanguardismo. En ambos casos, se trataba de romper con el pasado y su historia para conquistar el futuro. La posmodemi-dad, en cambio, se ha dado cuenta de que confiar en que el futuro lo resolverá todo no es quizá lo más adecuado y, así, en lugar de dirigir su mirada hacia delan te, la lleva hacia el pasado. El Posmodemismo mezcla fragmentos propios del lenguaje moderno con otros tomados de épocas anteriores. Además, deja de lado el afán de experimentación continua y se interesa, ante todo, por la fuerza y el vigor del mercado. De todas maneras, la posmodemidad implica una gran ambi güedad y, desde un punto de vista conceptual, no se está demasiado de acuerdo con lo que exactamente significa. Los filósofos actuales han debatido la cuestión desde numerosos y diferentes ángulos, por lo que existen opiniones muy distin-tas e incluso contrastadas en relación a lo que implica la posmodernidad. Incluso algunos filósofos -como Jürgen Habermas- son partidarios de hablar de la modernidad como proyecto incompleto que todavía puede recuperarse, siempre y cuando se llegue a enderezar el proceso racionalizador.En los últimos tiempos, el concepto posmoderno, aplicado al ámbito artístico, pue de entenderse desde un punto de vista cronológico, puesto que señala el inicio de una nueva etapa que, aproximadamente, se sitúa a mediados de la década de los setenta y se desarrolla durante la siguiente.Para la mayoría de los filósofos, críticos e historiadores del arte, el arte posmoder no se caracteriza por su superficialidad o, lo que es lo mismo, por la, carencia de profundidad. Se patentiza su monotonía e incluso, en ocasiones, es muy repeti-tivo. El concepto pastiche' se ha puesto en circulación para designar el quehacer posmodemo. La mezcolanza de estilos y fragmentos reciclados da lugar a un arte sumamente ecléctico. En el seno de la posmodernidad se reúnen los viejos estilos con los nuevos, sin atenerse a criterio alguno. Así mismo los artistas subrayan los elementos de ironía a través de determinadas citas del lenguaje de otros estilos y épocas. El proceso de la deconstrucción – según la denominación de Derrida – comporta pues, tomar de manera arbitraria toda una serie de fragmentos estilísticos del pasado, y supone, al mismo tiempo, un rechazo de la tiranía impuesta por la totalidad.
LAS SEGUNDAS VANGUARDIAS
Capítulo I Informalismo y Expresionismo Abstracto El período en que se gestan los movimientos artísticos conocidos bajo la denominación de Informalismo y Expresionismo Abstracto norteamercano es el corres-pondiente a la 2ª guerra mundial. Se trata, por tanto, de una época de crisis, en la que se produce una profunda transformación de la Weltanschauung (concepción del mundo). El mundo se torna incomprensible y el artista necesita volcarse hacia su interior para poder hallar respuestas a las múltiples cuestiones que le preocupan y llegan a angustiarse. La inquietud, el temor y el desasosiego afloran en la pintura de esta etapa en la que la materia informe se adueña de las superficies de los lienzos. En ningún momento precedente, ni siquiera en el seno de la abstracción pura, el artista había otorgado tanta importancia a los procedimientos técnicos ni a los materiales. incansablemente, se lanza a la experimentación constante y realiza un tipo de obras en las que el proceso creativo se basa en la dialéctica ad ínfínitum entre construcción-destrucción. Informalismo europeo
El Informalismo como tendencia aparece en el panorama artístico europeo poco antes de concluir la segunda guerra mundial. Se trata de una corriente abstracta cuyos elementos esenciales son los materiales y los procedimientos técnicos empleados para obtener la obra. Cualquiera de los aspectos formales restantes, ya sean compositivos o cromáticos se encuentran claramente supeditados a aquellos.
Fue el crítico francés Michel Tapié quien acuñó el concepto de Art Informel y lo puso en circulación en 1951, aunque también utilizó el término Art Autre para refe rirse a esta tendencia. Tàpie deseaba, ante todo, poner de manifiesto el ca-rácter otro de la nueva modalidad artística, con objeto de diferenciarla netamen te tanto del arte tradicional como de cualquiera de las manifestaciones de las pri-meras vanguardias. Ello, no obstante, no impidió que en sus escritos advirtiera que las raíces del Informalismo debían buscarse en Dadá, que, según él, actuaba como una auténtica tabula rasa, a partir de la cual fueron posibles estas experien cias innovadoras. Desde luego, resultan evidentes determinadas conexiones entre uno y otro movimiento. No en vano ambos surgieron durante un conflicto bé lico de enorme trascendencia y éste fue quizás uno de los motivos primordiales que llevó a los artistas a obsesionarse por hallar soluciones nuevas y a utilizar los más diversos materiales extrapictóricos. Sin embargo, los dada-ístas adoptaron desde un principio una actitud claramente nihilista no sólo frente al mundo, sino también en relación con la propia obra de arte. Sus realizaciones eran antiartísti-cas y, según Tristán Tzara, Dadá jamás pretendió ser otra cosa que una mera provocación. En esto advirtamos que los artistas que trabajaron en el informa-lismo nunca llegaron a constituir un grupo y, desde un punto de vista conceptual, jamás asu mieron una postura similar a la de los dadaístas. Para ellos sus obras eran artísti-cas y, aunque en ciertos casos planteasen una dura crítica a la sociedad a través de las técnicas de destrucción o metamorfosis que empleaban para construir sus pinturas, siempre quedaba expresada desde una posición estrictamente indivi-dual y no adquiría carácter de manifiesto colectivo.Informalismo es un término complejo y un tanto ambiguo que sirve para designar obras de aspectos muy diversos que cabría agrupar en distintas tendencias o modalidades. Las más comúnmente aceptadas son la matérica, la gestual, la tachista y la espacialista, cada una de ellas con sus respectivos representantes. El lenguaje abstracto empleado por la mayoría de -ellos es el elemento que todas poseen en común. Debe señalarse, no obstante, el hecho de que los artistas que trabajaron en el seno del informalismo buscaron soluciones individuales y valo-raron la experimentación constante con técnicas y materiales nuevos por encima de cualquier otro factor. La huella del artista siempre está presente en la obra, confiriéndole un carácter plenamente individual.A pesar de que el término Informalismo se halla compuesto por el prefijo «in» y el vocablo <,forma», no implica la negación de esta última, sino sólo la negación del valor tradicionalmente otorgado a la forma. Es cierto que la mayoría de obras in-formalistas se rebelan frente a las estructuras preconcebidas y racionales, pero, a pesar de ello, al observarlas no resulta demasiado difícil llegar a distinguir cier-to orden dentro del caos aparente. A veces se trata de formas indefinidas o sólo evocadas como en ciertas obras simbolistas. Los contornos no son nunca dema-siado nítidos, pero el artista resalta ciertas zonas em-pleando desde la acumula-ción de empastes hasta las incisiones en la materia pictórica. El inforrnalismo, como tendencia no figurativa, tuvo sus antecedentes en la abstracción. Desde luego no remitía a ninguna forma de abstracción geométrico, sino a la modalidad más libre dentro de este movimiento, es decir, a las improvisaciones de Kandins-ky, realizadas entre 1910 y comienzos de los 20, época en la que entró como profesor en la escuela de la Bauhaus. Aquellas primeras pinturas abstractas de Kandinsky reflejan un interés por la interacción de colores y las configuraciones libres que aparecen distribuidas sobre la tela a modo de manchas.Es precisamente el sentido de máxima libertad lo que caracteriza la obra infor-mal, cuyos significados son múltiples y dependen, en gran parte, del bagaje inte-lectual con que cuente el espectador que se enfrenta a ellas. Las obras informa listas expresan sensaciones y emociones, estados de ánimo de sus autores.Globalmente, puede apuntarse que el desasosiego que causan a veces está pro-vocado por una alusión a la destrucción que, pese a ser latente, se llega a perci-bir. En determinadas obras de Fautlier, Dubuffet o Pollock se advierte la pre-sencia de algo similar al gran hongo que formó la bomba atómica al estallar.La base ideológica sobre la que se sustentan el Informalismo y el Expresionismo Abstracto -corriente paralela al arte informal europeo- es el existencialismo. Las teorías de Heidegger en torno a la nada van a constituir el arranque de la estética informal. El filósofo alemán apuntó en su obra El origen de la obra de arte que la esencia del arte sería ponerse en operación la verdad del ente, resaltando que el arte, hasta aquel momento, tenía que ver con lo bello y la belleza y no con la verdad. Esa verdad -anhelada por los artistas infor malistas- no es otra que el cimiento «cósico”, de la obra, es decir, la materia. La materia constituía la preocu pación esencial para la mayor parte de ar tistas que trabajaban en el seno del informalismo. Del mismo modo, la filosofía heidegge-riana hace referencia a la idea de que el ser obra de la obra proviene del carácter de la «hechura». Esto queda patente, en las manifestaciones informa listas, a tra-vés de la adopción de las más diversas técnicas, como el collage, el grattage o el dtippíng, a la vez que se emplean materiales de todo tipo que no son habituales de la pintura.Los pioneros de la tendencia informalista fueron los artistas franceses Jean Dubu ffet y Jean Fautrier. Ambos desarrollaron un tipo de manifestaciones, en torno a 1944, en las que los empastes densos y muy elaborados se convertían en prota-gonistas de las pinturas. A menudo se ha afirmado que el iniciador del Informalis-mo fue Jean Fautrier (1898~1964), quien a fines de la década de los veinte ya efectuaba unas obras que, aunque eran figurativas y se situaban en una línea que conectaba con el expresionismo, poseían como característica peculiar una textura de calidades exaltadas. Había iniciado su trayectoria en la época de la pri mera guerra mundial. Sin embargo, la obra de Fautrier alcanza su máxima expre-sividad entre 1943/44, momento en que inició la conocida serie de Otages, que expondría en la galería Drouin de París en 1945. Pese a que estas realizaciones son abstractas, puede llegar a apreciarse en ellas alguna referencia al mundo figurativo. Fundamentalmente, se trata de configuraciones de carácter biomórfico, constituidas por formas ovaladas irregulares que destacan sobre los fondos gracias al distinto tratamiento dado a la materia de la que están hechas. El fondo, trabajado con una capa más fina de empaste, contrasta vigorosamente con la otra zona, en la que pueden apreciarse surcos y arrancamientos de mate ria efectuados por el procedimiento del grattage. Asimismo, pueden observarse cúmulos de materia en determinadas zonas que producen la sensación de un relieve. La textura es abrupta y rugosa, similar a la de un terreno agreste. Por otra parte, la gama cromático empleada también sugiere una relación con ciertos paisajes, pues el artista emplea con frecuencia las tonalidades terrosas, ocres, beiges y anaranjadas, huyendo de los colores puros. En alguna ocasión, sin embargó, Fautrier utiliza pequeñas cantidades de rojo o amarillo para resolver un punto determinado de la composición.Más tarde, entre 1950/55, Fautrier realizó la serie de Boites et objets, en la que se aprecia, ante todo, un deseo de estructurar la composición a través de tensiones de carácter centrípeto para conseguir que la obra se circunscriba a sí misma. En general, la obra de Fautrier se distingue por la gran capacidad del artista para conjugar elementos que podrían parecer inconciliables. En sus obras sorprende lo abrupto que puede llegar a resultar su lenguaje y, sin embargo, ello no le resta sutileza. Los tonos empleados son siempre resultado de las más auda ces mezclas, al igual que los empastes, que no sólo están integrados por pigmen tos y óleo, sino también por materiales extrapictóricos que les confieren densida-des inusuales en el ámbito de la pintura.Es a Dubuffet (1901-1985), a quien verdaderamente se debe la gran ampliación de los materiales incluidos en el empaste pictórico. Este artista, que desde muy joven se interesó por el arte y que ya antes de concluir sus estudios escolares se matriculó en la Escuela de Bellas Artes, no se dedicó a pintar exclusivamente hasta bastante tarde, a partir de 1942.Dubuffet dejó una importante serie de escritos en los que explica claramente sus ideas en tomo a las cuestiones artísticas. Acuñó el concepto de Art brut, con el que designaba un tipo de manifestaciones que se caracterizaban por no estar realizadas sólo por artistas, sino por personas de distintas procedencias, desde amateurs hasta niños o enfermos mentales. Por otro lado, en el Art Brut, los mate riales empleados para configurar la obra constituyen el elemento esencial. Aparte de los propiamente pictóricos, habría que destacar la presencia de otros, como cal, arena, polvo de vidrio, virutas de madera, aserrín, partículas de metal, resinas, carbón triturado, etc. Dubuffet los amalgamaba con los pigmentos y los aglutinantes para obtener empastes densos y exaltados. Precisamente, en tomo a 1944 comenzó a realizar sus célebres Hautes Pátes. A menudo se descubren elementos figurativos en su obra, ya sean rostros de personas o bien alusiones a paisajes, pero la exaltación de la materia es tan acusada que el elemento figurativo pierde prácticamente toda su fuerza.En sus escritos, Dubuffet llega a afirmar que sus pastas no están inertes y que, desde luego, informe no significa inerte. El trabajo de los materiales dispuestos sobre el lienzo se efectúa, generalmente, por medio del grattage, arrancando ciertas zonas para conseguir que otras adquieran carácter de relieve en sobre-salido. Surcos y hendiduras se conjugan con elementos que surgen de la pintura a modo de auténticos cráteres, confiriendo a los conjuntos creados por el artista un aspecto áspero e irregular como el que puedan presentar determinados terre-nos abruptos y pedregosos.Durante casi veinte años, la obra de Jean Dubuffet cambió poco y el propio artis-ta agrupó todas sus realizaciones de este largo período bajo la denominación global de Lbourloupe.Otro artista que también trabajó en París en esta misma época es el alemán Wols, pseudónimo de Wolfgang Schulze (1913-1951). Sus años de formación transcurrieron en Alemania, donde mantuvo contacto con algunos artistas de la Bauhaus, especialmente con Paul Klee. Descontento de la situación política de Alemania, Wols se instaló en París en 1932. En 1941 inició una serie de grandes lienzos, en los que colores contrastados de óleo y esmalte recubren las superfi-cies y preconizan soluciones posteriores de carácter informalista. La etapa propia mente informal es la que cubre el período de 1946 hasta el final de su vida. La mayor parte de estas pinturas presentan un tipo de composición similar, pues en ellas destaca, por lo general, la zona central, en la que aparecen las densidades de los materiales, obtenidas mediante la técnica del drípping (goteo). Wols em-plea gamas cromáticas contrastadas. Así, los fondos suelen ser más o menos ho mogéneos, mientras que las zonas del centro, aparte de ser las más exaltadas en cuanto a grosor, presentan también importantes cambios de color. El dinamis mo inherente a tales composiciones es un factor decisivo que hace que, en oca-siones, su obra se pueda inscribir en la línea sígnica-gestual del Informalismo.En la pintura de Wols se advierte, además, una tendencia a estructurar las com-posiciones, ateniéndose a una simetría latente. Así, respecto a un eje vertical que divide la obra en dos partes aproximadamente iguales, surgen los signos producidos por el goteo, que establecen tensiones centrífugas en la composición.Georges Mathieu y Hans Hartung, artista de origen germánico como Wols, pue-den considerarse como artistas propiamente gestuales. Mathieu (1921) fue quien realmente introdujo en el ámbito europeo la tendencia que podría considerarse paralela a la Action Painting del Expresionismo Abstracto norteamericano. Utili-zando el drippíng como técnica esencial para la realización de sus pinturas, Mathieu valoró fundamentalmente la velocidad de ejecución. En uno de sus escritos más significativos, Au delá du tacbísme, Mathieu explica que, al introdu-cir en la estética occidental la noción de velocidad, no ha hecho sino res-ponder a la necesidad interna de los medios de la pintura, dirigida por su evolu-ción inexorable. Este artista se revela como un acérrimo enemigo de la pintura abstracto-geométrica, y todo su trabajo, ya sea teórico o práctico, se halla dirigido a lograr imponer la denominada abstracción lírica.A partir de 1947 se advierte cómo va afianzándose su lenguaje, basado tanto en los signos y los gestos como en la utilización de la mancha. Mathieu poseía, como los artistas norteamericanos de este período, una marcada preferencia por los grandes formatos. En la mayoría de las ocasiones, el artista seguía un pro-ceso similar para efectuar sus pinturas. Así, cubría la superficie del soporte con un solo color, en una capa lisa y homogénea. Después, manchaba determinadas zonas con elementos sígnicos irregulares, en tonalidades más oscuras que las del fondo. Finalmente, empleaba el dripping para obtener algunos puntos de empaste muy acusado que, a modo de extrañas caligrafías, aparecen situados preferentemente sobre las zonas manchadas. En general, y pese a la manifiesta irregularidad de los elementos de goteo o de las propias manchas, el artista seguía un orden en el momento de efectuar la composición. Queda patente, así, que informal no es sinónimo de caos y que, a pesar de la velocidad de ejecución de las telas, el artista persigue una finalidad estética determinada.En cuanto a Hartung (1904-1989), que se instaló en París en 1935 y cuyos comienzos estuvieron marcados por la influencia de la obra abstracta de Kandinsky, se inició en la tendencia gestual informalista hacia 1946. Su obra se caracteriza por un sentido de gran simplicidad que conecta con la estética oriental. Sus composiciones presentan dos zonas principales: la del fondo, que se halla resuelta monocromáticamente y que suele ser lisa, y la de los gestos propios de las pinceladas. Éstas aparecen distribuidas un tanto al azar sobre la superficie y muestran claramente la trayectoria del pincel, provocando una gran sensación de dinamismo. Suelen ser de un color que contrasta con el fondo. Así, si éste es claro, las pinceladas gestuales serán oscuras y viceversa.La nitidez de las pinceladas y el hecho de que no existan zonas de densidades acusadas por acumulación de grumos convierten el arte de Hartung en una peculiar aportación dentro del Informalismo.
El Informalismo en Italia
La modalidad informalista que más importancia tuvo en Italia fue el Espacialismo, cuyo máximo representante fue Lucio Fontana (1899-1969). Nacido en Rosario de Santa Fe (Argentina), de padres italianos, Fontana estudió en Italia, pues su familia se instaló en Milán cuando él contaba cinco años. Volvió a Argentina a principios de los años veinte y a mediados de esa década tomó la decisión de de-dicarse a la escultura. Sus primeras obras se encuentran bajo la influencia de dos escultores tan distintos como Archipenko y Maillol. A su regreso a Italia, se matriculó en la Academia Brera de Milán, donde aprendería técnicas tradicio-nales. Fue a comienzos de los años treinta cuando, al abandonar la escultura de carácter figurativo, comenzó a experimentar con técnicas y materiales nuevos, como el hormigón y el hierro. En 1935 realizó una serie de piezas abstracto-geométricas muy interesantes que expondría en diversas muestras organizadas en Italia y en París.De nuevo en Argentina, en 1940 se relacionó con un nutrido grupo de intelec-tuales y artistas como Larco y Romero Brest, con quienes fundaría la Academia de Altamira. Sus inquietudes en torno a la obra artística quedarían reflejadas en el llamado Manifiesto Blanco, publicado en 1946, que, en cierto sentido y tanto desde un punto de vista formal como por su contenido, remite a los manifiestos futuristas. Lucio Fontana volvió a Italia en 1947 y, tan sólo un año más tarde, redactó el Manifiesto espacial junto a otros artistas. En él propugnaban la necesi-dad de un arte nuevo que englobara distintas posibilidades de expresión. Muy poco después, en 1948, Fontana se introdujo de lleno en el ámbito de la pintura que él denominaría especialista. En sus primeras realizaciones se limitó a hacer orificios de tamaños distintos sobre la superficie de la tela, que aparece pintada casi siempre monocromáticamente. A medida que transcurría el tiempo, el artista se decantaría cada vez más por la pintura, aunque no abandonó por completo la obra escultórica.La obras con perforaciones iban adquiriendo mayor complejidad, pues Fontana introducía elementos por collage, como pequeñas piedrecillas, vidrios, cuentas de colores, etc. En los cuadros con orificios predomina la noción de multiplicidad, sobre tocó en la primera época. Más tarde, cuando a inicios de los años sesenta prefirió efectuar rajas o cortes en la tela, restringiría considerablemente el número de perforaciones. Su obra tendía cada vez más a un rigor que preludiaba solu-ciones minimalistas, sobre todo si se tiene en cuenta que, en la mayoría de los casos, sus pinturas son monocromas. Emplea preferentemente tonalidades rosa-malva o bien colores vivos, como rojo, amarillo, verde, junto a pinturas plateadas y doradas. El peculiar modo de emplear la técnica del grattage para conseguir ori ficios o cortes de gran limpieza constituye una de las características esenciales de la obra de Fontana. En el fondo, las rajas o cortes, realizados con útiles cortan tes, son muy similares a las pinceladas gestuales de los artistas que trabajan en esa línea, como Hartung.El conjunto de la obra pictórica especialista de Lucio Fontana muestra hasta qué punto el artista logró evocar ese ansiado espacio tiempo informalista, tan distinto del tradicional. Huyendo de cualquier sistema ilusorio representacional, Fontana consiguió introducir, a través de los orificios, la tercera dimensión en el cuadro.Amediados de los años sesenta, Fontana realizó una serie de obras de técnica compleja, en las que combinaba la madera pintada con el esmalte y la pintura propiamente dicha; se trata de los Teatilni, que pueden considerarse como escul-to-pinturas y en los que la noción espacial es el elemento fundamental.Un artista muy distinto es Alberto Burri (1915), cuya obra debe situarse en la tendencia matérica del Informalismo. Su obra se caracteriza por la presencia de materiales muy diversos, entre los que destacan las telas de arpillera, que apare-cen recosidas con grandes cuerdas y puntadas. En ocasiones, se trata de telas rotas en las que pueden verse determinadas zonas agujereadas. El artista combi nó estos materiales de desecho, a los que se suman maderas quemadas y cha-pas metálicas, con la pintura propiamente dicha. Ésta aparece distribuida por la superficie del cuadro a modo de manchas de carácter irregular. Las tonalidades empleadas por Burri se acercan a los colores de la tierra (ocres, castaños, beiges y negro). Es importante señalar que tanto la obra de Fontana como la de Burrí constituyen un punto de arranque para la estética del Arte Povera, surgido a fines de los años sesenta. Otros informalistas italíanos que cabe mencionar son Giuseppc Capo-grossi, Roberto Crippa y Emilio Vedova.
Copenhague, Bruselas, Amsterdam: Cobra
En los países nórdicos de Europa apenas pudieron percibiese los reflejos de las primeras vanguardias. Tan sólo en Dinamarca existieron algunos artistas que, de manera aislada, mostraron cierto interés por el Surrealismo y por el Expresionis-mo germánico, como el pintor y escultor Carl Henning Pedersen. En esta misma situación se encontraban Bélgica y Holanda, país este último que, pese haber contado con el movimiento De Stijl (1917-1931), no manifestaba demasiado inte-rés por las vanguardias ni por lo que éstas implicaban. Dentro de este panora-ma, bastante desolador desde un punto de vista artístico, la creación del grupo Cobra fue, sin duda, un hecho de vital importancia, pues contribuyó decisivamen te a desarrollar un interés por los nuevos comportamientos artísticos. «Cobra» surgió de las iniciales de las ciudades Copenhague, Bruselas y Amsterdam. El grupo se fundó en París, en noviembre de 1948, y algunos de sus miembros más significativos fueron el pintor danés Asgerjom (Asgerjor gensen), el poeta belga Christian Dotremont, y los pintores holande ses Constant (Cons tant Anton Níeuwenhuys), Pierre Corneille (Cornelis van Beverloo) y Karel Appel.
En líneas generales, el grupo Cobra propugnaba un rechazo de la cultura occi-dental que, desde su punto de vista, había quedado destruida tras la segunda guerra mundial. En contraposición, valoraban el arte primitivo, las realizaciones artísticas de la prehistoria y las manifestaciones del arte medieval. Además, alguno de sus artistas se sintió profundamente atraído por la caligrafía oriental. En el fondo, los integrantes de Cobra se interesaron por aquellas obras que ya Kandinsky había revelado como formas auténticas de arte en el famoso almanaque de 1913, Picasso, Miró y Klee fueron quizá los únicos pilares en los que los miembros del mencionado grupo basaron sus realizaciones. Para ellos, uno de los aspectos esenciales era establecer relaciones constantes entre todo tipo de manifestación artística e intelectual. Esto hizo que, en determinadas oca-siones, diversos miembros del grupo trabajasen en equipo. Así, existen viviendas cuyas paredes fueron pintadas por ellos, en las que incluso pueden leerse textos y poemas de los escritores.Entre las actividades más destacadas que llevaron a cabo como grupo se encuentran las publicaciones. Ante todo la propia revista Cobra, que se convirtió en órgano difusor de la ideología del grupo a la par que sirvió para dar a conocer internacionalmente a sus miembros. Esta revista, de la que surgieron ocho núme-ros, dejó de publicarse cuando el grupo se desmembró, en noviembre de 1951. Otra publicación interesante, aparte de los catálogos que se editaron con motivo de diversas exposiciones, fue el boletín de noticias Le Petit Cobra, cuya misión consistía en ofrecer información de todo tipo de actividades artísticas, así como una serie de comunicados en los que se hablaba de los miembros del grupo.En cuanto a las exposiciones, hay que señalar que siempre fueron objeto de gran interés por parte de los miembros de Cobra. Se efectuaron varias exposiciones de carácter colectivo, y otras individuales, que sirvieron para lanzar a los artistas componentes del grupo tanto en sus respectivos países como fuera de ellos.El arte del grupo Cobra posee unos rasgos comunes, en tanto que se trata de un tipo de manifestación de carácter espontáneo que reivindica la intuición por encima de todo. Es un arte figurativo, muy esquemático, a veces naif, en el que uno de los aspectos más interesantes lo constituye, sin duda, el empleo de una gama cromático exaltada al máximo, en la que los colores aparecen vivos y bri-llantes. Los contrastes son asimismo muy violentos en la mayoría de las oca-siones. Por otra parte, estos colores quedan acentuados gracias al empleo de una técnica en la que los empastes se disponen con la espátula para lograr mayores grosores. Las manchas abstractas y los elementos filiformes que a ve-ces cruzan las superficies de las telas, para separar o unir los distintos persona-jes y los objetos, recuerdan la iconografía mironiana y remiten a la esponta-neidad de sus trazos. De todos los artistas que fundaron Cobra, los más importan tes fueron Jorn y Appel. Algo más tarde se uniría a ellos el belga Pierre Alechins-ky. Asger Jom (1914/73) había vivido en París una larga temporada, poco antes de fundar el grupo. Allí tuvo ocasión de conocer al crítico Edouard Jaguer y al escritor Noél Amaud, quienes siempre valoraron sus realizaciones, así como las del resto de los artistas del grupo. La obra de Jorn se caracteriza, en un pri-mer momento, por la aparición de unos seres casi demoníacos con ciertos ves tigios de tipo mágico que le proporcionaban un carácter claramente vinculado al primitivismo. Algo después, empezó a trabajar con materias densas, realizando un tipo de obra que conectaría con soluciones informalistas. La figuración desa-parecería y dejaría paso a imágenes cada vez más imposibles de determinar. Es importante señalar que este artista trabajó, a partir de 1953, con cerámica, a causa de lo cual llegó incluso a trasladarse al norte de Italia, donde estaba la célebre fábrica de Tulio Mazzotti en Albisola; allí también realizaría numerosos trabajos el especialista Lucio Fontana.En Bruselas, aparte de las actividades literarias de Dotremont, cabe mencionar la obra pictórica de Pierre Alechinsky (1927), interesado, ante todo, en la caligrafía oriental. En su obra se percibe la influencia de lo caligráfico, en tanto que las superficies de las telas se ven llenas de signos que parecen haber surgido de manera automática. Los trazos negros finos se entrelazan con las pinceladas de colores intensos y producen una sensación algo parecida a la que se desprende de los lienzos de Pollock . El artista más significativo del grupo, tanto por la calidad de su pintura como por el alcance internacional de la misma, es Karel Appel (1921). En su obra inicial, que a veces se sitúa en el terreno de la esculto-pintura, se advierten ciertas cone xiones con la de Kurt Schwitters. Fue decisivo el hecho de que en 1950 se trasla-dase, junto a su amigo el pintor Corneille, a París, donde residió largo tiempo. Tres años después tuvo ocasión de conocer al crítico Michel Tapié, quien se in-teresó profundamente por su pintura y le recomendó que se apartase un tanto del infantilismo que caracterizaba su etapa inicial. Así, lentamente, evolucionó ha cia un lenguaje mucho más desgarrado, no irónico, en el que los desnudos apare-cen totalmente deformados por la presencia de manchas y empastes gruesos en las zonas de contemos. No resulta extraño que Appel, al visitar Nueva York en 1957, se sintiera profundamente atraído por la pintura de De Kooning, pues su concepción de la obra artística era muy cercana a la suya. El mundo neoyorkino le atrajo de modo especial y de esa experiencia surgieron una serie importante de retratos de músicos de jazz, a los que conocía personalmente y con quienes entabló amistad. A partir de entonces, sus viajes al otro lado del Atlántico se hicie ron frecuentes y con ellos aumentó la posibilidad de exponer su obra en EE.UU. En el fondo, no extraña el hecho de que Appel tuviera enseguida numerosos adeptos y seguidores en el mundo norteamericano, pues su obra presenta nume-rosos puntos de contacto con el Expresionismo Abstracto, más que con el Infor-malismo propiamente dicho. Uno de los factores de esta relación lo constituye el hecho de que la obra de Appel, a diferencia de la de los informalistas ortodoxos, no dejó nunca de ser figurativa. Por otra parte, la exuberancia cromático y el intenso vitalismo de su pintura resultan más afines al desarrollo de las experiencias de los artistas expresionistas abstractos. El artista holandés abrió dos talleres en EE.UU., en 1972, uno en el campo y otro en Nueva York, y alternó sus estancias en uno y otro. No obstante, nunca ha dejado de volver a Euro-pa, pues posee también otro estudio en la Toscana.
El Informalismo en España
Mientras en Francia y en otros países de Europa se iniciaba la profunda transfor mación que en el terreno artístico conduciría al informalismo, en España, a media dos de la década de los cuarenta, se vivían circunstancias extraordinariamente precarias. Tras la guerra civil, el estado de deterioro en que se encontraban la mayor parte de centros dedicados a actividades culturales era el reflejo de la terrible situación a la que habían de enfrentarse intelectuales y artistas. Sin em-bargo, el ansia de renovación era tan potente que, aunque lentamente, comen-zaron a esbozarse ciertas vías que permitían la penetración de nuevas modali-dades artísticas. En ese sentido, hay que subrayar la importancia de Cataluña, como pionera en lanzarse a la investigación de comportamientos y manifesta-ciones novedosos en el terreno del arte. El hecho de que Joan Miró, artista que desde inicios de la década de los años veinte había permanecido en París, volviera a Barcelona en 1942, hizo que los jóvenes pintores y escultores catalanes que conocían sus actividades dentro del Surrealismo, tomasen el arte mironiano como punto de arranque para sus propias experiencias. Así pues, no resulta extraño que al fundar el grupo Dau al Set, en 1948, sus componentes se hallaran claramente influidos por la obra de Miró.De todos modos, las vanguardias no penetraron masivamente, y hubo de trans-currir un tiempo para que pudiera llegar a advertirse su influencia. Hay que señalar que, en determinadas ocasiones, algunas personas, como el galerista Dalmaij, propiciaron que se conocieran las actividades de los artistas extranjeros en el país gracias a la realización de exposiciones de vanguardia.Dau al Set fue posible gracias a la confluencia de personalidades que tenían inquietudes intelectuales similares y que se interesaban profundamente por unos mismos temas. El grupo fue fundado, en septiembre de 1948, por los pintores Joan José Tharrats, Antoni Tápies, Modest Cuixart y Joan Pont, y los escritores Joan Brossa y Arnau Puig. Pocos meses después, en enero de 1949, se adhirió al grupo el escritor Juan Eduardo Cirlot. El trabajo más significativo fue la publicación de la revista Da u al Set, cuyo primer número fue en septiembre. A través de algunos ejemplares de Dau al Setes fácil detectar la influencia de las más avanzadas publicaciones de las primeras vanguardias, fundamentalmente del Dadaísmo y del Surrealismo. También pueden establecerse importantes cone xiones con la célebre publicación alemana del Expresionismo, el Almanaque de Der Blaue Reiter, sobre todo desde el punto de vista del contenido. En este aspecto, la revista Dau al Set constituye un claro ejemplo de integración de todas las artes. Siguiendo la idea de Kandinsky de que el almanaque debía incluir mani festaciones de arte infantil, popular, amateur y primitivo, Dau al Set abrió sus páginas a textos e imágenes del mundo del cine, del jazz, de las fiestas popu-lares y tradicionales, además de, como es lógico, los textos de sus escritores y las ilustraciones de sus artistas.Queda constancia asimismo del interés que los miembros de Dau al Set sentían por la música contemporánea, así como por el arte de vanguardia. Entre los artistas que más influyeron en los pintores del grupo catalán se hallan, en primer lugar, Joan Miró y Paul Klee; también Max Ernst, André Masson, o incluso cierta obra de Salvador Dalí.Hablar de un arte Dau al Set es lícito siempre y cuando se considere globalmente como manifestación opuesta a la tradición imperante en el estado español desde que finalizara la guerra civil hasta la configuración del grupo, en 1948. En el seno de Dau al Set, Tharrats efectuó un tipo de obras bastante distintas a las del resto de los miembros; Pon, por su parte, había iniciado ya un lenguaje onírico surreal antes de incorporarse al grupo. Cuixart efectuaba dibujos y pinturas en las que afloraban a la superficie elementos propios de un mundo mágico, en tanto que Tápies realizaba obras en las que luces fosforescentes y colores cálidos se adueñaban de los extraños personajes que, indudablemente, remitían a una iconografía fantástico-surreal, propia del surrealismo tardío, gracias al cual los artistas pudieron adquirir conciencia de la necesidad de una ruptura con la tradición para poder iniciar algo verdaderamente innovador. Volvieron la mirada a París y comprendieron que el Surrealismo como movimiento pertenecía ya al pa-sado y que, en cambio, existían otras modalidades artísticas nuevas que respon-dían plenamente a la mentalidad de la época.De ese modo, comenzaron progresivamente a situarse en el seno de la experimentación con nuevos materiales y técnicas que les llevarían a adoptar el lenguaje informalista que en aquellos momentos se hallaba vigente en Europa.De todos los artistas de Dau al Set, Antoni Tápies (1923) fue quien inició, ya a fines del año 1952, una trayectoria claramente adscrita al informalismo matérico. Las obras realizadas por él durante los años cincuenta y parte de los sesenta es-tán efectuadas empleando un procedimiento mixto que da lugar a unas materias densas con aspecto rugoso y áspero. Tápies las obtenía mezclando polvo de mármol triturado con aglutinante y pigmentos en polvo. Este empaste denso se colocaba sobre el soporte y después se trabajaba, utilizando la técnica del gra-ttage o bien añadiendo algún elemento por collage. De ese modo, las texturas son extraordinariamente complejas y llegan a presentar una apariencia de relieves. En la obra del período estrictamente informalista, Tápies elimina todo elemento de carácter figurativo, y tan sólo se pueden observar ciertos signos, como la cruz en forma de «T» o de aspa, algunas extrañas e ilegibles grafías o bien manchas y goteados que se reparten por ciertas zonas de la pintura para convertirse en centros de atención.Uno de los aspectos más característicos de la obra tapiana informalista es el cromático. Tápies siempre prefirió emplear colores afines a los tonos. de la tierra. El blanco sucio, que integra determinadas cantidades de ocre, beige o tonos sal-món, es quizás el más característico de toda una época en la trayectoria del artis-ta. Sin embargo, también existe gran cantidad de pinturas, las correspondientes a fines de los cincuenta, en las que el común denominador lo constituye el empleo del negro, que casi nunca aparece puro. Se trata más bien de diversas tonalida-des de gris con distintas intensidades. En el fondo, puede hablarse de una casi ausencia del color durante unos años en la obra tapiana, hecho que, sin duda, confiere al conjunto un carácter de marcada austeridad.En torno a 1962-1963, Tápies comenzó a integrar en su pintura matérica ele-mentos del entorno cotidiano, a pesar de que éstos quedan siempre supeditados al conjunto informal. Ese acercamiento progresivo a la realidad tuvo como resulta do el hecho de que la obra de Tápies llegase a apartarse, a fines de la déi2ada; de la estética informalista para aproximarse a otras modalidades como puedan ser el conceptualismo o bien el propio Arte Povera. Comenzó entonces una etapa en la que el artista renunció al tipo de trabajo que siempre le había caracterizado y empezó a efectuar obras en las que lo esencial es el objeto descontextuali-zado. La manipulación y metamorfosis de tales objetos se produce al conju-garlos con materiales que, cada vez más, se convertirían en elementos constan-tes en la evolución del artista, como la paja, las sábanas y ciertos materiales de desecho -papeles, cartones, trapos, cuerdas, etc.- que remiten a los collages de la etapa previa a Dau al Set del propio artista.Tras este período, bastante largo y en el que puede afirmarse que la reflexión impera sobre la ejecución, Tápies reemprendió su trayectoria pictórica a inicios de los años ochenta. En la pintura de esta etapa se aprecia cuán esenciales fueron sus logros de la época informalista, pues existen muchos aspectos, sobre todo el gusto por las materias con calidades texturales importantes, que vuelven a constituir un objetivo esencial para el pintor. Por otro lado, Tápies ha efectuado también en los últimos años varias incursiones en el ámbito de la escultura y ha realizado piezas en materiales diversos que, por el tratamiento a que han sido sometidos y por los signos que aparecen en ellas integrados, demuestran su vinculación a la obra pictórica del artista, sin duda la más significativa.Otro de los miembros, Modest Cuixart (1925) comenzó a apartarse de la figuración surreal hacia 1955, tras una estancia en Lyon. De esa época datan una serie de pinturas en las que lo esencial es la materia de que están he-chas, así como el trabajo de grattage efectuado en ellas. Al emplear la técnica de la encáustico, Cuixart obtenía unas materias bastante gruesas y de calidad lus trosa. Los colores se caracterizan también por su austeridad, pues prevalecen los neutros o las gamas oscuras. Muy poco después, el artista comenzó a integrar materiales heterogéneos extra-pictóricos, como tubos, cuerdas o elementos de plástico. Generalmente aparecen plenamente integrados en la pintura, embadur-nados de material y metamorfoseados.Afines de la década de los cincuenta llevó a cabo una serie de pinturas efec-tuadas con la técnica del dripping (goteo directo del tubo), en las que los entrama dos lineales se distribuyen esencialmente en la zona central de la composición. Los fondos suelen ser oscuros y, en cambio, los goteos presentan brillos metá-licos, pues contienen purpurinas. Lentamente, desaparecen los entramados para dar paso a unas configuraciones más regulares que, a modo de discos, cubren detenninados puntos de la superficie. En esta época Cuixart no sólo utiliza tonali-dades oscuras para los fondos, sino que abre la paleta e integra rojos vivísimos, granates, azules, que contrastan vigorosamente con las zonas en las que se hallan los elementos metalizados.En 1962, el artista comenzó a realizar osado-assemblages al adherir a sus pintu-ras muñecas rotas y quemadas, junto a otros materiales de desecho. Surgen o-bras de gran fuerza expresiva en las que los contrastes se acentúan al máximo. Tras este período, que duró dos años, Cuixart retornó a la figuración, abando-nando el informalismo matérico. Su actividad, durante los últimos años, se caracteriza por el hecho de que vuelve a emplear ciertos materiales que había utilizado en su etapa informalista, aunque no abandona del todo la figuración. 62 En cuanto a Joan Josep Tharrats (1918), su principal aportación a la pintura infor-mal en Cataluña fue descubrir y utilizar la técnica de la maculatura. Como su nombre indica, dicha técnica se basa en el empleo de la mancha como elemento esencial en la pintura. Las calidades logradas por el artista son realmente muy ricas y cambiantes. A ello contribuye de manera decisiva el hecho de que Tharrats siempre ha sentido gran interés por trabajar con amplias gamas cromáticas, influi do por las obras del modernismo catalán, y, en especial, por Gaudí. Tharrats sien te una especial atracción por el espacio, por los mundos desconocidos. Mucho antes de que se obtuvieran fotografías de otros planetas, el artista ya realizaba obras que semejaban paisajes de remotos lugares. La obra de Tharrats ha sido siempre no figurativa y, desde un punto de vista técnico, no ha experimentado demasiadas variaciones, motivo por el cual no se distinguen en su trayectoria etapas muy distintas.Joan Pont (1927-1984) no abandonó nunca el lenguaje figurativo de tipo mágico que le caracterizaba. No llegó a verse influido por el informalismo europeo pues, en 1953, decidió marcharse a Brasil y no volvió a Barcelona hasta diez años más tarde.Apartir de mediados de los años cincuenta fueron muchos los artistas catalanes que se adhirieron a las distintas modalidades del lenguaje informalista. La ten-dencia que contó con más pintores adeptos fue la matérica. Es importante seña-lar que, en la mayoría de los casos, los artistas realizaron obras con técnicas y materiales propios, hecho que les confería total independencia con respecto a las realizaciones de otros pintores extranjeros. La investigación se convirtió en un factor indispensable en el ámbito artístico. Así, surgieron obras realmente signifi-cativas en este terreno, dotadas, muchas de ellas, de gran inventiva. Uno de los artistas que, durante los años que van desde 1958 hasta 1965 aproximadamen te, realizó una de las obras más impactantes fue Josep Guinovart (1927). Em-pleando madera como soporte para sus pinturas-collage, Guinovart logró unas calidades texturales inigualables. Muchas veces utilizaba el fuego para quemar determinadas zonas de la superficie de los cuadros y, de ese modo, las ennegrecía. El carácter detrítico, por otra parte, llegaba mucho más lejos de lo que el propio Schwitters había conseguido.Daniel Argimon (1929) también amplió enormemente las posibilidades del collage al introducir todo tipo de telas y puntillas viejas en sus pinturas. Al mismo tiempo, el uso de una amplia gama cromático le apartaba de las soluciones de otros artistas matéricos. No pueden dejar de mencionarse joan Vilacasas (1920), con sus Planímetrías, y Amélia Riera (1934), que, aunque trabajó durante poco tiempo en el seno de la pintura informalista, cuando lo hizo se distinguió por su marcada austeridad al emplear sólo los negros y grises oscuros para elaborar sus materias.La pintura gestual también contó con representantes en Cataluña. Entre ellos destaca Joan Hernández Pijoan (1931), que pintaba en grandes formatos con pinceladas muy amplias y perceptibles. Por lo general, su obra de este período, al igual que la de etapas posteriores, se distingue por su marcado sentido de austeridad, tanto en el empleo del color como en los restantes aspectos formales. Por su parte, Romá Vallés (1923) siempre se ha sentido atraído por la integración de la pincelada gestual en fondos más o menos lisos, sobre los que destacan con gran vigor los trazos dinámicos. August Puig (1929) trabaja en la vertiente tachis-ta. Su obra obedece a un peculiar modo de concebir la pintura, integrada por grandes manchas en las que se funden diversos colores para configurar super-ficies que semejan zonas de paisajes ignotos. La pintura especialista se halla representada por Albert Ráfols-Casamada (1923), que realizó, entre 1959 y 1963, unas pinturas de formato bastante grande en las que se advierte la influencia de la concepción espacial y cromático del norteamericano Mark Roth-ko. Más tarde, se introduciría en un terreno absolutamente distinto, marcado por el contacto con la realidad, y surgirían una serie de pinturas-collage en las que integraba elementos del entorno. Tras este período, Ráfols-Casamada trabajará dentro de una línea muy personal, lejos ya del lenguaje puramente informalista, y se preocupará fundamentalmente por cuestiones relativas a la composición y al color. Las tonalidades obtenidas por el artista revelan un dominio absoluto en la conjugación de gamas para obtener unos resultados cargados de lirismo.Un artista muy distinto dentro de esta misma vertiente fue Joaquim Lluciá (1929-1973), cuya tarea se caracterizó por el empleo de materiales absolutamente nuevos dentro del ámbito de la pintura, como el papel de plata o el latón. Traba jado por grattage, el primero produce, gracias a la reverberación lumínica, unos efectos cambiantes extraordinarios. En cuanto al latón, aparece siempre trabaja-do por percusión y contrastando con las superficies pintadas monocromáticamen-te en colores oscuros.Existen otros muchos artistas que también deberían citarse, a causa del interés que presenta su obra, como los extranjeros afincados en Barcelona Will Faber, Norman Narotzky, Erwin Bechtold, Enrique Tábara o Hsiao Chin, quienes durante algún tiempo efectuaron obras plenamente informalistas. Este hecho corrobora la idea de que el informalismo se convirtió en el único modo de expresión para un buen número de artistas.España fue, desde luego, un lugar muy apropiado para el desarrollo del Informa-lismo, pues no sólo hubo representantes significativos de dicha corriente en Cataluña, sino que, en otros lugares del estado, también aparecieron artistas que, de manera aislada o constituyendo grupos, adoptaron lenguajes en los que la materia, el gesto o el espacio eran los aspectos primordiales. Hay que tener en cuenta que algo parecido a lo que ya se ha comentado en rela ción con Cataluña sucedió en el resto del estado español. Tras la guerra civil, el deterioro de las actividades relacionadas con el arte era evidente y el régimen franquista no favorecía precisamente la aparición de un arte rupturista. No obs-tante, interesaba que en el extranjero se creyera que el estado sí evolucionaba hacia vías de renovación artística y, por este motivo, se crearon premios y se dieron facilidades para que algunos artistas españoles importantes pudiesen participar en certámenes extranjeros.
Por otro lado, los artistas no se interesaban por el arte figurativo y tradicional, si-no por todo aquello que comportase innovación y supusiera una clara relación con lo que en aquellos momentos se estaba haciendo en otros lugares de Europa o de Norteamérica. En algunos viajes que los artistas españoles pudieron hacer, gracias a la concesión de becas como las del Instituto Francés, tuvieron la oportunidad de conocer de cerca lo que se consideraba como plena vanguardia en París. Fueron muchos los grupos que surgieron a partir de la experiencia ini-cial que llevaran a cabo los artistas de Dau al Set. Concretamente, en Madrid se fundó el grupo El Paso, en febrero de 1957. En el momento inicial, los miembros fundadores que firmaron el manifiesto en el que daban a conocer sus objetivos fueron los artistas Rafael Canogar, Luis Feito, Juana Francés, Manolo Millares, Antonio Saura, Manuel Rivera, Pablo Serrano y Antonio Suárez, y los críticos Manuel Conde y José Ayllón. No obstante, pocos meses después, cuatro miembros abandonarían el grupo: Serrano, Francés, Suárez y Rivera.Saura escogió el nombre del grupo en recuerdo del grupo expresionista alemán Die Brücke (El Puente). Una de las actividades que, desde sus comienzos, llevó a cabo El Paso fue la de organizar exposiciones, con objeto de dar a conocer sus manifestaciones artísticas y, de ese modo, contribuir a vigorizar el arte contem-poráneo en España, Una de estas exposiciones, en la que Canogar, Feito, Milla-res y Saura participaron junto a Tápies, Tharrats y Vilacasas fue organizada por la Sala Gaspar de Barcelona en 1957, bajo el título Otro Arte, cuya presentación correría a cargo del propio Michel Tapié. Al lado de las obras de todos los artistas mencionados podían verse las de algunos extranjeros, sumamente importantes y conocidos, como Pollock, De Kooning, Wols, Fautrier, Mathieu, Burri o Appel, en-tre otros. Esta exposición pasó más tarde a la Sala Negra de Madrid. Su eco fue realmente importante y, después de su celebración, pudieron comprobarse sus repercusiones. Muchos artistas que, en 1957, aún no se habían decidido a aban-donar la pintura figurativa, replantearon su trayectoria al contemplar la muestra de aquel arte absolutamente innovador.Dos años después de la fundación de El Paso, la revista dirigida por Camilo José Cela, Papeles de Son Armadans, dedicó todo el número de primavera al grupo, integrando el manifiesto definitivo una biografía completa de cada artista y una presentación del crítico Juan-Eduardo Cirlot. Contenía, asimismo, numerosas ilus traciones efectuadas por los propios artistas.Hay que advertir que, si bien la obra de los componentes de El Paso se sitúa claramente en el seno del informalismo, poco o nada posee en común con las realizaciones de los artistas catalanes. Prevalece en Madrid un lenguaje gestual, más influido por el Expresionismo Abstracto norteamericano que por el arte de los representantes de la escuela de París. Esto constituye, sin duda, un elemento diferencial significativo a la hora de valorar las distintas aportaciones del Informalismo en España.El único artista que se decantó claramente, desde los inicios, por un tipo de manifestación matérica fue Manuel Millares (1926-1972), que se había instalado en Madrid en 1955, procedente de Las Palmas de Gran Canaria. Se dedicaba al arte desde hacía aproximadamente diez años y en Canarias había desarrollado una importante tarea al ser cofundador del grupo L.A.D.A.C. (Los Arqueros del Ar te Contemporáneo), además de fundador y director de la colección Los Arqueros en 1950. Mantuvo contacto constante con el crítico Eduard, o Westerdahl y participó en la apertura del museo de arte abstracto de Tenerife, que llevaba el nombre del citado crítico. A esta etapa corresponden una serie de pinturas, las denominadas Pictografías canarias, en las que Millares deja percibir la influencia de la obra de Klee y de Miró al realizar un tipo de obra abstractiforme en la que se ven determinados signos y esquematizaciones de personas y cosas. Utiliza colores vivos y contrastados que confieren a las obras un carácter plenamente vitalista. Su actividad dentro de El Paso nada tiene que ver con su obra anterior, pues Millares se decanta por la realización de unas pinturas sobre telas de arpillera recosidas, en las que los colores aparecen totalmente restringidos. Existen muchas obras en las que el artista canario sólo utiliza el negro con cierta cantidad de blanco, siempre puros. En otras obras integra algo de rojo o de anaranjado. Sus pinturas producen un desasosiego inmenso y responden a una visión desgarrada del mundo.Lentamente va incorporando grafismos ilegibles en algunas zonas de las composiciones, a las que habitualmente pone títulos que, por uno u otro motivo, hacen referencia a la muerte.Antonio Saura (1930) presentó sus primeras pinturas gestuales en blanco y negro en Madrid, en 1956. Desde hacía tres años residía en Paris y conocía la obra de los grandes representantes del informalismo europeo, así como la de los artistas americanos. En su pintura abstracta-informal del primer período, que na-da tiene en común con sus realizaciones de inicios de los años cincuenta en las que se percibe una clara influencia del Surrealismo, existe una marcada tenden-cia a restringir al máximo todos los elementos formales. Fundamentalmente el color, pues el artista sólo emplea el blanco y el negro sobre telas de gran for-mato. Poco a poco, Saura irá introduciendo ciertas gamas -ocres, beiges, rosas, malvas, azules- que, combinadas con los neutros, junto con el vigor gestual de las pinceladas, recuerdan ciertas obras de Picasso. Comienza a apartarse del informalismo estricto hacia 1962, cuando se decanta por realizar pinturas figurativas. Rostros de personajes, trabajados en serie, inundan las telas. De todos modos, Antonio Saura no dejará nunca de trabajar dentro de la vertiente del gestualismo, y se interesará también por la obtención de unos empastes de acusada textura en determinadas zonas de la pintura. Una pintura gestual muy diferente a la de Saura es la ejecutada por Rafael Canogar (1935), cuya familia se instaló en Madrid en 1944, procedente de Tole-do. Desde muy joven se interesó por la pintura y entró a trabajar en el taller de Vázquez Díaz, recibiendo, al principio, una influencia clara de la obra de ese artista. Pronto se interesó por el lenguaje innovador de las vanguardias y en 1955 inició la trayectoria abstracta que le conduciría al lenguaje infonnalista. Canogar también trabaja en formatos grandes, pero sus pinceladas se hallan siempre mucho más cargadas de empaste que las de Saura y en sus pinturas se observan zonas mucho más elaboradas que otras, que suelen coincidir con las partes centrales de los cuadros. Al igual que sus compañeros de grupo, prefiere emplear los neutros -negro, blanco y gris- a otros colores, aspecto que, sin duda, confiere gran austeridad a su obra.
Luis Feito (1929) combina lo abrupto de densos empastes de materia con la energía de ciertas pinceladas gestuales en una obra que se caracteriza por el empleo de colores exaltados, como el rojo, junto al blanco y el negro. En ciertas pinturas, el color blanco se emplea casi en estado puro, aspecto que confiere una extraña luminosidad a estas composiciones.Al poco tiempo de haberse constituido el grupo El Paso, se incorporó a él el escultor canario, amigo de Millares, Martín Chirino (1925), que se había afincado en Madrid poco antes. A inicios de los años cincuenta había efectuado numero-sos viajes por Europa, y había estudiado obras de arte de diversas épocas. Su obra escultórica más representativa está constituida por una espiral de hierro que data de 1959 y será, a partir de entonces, una constante en su trayectoria escul-tórica. En relación a Manuel Rivera (1927) cabe decir que su obra se halla dentro de la experimentación entre la pintura y la escultura, pues para su trabajo emplea redes metálicas, apoyadas mediante clavos sobre telas pintadas de distintos colores. Manuel Viola (1919), por su parte, desarrolla una actividad pictórica en la que gestualismo y tachismo se unen para dar lugar a unas obras en las que la intensidad y el aspecto cambiante del color proporcionan un extraordinario dinamismo.El grupo El Paso se disolvió en 1960, pues los artistas que lo integraban creyeron que las metas esenciales que como grupo se habían propuesto ya se habían alcanzado. A partir de entonces debían abrirse camino como individualidades, buscando vías nuevas que les permitieran seguir con la investigación y la cons-tante experimentación.El hecho de que tanto en Madrid como en Barcelona hubiese artistas importantes que trabajaban en el seno del Informalismo facilitó la aparición de nuevos grupos en otros lugares del estado español, cuya tarea se caracterizó por el hecho de seguir la senda abierta por los pioneros. Cada vez fueron más numerosos los artistas que, pese a las enormes dificultades con las que se enfrentaban para llegar a un público amplio, decidieron adoptar un lenguaje abstracto informal. No resultaba fácil, pues existían pocas galerías dispuestas a mostrar su pintura o su obra escultórica. Por otra parte, la crítica tampoco estaba, en general, demasiado a favor de un arte que no comprendía y que, en no pocas ocasiones, concebía como un auténtico fraude. Sólo algunos críticos defendieron el arte informalista, como Juan-Eduardo Cirlot (el más comprometido en esta defensa); pero también Alexandre Cirici, Cesáreo Rodríguez-Aguilera, José Corredor Matheos y José María Moreno Galván escribieron textos y artículos que ayudaron a difundir y a ir penetrando en el arte informalista.
Expresionismo Abstracto norteamericano
Durante los años en que tuvo lugar la segunda guerra mundial, el arte de van-guardia en EE.UU. alcanzó su propia identidad. Los factores que contribuyeron a ello eran de índole muy diversa, pero el esencial fue, quizás, el deseo de los jóvenes artistas americanos de desvincularse de las influencias provenientes de Europa y crear, de ese modo, un lenguaje con características propias.Para comprender el proceso que condujo a la configuración de ese lenguaje de-be tenerse en cuenta la situación artística norteamericana en los años que pre-cedieron al gran conflicto bélico. Había transcurrido ya mucho tiempo desde las primeras experiencias vanguardistas relacionadas con la exposición del Armory Sbow en Nueva York, en 1913. Las primeras vanguardias se conocían, en los años veinte, a través de publicaciones, o gracias a actividades destinadas especí ficamente a promover el interés por el arte contemporáneo, como las llevadas a cabo por la Société Anonyme, fundada por Katherine Dreier y Marcel Duchamp.En 1929 se abrió en Nueva York el museo de Arte Moderno, bajo la dirección de Alfred J. Barr Jr. quien, a partir de ese momento, se interesó en dar a conocer no sólo los grandes representantes de las primeras vanguardias, sino también los últimos «ismos» del siglo pasado. El gran acierto de Barr estribó en comprender que sin hacer referencia a los precursores mal se podía entender el arte de las primeras décadas del siglo xx. Por otra parte, se preocupó también de que el nuevo museo contara con piezas decisivas de un artista que, en aquellos mo-mentos, gozaba ya de gran prestigio y reconocimiento en EE.UU.: Pablo Picasso. Así, no resulta extraño que en la obra de la mayoría de artistas jóvenes que iniciaron su trayectoria en los años treinta, se percibieran influencias de Picasso, tanto de la etapa cubista como de la posterior, en la que confluían elementos propios del esquematismo con otros procedentes de la revitalización de un lenguaje clásico, en el que formas y temas remitían al mundo grecorromano.Uno de los factores que contribuyeron de manera decisiva a que las vanguardias se introdujeran plenamente en el ámbito artístico norteamericano fue el hecho de que muchos artistas europeos emigraran a EE.UU. durante la década de los treinta. Baste recordar que la famosa escuela de la Bauhaus en Alemania cerró sus puertas en 1933 con el advenimiento del régimen nazi. A partir de ese momento fueron muchos los arquitectos, pintores y escultores que, sin posibili-dades para salir adelante en su país, se trasladaron a Norteamérica. Cabría citar, entre los más significativos, a los arquitectos Walter Gropius y Ludwig Mies van der Rohe; al polifacético artista László Moholy-Nagy, que llegó a fundar en Chi-cago la New Bauhaus; y a los pintores Josef Albers y Hans Hof-mann. La tare a docente desarrollada por todos ellos tuvo gran repercusión en la formación de no pocos artistas americanos. Hofmann, concretamente, había residido en París en los años anteriores a la primera guerra mundial y allí había entrado en contacto con numerosos pintores y escultores fauves y cubistas. En realidad, fueron sus enseñanzas, más que su propia pintura, las que influyeron en los jóvenes artis-tas. Por otra parte, además de los artistas alemanes, el pintor francés Fernand Lèger se trasladó a EE.UU. a inicios de los años treinta para dar diversas confe-rencias en distintas universidades americanas.Cuando se declaró la guerra en 1939 y un año después París fue tomada por los alemanes, el grupo surrealista emigró a los Estados Unidos. Algunos se habían marchado incluso antes de la toma de la capital francesa.Así, a inicios de los años cuarenta se hallan en EE.UU. artistas representativos de corrientes diferentes: Breton, Dalí, Ernst, Masson, Tanguy, Matta, surrealistas; Léger, Ozenfant y Mondrian, representantes de la abstracción; y los escultores de tendencia cubista, Lipchitz y Zadkine. Este traslado entrañó el traspaso de la capitalidad artística de París a Nueva York.Las exposiciones de arte surrealista y abstracto que se llegaron a efectuar en Nueva York en la década de los cuarenta fueron realmente decisivas, pues con-tribuyeron a difundir el arte contemporáneo con relativa rapidez. No sólo las instituciones se encargaron de organizar muestras de ese tipo de arte, sino que comenzó a tener importancia la tarea de las galerías dedicadas a las vanguar-dias. La más significativa fue la que abrió Peggy Guggenheim, casada por aquel entonces con Max Ernst, en 1942. La llamaron Art of bís Century y en ella expusieron su obra artistas como Pollock, Baziotes, Motherwell, Rothko, Still y el propio Hofmann.Antes de que el Expresionismo Abstracto comenzase a cobrar importancia como lenguaje artístico, existían en EE.UU. diversas corrientes en las que trabajaban artistas muy distintos. Durante los años treinta surgieron algunos artistas abstrac tos, entre los que destacaban principalmente Stuart Davis y Milton Avery. Ade-más, en 1936 se constituyó el grupo AAA (Artistas Abstractos Americanos) que, en total desacuerdo con las directrices surrealistas, desarrolló un tipo de arte un tanto ecléctico, en el que se percibían influencias muy heterogéneas. Entre los artistas admirados por el grupo se hallaban -aparte de Picasso, cuyo valor era reconocido por todos Kandinsky, Klee, Arp, Miró y Léger. Como quiera que sus aportaciones fueron bastante escasas, el grupo como tal desapareció pronto, en 1940, pues en esa época empezaban ya a perfilarse los nuevos valores.Surgieron otros grupos, y, entre ellos, el que más trascendencia tendría, debido a los artistas que lo constituyeron, fue The Ten. Los fundadores, Mark Rothko y Adolfo Gottlieb serían, más tarde, dos de los grandes representantes de la corriente expresionista abstracta.En otro grupo se incluyeron pintores como Stuart Davis, Arshile Gorky, Willem De Kooning, David Smith y John Graham. Este último, al igual que Hofmann, estaba muy interesado por el psicoanálisis y se dedicó a estudiar no sólo las teorías de Sigmund Freud, sino también las de Carl Gustav Jung. Estos conocimientos tuvieron amplia repercusión en otros artistas; así, a través de Graham, Rothko y, especialmente, Pollock se interesaron por el pensamiento junguiano. Por otra parte, este interés conduciría a Pollock a adoptar técnicas relacionadas con el automatismo surrealista.No obstante, a pesar de la existencia de un buen número de artistas interesados por el lenguaje renovador de las vanguardias, la crítica no vio con demasiados buenos ojos las actividades de todos ellos. En el fondo, prefería la obra de uno de los artistas tradicionales con que contaba la pintura norteamericana, Edward Hopper, en cuyos cuadros figurativos y realistas aparecían escenas fácilmente identificables con la manera de comportarse de los propios americanos.Algunos artistas, sin ser todavía claros exponentes del movimiento expresionista abstracto, pueden considerarse como precursores del mismo, puesto que en su trayectoria se operó una transformación similar a la que tuvo lugar en la pintura norteamericana que cubre el período de los años treinta y los comienzos de la década siguiente. Se produjo un proceso en el que las influencias procedentes del Cubismo y de la Abstracción se abandonaron, para adoptar un lenguaje basa-do en una simbiosis entre Abstracción y Surrealismo, El caso más claro de este tipo de evolución es el de Arshile Gorky (1904/48). En tomo a 1925, Gorky comenzó a pintar composiciones con un lenguaje tomado del Impresionismo, para, algo más tarde, inclinarse hacia la influencia de Cézanne. Ésta le condujo a valorar el Cubismo, especialmente la modalidad sintética. La obra de Picasso, Braque y Gris pasó a constituir un verdadero punto de referencia para Gorky. Más tarde, ya en la segunda mitad de los años treinta, recibió influencias de las composiciones bíomórficas de Miró, y también se sintió atraído por la obra automática de Masson y Matta.Puede afirmarse que, hacia 1942, había conseguido un lenguaje totalmente pro-pio, caracterizado por la independencia del dibujo con respecto a las manchas de color que aparecen a modo de áreas irregulares. Las tonalidades son evanes-centes y cambiantes; a veces presentan calidades un tanto transparentes. En sus peculiares abstracciones, Gorky mezcla elementos provenientes de la naturaleza con otros imaginados, y logra crear un mundo absolutamente personal.Por su parte, William Baziotes (1912/63) comenzó a utilizar la técnica automá-tica, hacia 1941, para pintar abstracciones de carácter biomórfico en las que, en ocasiones, se aprecian elementos propios de una iconografia mitológico, tal y como ocurre en su obra Cyclops. Muchas de las imágenes reflejadas por Baziotes en su pintura son un claro exponente de su gran interés por el mundo submarino, Tanto los extraños seres que aparecen en ellas como los colores y tonalidades empleados -verdes, azules y violetas- corresponden al mundo artístico.Otro artista precursor del Expresionismo Abstracto es Mark Tobey (1890-1976), que había vivido durante un tiempo en Japón y estaba muy influido por la caligrafía oriental, así como por el pensamiento y la cultura zen. Sus obras cono-cidas bajo el nombre genérico de White Writings, que datan de 1942, anticipan, según Michel Tapié, el lenguaje informalista. En ellas la superficie de las tela se llena de signos filamentosos de carácter abstracto, en tonos blanquecinos que contrastan con los colores oscuros empleados para el fondo. El año 1947 puede considerarse como la fecha de inicio del Expresionismo Abstracto Norteamérica-no, cuando los representantes de este movimiento se liberan de influencias forá-neas para crear un lenguaje propio. No obstante, el período en que se gestó coincidió con el desarrollo de la segunda guerra mundial, igual que el informalis-mo en Europa. Por este motivo, ambas corrientes poseen muchos puntos en co-mún. Lo esencial es quizá su carácter marcadamente antropocentrista, que aflo-ra en todas y cada una de las obras de los artistas. En ese sentido, tanto una ten-dencia como otra se nutren de la tradición romántico-simbolista, y las o-bras que resultan poseen los rasgos de las personalidades que las crean. Así, el Expresio nismo Abstracto deja traslucir los estados de ánimo de los pintores y las obras se convierten en vehículo para expresar las más diversas sensaciones. La angustia, la rabia, el dolor aparecen muchas veces contenidos en los intensos goteos de Pollock o en los brochazos de De Kooning. El ser humano vuelve a vivir los horro res de una guerra. En ocasiones, sin embargo, se percibe una tendencia a esca-par de lo horrible para sumergirse en la tan anhelada espiritualidad kandins-kyana. Éste sería el caso de Rothko y su exaltación anímica a través del color.Al igual que ocurriera con el informalismo europeo, el arte expresionista abstracto norteamericano partió de las experiencias de Wassily Kandinsky de los años en torno a la primera guerra mundial. La serie de obras conocidas como improvisa-ciones fueron realmente decisivas para la mayoría de artistas. Un año después de la muerte de Kandinsky, en 1944, el Museo de Arte Moderno de Nueva York organizó una muestra retrospectiva del gran artista abstracto. Además, se publi có en inglés su obra De lo espiritual en el arte (1911), en la que Kandinsky sos-tenía que toda manifestación artística provenía de una necesidad interior. En el fondo, esta misma idea era compartida por los informalistas y por los expresio-nistas abstractos. Si bien conceptualmente la obra de Kandinsky puede considerarse como un claro precedente de los movimientos mencionados, desde un punto de vista formal y técnico no resulta tan clara su influencia. En los años en torno a la guerra, Kandinsky había realizado numerosas pinturas abstractas, dotadas de gran libertad -muy distintas a las que más tarde efectuaría en el seno de la Bauhaus-, pero en ningún momento se sintió tentado a utilizar el collage o bien empastes gruesos que otorgasen a las superficies una textura importante. En cambio, para los artistas de las tendencias informalista y expresionista abstracta sí fue decisiva la incorporación de técnicas que permitiesen obtener calidades y grosores acusados. Se trataba, ante todo, de dejar bien patente la huella del artista. Las pinceladas, los chorreados y goteos se convierten, de este modo, en auténticas marcas que no sólo denotan la presencia del artista, sino que dejan traslucir incluso sus propias sensaciones y emociones. Sus pensa-mientos, sus pasiones, en suma, sus experiencias, pasan a configurarlas telas de un arte que puede no gustar, pero que jamás deja indiferente,En EE.UU. aparecieron dos modalidades diferentes dentro del Expresionismo Abstracto, tal como sucedió en Europa con el Informalismo, que contó también con diferentes subtendencias. En América, los pintores actuaron principalmente en el denominado gestualismo y en la creación de las llamadas color-field-paintings (pinturas de superficie-color).Fue en 1947 cuando Pollock (1912/56) realizó su primera pintura con dripping (goteo), y comenzó con ella su trayectoria expresionista abstracta. Lejos queda-ban ya sus estudios con Thomas Hart Benton en la Arts Students League de Nueva York, entre 1930 y 1932. Gracias a Benton, Pollock se interesó por los grandes maestros del pasado, y llegó a realizar copias de determinados artistas, como Miguel Ángel, El Greco o Rubens. Algo más tarde, empezó a familiarizarse con el empleo de nuevas técnicas -pistola, aerógrafo- y materiales sintéticos.Toda su vida estuvo marcada por la adicción al alcohol y, ya en 1937, hubo de internarse en un sanatorio para llevar a cabo un tratamiento que le permitiera vencer el alcoholismo. Gracias a la terapia psiquiátrica, pasó épocas muy bue-nas, en las que su capacidad creativa alcanzó su punto culminante. A fines de los años treinta se interesó profundamente por la obra de los muralistas mejicanos, Orozco, Rivera y Siqueiros. Hay que tener en cuenta que este último había funda do, entre 1936 y 1937, un taller experimental en Nueva York, y que Diego Rivera había tenido una exposición muy significativa en el Museo de Arte Moderno, entre 1931 y 1932, y que tan sólo un año después había pintado un mural para el Rockefeller Center. En cuanto a José Clemente Orozco, había realizado un mural por esas mismas fechas para el Dartmouth College que fue muy visitado.Así pues, Pollock conocía la obra de los artistas mejicanos, y la había visto directamente del natural. De todos modos, más que experimentar una influencia directa de los muralistas», relacionada con la iconografía por ellos representada, Pollock se interesó fundamentalmente por la composición, así como por los grandes formatos de sus pinturas. Entre 1942/47, Jackson Pollock realizó obras figurativas, en las que se rastrean sin dificultad influencias de distintas proceden cias. Por un lado, aparece un buen número de pinturas en las que se pone de ma nifiesto el interés suscitado por la obra de Picasso, tanto desde el punto de vista del esquematismo, como por el carácter libre y suelto de los trazos. Por otro lado, se advierten factores que conectan con la obra de Kandinsky, Miró y Masson, sobre todo por las gamas cromáticas empleadas. junto a este tipo de influencias, relacionadas con las vanguardias europeas, se pueden apreciar elementos que conectan con el arte primitivo de los indios navajos de América del Norte. El pro-pio Pollock diría que había visitado a los indios en sus reservas y les había visto efectuar sus célebres pinturas de arena. Esta actividad de los indios le atraía no sólo por los resultados obtenidos, sino también desde un punto de vista concep-tual. Para los primitivos, este tipo de acciones formaba parte de un ritual determi-nado y, por consiguiente, esas pinturas poseían una función específica en el se-no de su sociedad. Pollock intentaba crear asimismo un ritual, del que la o-bra for mase parte. De ahí surgiría su experiencia de la Action Painting, según la 81, 82, 83 denominaría el crítico Harold Rosenberg en ArtNews, diciembre de 1952.La Action Painting implica estar literalmente dentro de la obra, pues el artista tra-baja siguiendo un sistema absolutamente novedoso. Pollock -a partir de 1947- co locaba en el suelo del taller grandes lienzos sobre los que vertía la pintura por go teo, empleando unos cubos que previamente había perforado. La febril acción gestual de su brazo, que efectuaba sobre la tela los movimientos de vaivén más diversos, daba como resultado un denso entramado de líneas, dotadas de gran libertad. En ese momento desaparecieron de su obra los últimos vestigios figura-tivos, a la par que el artista decidía eliminar toda connotación ligada a los títulos de las pinturas. Pasó a llamar a sus obras de manera muy simple: «composición nº X». De este modo, el espectador se enfrenta a la pintura sin ningún dato que pueda limitar su amplio significado. Pollock aspiraba a la crea-ción de un arte universal en el que se unieran las características propias del mundo occidental y las del oriental, fundamentándose en la creencia de que existe una religión universal. Esta creencia conectaba con su gran interés por el esoterismo y las ciencias ocul tas. Se ha señalado, en ocasiones, que el estilo all-over (superficie completamen te llena) podría derivar de estas concepciones.Entre 1942/47 las obras de Pollock aludían a temas tempestuosos relacionados con la sexualidad animal, con los ritos nocturnos o las leyendas grecorromanas. Poco a poco, abandonó esas referencias y se concentró exclusivamente en el poder expresivo de las formas biomórficas,En determinadas ocasiones, Pollock no empleó solamente pintura para realizar sus inmensas obras, sino que introdujo ciertas cantidades de vidrios triturados mezclados con el empaste. Otras veces, además de la pintura sintética, empleó esmaltes y pintura metálica para obtener calidades texturales distintas. La obra de Pollock sorprende al verla al natural, pues en ella el color adquiere, junto a los gruesos dropings, un protagonismo absoluto. Prefería utilizar colores primarios que contrastaban violentamente entre sí y que, junto a las calidades metálicas de los goteados de aluminio, creaban asociaciones realmente insólitas. Muchas veces se ha apuntado que la pintura de acción constituye un precedente de los Happenings e incluso del Body Art.En 1953, Pollock abandonó la técnica del dripping, tras haber agotado literalmen-te todas sus posibilidades, y quedó sumergido en una depresión que casi le impe diría volver a pintar. Tres años más tarde moría, víctima de accidente de coche, a la edad de 44 años. La siguiente generación de artistas, la de los pops norteame-ricanos, lo consideraría siempre como el mejor de los representantes del Expre-sionismo Abstracto. La tarea de Pollock y su manera de trabajar se difundió en todo el mundo gracias a las fotografías y films realizados por Hans Namuth, que permiten apreciar la creatividad de la frenética acción pollockiana en tocla su potencia.Una actividad muy distinta a la de Pollock fue la llevada a cabo por el pintor de origen holandés Willem de Kooning (1904), cuya obra anterior a 1 1948 no debe considerarse como expresionista abstracta, sino como una síntesis de soluciones cubistizantes y elementos tomados del Expresionismo. A diferencia de la mayor parte de artistas pertenecientes a la corriente del Expresionismo Abstracto, cuya obra carece de figuración, De Kooning siempre fluctuó entre la pintura abstracta y la figurativa. En los años treinta y comienzos de los cuarenta, el artista realizó una serie de obras en las que los temas eran figuras humanas o naturalezas muertas. A partir de 1942, empleó el automatismo para efectuar unas obras en las que determinadas configuraciones geométricas se asociaban a otras de carácter biomórfico.El gestualismo de De Kooning era muy distinto al de Pollock, pues no empleaba el dripping, sino grandes brochazos mediante los cuales obtenía una acusada sensación de dinamismo. Algo más tarde, a comienzos de los años cincuenta, ini ció su serie de mujeres desnudas, en las que el elemento gestual sigue siendo muy importante. Las grandes figuras femeninas de De Kooning retoman la tradi-ción de las mujeres representadas por Picasso o por Chaim Soutine. Las figuras de de Kooning están formadas por violentos y fuertes trazos, con aspecto brutal y agresivo, y que presentan algunos puntos de contacto con las mujeres plasma-das por Karel Appel. Un artista significativo dentro del ámbito gestual es Franz Kline (1910/62), amigo de De Kooning, que trabajó casi ex clusivamente con blanco y negro. Sus trazos, gruesos y cargados de pintura, se reparten sobre las grandes superficies de las telas y logran transmitir la sensación de que se trata de alusiones a sus propias experiencias. Cabe mencionar también, dentro de este apartado del Expresionismo Abstracto, a artistas como james Brooks, Bradley Walker Tomlin y Philip Guston.Otra de las tendencias del movimiento expresionista abstracto norteamericano es la conocida como color-fieldpainting. Los artistas que trabajaron dentro de esta línea querían, esencialmente, investigar hasta el límite las posibilidades del color: interacciones cromáticas, contrastes, yuxtaposiciones de tonos, asociaciones de colores no efectuadas anteriormente... Los artistas más representativos de esta tendencia fueron los tres amigos Mark Rothko, Bamett Newman y Clifford Still. Si se observa la evolución de los tres artistas, resulta prácticamente imposible determinar cuál de los tres fue el primero en realizar pinturas de campos de color. Con toda probabilidad, experimentaron influencias recíprocas. No obstante, el que permaneció más fiel durante toda su trayectoria posterior a los hallazgos efectuados a fines de los años cuarenta fue Mark Rothko.Markus Rothkowitz (1903/70) había llegado a EE.UU. en 1913, procedente de Rusia, donde la vida resultaba extraordinariamente difícil para una familia judía. Tras graduarse y, al mismo tiempo, aprender música para tocar la man-dolina y el piano, Rothko -nombre que adoptaría a partir del año 1940- comenzó sus estu-dios superiores en las ramas de literatura y arte. Llegó a matricularse en la universidad de Yale, pero no concluyó en ella sus estudios, probablemente debi-do a difícultades económicas. En 1924, en Portland, entró en contacto con Josephine Dilion, la que fuera primera mujer de Clark Gable, y estudió arte dramático en su compañía teatral. Sin embargo, su experiencia como actor fue muy corta.Su trayectoria pictórica comenzó en los años veinte, de los que datan toda una serie de dibujos y acuarelas así como algunos óleos que corresponden a los años finales de la década. Pintó figuras humanas, escenas domésticas y vistas urbanas que poseen ciertos puntos de contacto con la estética expresionista. En 1933 realizó su primera exposición individual en Portland y muy poco después lo haría en Nueva York.Rothko sintió gran interés, ya en su primera etapa, por la obra de Cézanne, sobre todo por la técnica de los passages, así como por la estructura de sus compo-siciones. A mediados de la década de los años treinta empezó a interesarse por las culturas primitivas, como la civilización prehelénica o el Próximo Oriente. Ya en algunas pinturas figurativas correspondientes a esa época, Rothko distribuyó la composición por zonas, similares a los registros de las estelas sumerias o de la pintura egipcia. Mark Rothko era un profundo admirador de músicos como Mozart, Schubert o Beethoven. Asimismo, se interesó por la filosofía de Nietzsche y de Kierkegaard, factores decisivos para valorar su pintura.Hacia 1945, la pintura de Rothko se hallaba en una línea que reunía elementos propios del Surrealismo con otros procedentes de la Abstracción. Fue dos años más tarde, cuando, junto con Clifford Still, cambiaría totalmente su lenguaje y se decantaría por la total-abstracción. A partir de ese momento, su interés se centró en el estudio del color. Su obra, a diferencia de la de Pollock se ejecuta por medios tradicionales y prefiere el óleo a cualquier otro tipo de pintura. Un punto en común con los otros artistas expresionistas abstractos es el gran formato de sus lienzos, que casi siempre aparecen dispuestos verticalmente.En realidad, la pintura de campos de color rothkiana se atiene a unos mismos principios desde 1948 hasta la fecha de su muerte. No se distinguen etapas; el artista varió tan sólo las gamas cromáticas con las que trabajaba. En alguna ocasión, al final de su trayectoria, empleó acrílicos y se decantó por soluciones monocromáticas.En las pinturas de Rothko, el color aparece dispuesto por franjas y jamás queda limitado por líneas o encerrado en estructuras geométricas fijas. Por este motivo, quienes hacen referencia a Mondrian o a cualquiera de los constructivistas como precursores de su pintura no tienen en cuenta este factor que resulta claramente diferenciador. La pintura de Rothko va más allá de la pura abstracción y realmen te expresa una amplia gama de sensaciones y emociones. El color rojo era el que más le fascinaba, pues poseía, según él, una carga expresiva mayor que la de otros colores, especialmente por los valores simbólicos que se le asocian.Su capacidad para relacionar colores que difícilmente pueden imaginarse juntos, como el rosa, el rojo y el anaranjado, resulta extraordinaria. Rothko diría que lle-gó a ser pintor porque deseaba elevar la pintura a un nivel semejante al de la mú-sica y al de la poesía. Tal aseveración se comprende al contemplar su obra. El es pectador llega a sentirse inmerso en esos enormes campos de color creados por él. Los dos últimos años de su vida fueron terribles. En 1968 sufrió una aneuris ma de aorta y la enfermedad lo deprimió mucho. Dos años después se suicidó.Clifford Still (1904/80) comenzó a pintar paisajes del oeste americano en los años treinta. Ya en la década de los cuarenta se interesó por la obra de Turner, en la que la atmósfera queda reflejada mediante transparencias y voladuras de un modo inigualable. En ciertos paisajes del artista inglés, las formas se tornan tan evanescentes que se llegan a perder en el seno de las manchas. Por otra parte, Still estudió el modo de pintar de Gauguin mediante el empleo de colores planos. Ello le conduciría a valorar la aportación de Matisse en relación a cuestiones cromáticas.Entre 1948 y 1949, Still experimentó una profunda transformación; abandonó to-da referencia figurativa, para refugiarse en una serie de pinturas negras con un marcado sentido de austeridad que preludiaban sus series monocromas posterio-res. En la siguiente década, Clifford Still amplió su gama cromático, trabajó con tonalidades más luminosas y efectuó obras de grandes dimensiones, en las que el único elemento desencadenante de sensaciones son las manchas de color situadas sobre fondos.En cuanto a Barnett Newman (1905/70), partía de una serie de experiencias pictóricas que, en los comienzos de los años cuarenta, se hallaban vinculadas al Surrealismo y a la Abstracción. Efectuó numerosas composiciones en las que se advierten elementos de carácter biomórfico que responden a los dictados del automatismo. En 1947 abandonó las influencias procedentes de las vanguardias europeas, para realizar un tipo de pinturas en las que pueden distinguirse elementos tomados de la iconografía de los indios de la costa del noroeste. Sin embargo, Newman permanecería poco tiempo dentro de esta trayectoria, ya que un año más tarde abandonó la figuración y se inclinó por la ejecución de grandes campos de color.La obra de Newman es muy distinta a la de Rothko y a la de Still, ya que prefería la precisión de la línea recta para delimitar las zonas de color. Por otra parte, se decantó mucho mas que sus compañeros hacia el empleo del monocromatismo. Estos factores son decisivos para valorar su aportación durante los años sesenta. A mediados de esa década surgirían toda una serie de artistas, los abstracto-postpictóricos, según la denominación de Greenberg, que tomarían la trayectoria de Newman como la de un predecesor. En el fondo, su lenguaje limitado y aus-tero no hace más que preludiar soluciones de carácter minimalista.Existen algunos artistas expresionistas abstractos cuya obra no se atiene, de manera estricta, a ninguna de las dos vías de actuación tratadas, como sucede con Robert Motherwell, Adolph Gottlieb o Ad Reinhardt. En algunos casos, podría hablarse de una simbiosis de gestualismo y pintura de campos de color. Robert Motherwell (1915-1992) fue, además de pintor, un teórico que contribuyó a difundir el arte contemporáneo en EE.UU. Baste recordar la edición de textos dadaístas que efectuó en 1951, gracias a la cual numerosos artistas que en aquellos momentos estaban en su etapa de formación tuvieron la ocasión de leer en inglés toda una serie de significativos escritos de vanguardia que influirían en su propia trayectoria.Motherwell se sintió muy pronto atraído por la literatura francesa de fines del siglo xix, especialmente por los autores que veneraban a los surrealistas, como Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé y Lautréamont. En 1949, llegó a poner el título de Voyage a una de sus pinturas, el mismo que el de un poema de Baudelaire.Su contacto con los surrealistas exiliados se había iniciado en 1940 y, desde muy pronto, llevó a cabo actividades intelectuales junto a este grupo de artistas. En esa época se detecta en su obra la influencia del peculiar modo de entender el automatismo por parte de Matta. Su relación con los surrealistas fue decisiva en la valoración del arte simbolista. En la obra realizada por Motherwerll, dentro ya del Expresionismo Abstracto, se advierten elementos que lo separan de la concepción de los otros artistas del movimiento. Motherwell creía que la pintura era simbólica y correspondía a determinados sentimientos e ideas. Cuando en 1949 realizó la serie de pinturas titulada Elegías a la República española, el artista aclaró que no se trataba de una serie política, sino que sólo pretendía que las obras fueran metáforas del contraste existente entre la vida y la muerte, así como la de la interrelación existente entre ambas. En su manera de organizar las composiciones se perciben ciertas influencias de Matisse, Miró y Picasso.La pintura de Adolph Gottlieb (1903/74) empezó a tener un carácter específico en torno a 1942. Durante ese año y los siguientes, Gottlieb realizaría la serie de las llamadas Pictografías en las que pueden verse elementos figurativos, distri-buidos en recuadros de distintos tamaños que recuerdan algunas composiciones de Klee o de Joaquín Torres García. Mucho más características, sin embargo, son las pinturas algo posteriores, en las que aparece un disco en la zona central superior. A modo de gran esfera solar, este elemento se repite una y otra vez en toda una serie de obras completamente abstractas que sugieren, no obs-tante, temas paisajísticos. Utiliza el dripping para resolver algunas zonas, mien-tras que otras se caracterizan por la presencia de gruesas pinceladas que contie-nen gran cantidad de empaste y que suponen un acusado contraste respecto a los fondos, trabajados en liso. El color es, desde luego, un factor esencial en la pintura de Adolph Gottlieb. Recurre a utilizar gamas amplias de color, pese a que en determinadas épocas tiende a limitarse al uso del blanco y el negro.Ad Reinhardt (1913/67) estuvo muy influido durante los años treinta por el Cubismo y la Abstracción. Este hecho determinó, en parte, sus realizaciones pos-teriores. A partir de 1952, puede considerársele adscrito al movimiento expresio-nista abstracto. En esa época decidió restringir la gama cromático y empleó solu-ciones monocromas para resolver los fondos. Sobre ellos apenas destacan for-mas geométricas rectangulares, resueltas en tonos algo más oscuros. La concep ción de su obra se acerca a la de los artistas que investigan la cuestión cromá-tico. La obra de Reinhardt experimentó muy pocos cambios y cuando éstos se produjeron fue para acentuar el sentido de marcada austeridad que el conjunto de su obra posee.El Expresionismo Abstracto norteamericano no finaliza en una fecha determina-da, sino que se debilita entre 1953 y 1956, año este último en que muere Pollock y que, además, señala el nacimiento del Pop Art. No obstante, no siempre debe ni puede trazarse una línea clara que marque los límites temporales de una corriente artística concreta, ya que si bien a menudo sus inicios pueden estar muy claros, es posible que no ocurra lo mismo con su final. Uno de los motivos que podría apuntarse en este sentido es el hecho de que algunos de los artistas adscritos al movimiento sigan realizando obras dentro de una misma trayectoria, como sucede con Rothko o Still. En ese sentido, su obra debe calificarse siem-pre de expresionista abstracta, a pesar de que la corriente como tal haya desaparecido para dejar paso a otros movimientos.
Capítulo II
Pop-Art
El hecho de que en un primer momento el Pop surgiera en dos grandes núcleos urbanos, como son Londres y Nueva York, determina en gran parte que sea un tipo de manifestación artística que tiende a reflejar aspectos inherentes a la pecu-liar atmósfera de la ciudad. No en vano las temáticas preferentemente desarrolla-das conectan con el objeto cotidiano y, por supuesto, con la estética consumiste. Tiendas, escaparates, carteles y vallas anunciadoras se convierten en fuente de inspiración para los artistas de fines de los años cincuenta y primera mitad de los sesenta. La vida cotidiana en todas sus facetas queda reflejada en pinturas y obras tridimensionales. Cada vez cobra mayor importancia el objeto, en detrimen-to del sujeto. Es evidente que a mediados de los años cincuenta -se suele tomar como fecha de inicio del Pop-Art el año 1956, en que muere Jackson Pollock, el gran artífice del Expresionismo Abstracto- se produjo un cambio radical en la sensibilidad artística. Desde luego, esta transformación no tuvo lugar inmedia-tamente: se llevó a cabo a lo largo de dos o tres años en los que se advierte el pa so de una sensibilidad basada en el antropocentrismo a una sensibilidad absoluta mente antiantropocéntrica.En no pocas ocasiones se ha apuntado que tanto el informalismo en Europa co-mo el Expresionismo Abstracto norteamericano eran dos modalidades artísticas que, ante todo, valoraban el yo interior del ser humano y su capacidad de emocio nar y de producir sensaciones. El espíritu del artista deseaba ponerse en contac-to con el espectador y despertar en él múltiples sensaciones a través del lengua-je universal de la abstracción. Materiales y colores eran suficientes para provocar determinados estados de ánimo. No obstante, este planteamiento no fue com-prendido ni aceptado por determinados sectores, que vieron en estos lenguajes artísticos una expresión excesivamente intelectual y, por consiguiente, elitista. El Pop-Art reivindica la validez de un lenguaje llano, sin complicaciones, fácilmente acesible para una gran mayoría. Sin embargo, al contemplar determinadas pin turas que representan, de manera realista, latas de sopa, rostros de per sonajes conocidos u objetos del entorno cotidiano, se aprecia una notable frialdad. El arte pop consiguió, efectivamente, su meta en relación a la simplicidad de su conte-nido, pero ésta le proporcionó la frialdad a la que ya aludía la crítica a Barbara Rose cuando lo comparó con el Minimalismo. En el Pop-Art no existe ninguna emoción contenida. El propio Andy Warhol declararía: «Si queréis saber todo lo relacionado con el sujeto Andy Warbol, mírad simple-mente la superficie de mis telas y de mis films y de mí mismo; ahí estoy No hay nada más detrás» El Pop-Art no es un arte programático que se fundamente en teorías previas o que proclame su ideología a través de ningún manifiesto. Por este motivo, aunque en un primer momento se aludió a los artistas pop con el calificativo de nuevos realistas, poco después dejó de utilizarse porque inducía a confusión, ya que acababan asocian-dolos a la tendencia del Nuevo Realismo, surgida en París. El inicio de la confu-sión se produjo cuando, en 1962, expusieron conjuntamente, en la Sidneyjanis Gallery de Nueva York, artistas americanos como Jim Dine, Roy Lichtenstein, Claes Oldenburg, Andy Warhol y Tom Wessel-mann, junto a los británicos Peter Blake y Peter Phillips, y a los franceses Yves Klein, Arman yjean Tinguely, entre otros. Sin embargo, pronto se advirtieron diferencias importantes entre ellos, pues el grupo de los nuevos realistas franceses sí actuaba guiado por un progra-ma y había publicado unos manifiestos que no dejaban lugar a dudas sobre sus fi nalidades. El Pop -como su nombre indica- posee connotaciones que remiten a la cultura popular. De todas formas, esto resulta más evidente en la primera fa se del Pop británico, que presenta elementos que conectan con la música pop y que, por tanto, contiene signos de rebeldía propios de la juventud. El Pop-Art es un arte figurativo y realista, muy directo, cuya iconografía se nutre, aparte de los elementos propios del mundo cotidiano, de las imágenes procedentes de la foto-grafía, de los cómics, de las revistas y periódicos, así como del cine y de la televisión. Por otra parte, el artista pop emplea, en ocasiones, medios mecánicos o semimecánicos para obtener sus obras. Así, por ejemplo, la impresión fotográ-fica de la tela a pintar constituía uno de los métodos preferidos por Warhol para efectuar sus serigrafías.
Pop-Art en EE.UU.
A mediados de los años cincuenta empezó a conocerse en EE.UU. la obra de un artista, Robert Rauschenberg, que incluía objetos reales en pinturas abstractas que presentan zonas trabajadas por dtipping. Poco a poco, el objeto irá adueñán dose del campo pictórico y su presencia le conferirá un carácter muy específico que permitirá considerar estas obras como directamente precursoras del Pop-Art.Todas las realizaciones efectuadas por el procedimiento del assemblage recu-peran la tradición del collage cubista y dadaísta, al mismo tiempo que suponen una clara aproximación al mundo del entorno cotidiano. La obra de Rauschen berg, Johns y Dine, correspondiente a la segunda mitad de la década de los cincuenta, suele incluirse dentro de la tendencia conocida con el nombre de Neo dada, que para muchos no es más que el inicio del Pop americano. La denomina ción Neodadá se impuso sobre otras que surgieron coetáneamente, como,«Arte cotidiano», «Banalismo» o Arte del assemblage. Desde luego, Neodadá es la más adecuada, pues sirve para aludir a un tipo de manifestaciones que poseen sus antecedentes en el Dadaísmo, esencialmente en los ready-mades de Marcel Duchamp o en los collages de Kurt Schwitters. Uno de los motivos que explican la revitalización del interés por el Dadaísmo, fue la publicación, en 1951, de la obra The Dada Paínters and Poets, de Robert Motherwell, una antología que reu-nía textos de los principales representantes de dicho movimiento, así como gran cantidad de ilustraciones que permitieron clarificar algunos de sus aspectos. Por otra parte, el iniciador del Neodada, Rauschenberg, había estudiado, entre 1948 y 1951, en el Black Mountain College de Carolina del Norte, donde, además de impartir clases josef Albers, John Cage realizaba constantes experimentos en el ámbito musical; interesado por la obra de Erík Satie, sobre todo por sus famosos collages musicales, desarrolló la llamada all sounds music. Este tipo de música experimental se basaba en el procedimiento del collage y reunía fragmentos grabados de piezas musicales del pasado junto con ruidos de todo tipo y piezas musicales creadas por el propio Cage para ser interpretadas con pianos modifi-cados con sordinas, El resultado es realmente sorprendente y no resulta extraño que desencadenase una profunda admiración por parte de los Jovenes artistas que estaban estudiando en aquellos momentos en el Black Mountain College. La idea inherente a los collages musicales, que implicaba una profunda valoración de lo fragmentario así como del empleo de elementos -en este caso ruidos- pro-pios del entorno cotidiano, despertó el interés, tanto por parte de Raus chenberg como de Johns, por la creación de las denominadas combined paintings.Una de las obras más impactantes de Rauschenberg es La cama, realizada en 1955. Al igual que en los ready-mades, el proceso fundamental verificado para dicha obra consiste en la descontextualización del objeto cama, en su disposición vertical y en el salpicado de pintura de distintos colores en ciertas zonas.
Rauschenberg
Robert Rauschenberg (1925) comenzó su trayectoria dentro de una línea que conectaba con la pintura de acción pollockiana. Así, las series de pinturas blan-cas, negras y rojas, efectuadas entre 1951/53, se hallan bajo la influencia del Expresionismo Abstracto. Tras dichas experiencias, Rauschenberg se dio cuenta de que no podría innovar mucho dentro de ese terreno. En un viaje a Florencia, donde tuvo ocasión de visitar los Uffizzi, quedó impresionado por La Anunciación de Leonardo; a su regreso a EE.UU. sentiría la absoluta necesidad de cre ar un lenguaje innovador que le permitiera expresarse de modo muy distin-to al de sus predecesores. A partir de ese momento, el artista iniciaría su tarea, toman do todo tipo de objetos del mundo circundante para integrarlos en el ámbito de la pintura. De las múltiples realizaciones que surgirían a partir de entonces, destaca la famosa Coca-Cola Plan, obra tridimensional en la que pueden verse integra-das tres botellas de Coca-Cola. Lentamente, el concepto de multiplicidad se iría imponiendo en el conjunto de su obra, pues cada vez es mayor el número de elementos integrados en la misma. Se trata de elementos de muy diversa proce-dencia, como fotografías, papeles de distintos tipos y calidades, telas de texturas y colores diferentes -a veces de carácter detrítico-, fragmentos de muebles, y un sinfín de objetos muy variados. Una de las piezas más representativas es la de-nominada Monogram, hecha entre 1955 y 1959, en la que destaca una cabra ma-cho con un neumático que le rodea el vientre, En ocasiones, Rauschenberg tam bién empleó el procedimiento técnico de la fotoimpresión de la tela que, unido al collage, ampliaba el carácter diversificativo propio de estas obras. La constante preocupación de este artista residía en resaltar la posible unión del arte y la vida. Según palabras del propio artista, ansiaba obtener la mayor presencia po-sible del mundo en la obra, e intentar, al mismo tiempo, que los objetos funciona-ran con la máxima vitalidad posible.
Jasper Johns
Otro de los artistas representativos del Neodadá es Jasper Johns (1930), que, al igual que su amigo Rauschenberg, estuvo muy influido por John Cage. En 1954,Johns destruyó toda su obra anterior, de la que tan sólo respetó un peque-ño collage, sin título, y una Construcción con un piano de juguete. Entre 1955 y 1957 se dedicó a realizar pinturas con la técnica de la encáustico, que, en su mayor parte, representan banderas americanas o tiros al blanco. Tanto un tema como el otro ofrecen la posibilidad de trasladar áreas definidas y nítidas al lienzo. En el caso de las banderas, Johns especificó que le interesaban como temática de sus pinturas porque hacían referencia a una nación concreta que además era la suya; en cuanto a los tiros al blanco, poseían un carácter universal que los hacían comprensibles a una inmensa mayoría de personas.De esa misma época datan también sus primeras pinturas con números, elemen tos que expresan el proceso mental de abstracción. El planteamiento del artista norteamericano era: si en un momento determinado Cézanne pudo pintar un bodegón con siete manzanas, ¿por qué no pintar el número siete? Siguen a es-tas series de pinturas las que presentan el tema de las palabras red, yellow, blue, que aparecen preferentemente pintadas con estos colores. Resulta evidente la influencia que sobre Johns tuvo la filosofía de Ludwig Wittgenstein, preocupado por el lenguaje, conceptos y relaciones estructurales, así como por la información visual. La serie de alfabetos, ejecutada a partir del año 1956, muestra asimismo su predilección por el empleo de los colores primarios, además del blanco y el negro. De todos modos, en la obra de números o letras de Johns se percibe, más claramente que en otras de sus realizaciones, la relación con el Expresionis-mo Abstracto, pues aparecen drippings en determinadas zonas de la superficie.En 1959, Jasper Johns conoció personalmente a Marcel Duchamp, con quien tenía no pocos puntos de contacto de tipo ideológico. La influencia del célebre artista francés no tardaría en percibiese. El objeto pasaría a adquirir gran im-portancia en el contexto de la obra de Johns. Una de sus más famosas ejecucio-nes dentro de esa línea fueron las Ale Caris dos latas de cerveza Ballantine realizadas en bronce pintado, que reproducían fielmente el modelo real. A partir de ese momento, son muy numerosas las pinturas que integran objetos del entorno, como escobas, cubos, brochas, pinceles, cadenas, etc. Tras su etapa propiamente pop, que cubre el período de 1960 a 1968, Johns realizó, durante su estancia en California, toda una serie de pinturas en blanco y negro que le sirvieron como punto de arranque para depurar al máximo su lenguaje. Más tarde, a mediados de los años setenta, se decantó por un lenguaje abstracto en el que los gestos puros inundaron las superficies de las telas. No obstante, su período más significativo y conocido es el correspondiente al Pop-Art. Su obra adquirió muy pronto gran difusión, gracias a la labor del galerista Leo Castelli, que demostró su interés al organizarle la 1ª exposición individual ya en 1958.Otro artista que, desde sus inicios, estuvo influido por los combined paintings de Rauschenberg fue Jim Dine (1935). Se declaraba heredero de la tradición fran-cesa, interesado, esencialmente, por los bodegones de Chardin. Entre sus artis tas preferidos del s XX figuran Giacometti y Balthus, aunque, desde luego, no pueden dejar de mencionarse los expresionistas abstractos como precursores más inmediatos de su tarea pictórica en la que el dripping y las manchas se conjugan perfectamente con los objetos descontextualizados. Dine trabaja no sólo sobre superficies pintadas, sino que ha creado numerosos envíronments, en los que piezas tridimensionales se articulan para configurar interesantes espacios donde colores y calidades texturales, de los más diversos elementos, se combinan de manera audaz y, a veces, están dotados de una cierta agresividad.
Andy Warhol
Entre los artistas más significativos del Pop propiamente dicho debe mencio-narse, en primer lugar, a Andy Warhol (1928/87). Su nombre verdadero era An drew Warhola y pertenecía a una humilde familia de emigrantes checos que se había instalado en EE.UU. en 1912. Tras estudiar entre 1945/49 en el Carnegie Institute of Technology de Pittsburgh para graduarse en dibujo artístico, Warhol se trasladó a Nueva York, donde comenzó a trabajar como artista comercial. Muy pronto realizaría ilustraciones para artículos de revistas muy conocidas, como Vogue o Harpers Bazaar.No inició su trabajo pictórico hasta 1960, año en que empezó a pintar personajes sugeridos por los cómics. Entre ellos destacan las series dedicadas a Dick Tracy, Superman o Popeye. A veces incluía, junto al personaje, rótulos en viñetas simi lares a las que aparecen en las tiras cómicas. Sin embargo, pocas veces pueden leerse los mensajes en su totalidad, pues el artista los dejaba deliberadamente borroneados o bien sometidos a un cierto goteo de pintura, influencia de los dri-ppings pollockianos. Cuando Warhol se dio cuenta de que estaba haciendo obras muy parecidas a las de otro de los artistas más conocidos del Pop ameri-cano, Lichtenstein, abandonó definitivamente el cómic y comenzó a pintar objetos cotidianos, como las latas de sopa Campbell y las botellas de Coca-Cola.A partir del 62, Warhol empezaría a emplear la serigrafía y así desarrolló su peculiar temática de rostros de personajes famosos, como Marilyn, Marlon Bran-do, Elvis o Jackie. El uso de colores puros, sin mezclas, o su combinación im-pactante -turquesas, rosas, rojos y amarillos-, convierten sus pinturas en autén-ticos mensajes publicitarios.Un año después se instaló en The Factory, en la calle 47 de Nueva York. Allí se reunía junto a sus amigos y conocidos, además de trabajar con un grupo de cola-boradores fijo que le ayudaba en la ejecución práctica de las serigrafías. Ello dio lugar a que, en poco tiempo, el mercado artístico, y no sólo el neoyorquino, se viese inundado por sus obras. La fama de la Factory fue en aumento, como la del propio Warhol, que, en su entorno, aglutinaba gentes de las más diversas proce-dencias. Las extravagancias del artista se difundieron por los ámbitos más snobs de la ciudad, por lo que continuamente era requerido en fiestas e inauguraciones. Stephen Koch diría, sobre Warhol, que éste, buscando la fascinante paz que significa el hecho de existir sólo en la mirada del observador, trata de convertirse en una celebridad, una estrella, sin disimular en absoluto su preferencia por la condición de objeto en lugar de la de ser humano. En muchas ocasiones el pro-pio artista había llegado a afirmar que le gustaría ser una máquina y llegar a pintar como tal. La búsqueda obsesiva de la fama, alcanzada en apenas dos años, fue la meta esencial de Andy Warhol. Su quehacer artístico, sus actividades diversas como productor y director de filmes underground, o el hecho de patrocinar al grupo Velvet Underground y a la cantante Nico fueron algunos de los múltiples aspec-tos que configuraron la personalidad de Andy Warhol. junto a los temas agrada-bles de la cotidianidad, Warhol también quiso plasmar en determinados momen-tos el lado oscuro y trágico de la vida. Sus Disasters (Desastres), en los que aparecen coches destruidos en terribles accidentes, son el reflejo de la otra cara de esta sociedad consumiste representada a través de sus muchos productos. Las Sillas eléctricas constituyen otro de los temas planteados por el artista ame-ricano para poner de manifiesto las horribles contradicciones existentes en las sociedades altamente tecnificadas. En este sentido, cabría apuntar que, en determinadas obras de Warhol, existe una clara postura crítica que denuncia la crueldad, la tortura, el mal e incluso la muerte. Sin duda, el hecho de haber quedado huérfano de padre a los catorce años supuso para Warhol un serio trauma que marcó su vida, pues siempre tuvo auténtico terror a la muerte. Desde 1967/71, Warhol se apartó casi totalmente de la pintura para dedicarse a la realización de filmes, En 1972 volvió a pintar, y llevó a cabo series de retratos dedicados a Mao Tsé Tung y a los grandes judíos del S XX. Más tarde, tras haber conocido en la Documenta de Kassel a J. Beuys, con el que trabó amistad, lo representó tam-bién a él en una serie de retratos en los que el famoso artista alemán aparece con su inseparable sombrero. En los últimos años de su vida, Warhol realizó una serie de obras muy interesantes, completamente abstractas, y en las que los juegos cromáticos y los contrastes de luces y sombras sorprenden enormemente.
Roy Lichtenstein
Otro de pintor representativos del Pop de EE.UU. es, sin duda, Roy Lichtenstein (1923). Tras sus estudios de arte en la Ohio State University, Lichtenstein comenzó a interesarse por los personajes de las películas de Walt Disney, como Mickey o el Pato Donald, que fueron los primeros protagonistas de sus dibujos iniciales, junto con escenas de indios y vaqueros. En el caso de Lichtenstein, el cambio profundo se había producido en los albores de 1960, fecha en que aban-donó la trayectoria que había iniciado poco antes, influido por el Expresionismo Abstracto. Fue el contacto con Allan Kaprow, el iniciador del lenguaje del Happening en EE.UU. que, como él, impartía clases en la Rutgers University de Nva Jersey, lo que propició este cambio radical. Kaprow se hallaba interesado, por aquel entonces, en cuestiones relativas a la cultura del consumo en América, hecho que contribuyó a desarrollar en Lichtenstein un interés por el objeto publi-citario, tal y como se demuestra en obras como Roto Broil o Máquina de lavar.De los años 1963/64 data una serie de pinturas claramente influida por las tiras cómicas. Aparecen temas relacionados con la guerra -aviadores atacados por bombas que estallan, o bien cañones disparando- y temas románticos en los que los protagonistas se hallan sumergidos en una nube que los aísla del mundo. En ellos pueden leerse inmensos rótulos que sirven para clarificar las escenas pintadas por el artista. Lichtenstein modificaba sus modelos, tomados de los có-mics, introduciendo variaciones en los originales o bien reuniendo diversas histo-rietas en una sola. El proceso técnico que seguía para su realización consistía en tomar un epidiáscopo y proyectar sobre el lienzo las imágenes previamente esbozadas sobre un papel. Una vez trasladado el dibujo al lienzo, trazaba las grue-sas líneas, a modo de contornos, en negro o en azul oscuro y, posteriormente, co loreaba la superficie en colores puros. La obra finalizada presenta siempre un acabado liso y brillante en el que resulta imposible detectar las trayectorias de las pinceladas. La claridad y la limpieza son dos factores fundamentales a la hora de valorar la pintura de Lichtenstein. Quizá la etapa más restrictiva en la pintura pop de este artista sea la que corresponde a 1964/66, años en los que realizó los templos griegos, fragmentos arquitectónicos decorativos de ellos y paisajes. Estas obras se han asociado, por su marcada frialdad, a algunas de las pinturas de la abstracción postpictórica y constituyen, al igual que estas últimas, un precedente de la estética minimalista. Es interesante advertir que Lichtenstein fluctúa entre la austeridad, propia de un lenguaje tan sobrio como pueda ser el minimalista, y un tipo de obra en la que se tiende a un ornamentalismo excesivo que enlaza con la pintura de Matisse o con la del propio Picasso. Lichtenstein no duda, a medida que se aleja de la imagen popular, en tomar referencias de otros artistas, con preferencia clara por las obras de los cubistas; no en vano, para él, la corriente más importante de todo el siglo xx es el Cubismo. Así, partiendo de los logros cubistas, el artista americano utiliza los mismos procesos analíticos que emplearon los artistas del Cubismo: dislocación de la forma, del color, de los contornos, repartición arbitraria de la luz, etc. También recurre a los sistemas de-sarrollados por el Cubismo sintético, como la yuxtaposición y la imbricación de planos sobre una misma superficie. Por otra parte, Roy Lichtenstein emplea, con frecuencia, el collage como estudio preliminar para sus pinturas.Tampoco puede desdeñarse la obra tridimensional de este artista. Sus esculturas suelen ser retratos de personajes muy similares a los que aparecen en sus obras pictó ricas, tal y como puede apreciarse en la escultura monumental que ha efectuado para la ciudad de Barcelona, en 1992. Los típicos puntos que caracterizan su quehacer pictórico-surgen también en las realizaciones volumétricas, lo que les confiere ese sello personal e inconfundible.
Otros pintores Pop
Un artista bastante distinto, tanto por los temas que aborda como por su modo de trabajar y las técnicas que emplea, es Tom Wesselmann (1931) que, entre los años 1957/60, estudió arte en Nueva York. Sus primeras pinturas se hallan bajo la influencia del cómic, pero pronto se apartaría de esa línea para realizar unos assemblages que rozan la noción de environment. Uno de los temas más trata--dos por Wesselmann es el relacionado con el erotismo. Sus grandes figuras de desnudos femeninos, pintadas preferentemente en color rosa, aparecen inser-tadas en contextos de marcado carácter cotidiano. Así, es frecuente que dichos desnudos se hallen en cuartos de baño o zonas de estar de una típica vivienda de clase media. El artista mezcla indiscriminadamente pintura y objetos del entorno para crear ambientes muy reales. En los cuartos de baño, por ejemplo, pueden verse toalleros, toallas o cortinas de baño auténticos que, por sus colores -primarios puros-, contrastan vivamente con las zonas pintadas. En ocasiones, Wesselmann tan sólo representa determinadas zonas del personaje desnudo, preferentemente las erógenas, y las combina con elementos de carácter ambiguo que puedan tener diversas lecturas. Puede decirse que, en este sentido, se perci ben en su obra claras influencias del Surrealismo, sobre todo en lo concerniente a cuestiones de psicoanálisis freudiano. Por su parte, James Rosenquist (1933) también se halla bajo estas mismas influencias, pero sus realizaciones pictóricas son muy distintas a las de Wesselmann. Tras estudiar arte en la universidad de Minnesota, entre 1952/55, Rosenquist se dedicó a trabajar en la realización de escaparates publicitarios. También pintó carteles anunciadores y, según diría él más tarde, esta tarea le influyó decisivamente no sólo en la manera de plantear unos temas determinados en su pintura, sino también en cuestiones de carácter formal. El color empleado por este artista se distingue, generalmente, por su suavidad y por el hecho de que conjuga distintas tonalidades de rosa, verde o azul pastel. Sus composiciones se caracterizan por la fragmentación y la distribución, que sigue unos esquemas previos de compartimentación, tal y como sucede en las grandes vallas anunciadoras.En ciertas obras del período pop de este artista, las connotaciones sexuales son muy evidentes, como en la titulada I love you with my Ford. Se hace bastante patente la ambigüedad inherente al propio mensaje del título y, por supuesto, al contemplar la obra, aún se afirma más ese carácter ambiguo. La mezcla impac-tante de temas -guardabarros de un coche Ford, fragmento de rostro de joven con labios entreabiertos y espaguetis con salsa de tomate- no puede compren-derse si todos esos elementos no se asumen como sustitutivos de lo femenino y lo masculino, así como de la relación sexual entre ambos. El artista más representativo de la vertiente erótica del Pop norteamericano es el pintor Mel Ramos (1935), cuyas obras semejan carteles anunciadores de deter-minadas marcas de productos comerciales. Al igual que ocurre con el tratamiento dado a estos productos de consumo en el terreno de la publicidad, Ramos coloca junto a ellos chicas jóvenes, en este caso completamente desnudas, que adoptan posturas provocativas. Además, en ocasiones, el artista se complace en pintar los rostros de estas jóvenes dotándolos de rasgos semejantes a los de algunas actrices de moda, con una importante carga erótica. Éste sería el caso de la obra titulada Philip Moore. Tobacco Rose, en la que el personaje femenino, sentado sobre un paquete de cigarrillos, presenta unos rasgos faciales similares a los de Ann Margret.Un artista en cuya obra se ve una cierta influencia del mundo hippy es Robert Indiana (1928), que realiza pinturas de colores planos e impactantes en las que surgen corazones, números o palabras como únicos protagonistas. Más dura aún resulta la pintura de Allan D'Arcangelo, cuya temática se circunscribe a la representación de autopistas con sus correspondientes letreros anunciadores. El artista emplea una perspectiva lineal perfecta, que evoca las grandes distancias existentes en EE.UU. mediante los contrastes que permite el empleo del zoom.Temas parecidos son los que desarrolla uno de los artistas más conocidos, afincado en Los Ángeles: Ed Ruscha (1937). Palabras y estaciones de servicio que parecen fotografías, más que pinturas. La frialdad con que están represen-tadas coincide con la dureza inherente al lenguaje minimalista.Muy distinta, en cambio, es la pintura de uno de los artistas de la zona del norte de California, Wayne Thiebaud (1920). Sus temas preferidos son determinados productos comerciales y, sobre todo, pasteles, dulces, tartas o helados que, por el modo en que son tratados, parecen carteles publicitarios. Un factor diferen-ciador de la obra de Thiebaud con respecto a la de los dos pintores anteriores es el hecho de que emplea empastes muy gruesos y brillantes que confieren una calidad texturas muy distinta a la extraordinariamente lisa de las otras pinturas.
La escultura
Aunque en el panorama artístico del Pop norteamericano no fueron demasiados los artistas que trabajaron la escultura, cabe advertir que los pocos que lo hi-cieron desarrollaron una obra de gran inventiva y muy individual. El escultor más significativo, dentro de dicha corriente, es, sin duda, Claes Oldenburg (1929).Nacido en Estocolmo, Oldenburg llegó a Nueva York a muy corta edad, pues su padre- era diplomático y había obtenido allí un cargo. Más tarde, se instalaron en Chicago, donde vivió durante su juventud. Estudió arte y literatura en la univer-sidad de Yale, y se vio muy influido por el pensamiento de Henri Focillon. De regreso a Chicago, en 1950, hizo trabajos muy diversos, entre los que se en-contraba la realización de ilustraciones para un periódico. 3 años después entraría en contacto con Robert Indiana y expondría junto a él una serie de dibu jos de carácter satírico. Los dibujos efectuados en el período 1954/58 pueden agruparse, según el propio Oldenburg, en series: objetiva-naturalista (otoño), esquizofrénica-metamórfica (invierno), neurótico-expresionista (verano) y contem-plativo-abstracta (primavera). Algunos de estos dibujos son representaciones de extrañas imágenes en las que se conjugan plantas y máquinas que no dejan lugar a dudas respecto a la influencia de ciertas obras dadaístas y surrealistas.Oldenburg se trasladó a Nueya York en 1956, justo dos meses antes de que Poflock perdiera la vida en un accidente automovilístico. Aunque por aquel entonces el arte de la Actíon Painting se encontraba en plena efervescencia, Oldenburg nunca se sintió inclinado a realizar algo dentro de esta línea de trabajo. El joven artista sólo sentía adnúmción por el propio Pollock y por De Kooning, pero, en cambio, sus seguidores no le interesaban en absoluto. El hecho de que el teatro le atrajera de manera especial le llevó a establecer contacto con Allan Kaprow, que tan sólo era un año mayor que él y había estudiado con John Cage y con Meyer Shapiro. Kaprow estaba experimentando, tras haber realizado incursiones en el mundo del collage, con los happenings y los environments. Por este motivo, no resulta extraño que las primeras ejecuciones significativas de oldenburg fuesen creaciones de carácter ambiental.Durante un primer período, entre los años 1958/60, realiza las esculturas, en ma-dera y materiales detííticos, Eant mask y Lady, en las que se advierte la influencia del objeto descontextualizado dada, así como de los objetos de funcionamiento simbólico surreafista. En esa época lee a Freud y emplea, como los surrealistas, técnicas propias del psicoanálisis, como la asociación libre de ideas, para conseguir temas interesantes en sus realizaciones artísticas.En 1960 llevó a cabo su primer environment. Se trata de The Street, concebida a modo de «mural metamórfico» en el que se reúnen pintura, escultura y arquitec-tura. Para Oldenburg existen ciertas analogías entre dicha obra y el Guernica de Picasso, pues todos los elementos que la configuran están pintados solamente en negro, blanco y gris. El motivo esencial de esta restricción cromático fue el deseo de querer dejar constancia, en su realización, del carácter negativo de la polución, propia de las grandes ciudades. No obstante, algo después realizaría la obra, también ambiental, conocida como The Store, que puede considerarse co-mo el polo opuesto de la anterior. En ella, el color protagoniza el papel funda-mental, y todos los objetos que uno pueda llegar a imaginar dentro de una tienda aparecen aquí ejecutados mediante las más diversas técnicas. Muchos de ellos están realizados introduciendo tela de muselina en engrudo para después mode-larla y, una vez seca, pintarla con colores brillantes y vivos. En esos primeros objetos, la pintura aparece aplicada mediante goteados que recuerdan el estilo pictórico propio de los expresionistas abstractos. A partir del 1963, Oldenburg em pezó a efectuar objetos blandos en telas plastificadas que rellenaba con mira-guano. Estos objetos sorprenden tanto por su tamaño, que es mucho mayor que el real, como por el modo en que están pintados. El propio artista explicaría que realizaba sus obras en base a experiencias diarias, pues creía que éstas podían ser extraordinarias y causar perplejidad.Una de las facetas más interesantes de Claes Oldenburg es la de creador de pie-zas monumentales, aunque algunas de ellas han quedado en meros proyectos. Entre las que se han llegado a construir cabría destacar la Pinza de la ropa, que se halla en Filadelfia y es de un tamaño enorme, así como el Píck Axe que estu-vo emplazado en Kassel durante la Documenta 7.Oldenburg es uno de los pocos artistas cuya obra, pese a haber evolucionado, no ha dejado nunca de obedecer a unos mismos planteamientos. En la actualidad continúa trabajando con elementos extraídos del entorno cotidiano y monumen-talizados. Los materiales que emplea son distintos a los de la década de los sesenta, pero el espíritu global de la obra no se aparta demasiado de aquella concepción que regía sus obras pop.Otro de los escultores del Pop de EE.UU, muy distinto, es George Segal (1924), caracterizada por el empleo, durante muchos años, del yeso como material úni-co. Entre 1942/46 estudió algunos cursos en la Rutgers University de Nva Jersey, y se interesó, sobre todo, por la historia, la literatura y la filosofía. De todos mo-dos, no pudo dedicar a los estudios todo el tiempo que hubiera deseado, pues durante la segunda guerra mundial su hermano fue movilizado y él tuvo que ayudar a sus padres en las tareas de la granja de pollos que poseían. Algo después, estudiaría diseño en el Pratt Institute de Brooklyn y, ya a fines de los años cuaren ta, se matricularía en la Escuela Universitaria de Nva York, con profesores como William Baziotes y a Tony Smith. Algo más tarde, conoció a Allan Kaprow y a Meyer Shapiro. Sus primeras obras son de mediados de los años cincuenta y son pinturas.Como escultor comenzó en 1961, e inició también su tarea docente en la Roos-velt Junior High School. Y concluiría cuando Segal decidió dedicarse por entero a la escultura, desde el 64, año en que surgen, en revistas especializadas, toda una serie de importantes críticas sobre su obra.Los personajes en yeso de George Segal siempre tienen tamaño natural y se hallan insertados en contextos configurados por fragmentos extraídos de la rea-lidad cotidiana. Este factor confiere a su obra un carácter sumamente peculiar, pues no deja de producir sorpresa el hecho de que los personajes, pese al entor-no, produzcan la sensación de auténticos fantasmas. En una primera época, el artista dejaba las figuras en yeso sin pintar, lo que les proporcionaba, sin duda, un marcado carácter de irrealidad. Más tarde comenzó a pintarlas en colores pri marios puros, pero como prefería soluciones monocromáticas, el efecto fantasma górico siguió siendo muy similar. Una de las obras más famosas de Segal surgió pocos meses después de morir su padre, en 1965. En ella se representa la carni-cería que tenían sus padres y, detrás de unos cristales en los que pueden obser-varse caracteres hebreos, aparece su propia madre dispuesta a matar un pollo.En la obra de Segal se rastrea casi siempre un cierto aire de enigma que aflora sobre todo cuando compone escenas complejas en las que intervienen varios personajes. Este hecho puede tener conexión con la tarea que el propio artista desarrollaría, paralelamente a la de escultor y durante 1967, junto a Aran Kaprow en el Art Institute de Chicago, al ejecutar una serie de happeníngs.Su primera obra en bronce fue la que efectuó para la Fundación de arte y literatura de Tel-Aviv, con una temática muy alejada de la cotidianidad del Pop-Art, pues se trataba del tradicional tema e Sacrificio de Isaac. En relación a su trayectoria, este artista afirmaría, en no pocas ocasiones, que le debía mucho a Duchamp, sobre todo en el aprendizaje para afrontar las expe-riencias del mundo moderno. Aunque habitualmente se le incluye dentro de la tendencia del Pop norteamericano y, además, es amigo de muchos de sus repre-sentantes, Segal no está del todo de acuerdo en pertenecer a dicha corriente. Su obra no se preocupa solamente por lo cotidiano y por el consumismo, sino que en ella se rastrea tanto una valoración de lo material como de lo espiritual, y eso le confiere un carácter peculiar y distinto. No puede concluirse el apartado de escultura pop sin mencionar a una artista, hija de padres venezolanos. Se trata de Marisol. (París – 1930), desde 1950 vive en Nva York, después de estudiar, en 1949, en la Escuela de bellas artes en París, Marisol realizó sus primeros dibujos bajo la influencia de la obra picassiana. Algo más tarde renunciaría a esa influen-cia y comenzaría a interesarse profundamente por el arte precolombino. En Nva York, asistió a The Art Students League, donde impartía clases Hans Hofmann, y, durante toda la década de los 50, la atrajo el Dadaísmo y el Surrealismo. Las obras escultóricas realizadas durante los años sesenta presentan un marcado carácter hierático, Se trata de conjuntos de personajes, tallados en madera pinta-da de colores vivos y chillones. Muchas veces su obra ha sido catalogada dentro de una trayectoria de protesta social. En ella se descubren elementos enigma-ticos, irónicos, perversos e incluso destructivos, motivo por el cual, para algunos historiadores, no debe incluirse en la gran familia del Pop norteamericano.
Pop británico
El hecho de que el Pop surja en Gran Bretaña en iguales fechas que en EE.UU. no implica que las circunstancias que favorecen sus inicios y ulterior desa rrollo sean las mismas o parecidas. Como ya se ha dicho, el Pop de EE..UU. puede considerarse, desde un punto de vista global, como una respuesta en contra del intelectualismo inherente al movimiento expresionista abstracto. En cambio, en Gran Bretaña nunca existió un movimiento similar, ni siquiera hubo brotes de Informalismo, por lo que no puede plantearse que el Pop surja para contrarrestar a un arte basado en un lenguaje abstracto. Más bien es al contrario, ya que el arte pop se erige en contra de una tradición figurativo-naturalista, en la que toda-vía se hallaba plenamente vigente el concepto de imitación. Se trata, por tanto, de una actitud de rebeldía por parte de los jóvenes artistas que lo defienden.Hay que pensar que las primeras vanguardias apenas tuvieron resonancia en el mundo británico y, salvo contadas excepciones de artistas que establecieron contacto en algún momento con otros lugares de Europa, no existieron segui-dores significativos de ninguna de las tendencias que hicieron su aparición desde los inicios del siglo xx hasta el estallido de la segunda guerra mundial.Existe, sin embargo, un factor que, desde luego, pudo contribuir a que se desarrollara el interés por el calla durante los años del conflicto bélico. Como se recordará, Kurt Schwitters, el dadaísta alemán de Hannover, tuvo que huir de su país luego que los nazis llegasen al poder. Tras una breve estancia en Noruega, Schwitters se trasladó a Londres, donde continuó reali-zando sus tan característi-cos calla, en los que integraba todo tipo de materiales, tanto detríticos como trou-vés. Una de las obras efectuadas por el artista alemán dos años antes de su muerte, que se produciría en 1948, fue el pequeño calla titulado For Káte, en el que puede verse integrado un fragmento de cómic. Fue la primera ocasión en que un papel recortado, procedente de un cómic, pasaba a formar parte de una obra de arte.Algo después, uno de los artistas que no tardaría en ser realmente imporante dentro del Pop británico, Eduardo Paolozzi, de ascendencia italiana y afincado en Londres, efectuaría un interesante calla con un título muy sugerente, Yo fui el juguete de un hombre rico. En él puede observarse el rostro de una pin-up girl hacia el que apunta un revólver. De éste surge, como si de un disparo se tratase, una humareda dentro de la cual puede leerse la palabra POP. Es la primera vez que aparece el término en una realización artística y constituye, por consiguiente, un precedente del calla más famoso del Pop británico, el que Richard Hamilton realizaría en 1956. Esta obra se titulaba Exactamente, ¿qué es lo que hace que las casas de hoy en día sean tan diferentes, tan atrayentes? y estaba destinada a ser reproducida en el cartel y en el catálogo de la exposición, Esto es mañana», organizada por el Independent Group (I.G.) para la Whitechapel Gallery de Londres.El collage de Hamilton ha adquirido, con el transcurso del tiempo, una gran aureola y se ha llegado a decir que su importancia con respecto al Pop es tan grande como lo fueron las Señoritas de Avignon para el Cubismo. Puede que esta afirmación resulte un tanto exagerada, pero lo que sin duda es cierto es que en esa pequeña obra se encuentran reunidos todos los tópicos de la iconografía pop. Se trata de un canto al consumismo, pues en la habitación que configura el escenario donde se desarrolla la activa vida cotidiana pueden verse un aspirador en marcha, un televisor, una grabadora, los carteles anunciadores y luminosos de una transitada calle, un emblema de la casa Ford colocado sobre un atril, una lata de jamón sobre una mesa, a modo de escultura, una mujer desnuda y en po-se de anuncio sobre el sofá, y un hombre musculoso haciendo alarde de su po-tencia y enarbolando un gran caramelo de palo, con la inscripción POP. En la pa red del fondo cuelgan, equiparados, un cuadro tradicional figurativo y la portada de una revista de cómic romántico. Colores vivos, exaltados y muy contrastados ofrecen al conjunto un innegable carácter de provocación.Al hablar del Pop inglés ha de hacerse referencia a las actividades llevadas a cabo por el Independent Group en el instituto of Contemporary Art, ya que, entre 1952 y 55, trataron temas de actualidades sumamente variados, como el diseño de coches, helicópteros, moda e incluso determinadas cuestiones de ciencia-ficción. Es importante señalar que entre los miembros pertenecientes a dicho grupo se encontraban tanto Hamilton como Paolozzi, además de los arquitectos Alison y Peter Smithson, el historiador de arquitectura Reyner Ban-ham, así como los críticos Tom del Renzio y Lawrence Alloway. Fue precisa-mente este último quien empleó por primera vez el término Pop en un artículo escrito en 1958 y, más tarde, lo introdujo en EE.UU. cuando se trasladó a Nueva York para ocupar el puesto de director que se le había otorgado en el Museo Guggenheim.En 1953, Peter Smithson ya había organizado una exposición muy significativa que llevaba por título,«Paralelo entre vida y arte», que constituyó un claro prece-dente de «Esto es mañana» y en la que ya se empezaban a perfilar algunos de los rasgos característicos de la nueva modalidad artística. El propio Richard Hamilton (1922) confeccionó, en 1957, una lista de las cualidades inherentes al arte pop: popular (diseños para una audiencia masiva), pasajero (solución a corto plazo), que puede darse de baja (fácilmente olvidado), de bajo coste, producido en masa, joven (dirigido a los jóvenes), ingenioso, sexy, evasivo, atrayente y muy rentable. Con el paso del tiempo, el Pop dejaría de estar asociado a algunas de estas cualidades, pero lo que sí resulta cierto es que, en un primer momento, todas ellas configuraron el nuevo lenguaje.El famoso collage de Hamilton fue la primera de una importante serie de obras, claramente vinculadas a la estética pop. Como innovación, Hamilton introdujo en su pintura la técnica de la fotoimpresión de la tela, con la que conseguía unos resultados sorprendentes al manipular fotografía y pintura con gran habilidad. En su obra, el carácter fragmentario siempre ha poseído mucha importancia.Uno de los pintores más representativos del Pop británico es Peter Blake (1932) quien, tras sus estudios en el Royal College of Art, entre 1953 y 1956, realizó una serie de obras en las que se percibe su peculiar modo de abordar ciertos temas. En el balcón es una de sus primeras pinturas con calla, en cuya parte central se distingue el recorte de una revista en blanco y negro en el que se ve a la familia real británica saludando desde el palacio. Se trata de una escena típica para el mundo británico, rodeada, además, por personajes y objetos propios de la socie-dad de consumo.Al contemplar ésta y otras obras del mismo artista, e incluso la de ciertos pintores pop ingleses, puede apreciarse que existen diferencias con relación al Pop norteamericano. En el caso del Pop británico se encuentran fácilmente elementos que enlazan con una tradición popular. No sólo se trata de representar objetos propios de la estética del consumo, sino también de reivindicar ciertas tradicio-nes. Así, por ejemplo, Blake efectúa toda una serie de obras dedicadas al tema de la lucha libre, que en Gran Bretaña tiene muchos seguidores. Este artista explicaría, en una entrevista que le hicieron en 1963, que, para él, el arte pop estaba ligado, con frecuencia, a un sentimiento de nostalgia por las viejas cosas populares. Otro de los artistas significativos es Allen Jones (1937), en cuya obra se pueden rastrear vestigios de su interés por el Surrealismo. La temática de sus pinturas a menudo tiene que ver con el erotismo. Por lo general, pinta fragmentos de seres humanos femeninos y masculinos, entremezclándolos hasta el punto de que resulta casi imposible llegar a diferenciarlos. Es característico de su obra el empleo de una gama cromático muy rica y exaltada, en la que distintas tonalidades de rojo suelen contrastar con verdes, amarillos o azules. En determi nadas pinturas sólo llegan a distinguirse con claridad ciertas formas figurativas, mientras que el resto responde a un planteamiento que conecta con soluciones abstractas. Éste es quizás uno de los factores que caracterizan la independencia del Pop sajón respecto al americano, mucho más ligado a una figuración realista.La trayectoria de Jones sufrió un cambio bastante profundo tras su estancia en EE.UU., durante 1965 y 67, cuando se instaló en Nueva York. Sus temas se hicieron mucho más explícitos y el erotismo que emana de sus figuras femeninas resulta extraordinariamente patente. A fines de los años sesenta llegó incluso a realizar muebles Gírl-Table en los que una figura femenina tridimensional, casi desvestida y ejecutada en fibra de vidrio, servía de pie a una mesa de cristal. A esta línea responden también las mujeres de carácter fetichista realizadas ya a comienzos de la década siguiente.David Hockney (1937) pertenece al grupo de artistas que se formó en el Royal College of Art, junto al propio Jones -a quien expulsarían al cabo de un año- y junto a Peter Phillips, Derek Boshier, Patrick Caulfield y R. B. Kitaj, todos ellos ca-racterísticos representantes del Pop británico, excepto el último, que posee un lenguaje individual muy difícil de conectar con alguna modalidad artística deter-minada. En cuanto a Hockney, es un artista que, si bien a comienzos de los años sesenta se encontraba estrechamente vinculado a la iconografía típica del Pop, a medida que transcurrieron los años se alejaría de la representación de objetos de consumo para realizar vistas de paisajes y casas con zonas ajardinadas y gran-des piscinas. La transformación se operó a raíz de su estancia en Los Ángeles, donde residió entre 1963 y 1967. Su obra fue haciéndose cada vez más natura-lista, en la medida en que el artista trabajaba a partir de material fotográfico, así como de dibujos efectuados directamente del natural. Hockney se apartó por com pleto del lenguaje pop en los años setenta y, según sus propias palabras, Picasso ha sido siempre su gran inspiración.Hockney ha desarrollado una labor importante como diseñador de ropa, tanto de la que él usa como de los vestuarios destinados a óperas. Además, es muy signi ficativa su aportación dentro del ámbito de la fotografía, por sus trabajos con Pola roid. Su investigación no ha cesado nunca y, en los últimos años, ha adoptado técnicas absolutamente nuevas, como las fotocopias o el fax, para reproducir imágenes.El escultor más importante con que contó el Pop británico fue Eduardo Paolozzi (1924) que estudió en 1943 en el Edinburgh College of Art y, más tarde, entre 1944 y 47, en la Slade School of Art de Londres. Una vez concluidos estos estudios, se trasladó a París, donde residió durante tres años en los que conoció a importantes artistas surrealistas y cubistas. A su regreso a Londres, formó parte del I.G., con el que colaboró en la realización de numerosas actividades de carác ter intelectual. Su obra pop es realmente muy personal, ya que se trata de escul-turas efectuadas en aluminio, pintado con llamativos colores, que semejan los castillos de madera que hacen los niños. Algunas de sus piezas de esa época poseen también un cierto carácter totémico que las convierte en elementos similares a ídolos. Más adelante, al hablar de la nueva escultura británica, no podrá dejar de mencionarse de nuevo a este gran artista que ha sabido cambiar radicalmente su trayectoria y que se ha convertido en uno de los principales
Nuevo Realismo francés
En la muestra de Pop organizada en la Royal Academy of Arts de Londres, en 1991, uno de los apartados que la componían correspondía precisamente al Nue-vo Realismo en Francia, aun cuando en el texto del catálogo se hacía cons tar que la ideología de este movimiento distaba bastante, en sus planteamientos, del arte que verdaderamente podía considerarse como pop. Es cierto que las fe-chas en las que se desarrolló esta modalidad artística francesa -inicios de los 60- coinciden con la etapa más decisiva para la cohesión del Pop en EE.UU., y este hecho es de gran importancia en el momento de valorar las posibles analogías entre ambos movimientos. No obstante, no debe caerse en el error de considerar que el Nuevo Realismo francés constituye una modalidad más dentro del lenguaje pop. Si bien existen determinados elementos susceptibles de entenderse como fenómenos muy similares en el seno de ambas corrientes, aparecen también diferencias notables y sus planteamientos artísticos.No debe olvidarse que, tras la segunda guerra mundial, la economía norteame-ricana conoció una expansión extraordinaria y la prosperidad llegó hasta un gran número de personas vinculadas al mundo del arte. El progreso alcanzó su punto álgido en la década de los sesenta -desde 1960, año en que Kennedy fue elegido como presidente, hasta 1968, fecha del asesinato de Robert Kennedy-, momento en el que se produjo un gran auge del consumismo. Por este motivo, no es extra-ño que durante aquellos años triunfara una modalidad artística fácil, sin dema-siadas pretensiones, que reflejaba el bienestar. No faltaban, sin embargo, ciertas críticas en la actitud de algunos de los representantes del Pop, sobre todo por parte de aquellos que mantenían una posición más cercana a la de los hipíes que a la de enviar combatientes a Vietnam. Pero el planteamiento general tendía a aceptar la situación y a no plantear problemas en el ámbito artístico.En Europa, la situación era bien distinta, pues, aunque los países se rehacían pro gresivamente, el florecimiento de la economía no era tan espectacular como en Norteamérica. Por otra parte, la tradición artística que suponían las primeras van-guardias se hallaba muy presente en la mente de todos, tanto en la de los críticos como en la de los propios artistas. El Nuevo Realismo francés, aparte de nutrirse de corrientes anteriores como el Dadaísmo -que, en un momento inicial, también había influido a los representantes del Pop americano-, se basó en un programa de actuación y publicó unos manifiestos que no dejaban lugar a dudas sobre sus metas y pretensiones. Fue el crítico Pierre Restany quien se encargó de aglutinar a su alrededor un nutrido grupo de artistas, con ideas similares, y quien, además, redactó los tres manifiestos que se publicaron. En el momento de constituirse el grupo como tal, se adscribieron a él nueve artistas: Klein, Raysse, Arman, César, Tinguely, Spoerri, Hains, Vi-lleglé y Dufréne. Algo más tarde, se sumarían Christo, Niki de Saint Phalle y Deschamps. La tarea artística de cada uno de ellos era realmente muy diversa y poseía unas características propias, pese a hallarse dentro de una misma órbita de actuación. La ideología del grupo de los nuevos realistas fue proclamada a través de los manifiestos. El primero apareció en abril de 1960, en Milán, con el título Les nouveaux realistes, el segundo surgió en mayo de 1961, en París, bajo el título A 40 degrés au dessus de Dada; y el tercero se publicó en febrero de 1963, en Munich, con el enunciado Le nouveau réalisme.. que faut-íl en penser?Puede decirse que la idea de fundar un grupo partió de Restany y de Klein, que se conocían desde 1955. Pierre Restany era un crítico cuya formación se hallaba estrechamente vinculada a la trayectoria iniciada por Tapié. El primer libro de Restany, Lyrisme et abstraction (1958), no era más que la continuación de las obras sobre Art Autre de Michel Tapié. En el primer manifiesto del Nuevo Realismo, Restany apunta la necesidad de establecer, tanto en América como en Europa, las bases normativas de una nueva expresividad. Dice: «La pintura de caballete o cualquier otro medio de expresión clásica en el dominio de la pintura o la escultura ha llegado a su fin... ¿Qué nos proponemos en la actualidad? La apasionante aventura de lo real, percibido en sí mismo y no a través del prisma de la trascripción conceptual o imaginativa.» En el segundo manifiesto amplía estas ideas y plantea que la tabula rasa a partir de la que se configura el nuevo arte es, sin duda alguna, Dada. Aludiendo al nihilismo dadaísta, Restany afirma que, tras el no y el cero, se presenta un nuevo mito, y el gesto antiarte de Marcel Duchamp queda cargado de positivismo. El ready-made ya no es solamente algo negativo y polémico, sino el elemento base de un nuevo repertorio expresivo.
Yves Klein
De todos los artistas que formaron parte del grupo, Yves Klein (1928-1962) fue quien, pese a su temprana muerte, tuvo más importancia, sobre todo si se tiene en cuenta que en muchas de sus actividades artísticas se encuentran implícitos aspectos que, mucho después, formarían parte de ciertos planteamientos concep tuales. Con el transcurso del tiempo, la aureola mítica que rodeaba a Klein no ha hecho más que aumentar, pues muchos artistas de generaciones posteriores han visto en sus realizaciones artísticas la labor de un avanzado a su época, con todos los riesgos de incomprensión que ello conlleva.Gran parte de su infancia transcurrió en Niza, en casa de sus abuelos, pues sus padres, que eran artistas, viajaban constantemente. A inicios de los años cua-renta comenzó sus estudios de piano y, a partir de 1944, ingresó en la Escuela de la marina mercante. Una vez finalizados los estudios, empezó a practicar judo en 1947, y se apasionó de tal manera por este deporte que llegaría a obtener una plaza como profesor en el Instituto franco-japonés de Tokio. Algo después, el Instituto Kódókan de dicha ciudad le concedería el cinturón negro.Al mismo año 1947 se remonta la relación de amistad que establece con Claude Pascal y Armand Fernández. El primero de ellos le hizo interesarse por el esote-rismo, lo que le llevó a que, en los años siguientes y de manera paralela a su a-prendizaje de judo, estableciera contacto con la secta de los rosacruces. Los tres amigos acabarían haciéndose miembros de ella y tomarían los nombres de Yves, Arman y Pascal Claude. La entrada en esta sociedad les hizo adoptar nuevas normas de vida, entre las que destacaban, fundamentalmente, la meditación y el vegetarianismo. Para Klein, la filosofía rosacruz tuvo especial incidencia en su pintura monocroma, realizada a partir de 1954. La elección de los colores rosa y dorado, en un primer momento, así lo indica. Algo después trabajaría también con otros colores, como el verde, el rojo y, especialmente, el azul, que llegaría a convertirse en el único color empleado por el artista.En 1955 conoció a Jean Tínguela y a Restan. Este último escribiría, a partir de entonces, los textos de presentación para los catálogos de las exposiciones de Klein. La serie de paneles monocromos azules que llevan la inscripción I.K.B. (In-ternational Klein Blue), y que datan de 1957 a 1959, permite comprobar su carác ter extraordinariamente simple, precursor de una estética minimalista. Pintados mediante una esponja embebida en pintura azul, los monocromos de Klein ape-nas presentan tonalidades cambiantes. En uno de los textos de Restany, el críti-co establecía un paralelismo entre estos monocromos azules y los fondos del mismo color realizados por Giotto en la célebre capilla Scrovegni de Padua.El año 1958 fue decisivo en la trayectoria de Klein, pues durante su transcurso realizó la exposición,«El Vacío» en la galería Iris Clert de París. En dicha mues-tra, las paredes del local quedaron desnudas y las obras inexistentes fueron llamadas, por Yves Klein, zonas de sensibilidad pictórica inmaterial. La difusión, en el ámbito artístico parisino, de la osadía del joven pintor hizo que éste empe zase a ser conocido. Pronto tuvieron lugar las experiencias de los llamados «pin celes vivientes. Se trataba de obras en las que, para su realización, algunas muje res desnudas, previamente embadurnadas de azul, se revolcaban sobre lienzos dispuestos en el suelo o colgados en la pared. Klein llamó a estas pinturas Antro pometifas, que, junto a las Cosmogonías, constituyen las dos series pictóricas más significativas del artista. La segunda de estas series fue efectuada durante los dos últimos años de su vida. Se caracterizan por el hecho de que, sobre ellas, actúan determinados elementos atmosféricos, ya que, después de pintar la tela, Klein la dejaba al aire libre, a la acción del viento o de la lluvia, lo que modificaba su trabajo. En el contexto de las Cosmogonías, las pinturas al fuego son quizá las más sorprendentes. Están ejecutadas sobre tela de amianto y el propio Klein, ves tido con traje incombustible, proyectaba sobre ellas fuego con un lanzallamas. De ese modo, la pintura se alteraba, se ennegrecía, en determinados puntos y se craquelaba en otros, y ofrecía así aspectos insólitos. Klein se consideró más tarde como un auténtico precursor de modalidades como el Arte Povera italiano o de algunas formas de conceptualismo. Por otro lado, sus actividades experimen- tales, como un salto al vacío que realizó desde un teja-do, -fue fotografiado y di-fundido como si se tratase de una proeza-, le con-vierten en precursor de extra-ñas actividades que conectan con los bappenings. Sus Antropometifas pueden relacionarse también con el arte de acción, pues mientras las mujeres/pincel se movían sobre los lienzos, una música de jazz acompañaba sus evoluciones.
Arman
La actividad artística de Klein marcó las pautas y algunos de los nuevos realistas estuvieron, durante un tiempo, claramente influidos por ella. De todos ellos, el que quizá mantuvo más relación con Klein fue su amigo Arman (1928), que llegó a efectuar, en 1960, una exposición de lo lleno en la misma galería Iris Clert, en contraposición a la del vacío. En ella podían verse gran cantidad de objetos acu-mulados, sin orden ni concierto, de la más diversa procedencia.La obra de Arman se caracteriza fundamentalmente por plantear el objeto, o me-jor aún, los objetos, en nuevas situaciones y relaciones. Destaca, ante todo, el factor cuantitativo. Gracias a la acumulación, Arman logra eliminar la identidad de un objeto determinado, hecho que le confiere un carácter absolutamente distinto.Muchos de los objetos empleados por el artista, que siempre ha trabajado confi-gurando obras tridimensionales, son detríticos. En este sentido debe apuntarse la radical diferencia existente en relación al arte pop, pues podría llegar a plantear-se que, en el fondo, se tratase de una crítica al consumismo. La estética del des-perdicio se impone en el seno del Nuevo Realismo francés y permite afirmar que esta modalidad es el polo opuesto a todo aquello que caracteriza el bienestar inherente a la iconografía pop. Dentro de la trayectoria nuevo-realista de Arman destacan las obras tituladas genéricamente como Cóleras, que son el resultado de la furia destructiva del artista. Muchas veces se trata de instrumentos musica-les destruidos -en algunas ocasiones, la destrucción se efectuaba ante el público que después son colocados por el artista sobre soportes de madera. Efectiva-mente, son fragmentos de realidad trasladados a la tela, por lo que el crítico Pierre Cabanne los ha comparado a las obras impresionistas.Mucho más audaces son todavía las Poubelles (cubos de basura), obras realiza-das por Arman en distintas etapas de su trayectoria. Como su título indica, no son más que elementos de desperdicio, extraídos de la basura y colocados al azar en cajas de plástico herméticamente cerradas.A esta misma concepción acumulativa obedece una de las obras tridimensiona-les más osadas realizadas a inicios de los años ochenta, Long Term Parking, en la que el artista integra cincuenta y nueve coches en una estructura paralelepi-pédica de 1600 T. de hormigón. Esta escultura se halla en una zona al aire libre, rodeada de árboles y, como es lógico, debe entenderse como una crítica de carácter ecologista.
Otros nuevos realistas
Otro de los artistas que también trabaja en el ámbito escultórico dentro del grupo de los nuevos realistas es César (1921). Formado en la Escuela superior de be-llas artes de París entre 1943 y 48, César empezó su trayectoria como escultor en hierro a inicios de los años cincuenta. El artista afirma que adquirió conciencia de lo que era la escultura moderna al ver algunas obras de Giacometti y Bran-cusi, así como algunas de las piezas realizadas por pintores como Degas, Mati-sse o el propio Picasso. Sus primeras obras están marcadas por el interés que le suscitan estos artistas. Sus esculturas en hierro representan, por lo general, ani-males e insectos esquematizados. El material aparece trabajado de modo que las superficies tengan texturas de calidades ásperas y rugosas.A partir de 1958 cambiaría radicalmente y comenzaría a efectuar las denomina-das Compresiones, construidas a base de fragmentos metálicos de diversa proce dencia. Al poco tiempo, sólo utilizaría en sus comprensiones elementos proceden tes de coches desguazados. En la obra de César, al igual que en la de Arman, se advierte la importancia otorgada al objeto detrítico que, según Restany, responde claramente al deseo de apropiación de lo real.Entre 1965 y 67, César comenzó a trabajar con material de plástico, con el que efectuó un Dedo pulgar enorme en rojo. A dicha etapa corresponden también las llamadas Pensiones, realizadas en poliuretano y ante el público, de manera que acaban adquiriendo carácter de Happening.Daniel Spoerri (1930), rumano de procedencia, se dedicó al teatro en un primer momento, antes de integrarse en el movimiento del Nuevo Realismo. Su obra también se caracteriza por recurrir al objeto descontextualizado para crear frag-mentos de realidad, como en sus tableaux-piéges (cuadros-trampa). El artista pe-ga sobre tablas los restos de comida, y los platos, vasos y cubiertos que hay en una mesa tras haber comido. La manera de adherirlos es tan perfecta que, desde lejos, se llega a tener la impresión de que se trata de pinturas y no de objetos extraídos del entono. Para él, toda obra es el resultado del juego que se esta-blece entre lo falso y lo verdadero, entre lo ilusorio y lo real. En sus realizaciones, el espectador se enfrenta ante una extraña mezcla de emoción y de ironía, en la que no falta un cierto sentido de nostalgia y de melancolía.Quizás ese interés que Spoerri muestra por lo lúdico fue el factor que determinó que se hiciera muy amigo de otro de los más significativos artistas del Nuevo Rea lismo, Jean Tinguely, a quien conocía desde 1953. El suizo Jean Tinguely (1925/91) se había formado en la Escuela de artes y oficios de Basilea entre 1941 y 45, y desde el principio se mostró interesado por el cinetismo. Denomina a sus primeras obras relieves metamecánícos, y son, en realidad, cuadros móvi-les en los que integra motores. En 1960 se trasladó a Nueva York y allí entró en contacto con Robert Rauschenberg y Jasper Johns. Ese mismo año realizó su Homenaje a Nueva York: una gran maquinaria construida por él, dotada de movi miento y que además producía ruidos. Situada frente al Museo de Arte Moderno, tras funcionar durante veinte minutos se autodestruyó.Por primera vez, un artista había creado una obra cuyo tiempo de existencia esta ba previamente planeado. El carácter destructivo inherente a muchas de las pie-zas realizadas por Tinguely es realmente sorprendente y va mucho más lejos de lo imaginable. Tinguely vivió etapas largas de su vida en París y otras en Nueva York, junto a su compañera, la escultora Niki de Saint Phalle. Precisamente, algunas de las esculturas cinéticas más interesantes de Tinguely forman parte de conjuntos creados por ambos, como las que se están frente al Moderna Museet de Estocolmo, que datan de 1966, o bien la Fuente Strawinsky, junto al Pompidou, en París, realizada en 1983. Estos conjuntos escultóricos sorprenden tanto por sus formas -las de Tinguely son metálicas y poseen moto-res que les otorgan movimiento- como por los vivos colores de las piezas creadas por Niki de Saint-Phalle.Cuando Niki de Saint-Phalle (1930) se unió al grupo de los nuevos realistas en 1961 tenía tras sí una trayectoria bastante sólida como pintora. En su obra se advertía la influencia de Dubuffet, sobre todo en la adopción de materiales extra-pictóricos, un hecho que, más tarde, aprovecharía también en el campo de la es-cultura. En sus primeras piezas tridimensionales empleó la técnica del collage y obtuvo resultados muy novedosos, como se aprecia en la obra King-Kong. Des-membrado el grupo en 1963, Niki de Saint-Phalle imprimió un giro radical a su ca-rrera e inició las esculturas de gran tamaño, en poliuretano pintado con colores vi vos y brillantes, que responden al título genérico de Nanas. Se trata de grandes mujeres -de hasta cinco metros de altura- que adoptan posturas forzadas y ridí-culas. Poseen un tinte de ironía y puede descubrirse en ellas una crítica a deter-minadas actitudes antifeministas. Otro de los artistas que colaboró con el grupo de los nuevos realistas el mismo año que Niki de Saint-Phalle fue el búlgaro Christo (1935), cuyos estudios se habían desarrollado en la Academia de bellas artes de Sofía y Viena entre 1953 y 57. Tras breves estancias en Praga y Viena, decidió trasladarse e instalarse en París. Sus primeras obras más significativas son objetos descontextualizados, envueltos en papeles y telas que después ata-ba perfectamente con cuerdas. El objeto puede reconocerse por su forma, pero sus características resultaban una incógnita debido al envoltorio que los cubre. Más tarde, la evolución de este artista implicaría un cambio profundo en su acti-tud, pues actualmente se ha decantado hacia una modalidad que conecta más con el llamado Environmental Art que con cualquier otro tipo de manifestación.De todos los nuevos realistas, el que más se acerca a la iconografía y a la estéti-ca propiamente pop es Martial Raysse (1936), autodidacta, y cuyas obras de fi-nes de los ‘50 son assemblages de objetos encontrados. Algo después, sin em-bargo, se decantó por efectuar pinturas, empleando la técnica del spray con acrí-lico sobre tela. Los temas son, generalmente, figuras femeninas o rostros de mu-jer superpuestos a almibarados paisajes. Colores chillones, más que vivos, y en ciertas ocasiones fluorescentes, convierten estas obras en un claro ejemplo del fenómeno kitsch. Los restantes componentes del Nuevo Realismo, Jacques de la Villeglé, Raymond Hains y François Dufréne, optaron por adoptar el lenguaje del collage exclusivamente. Sus obras están constituidas por grandes superficies, sobre las que adhieren todo tipo de papeles procedentes de recortes de revistas, periódicos, carteles anunciadores, etc. Resultan muy vistosos desde un punto de vista cromático, pero son excesivamente similares entre sí.
Pop en otros países de Europa
El Pop tuvo dos grandes focos , Nueva York y Londres. No obstante, no sería justo no mencionar a aquellos artistas que, en algún momento de su trayectoria, conectaron con la estética pop. Se trata, desde luego, de casos aislados, pues en ningún momento puede llegar a afirmarse, de manera generalizada, que exista Pop en Alemania, Italia o España.El hecho de que, durante la década de los años sesenta, la mayor parte de ar-tistas norteamericanos trabajase en el seno de una tendencia como el Pop no podía dejar de influir en la actividad de otros artistas que, aunque no adoptaran el lenguaje pop con todas sus consecuencias, sí hicieron suyos ciertos rasgos del mismo. Así, algunos optaron por realizar nuevas experiencias dentro del ámbito del collage, mientras otros profundizaron en un tipo de figuración peculiar, en la que la influencia del aviso publicitario era fácil de descubrir. Además, en el terreno pictórico prefirieron emplear colores lisos, puros y vivos, conseguidos mediante acrílicos que no dejaban percibir el rastro de las pinceladas.En Alemania, Gerhard Richter (1932), formado en la Escuela superior de artes aplicadas de Dresde, realizó unas primeras obras bajo la influencia de los ready-mades de Duchamp. En 1962 empezó a utilizar las fotografías como elemento a partir del cual creaba sus pinturas. Copiaba a mano fotos en las que aparecían personajes retratados o bien objetos procedentes del entorno cotidiano. En algu-nos casos integraba asimismo fragmentos escritos que acompañaban al objeto, lo que provocaba la sensación de que la pintura era el fragmento de un cartel anunciador de aquel elemento. En cuanto a Wolf Vostell (1932), desarrolló, tras sus estudios en Colonia en tomo a técnicas litográficas y sobre pintura, un tipo de obras muy peculiar, basadas en el empleo del decollage. Esta técnica, descubierta por el propio artista, les sirvió para efectuar no pocas obras a partir de 1958. En los primeros momentos, se trata tan sólo de collages constituidos por muy diversos papeles adheridos a un soporte que después son arrancados del mis-mo, dejando ciertas zonas pegadas. Más tarde, evolucionaría incorporando todo tipo de objetos y su obra se sitúa en el contexto de los nuevos comportamientos, como puedan ser el environment o el happeníng. Durante los primeros años de los ’60 participó en numerosas acciones del grupo Fluxus, al que más adelante se aludirá. Un artista mucho más joven, cuyos comienzos se sitúan en el Pop, es Sigmar Polke (1941) que estudió junto a Joseph Beuys en la Academia de arte de Düsseldorf. Su obra de mediados de esa década se caracteriza por la apari-ción de objetos banales, pintados a veces recurriendo a una especie de macro-puntillismo que podría conectar con ciertas realizaciones de Lichtenstein. A partir de la siguiente década su obra cambiaría radicalmente y ya no tendría ninguna relación con la estética pop. En Italia, Michelangelo Pistoletto (1933) efectuó un tipo de obras, las denominadas pinturas-espejos, en las que aparecen figuras hu manas de tamaño natural, conseguidas por fotoimpresión. Se trata de auténticos Happeníngs permanentes que combinan la realidad y la imaginación de manera constante. También realizó conjugaciones de objetos realmente sorprendentes, como una escultura clásica representando a Venus, semicubierta por trapos de colores intensos y contrastados. Algunas de estas obras son realmente difíciles de clasificar y, en cierto modo, no puede hablarse de ellas limitándolas bajo la denominación de Pop, pues su finalidad va mucho más allá de una tendencia artística determinada. En España, los representantes más significativos que tuvo el Pop fueron los componentes del Equipo Crónica, fundado en 1964 por los valencianos Rafael Solbes (1940-1981), Manuel Valdés (1942) y Juan Antonio Toledo (1940). Este último abandonó el grupo un año después. El Equipo Crónica se caracteri-zó, desde sus comienzos, por emplear imágenes gráficas repetidas en grandes formatos y en las que se advertía la influencia del Pop norteamericano. Trabaja-ron efectuando, generalmente, series enteras dedicadas a un solo tema. Entre 1967 y 69 desarrollaron series pictóricas en las que los temas y los personajes habían sido extraídos de la tradición española. Los grandes maestros, como Velázquez, Goya o el propio Picasso, les sirvieron como punto de arranque para desarrollar sus experiencias. Más tarde, ampliarían la lista de artistas de los que tomarían referencias. Principalmente, utilizarían pinturas de los expresionistas, como Kirchner, de los abstractos, como Malevich, o de los surrealistas, como Magritte o Tanguy. En el caso del Equipo Crónica tampoco resulta demasiado exacto hablar de Pop, pues su obra, pese a que presenta ciertos rasgos pop –pintura fría, lisa y de colores planos-, también apunta hacia terrenos muy distin-tos, como el de la postmodernidad incluso, a través de la cita o la referencia al arte del pasado. Eduardo Arroyo (1937), por su parte, es un artista en cuya obra también se distinguen factores que conectan con el lenguaje pop. En 1958 abandonó Madrid para instalarse en París. En ciertas obras suyas se pueden observar referencias al arte español del pasado, sobre todo a Velázquez.
Capítulo III
Nueva Abstracción y Minimal
A mediados de los 60, en pleno auge del Pop, apareció en EE.UU. una corriente completamente abstracta, cuyos antecedentes se remontaban a las formas-, de abstracción más radicales, las geométricas, dentro de las primeras vanguardias, aunque se diferencia de ellas en diversos aspectos, pues la llamada Nueva Abstracción parte de una concepción estrictamente formalista y no pretende, en ningún momento, establecer vínculo alguno con el espiritualismo inherente a la obra de Kandinsky o de Malévich. La característica esencial del arte de los sesenta es su frialdad; ante todo, se pone de manifiesto el carácter impersonal y mecánico. Al igual que sucede en la mayor parte de las obras pop, la huella del artista es imperceptible, hasta el punto de que a estas realizaciones se las ha llegado a llamar abstractas de ángulo duro (Hard-Edge).
Los artistas americanos de este período marcaban la trivialidad de las cosas y la literalidad se convirtió en el aspecto fundamental del arte. No se perseguía que el arte fuese expresivo, sino sólo interesante. Los artistas, pintores y escultores, se concentraron en la forma o la estructura de la obra de arte, y la consideraron como único vehículo de la significación. No es extraño que la mayor parte de ellos se interesasen por la filosofía de Wittgenstein. Partiendo de una voluntad de clarificación, los pintores abstractos y los es-cultores minimalistas presentaron los objetos como signos de sí mismos. Utili-zaron objetos simples y unitarios, y recurrieron a la cuadrícula y a las estructuras modulares. La crítica Bárbara Rose señaló que las construcciones minimalistas de Judd y de Morris parecían las ilustraciones a las tesis de Wittgenstein.Por su parte, Susan Sontag escribió que, en el terreno del arte contemporáneo, la interpretación del contenido era errónea, ya que a través de ella se llegaba a destruir el efecto sensual inmediato. La auténtica función de la crítica era –según Sontag- describir la apariencia de las obras artísticas. Esta afirmación se apoya-ba en el propio Wittgenstein que, en su Tractatus logícophilosophicus, decía: «Hay que guardar silencio en tomo a aquello de lo que no es posible hablar».Frank Stella formuló muy claramente su actitud al declarar: «En realidad, mi pin-tura es un objeto y lo que ven es lo que ven» La crítica Luey Lippard elogiaría en sus escritos el espíritu industrial inherente a las esculturas minimalistas, pues, para ella, implicaban un total rechazo del senti-mentalismo, de la sensibilidad decadente que caracterizaba, en gran parte, la pintura abstracta convencional europea y norteamericana. La adopción de técnicas y materiales industriales ilustra claramente las ideas de los años sesenta. Materiales industriales como los tubos de neón, el plexiglás, el poliéster o el acero galvanizado y el aluminio fueron empleados por los escultores minimalistas. Lo industrial llegó a adquirir la fuerza de una ideología.
Nueva Abstracción
La pintura de la Nueva Abstracción, o de la Abstracción Postpictórica -tal como la denominaría el crítico Clement Greenberg-, se ciñe a la bidimensionalidad de la tela y a sus límites. En ella puede observarse una clara reducción de todos los aspectos formales en beneficio de la nitidez propia de la superficie cromático.
Clement Greenberg, teórico formalista, influido por los escritos de Wólfflin sobre los ciclos formales en el arte y la alternancia de lo lineal y lo pictórico, trazó una separación radical entre el Expresionismo Abstracto y el Minimalismo. El trabajo de Pollock se hallaría dentro de esa categoría wolffliniana de lo «pictórico» mien-tras que el de Stella, Kelly o cualquiera de los abstractos minimalistas quedaría relacionado con lo «lineal». Todo carácter anecdótico es rechazado en provecho de la máxima pureza del lenguaje. Se desea que la obra se defina como estructura, como sistema cerrado en sí mismo y como entidad autónoma.Como característica general de la Nueva Abstracción, cabe señalar la preferencia por los formatos de grandes dimensiones. Probablemente, esta opción se explica por la influencia del precursor Barnett Newman, cuya obra anterior a los años sesenta se hallaba, como se recordará, vinculada a la modalidad del color-fíeld-paintíng, dentro del Expresionismo Abstracto. Sin embargo, posteriormente, New-man evolucionaría hacia un lenguaje desprovisto de conexiones con esta corriente, y en su pintura ya no se percibiría la huella del artista y las superficies de color serían extremadamente definidas y claras.Otro de los aspectos interesantes a resaltar en relación con la pintura de la Nue-va Abstracción es la tendencia a trabajar en una misma obra con muy pocos colo res. El reduccionismo, por tanto, también afecta el color. En general, se trata de soluciones bicromáticas o tricrorñáticas a lo sumo. Por otra parte, salvo en el caso de jules Olitski, no se emplean tonalidades intermedias, ni gradaciones tonales. Los colores utilizados son puros, preferentemente primarios y secunda-rios, y, además, presentan una vitalidad extraordinaria en los contrastes.El color en estado puro es el protagonista de las pinturas de Ellsworth Kelly (1923). Los contrastes de color son, en ocasiones, bastante agresivos, como ocu rre en Red Blue, pintura en la que los dos colores del título se encuentran distri buidos por la superficie de manera irregular. Una gran mancha roja lisa y unifor me, de configuración redondeada, aparece dispuesta sobre un fondo azul homo-géneo. Otras veces, Kelly trabaja en formatos no habituales, como ocurre tam-bién con Frank Stella (1936). El impacto cromático de las pinturas de la época más reduccionista de Stella es realmente sorprendente, pues con tan sólo dos colores -rojo y amarillo logra efectos similares a los del Op-Art, corriente que en aquellos momentos tenía una gran importancia en Europa, sobre todo en París.De todos modos, la obra de Stella es la que presenta etapas más claramente dife renciadas, pues, a fines de los años sesenta, evolucionaría dentro de la Abstrac- ción hacia lo que se ha denominado Minimalismo Barroco, al tiempo que amplia-ba las configuraciones, que llegan a semejar ejercicios de dibujo geométrico, y los colores utilizados. Empezó a integrar tonalidades intermedias -como los tonos pastel-, dotándolas de un carácter novedoso al pintar con colores sintéticos fluo-rescentes. En el fondo, las pinturas de este período, así como las realizadas en las décadas posteriores, escapan ya a la austeridad que caracterizaba el Minima-lismo Abstracto anterior. En las grandes telas de Kenneth Noland (1924) se aprecia una tendencia a marcar las zonas correspondientes al centro, en las que convergen las distintas franjas de colores que pinta el artista. Por lo general, se trata de franjas de colores muy vivos que, a su vez, establecen un acusado efec to de contraste con respecto al fondo claro. Como se dijo, Olitski (1922) fue el único pintor que, dentro de la Nueva Abstracción, empleó tonalidades cambian-tes. En su trabajo se aprecia a pesar de las diferencias, una cierta influencia de Mark Rothko. No obstante, Olitski tendió a trabajar en telas de formato horizontal, y el hecho de que emplease tan sólo uno o dos colores como máximo en una misma pintura hace que su obra presente un carácter bastante distinto de la del mencionado artista expresionista abstracto.
Minimal Art
El concepto Minimal Art fue acuñado por Richard Wollheim en 1965 y apareció, por primera vez, en un artículo suyo titulado de este modo, que publicó en la re-vista ArtMagazine. En aquella ocasión, el crítico aplicó el término a obras muy di-versas, ya que con él hacía referencia tanto a pinturas abstractas o esculturas propiamente minimalístas o a ciertos ready-mades de Duchamp. No es extraño que la obra de Marcel Duchamp apareciera aludida en el contexto minimalista, pues el artista francés había sido pionero en llevar a la práctica lo que podría llamarse «belleza de la indiferencia». Con el transcurso del tiempo, la denomina-ción Mínímal Art ha prevalecido sobre toda una serie de conceptos ligados a las manifestaciones de los artistas que trabajaron en su seno -como ABC Art, Literalismo, Arte reduccionista, Estructuras Primarias, Cool Art, The third Stream u Objetos Específicos-. El «objeto específico», según Judd, posee la capacidad de. no decir nada, de «ser insignificante» añadiría Luc Lang. No se trata de una re-presentación, sino de una presentación, o mejor aún -como especifica Lang Ia presencia insignificante, aunque concreta, de un volumen ocupando un Espacio».El objetivo de toda escultura minimalista es potenciar al máximo la pureza del len guaje, con lo que aparece de ese modo la necesidad de recurrir, a lo que Morris llamaría gestalt fuerte o forma de carácter unitario que no puede descomponerse. Los minimalistas se oponían a la escultura articulado y proponían, en cambio, las cualidades de unidad e indivisibilidad, con lo que era posible, por tanto, el resul-tado de objeto específico simple. Es indudable que los minimalistas se interesa-ron por las líneas, los planos y los volúmenes desde el punto de vista de la per-cepción. De todos los artistas que, en un momento inicial, a mediados de la déca-da de los sesenta, se decantaron por el lenguaje reduccionista, los más significa-tivos fueron los escultores Carl Andre, Dan Flavín, Donald Judd, Robert Morris y Sol LeWitt, aunque, a veces, se incluye también a Tony Smith. Sin embargo, Smith (1912-1980) pertenecía a la gene ración anterior y, aunque su obra tuviera aspectos formales relacionables con la de los minimalistas, él siempre afirmó que su intención estaba muy alejada de la de los representantes del Minimal Art. Se-gún el propio Smith, los minimalistas aspiraban a ciertos resultados determinados de antemano, mientras que su obra se debía a toda una serie de procesos no re-gidos por objetivos conscientes. En la obra de Carl Andre (1935) se advierte có-mo construye sus esculturas de manera homogénea y continua. En ellas, los ele-mentos son idénticos y, al yuxtaponerlos, elimina por completo la idea de jerarquí zación y el conjunto permanece abierto. jamás se advierte el deseo de hacer pre-valecer una zona sobre otra, ni tampoco de señalar un centro o punto determi nado de atención. Las esculturas de Andre, a veces construidas con fragmen tos de madera, placas metálicas o ladrillos, pueden montarse de maneras distintas, según las características del lugar donde se efectúe la instalación.Otro de los artistas en cuya obra también se puede apreciar la importancia del elemento seriado es Donald Judd (1928). A partir de sus primeras realizaciones se distingue la coexistencia dialéctica del sistema dualista del que habla Germa-no Celant cuando analiza sus esculturas. El carácter binario que presentan permi te observar cómo Judd otorga un valor idéntico a todos los elementos. Tampoco en su obra se percibe ningún valor jerárquico entre lleno y vacío, abierto y cerra-do, arriba y abajo, delante y detrás, material e inmaterial. En muchas esculturas, Judd integra el color con un sentido totalmente inexpresivo e impersonal, como un elemento más de esa concepción binaria que rige su obra, ya que se decanta siempre por soluciones bicromáticas que acentúan el carácter dual. Las composi-ciones seriales de Sol LeWitt (1928) tienen como punto de arranque las obras efectuadas, a fines de los años veinte, por Josef Albers, en el seno de la Bauhaus. También se ha señalado que en su concepción serial podrían existir conexiones con la música serial dodecafónica de Schrönberg. La obra de LeWitt se basa en la organización espacial reticular. A menudo, el artista ha señalado que su preocupación en el momento de efectuar sus estructuras no se ha centrado nunca en torno a la problemática de las formas primarias, sino que, ante todo, trata de proyectar en ellas la noción de organización en cuanto a tal, resaltando la especificidad de sus ordenaciones.El espacio ambiental adquiere un carácter sumamente peculiar en el contexto de la obra de Dan Flavin (1933). Este artista trabajó con tubos fluorescentes de fabricación estándar. También utiliza los colores producidos por la industria, con-ciente de los efectos de color y luz que desprenden. Entre todos los escultores minimalistas, la obra de Flavin, a pesar de que el artista construye un espacio no ilusorio por medio de sus instalaciones, es quizá la que más connotaciones ro-mánticas o incluso místicas posee, a pesar de que esta lectura no figure entre los objetivos programáticos del artista. Robert Morris (1931) ha sido el que más cam bios ha experimentado a lo largo de su trayectoria. Incluso, por momentos, se separó radicalmente de la es tética minimalista para profundizar en soluciones casi antitéticas. A principios de los años sesenta experimentó en el mundo del teatro, pues, desde 1955, había traba jado junto a Ann Halprin en el taller de tea tro y danza. A este mismo período se deben sus primeras obras minimalistas. Sus poliedros simples y sistemas modula res son de conglomerado de madera, de fibra de vidrio o de metal galvanizado y están realizados industrialmente, y en ellos no se percibe la huella del artista. Dentro de la etapa siguiente, la que corresponde a los años finales de los 60, aparecen las obras denominadas anti-form, entre las que destacan los fieltros, las acumulaciones y los eatlbworks. En este período, Morris trabajó también creando envíronments como un artista del Land art en los que prevalece, ante todo, el interés que pueda suscitar la idea originaria que desencadena la obra en sí. Muy distintas ya del Minimalismo reduccionista son las esculturas creadas en los últimos años, en las que incor-pora materiales heterogéneos, y llega a trabajar con espejos cóncavos y conve-xos para crear imágenes que deforman la realidad.Cabe apuntar que son los propios artistas los que llevan a cabo las instalaciones de las esculturas en galerías o museos, con lo que desarrollan un trabajo impor-tante como organizadores de la distribución de sus piezas en un ambiente deter minado. Varias veces, este trabajo de instalación de las obras en un contexto es-pacial se convierte en una tarea artística, tan importante o incluso más que la de-sarrollada al concebir las obras. Algunos artistas, como Morris, optan por trans formar la estructura global del conjunto de elementos según el espacio del que disponen para su emplazamiento; otros, en cambio, prefieren estructuras fijas, de dimensiones permanentes. Dentro del Minimal Art también debe integrarse a los pintores Robert Mangold y Robert Ryman, que, sin duda, son los más reduccio-nistas de todos los menciona dos, pues se decantan por un tipo de pintura en la que el único elemento que se tiene en consideración es la bidimensionalidad de la tela. En su caso, ni siquiera el color es un factor determinante, pues prefieren soluciones monocromas, llegando incluso, como en el caso de Ryman, a emplear el blanco liso como único color. Muy pocas veces los minimalistas, pintores o escultores, dan un título determinado a sus realizaciones, pues consideran que es mucho más adecuado no determinar la atención del espectador con su posible mensaje. Tampoco suelen enmarcar las pinturas, para no delimitar así el espacio pictórico, y los escultores no disponen nunca un pedestal para sus piezas. Aunque, de todos modos, y como ya observó Rosalind Krauss, cada vez se hace más difícil calificar como esculturas algunas de las piezas minimalistas.
Capítulo IVArte Cinético
El concepto «cinético», se incorporó de una manera definitiva al ámbito artístico, para definir un tipo concreto de manifestación, en 1955; en esa fecha se celebró una exposición en la que se reunieron obras dotadas de movimiento, realizadas por artistas de procedencias muy diversas, como Tinguely, Agam, Bury, Calder, Duchamp, Soto, Jacobsen y Vasarely. Con ocasión de esta muestra en la galería Denise René de París, se publicó el Manifiesto amarillo en el que, en diversas ocasiones, aparecía el concepto «cinético», así como el de «plástica cinética». Des de luego, el hecho de que una serie de artistas se preocupase por introducir el movimiento en su obra no era algo absolutamente nuevo, pues en distintos momentos del siglo xx existieron pintores o escultores interesados por el dinamis mo. Ya los futuristas italianos habían dejado muy claro en sus manifiestos que el movimiento y la velocidad eran aspectos esenciales y que debían quedar integra-dos en la obra artística; y los hermanos Pevsner, Anton y Naum Gabo, que du-rante un tiempo actuaron en el seno del Constructivismo, redactaron en 1920 el Manifiesto realista en el que aludían a los «ritmos cinéticos». Si además se tie-nen en cuenta algunas obras concretas, como el Modulator Lichtrequisit, de Lasz lo Moly Nagy, se comprenderá hasta qué punto algunos artistas sentían un acu-sado interés por trabajar en obras de arte que tuviesen puntos de contacto con la experimentación propia de la ciencia. Otro de los artistas que también puede considerarse como un auténtico precursor del Cinetismo es Marcel Duchamp, quien, en los años treinta, realizó los llamados Rotorelíefs. Se trata de obras tridimensionales que tienen un motor que el observador puede poner en marcha gracias a un mecanismo. De este modo, la pieza constituida por un círculo, en el que están pintadas una serie de circunferencias concéntricas, gira y genera una gran sensación dinámica. Al observar todas estas aportaciones se puede llegar a afirmar que, durante el s XX, una de las preocupaciones de ciertos artistas fue, sin duda alguna, el hecho de integrar el movimiento en su obra. Sin embargo, también es cierto que hasta mediados de los años cincuenta este interés no se convirtió en la finalidad primordial. Sólo a partir de ese momento debe hablarse de Arte Cinético propia-mente dicho. Como se verá más adelante, dentro del grupo de artistas cinéticos sobresale Victor Vasarely, que, desde los años treinta, realizaba pinturas en las que la sensación de movimiento era el factor prioritario. Aunque tales realizaciones deben considerarse como precedentes claros del Cinetismo, no deben incluirse en esta tendencia, ya que son figurativas. El Arte Cinético es siempre abstracto, ya sea bidimensional o tridimensional.
Clasificación de las obras cinéticas
Debido a la gran diversidad de obras existentes dentro del Cinetismo, se ha reali zado una clasificación de las mismas para clarificar y diferenciar estas aportacio nes. En primer lugar, se encuentran las obras de carácter bidimensional o tridi-mensional con movimiento real. En general, con motores que permiten que toda la obra, o bien determinadas piezas de la misma, se mueva. Se incluyen dentro de esta tipología las realizaciones basadas en proyecciones lumínicas, pues se considera que el movimiento luminoso también corresponde a este grupo en el que el dinamismo es básicamente real. En segundo lugar, se consideran las obras bidimensionales o tridimensionales estáticas, pero que poseen efectos de carácter óptico. Esta tipología corresponde al denominado Op-Art (Optical Art).Y, por último, las obras bidimensionales o tridimensionales transformables, en las que se requiere el desplazamiento del espectador para ser aprehendidas en su totalidad, o bien la manipulación directa que éste pueda realizar sobre ellas, con la que se logra un movimiento que puede ser vibratorio, de vaivén, etc. La 2ª tipología apuntada, la que corresponde al Op-Art, es, sin duda, la que más adep-tos tuvo; y, no obstante, para ciertos sectores de la crítica de los años sesenta, no debía incluirse en el seno del Cinetismo, pues en sus obras el movimiento no es real sino ilusorio, ya que proviene de toda una serie de efectos derivados de la incapacidad de la retina humana para situar como estáticos determinados objetos que, por el modo en que están constituidos, dan la sensación de movimiento.Aún así, según el historiador Frank Popper -el mayor estudioso del Arte Cinético- todas las tipologías mencionadas corresponden a esta tendencia artística, pues lo esencial es la sensación que se produce en el observador.Dentro de la modalidad del Op-Art existen obras muy distintas, pues responden a diferentes tipos de ilusiones ópticas. Así, entre las piezas más significativas que generan ilusiones de carácter óptico pueden distinguirse dos grandes grupos: por un lado, las figuras de carácter ambiguo, formadas por un juego de figura-fondo o bien por un juego de perspectivas opuestas; y, por otro, las que suponen una agresión a la retina, creadas gracias a imágenes persistentes, al efecto de muaré o a la ubicación inestable de formas y colores.
Victor Vasarely
El artista húngaro Victor Vasarely (1908) ha sido considerado por la historiografía del arte contemporáneo como el padre del Arte Cinético. Llevó a cabo sus estu-dios en su país de origen, y su asistencia al «Mühely», fundado en 1928, permite afirmar la influencia de la Bauhaus en su formación. La escuela Mühely había si-do creada por el profesor Alexander Bortnyik en Budapest, y seguía el modelo de la escuela estatal alemana de la Bauhaus. Sin embargo, pese al interés de Bort-nyik por realizar una tarea similar a la de los alemanes, no pudo desarrollar la idea originaria en su totalidad, pues se enfrentó a graves problemas económicos. Por este motivo, su escuela acabó convirtiéndose en un centro dedicado esencial mente a las artes gráficas. A pesar de estas limitaciones, Vasarely aprendió allí todo lo relacionado con la organización de la obra según los principios geométri-cos, en los que destacan las leyes de proporción y ritmo creadas a través de elementos compositivos o por la manera de tratar el color. Vasarely siempre se in teresó por la pintura de los artistas abstractos, de manera especial por la de Mon-drian y Malévích, y tanto en su propia pintura como en sus escritos se puede de-tectar fácilmente hasta qué punto llegaron a influir en su pensamiento artístico. La idea de Malevich expresada en su célebre pintura Composición suprematista: blanco sobre blanco atrajo enormemente a Vasarely, que llegaría a afirmar que «ir más allá [de esa pintura] significa, en lugar de caer en la nada, introducir en la pintura dos nociones nuevas.- el movimiento y el espacio-tiempo».En su larga trayectoria artística pueden distinguirse períodos bien diferenciados. Así, entre los años 1929 y 1939, Vasarely se dedicó a realizar dibujos destinados a la publicidad en los que constantemente recurría a emplear efectos ópticos, pese a que aún no se había decidido a seguir una trayectoria artística definida. Todas sus obras pictóricas efectuadas antes de trabajar en la abstracción cinética, lo que sucedió a partir de 1948, han sido situadas por Vasarely en lo que él llama «período cristal». De 1948 data su Homenaje a Malévich, pintura en la que sólo emplea los neutros -blanco, negro y gris- y en la que pueden verse dos cuadrados en perspectiva, en forma de rombos. En ella se encuentra claramente implícita la idea de dinamizar la forma del cuadrado empleada por el artista abstracto ruso. A partir de ese momento, la investigación llevada a cabo por Vasarely le conduciría a trabajar con el blanco y el negro, exclusivamente, durante un período bastante largo. Vasarely explicó los motivos esenciales de esta restricción al afirmar que el contraste blanco-negro es el que más afecta la retina humana y que, por otro lado, permite una mejor difusión en revistas y periódicos. Dentro del período «blanco-negro» pueden distinguirse tres tipos de realizaciones. En primer lugar se encuentran los fotografismos, obras basadas en el empleo de la fotografía. El artista realizaba pequeños dibujos constituidos por líneas perfectamente paralelas y después los aumentaba por procedimientos fotográficos. En segundo lugar aparecen las obras,,profundas cinéticas,>, que consisten en superponer dos o más fotografismos pintados en planchas de plexiglás, colocadas de manera que entre cada una de ellas quede un espacio de unos centímetros. En este tipo de obras, la sensación de movimiento se obtiene gracias al desplazamiento del espectador. Y, por último, se hallan las unidades plásticas blancas y negras, que son pinturas en las que configuraciones como el cuadrado y su forma dinámica, el rombo y el círculo con su correlato en perspectiva, la elipse, constituyen los elementos básicos de sus composiciones. A partir de 1959, y hasta mediados de los 60, la obra de Vasarely experimentaría una transformación profunda, puesto que el color comenzaría a convertirse cada vez más en protagonista de sus pinturas El artista ha llamado a esta etapa período del folclore planetario, que pone de manifiesto el creciente interés que Vasarely sentía por la ciencia. Según sus propias palabras, devoraba, «numero-sas obras sobre la relatividad, la mecánica ondulatoria, sobre la cibernética, sobre la astrofísíca,A partir de 1964 Vasarely intentaría escapar de la retícula habitual que configura sus obras anteriores introduciendo la figura geométrico del hexágono; de ahí surge la denominación del período: «homenaje al hexágono». Ampliaría así mis mo la gama cromática empleada, recurriendo al juego de perspectivas opuestas para lograr la sensación de máximo dinamismo que se desprende de estas reali-zaciones. Uno de los períodos más interesantes, por su variedad, es el correspondiente a las series CTA, Vega y OND. La palabra CTA se utiliza en astro-nomia para identificar las señales que provienen de otras galaxias. En las obras CTA de Vasarely, el círculo es la base de la composición y se repite en un fondo dorado y plateado. En esta serie, Vasarely evita los contrastes acusados y recu-rre a las gradaciones tonales; realiza sombreados en las zonas de los bordes de las figuras, mientras que las zonas centrales aparecen iluminadas. La serie Ve ga (nombre de una estrella de la constelación de Lira) emplea el cuadrado como elemento base, pero sometido a deformación. Al dilatar el cuadrado base surge una figura convexa. En cambio, al encoger el cuadrado base surge una figura cóncava. Estas pinturas corresponden a la serie OND (palabra tomada de la mecánica ondulatorio). La obra de Victor Vasarely se encuentra reunida en gran parte en su propia fundación, en Gordes, una población del sur de Francia. El hecho de que Vasarely se instalara a vivir en París determinó que la capital francesa se convirtiera en el centro en el que se desarrolló el Arte Cinético.
Jesús Rafael Soto
De origen venezolano y afincado en París a partir de 1950, Jesús Rafael Soto (1923) inició sus estudios de arte en la Escuela de bellas artes de Caracas. En aquella época, en su país se conocían muy pocas cosas respecto a todo lo relacionado con las primeras vanguardias. Se estudiaban, sobre todo, los movimientos artísticos de fines del siglo mx, especialmente a los impresionistas y postimpresionistas. A su llegada a la capital francesa, Soto descubrió la pintura abstracta y comenzó a interesarse por la obra de Mondrian y por el Suprema-tismo de Malévich.En 1953, inspirado por sus conocimientos de música dodecafónica, Soto inició su pintura de carácter serial, basada en el empleo de los tres colores primarios, sus complementarios, y el blanco y el negro.A través de permutaciones con las series de puntos de colores pintados sobre la superficie, desarrolló un arte que ya poseía características cinéticas. La repeti-ción de elementos origina una fatiga en la retina que da lugar a que se produzca un desplazamiento, de carácter ilusorio, en el campo,visual.Entre 1954 y 1955 investigó las posibilidades que le brindaba el empleo del ple-xiglás pintado, que, al ser transparente, proporciona toda una serie de efectos sumamente interesantes. Efectuó piezas tridimensionales, reuniendo, mediante varillas de acero, diversas planchas pintadas con puntos o líneas de colores distintos. De ese modo, cuando el espectador se desplaza ante sus obras, percibe aspectos siempre diferentes en la misma pieza. A partir de 1958 Soto realizó obras colgantes, en las que empleó varillas muy finas, metálicas o de materiales'plásticos, que se mueven con el aire. Este tipo de obra conecta con otras realizaciones que Soto denomina «penetrables» y que constituyen auténticos environments en los que el espectador-participante puede llegar a introducirse y obtener múltiples sensaciones no sólo visuales, sino también auditivas y táctiles.Durante los años sesenta Jesús Rafael Soto experimentó con otros materiales, sobre todo con planchas de acero pintadas con un finísimo rayado de muaré sobre las que disponía piezas clavadas en forma de cuadrados de colores puros. El contraste respecto al fondo es tan fuerte que agrede a la retina y se produce la sensación de que la obra se mueve.Afines de esa década e inicios de la siguiente efectuó esculto-pinturas, como la pieza titulada Ana, en las que usó un plafón de madera como soporte. Sobre él pintaba las finas líneas paralelas en blanco que constituyen el fondo de muaré y después situaba en la parte superior un clavo del cual suspendía un hilo de nylon. En este hilo ensartaba varillas de aluminio pintado de color que pesan muy poco y que oscilan al mínimo soplo de aire. Incluso el mero hecho de pasar caminando ante este tipo de piezas genera el movimiento en ellas. Se trata de obras muy delicadas que exigen un montaje específico cada vez que se muestran en un determinado lugar. En los últimos años, Soto alterna sus estan-cias en París con temporadas en su país de origen.
Yaacov Agam
Nacido en Israel en 1928 y llamado Yaacov Gipstein, adoptó el apellido Agam en París, en 1953, cuando efectuó su primera exposición individual. Su infancia y adolescencia transcurrieron en Israel. Su primer contacto con el arte se produjo en 1940, cuando, de manera autodidacta descubrió la obra de Van Gogh, y se apasionó por ella. Más tarde, descubrió a Rembrandt, Gustave Doré, Daumier y Soutine. En 1946 ingresó en la Academia de arte de Jerusalén, donde tuvo como profesor a Mordecai Ardon, que había estudiado en la Bauhaus de Weimar. Ardon, al descubrirlas posibilidades de su discípulo, le recomendó que ampliase sus estudios en Zurich, en la academia de Johannes Itten, el famoso profesor de la escuela de la Bauhaus que había desarrollado un método propio de enseñan-za y una teoría de los colores. Así, durante el año 1949, Agam asistió a los cur-sos impartidos por Itten y, además, frecuentó las clases de Siegfried Gideon. También estudió historia y composición musical en la universidad. Poco después viajó por Italia y Francia y, finalmente, en 1951, decidió instalarse en París 'En sus primeras pinturas se advierte la influencia de la música, al igual que en el caso de Soto. De 1953 son sus Pinturaspolífónícas, en las que se aprecia su interés por el movimiento. En la década de los sesenta, Agam trabajó con planchas de aluminio que no poseían una superficie lisa, sino articulado, siguien-do un ritmo en zig-zag. Al pintar sobre ellas determinadas configuraciones geomé tricas en colores distintos y vi-vos, logró efectos extraordinariamente dinámicos. El espectador debe ir cambian-do su posición respecto a la pintura para llegar a asimilar todas las posibilidades que ésta le ofrece. Aparte de las obras pictóricas, Agam ha realizado importantes obras escultóricas en acero cromado como Tres tíempos, tres espacios, para una plaza de Nueva York, o bien Las cienpueilas, para la residencia del presídente de Israel, en 1972.Su actividad como creador de ambientes resulta también muy interesante, y llegó a realizar un Salón Agam para el Pompidou en París. Se trataba de una habita-ción cuyas paredes eran de plexiglás pintado de colores; dentro de ella se tenía una noción espacial muy distinta a la de fuera. En otras piezas, Agam puso de manifiesto su sentido del humor, como en Sólo somos pompas dejabón, del año 1969. Esta pieza consiste en una plancha de aluminio que cuenta con un motor situado en la parte posterior y que va lanzando pompas de jabón sin parar. Es evidente que en algunas de las piezas creadas por los artistas cinéticos existe un deseo de resaltar el posible carácter lúdíco de la obra de arte.
El G.R.A.V.
Al iniciarse la década de los sesenta se fundó en París el G.R.A.V. (Groupe de Recherche d'Art Vísuel), formado por los artistas Sobrino, Stein, Yvarald, García-Rossi, Morellet y Le Parc. En muchas ocasiones crearon obras en equipo con un marcado carácter lúdico. Entre ellas destacan Laberinto, para la tercera Bienal de París en 1963, o Una jornada en la calle, de 1964. En ambos casos se trata-ba de crear unos ambientes en los que el espectador participase de modo activo, contribuyendo así a ampliar los posibles significados de los montajes realizados. El Laberinto consistía en una serie de zonas, distribuidas en un espacio interior, en las que se habían dispuesto elementos bidimensionales o tridimensionales que poseían distintas formas de movimiento. En algunos casos, estaban dotados de motores que el propio espectador ponía en marcha.Más ampliamente y con mayor repercusión en un público global -no interesado forzosamente por cuestiones relacionadas con el arte cinético- tuvo la obra una jornada en la calle. Los artistas se situaron en lugares estratégicos de la ciudad -bocas de metro, paradas, plazas - e invitavan a participar en acciones lúdicas, pa ra experimentar con el Cinetismo. A veces, trataban que los participantes se su-bieran a unos calzados especiales, dotados de muelles; en otras, consistía en probarse unas gafas rayadas que, al mover la cabeza, daban la sensación de que todo lo que se veía se encontraba en movimiento. En cierto modo, puede decirse- que eran auténticos happenings que intentaban obtener sensación de movimiento o bien experimentar el movimiento en sí, ligado a objetos artísticos.Se efectuaron acciones en distintos momentos y lugares de Francia y, habitual-mente, los artistas del G.R.A.V. contaron con una amplia participación. De todos modos, no siempre estuvieron de acuerdo en el tipo de acciones a llevar a cabo, y por este motivo existieron desavenencias entre algunos de sus miembros. Finalmente, el grupo se disolvió en 1968 y cada artista continuó, por separado, experimentando en terrenos diferentes.De todos los componentes del G.R.A.V., el que más fama tuvo, gracias a sus creaciones particulares, fue Julio Le Parc (1928), que llegó a París en 1958 procedente de Argentina, su país natal. En un 1er momento, entre 1958/60, Le Parc realizó sólo obras bidimensionales dentro de la modalidad del Op-Art. Pinturas en las que dispone progresiones de configuraciones geométricas simples -cuadrados, círculos, rectángulos, etc.-, distribuidas sobre el soporte según un ritmo preestablecido. El color se utiliza en acordes de una gama compuesta por catorce colores que incluyen tanto fríos como cálidos. Luego, desde 1960, experimentó con obras tridimensionales y efectuó también obras con proyecciones lumínicas, en ambos casos conside-rando la importancia del movimiento real. Otro artista importante del Cinetismo es el húngaro Nicolas Shöffer (1912), que en 1936 se instaló en París para estudiar en la Escuela de bellas artes. Desde 1948 comenzó a desarrollar sus teorías sobre el «espacio-dina-mismo. Las primeras esculturas en las que se aborda la problemática planteada en sus textos son de 1950. Resultan especialmente interesantes las obras lumínico-dinámicas, de fines de los 50, dotadas de movimiento por uso de motores. Es innegable que París se convirtió en una auténtica meca para los artistas que se interesaron por el arte cinético. En esta ciudad no sólo desarrollaron sus actividades los pintores y escultores franceses, sino que por ella pasaron artistas procedentes de otros lugares, tanto de Europa como de Iberoamérica. Aparte de Soto, también residió en París otro venezolano, Carlos Cruz-Díez, que experimen tó fundamentalmente con la creación de ambientes cromáticos y lurnínicos.
Algunos artistas españoles, como los que constituyeron el Equipo 57 -que funcionó desde 1957 hasta 1964 y que estaba formado esencialmente porjosé Duarte, Ángel Duart, Agustín ibarrola y Juan Serrano-, o Jordi Pericot y el propio Eusebio Sempere estuvieron trabajando en la capital francesa durante varios años. En todos ellos se percibe la influencia de la obra de Victor Vasarely, así como de la abstracción pura geométrico.
Eusebio Sempere (1923-85)
Estudió en la Escuela de bellas artes de San Carlos de Valencia. Viajó a París en el 48, por la obtención de una beca y allí tuvo ocasión de descubrir la obra de Wassily Kandinsky, que le influiría notablemente. Sus primeras pinturas, en las que ya se hace patente su interés por lo cinético, recuerdan ciertas compo-siciones abstractas de Kandinsky, tanto por su carácter como por los colores empleados. A partir de 1960, definitivamente instalado en Madrid, su obra se hace cada vez más compleja, y llega incluso a construir móviles tridimensionales. Entre sus ejecuciones destacan las obras que él denominó Collages, pinturas constituidas por finísimas láminas de cartulina corta-da a tiras que forman un entramado lineal y dejan ver los fondos vacíos.Uno de los aspectos más interesantes de su pintura es, sin duda, el color. Sempe re no utilizó casi nunca colores primarios, ni siquiera secundarios, sino tonalida-des de gran sutileza que muchas veces son colores pastel. Gracias a cómo los sitúa y conjuga tienen lugar los contrastes que producen sensación de dina-mismo. Sempere realizó también obras escultórica s en acero cromado, como el famoso Móvil de las «eses» del año 1973. Se trata de un conjunto constituido por formas sigmoideas, ensartadas en una varilla horizontal, a las que se puede dar impulso y que, al girar sobre el eje, modifican por completo la percepción que se tiene de la obra cuando ésta se mantiene estática.
Otros artistas cinéticos
En Alemania se fundó en 1957, en Düsseldorf, el grupo Zero, en el que se encon-traba Heinz Mack que trabajaba con piezas metálicas perforadas, movidas gra-cias a motores que el propio espectador podía poner en marcha.En Inglaterra, Bridget Riley es la mejor representante del Op-Art más agresivo. Empleando de manera sistemática el efecto de muaré, consigue superficies que llegan a provocar sensación de mareo. En EE.UU. no hubo muchos artistas que pudieran inscribirse dentro de la tendencia del Cinetismo, pues su auge coincidió con el de la Nueva Abstracción y con los inicios del Minimal Art, de manera que los artistas que no se situaban en la línea del Pop se hallaban dentro de estas otras modalidades propiamente norteamericanas. No obstante, debe señalarse que una de las mejores y más amplias exposiciones que se hicieron sobre Arte Cinético fue la realizada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en 95,bajo el título, he Responsive Eye. Con ella se publicó un extenso y documentado catá-logo que permitía una aproximación a la mayor parte de obras eméticas.Un artista americano que puede incluirse en el Cinetismo es Larry Poons, que trabajando sobre telas de grandes dimensiones, pintaba monocromáticamente las superficies y después disponía pequeños puntos idénticos de colores distintos que contrastaban con el fondo.
Capítulo V
Arte de Acción
Los inicios del Arte de Acción se sitúan, para algunos historiadores, es la propia actividad de Pollock con la Action Paínting.- Sin embargo, cuando se habla de Arte de Acción en un sentido más restringido se hace referencia principalmente a las actividades que se desarrollaron como bappening. Se suele citar, como precursoras, las acciones que efectuaron, a inicios de los 50, el músico John Cage y el coreógrafo Merce Cunningham en la Black Mountain College de Carolina del Norte. Con un tipo de espectáculos en los que se solicitaba la intervención del público que contribuía a configurar el significado del acto.Los antecedentes del bappening pueden buscarse en el propio S XX, en las famosas «veladas» futuristas y, más aún, en las actividades llevadas a cabo por los dadaístas en el célebre «Cabaret Voltaire» de Zurich, aunque la intención de estas últimas se hallaba muy lejos de los happeníngs posteriores. Los actos da-daístas eran una provocación y el público reaccionaba al sentirse agredido, ya fuera verbal o físicamente. En las acciones de los años sesenta, la participación del público, en cambio, se establecía con total libertad. No han faltado autores que han visto una relación importante entre el teatro y el happeníng, aun cuando existan, como es lógico, aspectos diferenciadores entre una y otra actividad. Existe una clasificación del happening, efectuada en 1968 por Richard Costéela-netz, que diferencia cuatro tipologías. En primer lugar, los bappenings puros, que transcurren según un esquema, pero en los que el participante tiene completa libertad para hacer lo que desee, y que no se desarrollan en un escenario de tea-tro, sino que pueden darse en espacios abiertos, lugares públicos (estaciones, parques, plazas, piscinas..., o en toda una ciudad) -los bappenings de Vostell se-rían de este tipo-. Considera después los bappeníngs sobre un escenario, en los que los organizadores están separados de los participantes-espectadores y éstos pueden limitarse a observar -dentro de dicha tipología cabría situar algunas accio nes del grupo Gutai-. Otra tipología serían los happenings sobre escenario sin co municación a través del lenguaje, en los que los participantes reducen el lenguaje a fragmentos aislados que no intentan establecer comunicación directa. Y, final mente, distingue los environments cinéticos, planeados de antema no, puesto que se precisa el lugar y se determina la actividad de los participantes.
Carácter del «happening»
Ante la imposibilidad de definir un happening, conviene establecer una serie de características que permitan llegar a comprender cuál es su esencia. En primer lugar, no se trata de una representación, sino de una «vivencia», en la que se resalta la relación constante y dialéctica entre el arte y la vida.En contraste con el arte del pasado, los bappenings, como afirma Jean Jacques Le bel, no tienen comienzo, medio, ni fin estructurados. Su forma es abierta y fluida. Con ellos no se persigue nada concreto y, por consiguiente, tampoco se gana nada salvo la certidumbre de un cierto número de situaciones, de aconte-cimientos, a los que se está más atento que de costumbre. Sólo se producen una vez y luego desaparecen para siempre. Son la más pura expresión del arte efímero.En el S XX, el descubrimiento del ready-made por parte de Duchamp hizo posible que el objeto encontrado o descontextualizado llegase a formar parte del ámbito artístico. En los años sesenta, y como consecuencia de ese hallazgo, se intentó descontextualizar no un objeto sino un hecho. Ésta es la base del happening. Uno de los hechos esenciales que se dan en el happening es poner de manifies-to su función mágica a través de ciertas acciones que conllevan aspectos rituales. El propio Mircea Eliade supo hallar, en los nuevos comportamientos artís ticos, elementos que podían relacionarse con nuevos ritos y nuevos cultos. A menudo, en los happeníngs se hallan elementos relacionados con la sexualidad. Ésta, como afirma Eliade, ha sido siempre y en todas partes un acto integral y, por consiguiente, un medio de conocimiento.La reconquista de la función mágica del arte se encuentra estrechamente ligada al deseo, por parte de determinados artistas, de erigirse en contra del acelerado proceso de industrialización y del triunfo de la civilización tecnocrática.La pretensión inicial de todo happening es que interese al mayor número posible de personas, para que colaboren en su creación y ulterior desarrollo. Así pues, una de las conclusiones a las que se llegó es que un happeníng no debía entra-ñar nunca un grado alto de agresividad o provocación, pues éstas podían llegar a inhibir la actuación de los participantes. El crítico italiano Gillo Dorfles estableció un paralelismo entre los primeros happenings y las actividades que llevó a cabo el llamado Body Art, situadas ya en la década de los setenta. Para Dorfles, es evidente que el proceso de desmaterialización inherente al Arte de Acción de los años sesenta tiene una continuidad en las performances posteriores y en toda una serie de realizaciones que utilizan el cuerpo como punto de arranque para la experimentación. Así, el Arte Corporal, improvisado o no, implicaría unos plantea-mientos similares a los que en su día se dieron en los happenings.
El grupo «Gutai» en Japón
A lo largo del siglo xx, el arte experimentó en Japón una evolución notable que só lo se puede advertir al estudiar el tema en profundidad. Es frecuente el hecho de que al hablar del arte japonés se aluda a la influencia que los artistas occidenta-les de vanguardia ejercieron sobre los japoneses. Sin embargo, aunque es lícito hablar de un trasvase de ideas de Occidente a Oriente, antes de la segunda gue-rra mundial, en ese terreno, no lo es hacerlo en relación al arte posterior al 45, pues los artistas japoneses se esforzaron en hallar un lenguaje propio e indepen-diente con respecto a soluciones europeas. Las primeras vanguardias tuvieron una pronta repercusion en Japón y, cuando en 1923 se creó el grupo Mavo, pudo advertirse cómo se habían asimilado las ideas inherentes al Dadaísmo. Por otra parte, en esa misma década se conocieron los textos y manifiestos surrealistas, traducidos al japonés, hecho que favoreció la adopción, por parte de los artistas vanguardistas japoneses, del lenguaje onírico que caracterizaba el surrealismo.En los años treinta, la guerra con China y la segunda guerra mundial frenaron esos impulsos renovadores. Tuvieron que transcurrir bastantes años para que, en un Japón todavía no recompuesto del todo, se reemprendieran actividades innovadoras. De todas ellas, destaca la creación, en 1954, del grupo Gutai, en el que participaron diversos artistas de la región de Kansai, procedentes de las ciudades de Osaka, Kobe y Kioto. El fundador del grupo, Jiró Yoshihara, había comenzado su trayectoria como pintor surrealista a inicios de los años treinta. Contaba, por tanto, con una experiencia importante que contribuyó a configurar la ideología de Gutaí.El carácter sin precedentes de las actividades llevadas a cabo por dicho grupo quedó recogido y se difundió gracias al boletín Gutaí, cuyos textos aparecían en japonés e inglés. En la primera exposición que celebró el grupo, en julio del 55, en un pinar cerca del mar de Ashiya, quedó patente el hecho de que los artistas habían encontrado un lenguaje propio, basado en la creación de ambientes al ai-re libre y en la expresión corporal. Ruidos y sonidos se conjugaban con luces co-loreadas, cortinas de humo, chorros de agua y actuaciones de los artistas para constituir auténticos happenings originales. Aunque entonces fueron pocos los espectadores y participantes que realmente se sintieron atraídos por el novedoso lenguaje, Gutaí sirvió de punto de partida para numerosas experiencias, dentro de esta línea, efectuadas no sólo en Japón sino en otros lugares del mundo. Las insólitas realizaciones de Gutai pronto fueron conocidas. La revista Life publicó fotografías de la exposición de abril de 1956, con lo que las acciones de Gutaí die ron la vuelta al mundo. Uno ,de los críticos que más se interesaron por ellas fue el francés Michel Tapié, quien, tan sólo un año más tarde, se trasladaría a Japón para ponerse en contacto con los miembros del grupo. A partir de esa relación, los artistas japoneses fueron derivando hacia la pintura informalista.Es indudable que en las acciones de Jiró Yóshihara, Sadamasa Motonaga, Kazuo Shiraga, Akira Kanayama, Saburo Murakami, Shozo Shimamoto o Atsuko Tanaka -por citar algunos de los miembros más significativos del grupo- puede apreciarse de qué modo llegó a afectarles la segunda guerra mundial y, especialmente, la atroz experiencia de Hiroshima y Nagasaki. El carácter aparentemente simple de algunas de sus acciones puede hacernos pensar, erróneamente, que se trataba de actos lúdicos sin más. No obstante, su carácter simbólico obligaba siempre a reflexionar en torno a cuestiones relacionadas con la vida y la muerte. La crítica a la sociedad tecnificada y a sus peligros se planteaba claramente en muchas de las acciones de Gutaí.
El «environment» y el «happening» en EE.UU.
Ya se ha mencionado la importancia de las actividades realizadas por el grupo de artistas que trabajaron junto a John Cage en el Black Mountain College. Uno de estos artistas fue, precisamente, quien más tareas efectuó en el ámbito artístico del happening. Se trata de Allan Kaprow, que, además de llevar a cabo nume-rosas acciones, escribió una de las obras más significativas sobre esta temática, Assemblages, Environments and Happenings, publicada a mediados de los años sesenta, y en la que reunió gran cantidad de material fotográfico. El contenido del libro de Kaprow es un fiel reflejo de su título, pues el artista establece un sutil vínculo entre las tres modalidades artísticas citadas. Para Kaprow, resulta eviden te que la transformación implícita en el Arte de Acción comenzó a plantearse en el momento en que se realizaron los primeros assemblages, que suponen una integración de fragmentos de la vida cotidiana en un contexto determinado, distin to del habitual. Más tarde, la realización de los llamados envíronments (ambienta-ciones) dio lugar a que se establecieran nuevas normas de conducta en el espec-tador de la obra artística, pues, en cierto modo, se le planteaba una obra abierta que requería su participación para que pudiera ser completada. Dentro de esta misma línea, fueron de extraordinario interés las propuestas efectuadas por los artistas que, luego, trabajarían en el seno del Pop, como Claes Oldenburg o Jim Dine. Aparte de los ambientes ya citados anteriormente, como La calle o La tien-da, Oldenburg realizó varias experiencias dentro de lo que él llamó Ray Gun The atre, utilizando los objetos en su integridad, utilizando el arte para exaltar la vida.Todas estas experimentaciones abrían nuevas vías artísticas y ampliaban la concepción tradicional de la escultura, fundamentando el desenvolvimiento del objeto plástico en el espacio y llegando a incluir al espectador dentro de la configuración artística. Se potenciaban así las capacidades sensoriales del tacto, del oído, y del olfato además de la visión. Entre el enviroment y la escultura existe un artista -Eduard Kienholz cuya obra es difícil de clasificar por presentar toda una serie de connotaciones que, si bien ligan con la estética pop –recupe-ración de objetos descontextualizados-, se sitúan en una línea individualizada.
«Happening» y «Fluxus» en Alemania
Tras la 2ª guerra, Alemania quedó sumida en un auténtico caos que afectó profun damente el ámbito artístico, hasta el punto de que hubo muy pocos pintores y es-cultores que, retornando las directrices planteadas por los expresionistas, decidie ran crear un arte innovador. Si bien existieron algunos artistas que se adscribie ron al lenguaje abstracto-informal, en realidad existió un período vacío que corres ponde a los 50. No obstante, al concluir la década se percibían ya vestigios del cambio radical que no tardaría en producirse. Fue precisamente en el terreno del happeníng en el que algunos artistas alemanes iniciaron una trayectoria claramente novedosa y cargada de interés. Quizás uno de los motivos por los que el arte de acción arraigó de manera especial en el ámbito germánico fue la enorme importancia que, desde 1918 hasta 1933, tuvieron las actividades dadaístas y el teatro desarrollado en la escuela de la Bauhaus, sobre todo a raíz de las decisivas experiencias de Oskar Schlemmer.Uno de los iniciadores de los happenings en Alemania fue Wolf Vostell (1932) que, desde 1950, había realizado numerosas obras fotográficas, pictóricas y tra-bajos en litografía. En 1954, Vostell tomó el término décollage (despegue, arran que, desencolado) de un artículo periodístico de Le Figaro sobre un accidente aé reo. El significado de la palabra le atrajo enormemente y, a partir de ese momen to, el artista introdujo la técnica del décollage en la pintura, y con él creó sus me-jores obras poco antes de iniciarse la década de los sesenta. Mantuvo contacto con los artistas del Nuevo Realismo francés y expuso su obra tanto en París co-mo en Colonia, su ciudad natal. Creó el slogan «Arte es vida, vida es Arte» y, par tiendo de él, efectuó numerosas realizaciones, de carácter ambiental o de acción. De sus happeníngs más significativos destacan: You, realizado en Nueva York en 1964; En Om, cerca de Ulmy en torno a Ulm, también de 1964; Lechugas, en el que, durante el año 1970, unas lechugas estuvieron viajando en tren, dentro de unas cajas, de Colonia a Aquisgrán y viceversa; Desastres, desarrollado en Berlín en 1972; Energía, de 1973; y Fresas, del año siguiente..
El grupo «Fluxus»
Una modalidad específica dentro del happeníng la constituyeron las acciones efectuadas por el grupo Fluxus, impulsado por el norteamericano George Maciu-nas, quien en 1962 se trasladó a Europa organizando el primer festival Fluxus en Wiesbaden, en 1962. Este artista, pintor y compositor, tendió a rodearse de artis-tas que no sólo se interesasen por un tipo de manifestación artística concreta, sino que fueran también capaces de actuar en distintos sectores. En cierta manera, en el ámbito germánico siempre se ha valorado lo decisiva que resultó la idea de «arte total», retomada por Kandinsky a partir de las experiencias de Richard Wagner. El hecho de que en Fluxus participasen artistas que, además de, ser pintores o escultores, eran músicos, fue un factor importante a la hora de considerar sus actividades.Las acciones Fluxus -como las denominaban los miembros del grupo- tenían, a diferencia de los happenings puros, una estructura previa sólida, de modo que el carácter imprevisible inherente a la improvisación se apartaba bastante de sus metas. El propio concepto Fluxus deriva de la raíz latina que alude a fluir. justamente, se trataba de dejar fluir las acciones durante un tiempo determinado.La fama alcanzada por alguno de los miembros del grupo, como Joseph Beuys, determinó en gran parte qué las actividades desarrolladas en el seno de Fluxusse valorasen cada vez más. Un factor interesante lo constituye el hecho de que el grupo no era cerrado, sino que estaba abierto a cualquier artista que deseara participar, ya fuera de manera individual o junto a otros artistas. Por esta razón, resulta muy difícil dar una lista completa de todos los que, en un momento u otro, realizaron actividades dentro de Fluxus. Por otra parte, no sólo participaban artistas alemanes o residentes en Alemania, sino que se invitaba a personalidades de otros países para eliminar las fronteras y convertir el Arte de Acción en una manifestación internacional. Algunas acciones llegaron a planearse para que pudieran desarrollarse simultáneamente en diferentes países, con lo que se producía una evidente ampliación del espacio destinado al happening. Aparte de Beuys, otros artistas importantes que desarrollaron actividades en Fluxus fueron: Wolf Vostell, Alan Kaprow, john Cage, Yoko Ono, La Monte Young, Nam june Paik y el propio Maciunas.
Joseph Beuys (1921/86)
Ha sido, sin duda, uno de los artistas que más ha contribuido a transformar la estética del arte del S. XX. Sus instalaciones y acciones estaban dotadas de un carácter realmente sorprendente, muy ligado a la idea de ritual. El magnetismo que la propia imagen de Joseph Beuys irradiaba se puede percibir aún a través de las filmaciones de algunas de sus acciones.
El hecho de que Beuys entendiese su propia autobiografía como algo artístico permite comprender que, para él, existían circunstancias fundamentales en todos los momentos de su vida. Ya durante su infancia, la lavandería que había debajo de su vivienda le atraía enormemente, con sus máquinas en funcionamiento.De la biografía de Joseph Beuys destaca un hecho ocurrido durante la segunda guerra mundial, cuando pilotaba un avión alemán y fue abatido por las tropas ru-sas. El avión cayó en una zona de Crimea y Beuys fue recogido inconsciente por un grupo de nómadas tártaros que le cuidaron hasta su restablecimiento. Para cu rarle, los tártaros untaron su cuerpo con grasa animal y lo cubrieron completamen te con fieltro. Gracias a ello, Beuys consiguió recuperarse y, años más tarde, re-cordando el suceso, decidió integrar tanto la grasa como el fieltro en la mayor par te de sus acciones. Sus primeros dibujos, muy sencillos y esquemáticos, pero en los que se advierte una gran fuerza expresiva, datan de la época de la guerra.A inicios de los años cincuenta, Beuys entró a estudiar en el taller del escultor Ewald Mataré, en el que aprendió rápidamente todas las técnicas tradicionales de modelado y talla. Del año 1952 es una Pietá en hierro, cuyo esquematismo geométrico remite a soluciones del estilo románico. Sin embargo, junto a un tema tan clásico como pueda ser el de la Virgen con su hijo muerto en el regazo, Be-uys realizó obras muy distintas, como la Reina de las abejas, efectuada en cera sobre un plafón de madera. Influido por el escrito del antropósofo Rudolf Steiner, que había publicado un texto sobre las abejas en 1923, Beuys descubrió la impor tancia de la cera como material de trabajo. La cera, al igual que la grasa o la miel, posee una clara polaridad, pues presenta aspectos diferentes, según se encuentre en estado sólido o líquido. Bajo los efectos del calor se licua y sus moléculas se encuentran en un estado amorfo y caótico, mientras que, en estado sólido, la estructura aparece ordenada. La transición de un estado a otro precisa la aplicación de una energía. Por ese motivo, Beuys integrará estos materiales en sus acciones, para obtener de ellos -desde un punto de vista simbólico- la energía necesaria para desarrollar una acción determinada. Beuys colaboró con Fluxus entre el 62/64, en acciones en las que ponía de manifiesto su actitud en contra del mercantilismo artístico y en las que se llevaba a cabo una crítica profunda del entomo social.Fuera ya del contexto Fluxus, Beuys efectuó, en 1965, una de las acciones más significativas y comentadas: ¿Cómo explicarlos cuadros a una liebre muerta? En ella el artista se embadurnó la cabeza con miel, mezclada con pan de oro, ¡casta que quedó irreconocible, como si llevara una máscara. Lentamente y susurrando explicaba los cuadros de una exposición a una liebre muerta que mecía en sus brazos. Esta acción, como de hecho todas las que llevó a cabo, posee un signifi cado simbólico, ya que la liebre es el animal que se asocia al nacimiento y a la en carnación. La miel expresa que no hay conocimiento superior sin sufrimiento y el oro hace alusión a todo lo superior. El significado global de la acción implica el deseo, por parte del artista, de revitalizar todo lo conexo con el intelecto humano.En las acciones de Beuys surgían con frecuencia animales como ciervos, renos, abejas o cisnes mediante los que el artista simbolizaba a la vez la belleza primor-dial y las agresiones a la naturaleza de una civilización altamente tecnificada.Otra de las acciones más impactantes realizadas por Joseph Beuys, en la Galería René Block de Nueva York, es Coyote (1974). La acción se desarrolló durante siete días y siete noches en una sala de la galería, convertida en jaula. Allí convivieron el coyote «Little John» Beuys. En el lugar sólo había un montón de paja -para que se echara el animal-, y Beuys llevaba un cayado, unos guantes de piel y una tela de fieltro para cubrirse. La desconfianza inicial del animal pronto se transformó en un sentimiento de amistad respecto al artista. Beuys reivindicaba, con su acción, y tomando al coyote como símbolo de la civilización india perdida, el retorno al primitivismo o, cuando menos, la toma de conciencia de la marginación en que se encuentran determinados grupos humanos.La máxima preocupación del artista, que en los últimos años de su vida se afilió al partido de los verdes en Alemania, consistía en lo que él denominaba la ampliación del arte. Beuys creía que todo ser humano era un artista en potencia; tan sólo debían proporcionársela los elementos necesarios para poder desarrollar esta faceta de la personalidad. Él anhelaba conseguirlo a través de sus acciones.
Capítulo VIArte Conceptual. «Body Art» - «Land Art»
El proceso de desmaterialización del arte culmina en el llamado Arte del Con-cepto o Arte como Idea. Dentro de dicha modalidad lo esencial es la idea que da lugar a la obra de arte; el hecho de que ésta no llegue a realizarse no tiene nin-guna importancia. Fueron muchos los artistas que, desde fines de los 60’ hasta mediados de la década siguiente, se decantaron por alguna de las diversas posibilidades que ofrecía el Arte Conceptual.Lo cierto es que el Arte Conceptual puro no tiene demasiados seguidores. En esta línea destaca fundamentalmente la vertiente lingüística, de la que Joseph Kosuth es el máximo representante, que, en 1966, ya habló del Art as Idea as Idea» (arte como idea como idea). Tal aseveración implica subrayar la ausencia de la materialidad física del objeto. Kosuth recurre al lenguaje como medio para comprender el arte. Partiendo del conocimiento de la filosofía de Wittgenstein, aplica sus conocimientos teóricos a la creación de conexiones entre el lenguaje y la percepción visual. Dentro de este tipo de experiencias, destaca una de sus pri-meras realizaciones, que lleva por título Una, y tres sillas (1965). En ella ofrecía tres aspectos distintos de la silla: la silla real, la fotografía de una silla y la defini-ción escrita a máquina de silla, extraída de un diccionario.Es realmente muy difícil establecer unos límites que precisen cuáles son las creaciones propiamente conceptuales y cuáles no. Es cierto que, al hablar de un tipo de manifestación, se pueden ver elementos comunes en algunas actuacio-nes. Sin embargo, también es cierto que, dentro del Conceptualismo, cada artista procuró crear algo distinto de lo que hacían los otros. Como característica esen-cial del llamado Arte Idea destaca la exigencia de un replanteamiento de todo el sistema expresivo del arte. Así pues, los medios utilizados por el artista serían muy diversos y no tendrían nada o casi nada en común con la tradición artística, ni siquiera con la del S XX. El artista utiliza fotografías, películas, vídeos, cintas grabadas, conversaciones telefónicas, documentos escri tos a máquina, envíos por correo, telegramas, estadísticas sobre determinadas acciones, presentación de ciertos actos en público, etc. En la línea del Conceptual lingüístico podemos citar, además del artista ya mencionado, Joseph Kosuth, al grupo inglés Art & Language, a Victor Burgin, On Kawara, Robert Barry, Lawrence Weiner, Hanne Darboben y otros muchos cuyo trabajo ha seguido evolucionando a lo largo de las décadas siguientes, manteniéndose fiel a los principios tautológicos y de análisis del lenguaje que propusieron desde sus inicios.En su interés por la desmaterialización de la obra de arte, el movimiento concep-tual buscó nuevos recursos expresivos a través de la incorporación de nuevas tecnologías o de soluciones tomadas de otras disciplinas humanísticas. En nume rosos casos se analizaron los, problemas de percepción de la obra de arte y se planteó la participación del espectador como algo incuestionable ante el resul-tado final. Asimismo, el proceso reflexivo previo a la realización de la obra alcan-zó un valor incalculable, casi mayor que el de la propia obra finalizada, y las cone xiones entre arte y sociedad fueron valoradas desde ópticas diferentes, llegando en ocasiones a plantear un fuerte compromiso con lo político. En este último caso cabe citar los trabajos del artista alemán afincado en EE.UU., Hans Haacke.También el influjo creciente de los mass-media fue motivo de reflexión para algu-nos conceptualistas que los utilizaron para realizar sus propuestas. En España, en la 1ª mitad de la década de los 70, se dio un momento rico en propuestas, especialmente en el ámbito catalán, con el surgimiento de numero-sos artistas y actividades que propiciaron un cambio sustancial en el desarrollo del arte en España. A pesar de que muchas de las propuestas presentaban una fuerte in-fluencia del Arte Conceptual europeo y norteamericano, lo cierto es que, a causa de la conflictiva situación sociopolítica que atravesaba el país en aque-llos mo-mentos, se dio un tipo de planteamientos de fuerte carga política y una revisión del papel del arte en la sociedad muy significativos. En esta línea cabe citar las aportaciones de Ferran García Sevilla y del Grup de Treball, en el que participaron artistas como Francesc Abad, Antoni Muntadas, Jordi Benito, Fran-cesc Torres, y otros. Asimismo, es importante citar otra vía que intentó romper con la concepción tradicional del objeto artístico, promoviendo una reflexión objetual al amparo de trabajos como los de Joan Brossa; en esta línea trabajaron Jordi Pablo, Antoni Llena, Silvia Gubem, Angel Jové, Carlos Pazos, Benet Rossell, etc.También en Madrid entorno al crítico de arte Simón Marchán, surgieron algunas propuestas iniciadas por Nacho Criado y Alberto Corazón, que, luego, entrarían en contacto con el grupo Z-41 (Juan Hidalgo, Esther Ferrer y Walter Marchetti), participante en las manifestaciones de Fluxus, y que ya había desarrollado una importante trayectoria en Europa.
«Body Art» y «performances»
Ya se ha planteado anteriormente y en relación con el happeníng que algunas de las acciones llevadas a cabo por ciertos artistas durante los últimos años de la década de los sesenta se encontraban dentro de la tendencia conocida como Body Art (Arte Corporal). En esta modalidad destacaron las acciones del grupo vienés, situado en Alemania, en el que se encontraban los artistas Günter Brus, Otto Mühl, Hermann Nitsch y Rudolf Schwarzkingler. Sus acciones, calificadas por muchos como sadomasoquistas, se basaban en brutales experiencias de automutilación. Se hacían incisiones en diversas partes del cuerpo y después se manchaban con la sangre que brotaba de las heridas. Muchas de estas acciones poseen un carácter ritual y en algunas se observa también un marcado interés por cuestiones relacionadas con lo sexual. A veces también emplearon animales. Tras sacrificarlos, se bañaban con su sangre o se cubrían con sus vísceras. Este tipo de actividad, de gran agresividad y crueldad, posee numerosas connotaciones de tipo religioso y supone un duro enfrentamiento por parte del artista con las normas establecidas por la sociedad.Muy diferentes fueron las actividades llevadas a cabo por los artistas ingleses Gilbert and George. Sus acciones se basaban en posar, perfectamente vestidos, de pie o sentados, inmóviles por completo, durante algunas horas, como si de esculturas vivientes se tratase. En una de sus acciones más conocidas, se situaban sobre una, mesa y repetían una y otra vez los mismos gestos mientras sonaba una grabación musical.En EE.UU., el italiano Vito Aceonci llevó a cabo diversas performances a partir de 1969, tras abandonar la poesía; en la serie Obras de calle seguía en la calle a algunos transeúntes hasta que éstos entraban en un edificio. En otra performan-ce defendía el carácter privado e introspectivo del trabajo del artista, mirándose a sí mismo ante un espejo y recogiendo la escena con una cámara de vídeo. Por su parte, Dennis Oppenheim, tras iniciarse en la escultura, realizó algunas ac ciones en las que pretendía experimentar con su cuerpo formas escultóricas, o adaptarse a las características de un paisaje, como en Stressparalelo (1970).Bruce Nauman realizó la conocida performance Autorretrato como fuente, en 1970, de la cual tomó fotografías y escenas en vídeo, en las que aparecía el artista lanzando agua por la boca; asimismo, algunas de sus esculturas, como De la mano a la boca o los Estudios para hologramas, presentan referencias a su propio cuerpo. La trayectoria de todos estos artistas ha cambiado mucho con el paso del tiempo y, aunque ninguno de ellos haya optado por un camino «tradicional» dentro del campo de la pintura o de la escultura, lo cierto es que han evolucionado hacia actividades bastante distintas. Suelen crear ambientes en los que se intuye un largo y profundo proceso de reflexión. Otros artistas que trabajaron dentro de las actividades de performance y que merecen ser citados son Gina Pane y la pareja formada por Marina Abramovic y Ulay. En Barcelona destaca el grupo de arte Los Rinos, cuyos componentes -Marcell Antúnez, Sergi Caballero y Pau Nubiolahan revitalizado estas prácticas artísticas.
«Land Art»
De las modalidades conceptuales, la que más adeptos tuvo y sigue teniendo aún es la del Land Art, a partir de las reflexiones de los ecologistas por los daños que el hombre causa en el entorno natural. Algunas de estas acciones entrañan cierta brutalidad, pues para conseguir un efecto de repulsa, los artistas no dudan en agredir a la naturaleza. En ciertos casos, como en la obra de Róbert Smithson (1938/73) Spiral jetty, de 1970, el artista hizo transportar tierra y piedras para configurar una enorme espiral de un diámetro de 49 m en el gran lago salado de Utah. Vista desde una zona elevada o desde una avioneta, la espiral poseía un carácter indudablemente estético. Este tipo de acciones pretende que la socie-dad tome conciencia de que el deterioro ambiental es un hecho y que puede desencadenar alteraciones nefastas para la Tierra y para el propio ser humano.Michael Heizer (1944) se especializó en realizar grandes excavaciones en zonas desérticas, que, con el paso del tiempo, están destinadas a desaparecer por la propia acción climatológica. Dennis Oppenheim (1938), aparte de realizar obras de BodyArt, fue también un artista significativo en el seno de esta tendencia y actuó en grandes extensiones de terreno o bien en plena calle. Una de sus acciones más recordadas fue Salt Flat, que consistió en esparcir grandes canti-dades de sal que ocuparon un rectángulo enorme entre la 6ª y la 5ª avenidas de Nueva York.El holandés Jan Dibbets (1941) efectuó muchos trabajos en la nieve, en la que dejaba huellas y rastros. Como la mayoría de los artistas nombrados, Dibbets presentaba sus experiencias en secuencias fotográficas. También empleaba el ci ne y el vídeo para condensar ciertas imágenes de sus obras. A pesar de la inmen sa variedad que propone en sus realizaciones, él otorga una importancia decisiva al fenómeno visual, que deriva de una concepción esencialmente pictórica.Uno de los artistas cuya obra abarca ámbitos que van más allá del Land A rt es el británico Richard Long (1945). En cierto modo, a veces su obra se ha calificado como escultórica, sobre todo cuando se trata de piezas resultantes de acumula-ciones de materiales naturales -tierra, rocas, piedras en espacios interiores. Es-tas obras podrían clasificarse bajo el epígrafe de eartbworks, y en ellas no sólo se advierte el deseo de establecer una estrecha vivencia con la naturaleza de diversos lugares del mundo, sino también una intencionalidad estática.Long también ha realizado numerosas obras en zonas exteriores, com o aquella en la que situó una serie de piedras dispuestas verticalmente en Sierra Nevada.otro de los artistas pioneros cuyo trabajo tiene que ver con la naturaleza es Chris-to, a quien ya se ha mencionado al hablar del Nuevo Realismo en Francia. Son conocidos los empaquetados de monumentos que Christo ha realizado en diversos lugares. También ha actuado en zonas al aire libre. De todas sus accio nes dentro de esta tendencia destacan el cubrimiento de más de 2 km de acantila dos en Little Bay, Australia, en 1969, y la gran cortina roja en tela de nylon dispuesta entre dos montañas en Rifle, Colorado (1972). También resultó muy atrac-tiva, desde un punto de vista meramente estético, la forma en que rodeó once islotes en la costa de Florida, utilizando tela de color rosa. El efecto del contraste entre este color y el azul del mar, visto desde una perspectiva aérea, resultaba impresionante. Las sombrillas fueron un proyecto realizado simultáneamente en dos valles de Japón y EE.UU. Este montaje refleja las similitudes y las diferencias de las formas de vida y del uso de la tierra en los dos países y postula el carácter efímero de la obra artística. Las obras más espectaculares del Land Art fueron las llevadas a cabo por Walter de Maria, con intervenciones como Pieza de Las Vegas (1969), en la que delimitó una línea de tres millas en el desierto de Tula, en Nevada; Campo de relámpagos (1974-1977), instalando unos 200 pararrayos en el desierto de Nuevo México; o con Un kilómetro hacia dentro (1977), que realizó en la ciudad alemana de Kassel, introduciendo una barra de acero de un kilómetro de longitud hacia el centro de la Tierra.Todos estos comportamientos resultan extraordinariamente novedosos y, en su momento, valorados de modo muy positivo, pues suponían una ruptura real en relación a todo lo que se había realizado con anterioridad. No obstante, el hecho de que las acciones en sí sólo pudieran ser vistas por muy pocas personas (las que eran parte del equipo de trabajo de los artistas), dificultó enormemente que estas actividades se valorasen en su justa medida. El público las desconocía, y cuando llegaban a tener no ticia de ellas a través de fotografías, filmes o repor-tajes hacía ya tiempo que se habían producido. Este factor desenca-denaba un desfase importante entre la ejecución artística y su asimilación que, al producirse más tarde, distorsionaba o se alejaba del significado que el artista había deseado conferirle en el momento de su ejecución.Y era necesario poseer un bagaje importante que permitiera una aproximación a estas actividades y nuevos comportamientos. Si no se tiene en cuenta todo el proceso de desmaterialización que se produjo hacia fines de la década del 60, o se desconocen los motivos por los que los artistas van hacia actividades como las descritas, es muy dificil comprender el arte de ese período. En todas estas ac titudes existe, por supuesto, un rechazo implícito a la noción mercantilista que dominó el mundo del arte durante el período precedente. Muchos artistas se negaron a considerar su obra como una mera mercancía y desarrollaron una pro-testa que implicaba rechazar las formas habituales -pintura y escultura preferen-temente-, pues eran las que mejor permitían la compraventa de la obra artística.Pese a que muchos artistas tuvieron una clara conciencia de que su actitud los llevaba a una marginación, no dudaron en elegir ese camino. Otros, en cambio, cuando se percataron del alcance de su postura renunciaron a permanecer den-tro de estos nuevos lenguajes y adoptaron los tradicionales. En cualquier caso, el arte conceptual, en todas sus modalidades, pronto sería sustituido por un retorno al orden que implicaba volver a la pintura aun cuando su influencia fue decisiva en algunos de los aspectos estéticos típicos de los últimos años de los 80.
Capítulo VII«Arte Povera»
El Arte Povera surgió en Italia en 1967, cuando se efectuaron dos importantes exposiciones en Turín en las que participaron diversos artistas representantes de esta modalidad. La denominación de Arte Povera se debe al crítico Germano Celant, y sirve para aludir'a toda una serie de manifestaciones que se carac-terizan, principalmente, por el empleo de materiales pobres.El objetivo de Celant consistía, ante todo, en relanzar de nuevo a Europa frente al poder del arte americano que, en los 60, se había impuesto de manera indis-cutible. Según el crítico italiano, el término Arte Povera tenía un carácter de «anti-definición» y debía situarse siempre en relación al contexto sociopolítico de la etapa 1966-1968. Aunque en un momento inicial se hablara del movimiento Pove ra como algo específicamente italiano, más tarde se advirtió que otros artistas eu ropeos, comojoseph Beuys o algunos de los representantes del Land Atrt y del Body Art, tenían puntos de contacto con la ideología del Arte Pobre en Italia. En cualquier caso, el propio Celant decidiría abandonar el empleo del término en 1972, porque consideró que incluso los artistas más representativos de dicha tendencia se habían alejado de las líneas de actuación iniciales. Es interesante advertir que más tarde, en los 80, cuando el Arte Povera fue atacado de manera sistemática por los artistas de la Transvanguardia italiana, dirigidos por el crítico Achille Bonito Oliva, Germano Celant reivindicó la validez del concepto y lo puso de nuevo en circulación.
Los precursores
Al abordar el tema del Informalismo en Europa ya se habló de la importancia de artistas italianos como Alberto Burri y Lucio Fontana. Ambos pueden conside-rarse como precursores del A tle Povera. El primero empleaba tela de arpillera que, a causa del tratamiento al que se la había sometido, llegaba a parecer un material de desecho. En cuanto a la pintura espacialista de Font ana, aparte de ser casi siempre monocromática, integraba el orificio como elemento esencial de las composiciones. La austeridad de la obra de este artista es uno de los factores que permiten considerarla como precedente de la de ciertos artistas «pobres».Aparte de los informalistas italianos, existe otro artista que quizá se halla todavía mucho más próximo no sólo a la estética povera, sino también al contenido que pueda desprenderse de la obra de los artistas de esta tendencia. Se trata de Piero Manzoni, amigo de Yves Klein y de los nuevos realistas franceses, y que, en ocasiones, llegó a exponer con ellos. La obra de Manzoni, que murió a los treinta años, en 1963, no es demasiado abundante, pero en cambio abarcó terre-nos muy diversos. De todas sus realizaciones, la que más difusión tuvo fue, sin duda, la célebre Mierda de ailista, constituida por latas en las que Manzoni había colocado su propia defecación. Una vez rotuladas, se dedicó a enviarlas a las galerías italianas. Se trata de un acto que retorna la ironía duchampiana, pero que, al mismo tiempo, va mucho más allá porque implica un manifiesto rechazo del mercantilismo artístico que, en aquellos momentos, estaba experimentando un auge extraordinario. En otras ocasiones, Manzoni trabajó con materiales inu-suales en el ámbito de la pintura, como se advierte en sus Panecillos acromáti-cos, obra en la que utilizó una serie de panecillos, dispuestos en franjas perfecta mente ordenadas sobre un soporte, y que pintó después de color blanco. En este tipo de realizaciones se distingue una cierta conexión con la de su amigo Klein, sobre todo en el reiterado recurso de la monocromía. La presencia de este tipo de actividades en el ámbito italiano favoreció el hecho de que, algo más tarde, un nutrido grupo de artistas se lanzaran a la investigación de nuevos comporta-mientos sin dejar de lado las experiencias de sus inmediatos precursores.
Los principales representantes del Arte Povera
Los artistas que inicialmente formaron parte de la tendencia del Arte Povera en Italia fueron Giovanni Anselmo, Alighiero Boetti, Pier Paolo Calzolari, Luciano Fabro, Jannis Kounellis, Marisa Merz, Mario Merz, Giulio Paolini, Pino Pascali, Giuseppe Penone, Michelangelo Pistoletto y Gilberto Zorio.Dentro de este numeroso grupo, cuyos componentes pertenecen a generaciones distintas, destaca, por su significación, la obra de algunos de ellos. Tal es el caso de Mario Merz (1925), cuyos comienzos como pintor informalista se sitúan en los años cincuenta. La transformación más importante en el modo de concebir la obra tuvo lugar a mediados de los años sesenta, cuando empezó a interesarse por el entorno y a tener en cuenta todas las posibilidades inherentes a la activi-dad creadora, sin limitarse a un solo modo de expresión.Las primeras obras de este período surgieron al confrontar, de manera insólita, objetos y materiales encontrados. Su Homenaje a Morandi, que puede considerar se como un auténtico precedente de obras posteriores, estaba constituido por una botella y un vaso, rodeados por un tubo de neón. Uno de los factores esen-ciales en el arte de Merz es el hecho de que el artista trabaja teniendo en conside ración el contraste de los materiales opacos y transparentes. El empleo casi sistemático del neón implica una valoración importante no sólo de la luz que desprende, sino de la energía que lleva implícita.La obra más famosa de Merz, la que realmente escapa al concepto tradicional de escultura para situarse en el terreno de una ambigüedad manifiesta, es Iglú de Gíap (1968). Desde de la 1ª versión, Merz recurriría a la misma estructura, la del casquete semiesférico, para trabajarla en materiales distintos, destinados a ámbitos diversos. El significado del iglú dentro de la trayectoria artística de Merz fue esencial, pues le permitió expresar de modo sintético su pensamiento Pals-tico. Desde un punto de vista simbólico es una toma de posición política, su de-seo de no acceder ni a lo anecdótico ni a lo teatral, el carácter del iglú puede aso-ciarse al de la cúpula, con todo lo que ello representa. Observado como configu-ración geométrico, posee un carácter marcadamente racional que choca con el primitivismo inherente a la construcción de los nómadas esquimales.Merz no sólo se interesó por estos aspectos constructivos, sino que logró mos-trar, a través de los materiales utilizados, que su preocupación también residía en la noción espacial, Con el tema del iglú, Merz permite que el observador compren da cuán importante es el espacio exterior, en unas ocasiones, y, en otras, cuán significativo resulta el espacio interior. Aunque Merz emplease materiales nue-vos, como los tubos de neón, las baterías y los acumuladores, no dejó de utilizar otros materiales que ya tenían una tradición en el arte del S XX, como los que aparecen en el citado Iglú de Giap (los saquitos de arena y el armazón metálico sobre los que los situó). Entre los múltiples iglúes que ha realizado, el que data de 1977-1985, aparece configurado por planchas irregulares metálicas, vidrio desigualmente cortado y focos lumínicos. A esta versión la tituló Noígirlamo intorno alle case o le case gitano intorno a noi? En otras realizaciones Merz integró, además de pintura sobre tela y los habituales tubos de neón, ramas encontradas en un bosque, como en Cosi fínisce atteso sul vetro (1978), que implicaban cierta postura ante la importancia de la naturaleza. Al contemplar este tipo de obras resulta evidente su alejamiento de las manifestaciones minimalistas de EE.UU. en las que los materiales industriales jamás se unen con materiales encontrados. La tradición de objeto encontrado e integrado en el ámbito artístico, que se remonta a las realizaciones de Schwitters, posee, sin duda alguna, connotaciones románticas que también se hallan implí-citas en la obra de algunos «Povera». El Minimalismo valora la frialdad y el distanciamiento de todo aquello que se pueda vincular al ser humano. Otro de los representantes más significativos dentro de la modalidad italiana fue Jannis Kounellis (1936), que, procedente de Grecia, se instaló en Roma en 1956. Aunque Kounellis empleó materiales absolutamente insólitos -carbón, algodón, materiales de desecho procedentes de derribos, sacos llenos de cereales o de café, fuego, etc.-, así como animales vivos o fragmentos de animales muertos, e incluso gas, sus actividades han de entenderse siempre como las ejecuciones de un artista pintor. Partía de la tradición bizantina y utilizó, muy a menudo, el pan de oro, que posee la capacidad de concentrar la energía, a la vez que se convierte en un poderoso elemento de irradiación lumínica. En una pieza Sin título que efectuó en el año 1967, empleó una plancha de acero esmaltada en la que insertó una percha para colocar un loro vivo que estaba atado con una cadena. Le interesaba mostrar el efecto plástico del animal con su plumaje coloreado sobre el fondo liso y brillante. En realidad, se trataba de un efecto similar al que pudiera provocar una obra pictórica. En esa misma época, Kounellis experimentó con fuego, y hacía que surgieran llamas de paneles metálicos horadados. Una de las realizaciones más impactantes, efectuada en 1969, fue la disposición de doce caballos vivos en la galería de l'Attico, en Roma, entre paredes blancas. A través de esta instalación deseaba producir una tensión lo suficientemente fuerte como para ,crear una ruptura en la comunicación del arte,,, según sus propias palabras.En cualquier caso, la obra de Kounellis siempre es impactante, a veces incluso agresiva o brutal. En ella, los elementos que la constituyen se presentan al natu-ral, sin modificaciones, y eso les confiere un carácter, dentro de su descon-textualización, marcadamente directo y que tiene el poder de afectar.
Otros artistas «Povera»
Luciano Fabro, a quien Celant llama amistosamente Horno Fabro, empezó, hacia 1963, a realizar obras con vidrio en las que destacaba el carácter de la transpa rencia del material y el fenómeno del reflejo. A partir de la lectura y de la profun- dización de la obra filosófica de Wittgenstein, Fabro se introdujo en la experi-mentación con diversos elementos extraídos del entorno real.Es un artista que otorgó gran importancia a los materiales, investigando las po-sibilidades de con'ugación de los más diversos. Entre los materiales de carácter resistente que utilizó para sus ejecuciones destacan el acero, el hierro, el bronce o la madera; de tipo dúctil son el cobre, el latón, el plomo o el aluminio; a veces empleó también telas o trozos de piel de animales, y plantas. En Edera (1969) dis puso, sobre una plancha de vidrio enmarcada en plomo, hiedra, distribuida bastante ordenadamente por toda la superficie. En ésta, como en otras obras suyas posteriores, Fabro otorga un valor primordial a los contrastes de color. En el arte de Gilberto Zorio también está presente el interés por los aspectos cromáticos, exaltados por el empleo de materiales realmente insólitos, como algunos de carácter volátil, como el fósforo, el azufre o los ácidos. Al emplear cri soles y alam biques, junto con focos lumínicos diversos, creó ambientes cargados de energía.Giuseppe Penone efectuó sus primeras obras en el bosque de Garessio, situado entre el Piamonte y Liguria. En 1968 realizó una obra en la que clavó, en el tron co de un árbol, una copia exacta de su mano, hecha en fundición de hierro. Con el tiempo, la obra quedaría plenamente integrada en el elemento natural.En la mayor parte de sus creaciones ambientales posteriores, Penone empleó elementos extraídos del entomo natural, como tierra, plantas o troncos y los en-frentó a otros creados por él con materiales diversos, principalmente bronce o tie-rra cocida. La relación artificial-natural se establece de un modo sencillo resulta fácil descubrir el gran interés que el artista siente por el entorno.Giovanni Anselmo prefirió la confrontación de elementos extraídos del entomo cotidiano, que se caracterizan por su gran simplicidad y por su pobreza, como el serrín, el algodón, sacos, placas de vidrio, etc. En ocasiones construyó extraños objetos en los que se aprecia el deseo de subrayar los contrastes acusados de los materiales, como en Respiro (1969), pieza constituida por dos vigas de hierro unidas mediante una esponja.Michelangelo Pistoletto se decantó, en 1969, por efectuar acciones como la que se titulaba genéricamente Lo zoo, dentro de la cual se daba la máxima impor-tancia al ser humano. En El bombre amaestrado efectuaba una serie de activida-des, sentado en plena calle, frente a un montón de trapos y prendas de vestir. Más tarde, evolucionó hacia la creación de instalaciones, entre las que destacan, por la fama adquirida, las de los espejos. La disposición de los mismos en am-bientes distintos crea efectos ilusorios espaciales de gran riqueza, pese a la po-breza de medios. Según él, es la perspectiva la barrera que hace falta superar.
Capítulo VIII
Nueva Figuración y otras formas de Realismo
El hecho de que durante un largo período prevaleciera en el mundo del arte del siglo xx un lenguaje no imitativo, no implicó, en modo alguno, una renuncia al empleo de la figuración. Durante la 2ª mitad del siglo, precisamente, surgió el movimiento del Pop que en Norteamérica recurría, de manera sistemática, a la figuración.Sin embargo, existe una tradición figurativa mucho más sutil, donde la elegancia de las formas se funde con unos contenidos sorprendentes en los que el ser humano se toma como punto de partida para la reflexión. Dentro de esta línea debe situarse la pintura de Francis Bacon, un artista cuya obra, además, resulta tan individual que no puede incluirse en movimiento alguno.Por otra parte, es evidente que, tras la apoteosis del proceso de desmaterialización que sufrió el arte durante los últimos años de la década de los sesenta, era necesario un retorno a la pintura. La obra de los representantes del Hiperrealismo es una clara plasmación de este proceso.
La nueva Figuración de Francis Bacon
Francis Bacon (1909/92) Se trata de un artista cuya obra no puede clasificarse dentro de una corriente determinada, pese a presentar contactos con los más sig nificativas vanguardias. El carácter individual de su pintura figurativa y la persis-tencia en el empleo de las técnicas más tradicionales -como la pintura al óleo hacen de su obra un auténtico caso aislado dentro del arte del S XX, pero la fuer-za y originalidad de su pintura le configuran como uno de los creadores más importantes de nuestra época. Nacido en Dublín, de padres británicos, Bacon tuvo una infancia y una adolescencia especialmente difíciles debido a su precaria salud. Por este motivo, en lugar de asistir al colegio, se educó, con tutores en su propia casa. Este aislamiento, producido a una edad tan temprana, probable-mente desencadenaría, con el transcurso del tiempo, un sentimiento de soledad que queda claramente reflejado en su pintura.A los dieciséis años abandonó la casa familiar e intentó mantenerse por su cuen ta. Desempeñó varios trabajos, entre ellos algunos vinculados al campo del inte-riorismo. Fueron significativos, para su formación, los viajes que realizó a fines de los 20, a Berlín y a París. De esa época datan sus primeras obras pictóricas, en las que queda plasmado su interés por la pintura de Picasso. Toda su formación en el terreno pictórico fue autodidacta y, aunque se perciben ciertas influencias del Surrealismo e incluso de la pintura abstracta, su obra no puede situarse den-tro de ninguna de estas dos tendencias. En 1933 realizó su primera Crucifixión, un tema que Bacon retomaría en distintos momentos. La que corresponde al 44 y que está concebida a modo de tríptico -formato que emplearía en muchas otras ocasiones-, causó impacto y, años más tarde, sería adquirida por la Tate Gallery de Londres. La temática de Bacon gira siempre en torno al ser humano. Lo abor-da tanto en solitario como formando grupos de dos personas entrelazadas. Tam-bién son muy frecuentes en sus pinturas algunas partes del cuerpo humano ais-ladas, resultado de las deformaciones y distorsiones que crea en torno a determi nados miembros o cabezas de figuras. Las calida des que obtiene empleando el óleo en espesas y densas capas dan un modo muy peculiar a sus realizaciones.Bacon declaró a menudo que le interesaban los autorretratos de Rembrandt preci samente por el carácter de sus pinceladas y empastes. Del mismo modo, la obra de Velázquez también sería importante para su trabajo. Es conocido el impacto que le produjo el cuadro de este pintor en el que representaba al Papa Inocencio X. No es extraño que en 1961 realizase un cuadro dedicado al mismo tema, en el que la interpretación personal sobre la obra velazqueña revela una indiscutible sensación de angustia y soledad que impregna toda la pintura del artista irlandés.A pesar de que Bacon siempre se declaró en contra de la pintura abstracta, en su obra se detectan zonas -los fondos preferentemente- concebidas dentro de la más pura tradición abstractiforme. El color desempeña siempre una función esen-cial en su pintura y es, quizás, en las obras correspondientes a los últimos años donde más se percibe la presencia del color puro empleado en estructuras geométricas en los fondos, mientras que los personajes se resuelven con tona-lidades intermedias e integran zonas de sombreados.Es interesante el hecho de que Francis Bacon no pintara partiendo de la figura real de un determinado personaje, sino que su fuente de información provenía de diversas fotografías en las que aparecía la persona que le servía de modelo para el cuadro. A pesar de ello, no debe caerse en el error de pensar que su obra posea algunos puntos de contacto con la de los fotorrealistas. Nada más lejos de la realidad, pues en Bacon la distorsión de la forma humana predomina obsesiva-mente y jamás pretendió captar la imagen dotada de verismo.El movimiento, derivado de las distorsiones a que somete sus imágenes, pro-viene en parte de los estudios efectuados sobre material fotográfico, en el que quedaban plasmados cuerpos de boxeadores o deportistas, así como animales' En el fondo, puede afirmarse que en sus figuras humanas siempre existe algo que correspondería más al mundo animal que al humano.
Hiperrealismo norteamericano
El intelectualismo exacerbado de algunos artistas conceptuales pronto provocó una respuesta contraria en EE.UU., donde un grupo muy heterogéneo de artistas comenzó a trabajar dentro de un acusado realismo. La temática es amplia y abarca desde retratos hasta vistas de paisajes o de ciertas zonas de las ciudades. El automóvil o sus accesorios forman también parte de los temas tratados. A veces surge un tipo de naturaleza muerta bastante diferente de las habituales.Dentro del Hiperrealismo existen artistas que trabajan exclusivamente en el ámbito de la pintura y otros que lo hacen en el de la escultura. A los pintores se les denominó fotorrealistas, debido a que siempre emplean la máquina de fotografiar como elemento imprescindible para acumular documentnción sobre lo que más tarde será representado. Fotorrealismo
Louis Meisel empezó a utilizar el concepto «Fotorrealismo» tras haber visto la obra que Close y Estes realizaban en 1968. Luego, en 1972, se organizó una gran exposición con la mayoría de los fotorrealistas, y el propio Meisel estableció una definición en cinco puntos que pueden sintetizarse de la siguiente manera. 1º el artista fotorrealista emplea la cámara y la fotografía para obtener informa-ción. Por lo tanto, la pintura fotorrealista no puede existílsin la cámara fotográfica. Sólo ésta es capaz de percibir aspectos y cambios mínimos que repercuten en la superficie de las cosas.
2º, el artista fotorrealista emplea medios mecánicos o semimecánicos para trans-ferir la información fotográfica al lienzo. Entre todos los métodos, el más simple consiste en proyectar diapositivas sobre la tela ia pintar. Sin embargo, algunos, como Close o Eddy, prefieren el empleo de la retícula, que consiste en transferir la información procedente de distintas fotos seleccionadas a un papel milime-trado, de modo que se llegue a efectuar la imagen completa. Después, ésta se traslada al lienzo.3º, el artista fotorrealista debe poseer una habilidad técnica suficiente para que la obra concluida muestre el aspecto de una fotografía.4º, el artista debió exhibir su obra como fotorrealista en la exposición de 1972 para poder considerarse como tal. 5ª, el artista debe haber contribuido, en los últimos cinco años, al desarrollo y a la exhibición de la obra fotorrealista.
Como puede advertirse, los dos últimos puntos entrañan un acusado subjetivis-mo por parte de Meisel. Sí bien es cierto que la mayoría de los artistas que expu-sieron su obra en la mencionada muestra eran los más significativos, no lo es menos que algunos de los que no lo hicieron podrían quedar perfectamente asimi lados dentro de la tendencia, pues en su pintura se rastreaban los mismos principios que en la del resto de los artistas.Uno de los representantes más interesantes, por la temática abordada en sus pin turas, es Chuck Close (1940), que sólo hace retratos a sus amigos y no efectúa ninguno por encargo. Desde un punto de vista técnico, Close, al igual que otros fotorrealistas, opta por un tipo de empaste extraordinariamente liso y fundido, y utiliza la pistola para las zonas de un mismo color.Don Eddy (1944) empezó a realizar sus pinturas más características, aquéllas en las que aparecen fragmentos de coches en 1970; un año más tarde realizó co-ches enteros de limpias y brillantes superficies. Su temática cambiaría a partir de 1973, fecha en la que inició la serie de escaparates.Richard Estes (1936) se interesa, ante todo, por captar vistas urbanas: escapa-rates de tiendas, cabinas telefónicas, paredes acristaladas de grandes edificios, calles con sus correspondientes pasos peatonales, etc. Robert Cottingham (1935) también se decantó por representar zonas de la ciudad, fundamental-mente fragmentos del entorno urbano, como letreros -o trozos de ciertos mensa-jes publicitarios.Una temática muy distinta es la de Audrey Flack (1931), que se interesa por el tema de las naturalezas muertas, dentro del género de las Vanítas.John Kacere (1920) tiene una obra obsesivamente monotemática, pues repre-senta torsos femeninos desnudos, con bragas muy ajustadas. Ralph Goings (1928), que estudió en la Escuela de artes y oficios de Califomia, se de-canta por la representación de coches en zonas urbanas o bien en descampa-dos, pero siempre bañados por la luz solar del mediodía. Diferentes son las imágenes de coches creadas por John Salt (1937), pues, en sus pinturas, muestra fragmentos de chatarra o restos de coches abandonados, destruidos y de superficies gasta-das. Otros artistas son Ben Schonzeit y Malcom Morley. El trabajo de Ben Schon-zeit con la cámara es muy minucioso y procura emplear el teleobjetivo que le per-mite aplanar los objetos y acortar las distancias. La obra de Malcom Morley con-densa la experiencia del artista como fotógrafo, como pintor y como observador.
La escultura hiperrealista
En EE.UU. trabajan dos artistas importantes en el ámbito del Hiperrealismo: Duane Hanson y John de Andrea. El primero trabaja siempre en tomo a la figura humana, tomada de las clases medias o bajas americanas, en actitudes que ponen de manifiesto la cotidianidad más banal. En cambio, John de Andrea prefiere la figura humana desnuda, captada muchas veces en posturas con cierto erotismo.Duane Hanson (1925) realizó sus estudios de escultura entre 1943 y 51. Después se dedicó durante bastante tiempo a la docencia, impartiendo clases tanto en centros norteamericanos como alemanes. A pesar de que trabaja en Colonia, vive en Nueva York, y combina sus estancias entre ambas ciudades.Hanson intenta captar tipos de personas muy característicos, como turistas, mujeres dedicadas a la limpieza, señoras que van a la compra al supermercado, etc. Utiliza siempre el tamaño real en sus esculturas. Su proceso de trabajo es lento y se basa en un modelado de los cuerpos en yeso, para efectuar, después, un vaciado en fibra de vidrio y poliéster, por zonas. Brazos, piernas, torso y cabeza se unen más tarde, y las pinta con una tonalidad de carnación muy similar a la verdadera. Viste a sus personajes con ropas usadas, y los objetos que llevan consigo son siempre reales. A veces crea grupos de personajes y, en las actitudes y gestos que presentan, se advierte una cierta ironía y, también, cierta crítica al entorno social.John de Andrea (1941) trabajó como profesor ayudante en la universidad de Nuevo México durante los años 1966/68. Después se dedicó sobre todo a la escultura. La desnudez es uno de los elementos más característicos de las figu-ras realizadas por De Andrea. El verismo de sus personajes, en los que no falta el más mínimo detalle -cabellos, granos, imperfecciones de la piel...-, es tan acusado que, como en el caso de Hanson, va mucho más allá de la impresión que pueden producir las figuras de cera.
Otras formas de realismo
En Europa, el Hiperrealismo tuvo también algunos seguidores, pero cada país produjo aportaciones muy diferentes, En la mayoría de las ocasiones, el empleo de la cámara fotográfica resulta, simplemente, un medio auxiliar, no indispensa-ble, y, por otra parte, tampoco se intenta que las pinturas semejen fotografías. En 1965 surgió en Alemania, concretamente en Hamburgo, un grupo constituido por los artistas Dieter Asmus, Peter Nagel, Nikolaus Stasrtenbecker y Dietmar Ullrich, que se conocían desde hacía algún tiempo porque habían coincidido en la Escuela superior de artes plásticas de su ciudad. Decidieron llamarse grupo Zebra y utilizaron este animal como signo para su logotipo. En Italia destaca la obra de Domenico Gnoli (1933-1970), pero entre todos los europeos destaca el francés Jean-Olivier Hucleux (1923), cuya temática se relaciona con la muerte, al representar con fidelidad absolutamente fotográfica cementerios de coches y cementerios para personas. En España sobresale un grupo de artistas de Ma-drid: Antonio López García, julio L. Hernández, Francisco López e Isabel Quinta-nilla. En líneas generales, abordan temas variados, relativos a la cotidianidad. Algunas veces se ha dicho que su pintura posee ciertos elementos que conectan con el llamado Realismo Mágico. De todos ellos, Antonio López García (1936) es el que ha realizado una obra más significativa, con proyección internacional. A los 13 años llegó a Madrid, pro cedente de su población natal, Tomelloso (Ciudad Real). En 1950 ingresó en la escuela de San Fernando. Al poco tiempo de concluir la carrera, en 1955, tomó parte en una exposición de jóvenes artistas organizada por la Dirección Gral de Bellas Artes, en la que participaron, además, Lucio Muñoz y los hnos Hernández. Los temas de los primeros años de su trayectoria son muy variados, pero se centran principalmente en la figura humana. No obstante, los objetos de las habi-taciones donde se hallan los personajes, o bien las casas y calles en las que se mueven sus figuras, están dotadas de un vigor realista extraordinario. Algo pos-teriores son las vistas de Madrid, así como determinadas naturalezas muertas. Resulta muy interesante su captación de las distintas zonas de la vivienda, como Lavabo, de un cuarto de baño de 1967. Su trabajo al óleo, con voladuras y trans-parencias, es tan perfec-to que le permite captar y representar con enorme precisión las diferentes calida-des de los materiales. Destaca también su trabajo como escultor, pues sus tallas en madera representando figuras humanas pose-en un carácter de realismo que le aparta por completo de las soluciones halladas por los hiperrealistas americanos. Por trabajar con un material tan tradicional co-mo la madera da a sus esculturas una calidez y emotividad contenida, que en modo alguno se encuentra presente en obras como las de John de Andrea.
Capítulo IXArquitectura
Durante los 50 se produjo, en el terreno arquitectónico, una consolidación de las bases creadas por la arquitectura contemporánea tras el duro Impasse que supuso la 2ª guerra. Muchos arquitectos europeos, como Gropius, Breuer, o Mies Van Der Rohe huyeron a América, que tomaría, gracias a ellos, el relevo en el desarrollo de la arquite ' ctura propuesta por el Movimiento Moderno, con una vertiente más tecnológica. Se deseaba, ante todo, alcanzar un grado de perfec-ción técnica absoluto, acorde con los avances experimentados continuamente en la industria. Es la época en la que se ampliaba el repertorio de materiales típicos, como el hierro, el hormigón y el vidrio, y se utilizaban otros metales, como el aluminio, cuya ligereza permite emplearlo en forma de láminas.Aunque las construcciones, en cuanto a procesos técnicos de realización, seguí-an los sistemas anteriores, las fachadas se construían a modo de paredes corti-na sin función portante y que permitían unos grosores mínimos. Se quería que la perfección técnica fuese unida a la perfección estética. Prevalecía la idea de Van der Rohe en tomo a la necesidad de crear obras que se alejasen de las funciones específicas y que presentasen la posibilidad de adaptarse a diversas finalidades, dada la preeminencia de la variabilidad en el mundo contem poráneo. Así, la ca-sa de la Dra Edith Farnsworth, hecha entre 1946/50, y el Crown Hallen el edificio ITT de Chicago (1952/56) representan los mismos principios ar-quitectónicos apli-cados a una vivienda unifamiliar y a un centro de trabajo. Las casas de aparta-mentos de Lake Shore Diyeen Chicago (1948/51) y el edificio Seagram de Nva York (1958) constituyen la culminación de la carrera americana de Mies. El Seagram fue proyectado con el que sería su discípulo, Philip Johnson.Con las construcciones citadas, Mies Van Der Rohe sentó las bases sobre las que se desarrollaría la arquitectura en la década de los años cincuenta no sólo en EE.UU., sino también en otros lugares del mundo. En la América de los ‘50, mientras la Universidad de Harvard cornulgaba con el funcionalismo, objetividad y antihistoricismo del New Deal del presidente Roosevelt, la Universidad de Yale propugnaba una nueva monumentalidad americana. La Galería de Arte de dicha Universidad, obra de Louis Kahn (1950/54), representa una sutil trasposicion de la estética miesiana en la que, sobre los grandes muros ciegos, marcará la es'tructura de los forjados. Mientras johnson confía en el reflejo de cristal, :Lóuis Kahn confiará en las grandes superficies de ladrillo.En EE.UU. destaca la tarea efectuada por Skidmore, Owings and Merrill (S.O.M.). El reconocimiento internacional de estos arquitectos se produjo a raíz de la realización de la Casa Lever(1 951/52), en Nueva York. Se trata de un edificio de oficinas de veintiuna plantas, resuelto mediante la disposición de dos volúmenes: uno, horizontal en la base y, el otro, una torre rectangular vertical, acristalada. A partir de este edificio, la empresa S.O.M. les encomendó numerosos encargos para oficinas en distintos lugares de Norteamérica. Por su parte, Lloyd Wright sigue su andadura en solitario como gran patriarca de la arqui tectura americana. Manifiestamente contrario a los «dioses blancos» llegados de Europa -en expresión de Tom Wolf-, no compartirá nunca los principios impor-tados del movimien to moderno. Al final de su vida, el fundador de los Taliesin todavía nos legará una de sus obras más importantes: el Guggenheim Museum en Nueva York. Durante los años 50 y 60, Alvar Aalto seguirá siendo una figura fundamental en la arqui-tectura europea. Sus numerosos ayuntamientos, museos, las bibliotecas de Sei-nájoki y Rovaniemi, los complejos universitarios de Otaniemi y Jyváskylá, el dormitorio del M.I.T., el edificio para la sociedad Enso Gutzeit, el Palacio de Congresos, la Librería Universitaria y el edificio de oficinas Rautalo -todos ellos en Helsinki-, las iglesias de Seinájoki e imatra pasarán a la historia como referen cia de la mejor herencia del Movímiento Moderno.Con el Ayuntamiento de Sáynátsalo (1949/52), el Instituto de Pensionistas en Helsinki (1948/56) y su casa de veraneo, en Muuratsalo (1953), Aalto inaugurará una etapa en la que se entremezclarán los postulados de la Van-guardia con la tradición vernacular, aquella que definirá la «segunda generación» y que derivará en lo que Kenneth Frampton definirá como «regionalismo crítico».
Brutalismo
En relación al concepto, Brutalismo» existen diversas hipótesis acerca de quién y cuándo lo utilizó primero. Al parecer, dicho término lo acuñó Hans Asplund, hijo del célebre arquitecto Gunnar Asplund. Según su propia versión, ante unos pro yectos para una casa de Uppsala, en 1950, se le ocurrió calificarlos, un tanto irónicamente, de «neobrutalistas». A partir de aquel momento, empezó a hablar se de Neobrutalismo en círculos de arquitectura y, muy poco después, el término fue adoptado por jóvenes arquitectos ingleses. De todas maneras, Reyner Ban-ham, el historiador que más de cerca siguió ese movimiento arquitectónico en Inglaterra y a quien se debe el mejor libro que existe sobre el mismo, siempre hizo hincapié en la cuestión de que el concepto de Asplund era exactamente el de «Neobrutalismo», mientras que el que adquirió gran difusión entre los arquitectos jóvenes de Gran Bretaña fue el de «Nuevo Brutalismo,,.
Precedentes de la arquitectura brutalista
Antes de que los arquitectos más conocidos de esta tendencia, Peter y Alison Smithson, comenzaran a trabajar dentro de sus presupuestos, ya existía un edi-ficio precursor. Se trataba de la famosa Unité d’habitation de Marsella, realizada por Le Corbusier (1887-1965) entre 1943/52. Es un volumen simple, muy rico en articulaciones, que contiene 337 viviendas y en el que las exigencias propias de la vida cotidiana se tuvieron extremadamente en cuenta y se resolvieron del me-jor modo. El propio Le Corbusier describiría su obra como de «hormigón bruto» hecho que probablemente determinaría que, más tarde, se aceptase ampliamen te y sin reticencias el concepto Nuevo Brutalismo. La Unité d’habitation era el ma-yor edificio aislado de la posguerra en Europa, y sus características innovadoras le separaban, de manera radical de las construcciones anteriores a la guerra. Le Corbusier trató el hormigón como si fuera un material nuevo, ya que no escondió la rudeza del mismo ni pulió las asperezas propias de los encofrados. No sin motivo, sé ha considerado a la Unité como una de las mejores aportacio- nes de LeCorbusier a la arquitectura contemporánea. Durante los 50, además de la cons trucción de Chandígarb, capital del Punjab, él construyó también la capilla de Notre-Dame-du-Haut, en Ronchamp, y el monasterio de la Tou-rette. La Unité, más que un edificio, es una ciudad con su galería comercial, su guardería y los diversos servicios que incorpora. Simétricamente, Chandigarh, la capital del Punjab que le recomendó Nehru, será una ciudad entendida como edificio.
Escuela secundaria de Hunstanton
La primera obra considerada como verdaderamente brutalista fue la Escuela Hunstanton (1949/54), en Norfolk, obra del matrimonio Alison y Peter Smithson. Poco después de su construcción se hizo evidente el interés de la extraordinaria austeridad del edificio.El hecho de que transcurriese tanto tiempo entre el ínícío de la edificación de la escuela de Norfolk y su finalización fue debido a la escasez de acero durante la posguerra. Pese a las dificultades, los Smithson no se plantearon, en ningún momento, variar su proyecto inicial. Deseaban que su obra fuera en acero visto y no aceptaron ninguna modificación en relación a los materiales a emplear.Uno de los aspectos más interesantes de la Escuela Hunstanton es su claridad formal. La concepción de todo el edificio obedece al deseo de subrayar su sen-cillez, y no existe ningún factor que contribuya a dificultar la comprensión de su función y de su organización. Las fachadas se estructuraron compartimen-tando la totalidad de la superficie acristalada mediante paneles de igual tamaño que el de las habitaciones. Los suelos y la cubierta se realizaron con losas prefabri-ca-das de hormigón y se dispusieron de manera que pudiera verse su cara inferior. Las paredes, tanto en la parte externa como en la interna, son de ladrillo visto. Así pues, los materiales aparecen tal cual son, sin revoque alguno e incluso sin pintar. Y todos los servicios se dejaron a la vista.Muy pronto, se establecieron paralelismos entre el Brutalismo y el Informalismo o Art Autre, en cuyo seno trabajab, Jean Dubuffet, quien, había inventado el término de Art Brut. El propio Michel Tapié citaba, junto a los pintores más repre-sentativos del informalisrno -Pollock, Fautrier, Dubuffet y Mathieu- al escultor Eduardo Paolozzi. Éste, como los Smithson, pertenecía al Independent Group y fue un personaje decisivo dentro del Institute of Contemporary Art. El modo brutal o agresivo de ciertas pinturas de acción y el empleo sistemático de técnicas que subrayaba la importancia de la materia en sí misma definían tanto al informalismo como al Brutalisrno. De ahí que se valorasen, en ciertos aspectos, como corrien-tes que, además de ser coetáneas, tenían numerosos puntos en común, motivo por el cual se llegó a hablar de una «arquitectura otra».
Otros ejemplos de arquitectura brutalista
Los edificios de viviendas en Ham Comrnon (Londres), realizados por James Stirling y James Gowan entre 1955/58, pronto fueron incluidos en la tenden-cia brutalista. Tampoco dejaron de advertirse ciertas conexiones con otra de las obras importantes efectuadas por Le Corbusier algo antes, las Casas de Jaoul, pese a que existen evidentes diferencias entre ambos conjuntos de viviendas.El propio Stirling siempre mantuvo, en relación a las viviendas de Ham Common, que no se había visto influido por Le Corbusier, sino por el grupo holandés De Stijl y, en especial, por la arquitectura de Rietveld. En cualquier caso, Ham Common no sólo atrajo la atención de los arquitectos ingleses, sino también de otros lugares de Europa. Durante los años siguientes serían muchos los arqui-tectos que trabajarían dentro de la tendencia brutalista.En Suiza surgió «Atelier 5», con Erwin Fritz, Samuel Gerber, Rolf Hesterberg, Hans Hostettler, Niklaus Morgenthaler, Alfredo Pini y Fritz Thormann. La obra más significativa realizada por ellos fue la Siedlung Halen, cerca de Berna. Muchas veces se ha calificada como ecléctica la obra de este grupo que mez-clan, -indiscriminadamente, elementos procedentes de Le Corbusier con otros más típicos del Brutalismo. Una de las obras más sorprendentes, fuera de U.K., es el Instituto Marchiondi de Vittoriano Viganó, en Baggio, cerca de Mílán, y que fue construido entre 1958/59. Se trataba de una escuela de rehabilitación y edu-cación para jóvenes psicológica mente desequilibrados. El rigor y la austeridad del edificio de Vigano sorprendió negativamente a todos los que pensaban que el instituto debla poseer un carácter mucho más confortable y sentimental.En Tókio es elocuente Kunio Maekawa con el Brutalismo internacional, y su blo-que de viviendas Harumí (1958). Esun conjunto enorme en el que el cemento en bruto no hace sino marcar la zona ingrata en la que se levanta, carente de cual-quier contacto posible con la naturaleza. No obstante, la obra culminante del Bru talismo vuelve a ser inglesa. Jack Lynn e Ivor Smith la proyectaron a inicios de los 60, bajo la dirección de J. L. Womersley. Son las viviendas de Park Hill, en Sheffield. Para que los apartamentos gozasen de una buena orientación, en vista e iluminación natural, el bloque se dividió en 3 partes. Además, posee un sistema de circulación que no sólo se establece en vertical, sino también mediante pasa-jes que recorren horizontalmente los bloques. Como síntesis, y de acuerdo con el crítico Reyner Banham, el Brutalismo se caracteriza por tres componentes funda-mentales: 1º que el edificio como imagen visual unificada sea claro y pueda recordarse fácilmente; 2º, una clara exhibición de su estructura; y 3º, una gran valoración de los materiales rudos, sin someterlos a ningún tratamiento.PERO, el Brutalismo de los epigonos dió lugar a un simple exhibicionismo de ma-teriales tratados en bruto. Para muchos, Brutalismo llegó a significar que los edifi-cios debían poseer superficies ásperas y rudas. Es cierto que el brutalismo origi-nal estaba lejos de estos planteamientos, pues no sólo se había preocupado por los aspectos externos de las fachadas. Su finalidad esencial estuvo en la renovación de la arquitectura contemporánea, desde sus orígenes, con las primeras aportaciones que se dieron a inicios del s. XX.
Tendencias formalistas
El la 1ª mitad de los ‘60 se produjo una tendencia a valorar el Formalismo, de ca-rácter estético. En este sentido, Jürgen Joedieke apunta que el concepto «For-malismo», aplicado a la arquitectura de esa etapa, no posee connotaciones nega tivas como pudiera llegar a creerse, puesto que se emplea desde un punto de vista histórico. Ya en alfgunas obras de Skidmore, Owings y Merill se puede ver la tendencia a valorar el carácter formal de los edificios. Pero, el más representativo es Philip Johnson (1906). Entre 1923/30 cursó filología en Harvard y, después, se dedicó a la crítica de arte. Desde 1930 al 36 dirigió el Dpto. de Arquitectura del MOMA de Nueva York, cargo al que volvería años más tarde (1946/54). Por interés por la arquitectura la estudió a comienzos de los 40, alumno de Gropius y de Breuer. Durante mucho tiempo estuvo influido por Van der Rohe, pero, a fines de los 50, se desligó de cualquier influencia e inició una trayectoria sorprendente. Su meta era lograr que su obra desencadenase, en generaciones futuras, una alegría emotiva similar a la que «nosotros tenemos cuando contemplamos el Partenón o la catedral de Chartres». Una de las 1ª obras, dentro de esta línea, es el pabellón de New Harmony(1960), con una forma acampanada que lo convierte en algo insólito dentro de la austeridad propia del período anterior.
2 años más tarde construyó, junto a su casa, un pequeño pabellón de jardín, edificado, de manera consciente, en una escala errónea. Su tamaño es realmen-te mínimo y parece una construcción de juguete. En ella desempeñan un papel importante la serie de arcos que serán un elemento básico en otras muchas de sus edificaciones, como el Amon CarterMuseum of Westem Art, en Fortworth, Texas, o bien la Sbeldon Memorial art Gallery(1960/63) de la Univ. de Nebraska, en Lincoln. El propio Johnson afirmaría empleando arcos, era plenamente con-ciente de su oposición al principio moderno de lo utilitario, pues los arcos no tenían función sustentante; Pero, a él le gustaban, y eso era suficiente.En el Kline Science Center(1962/65) de la Univ. de Yale, en New Haven, presen-ta un volumen de formas densas y compactas que confieren al edificio un carác-ter monumental. En las obras efectuadas posteriormente, en las décadas de los setenta y ochenta, se advierte un eclecticismo importante, resultado de la mezcla indiscriminado de elementos tomados de estilos pasados -góticos, renacentistas e incluso del Arl Déco.Johnson ha sido muy importante en la arquitectura de EE.UU. y bautizó al Estilo Internacional con una célebre exposición, para después acabar siendo uno de los adalides del movímiento posmodemo con el rascacielos ATTen Nueva York.Uno de los arquitectos cuya obra fluctúa entre el Brutalismo y el Formalismo es Paul Rudolph (1918), quien, tras haber estudiado en Harvard y tener como profesores a Gropius y Breuer, pasó un período en el que se hace patente la influencia de la austeridad bauhausiana. Pero, a fines de los 50, se aprecia el inicio de un cambio, ya que intenta dotar a su obra de un sentido máximo de libertad. En el modo de resolver el Departamento de arte y arquitectura de la Universidad de Yale se descubre la importancia que Rudolph concede a la forma, pues su obra llega a parecer una gran escultura en hormigón.
El grupo «Metabolism» en Tokio
El grupo «Metabolism» se formó en 1960, cuando tuvo lugar en Tókió la World Design Conference, en la que tomaron parte algunos arquitectos japoneses que expusieron sus ideas respecto a la nueva ordenación de Tokio y, en general, sobre la organización futura de las ciudades. Al grupo metabolista pertenecían el teórico Noburo Kawazoe, y los arquitectos Kiyonori Kikutake, Masato Otaka, Fumihito Maki y Noriaki Kurokawa. Por su parte, el equipo de Kenzó Tange, en el que trabajaba Arata isozaki, propuso también una ampliación de la ciudad de Tókió. Estos proyectos ponen de manifiesto una concepción de la arquitectura no inmutable, que puede transformarse a medida que las circunstancias varían.Tanto los metabolistas como el grupo de Tange abogaron por una arquitectura en la que la idea esencial era conseguir una flexibilidad en relación al uso del espacio. Esta idea posee, desde luego, puntos de contacto importantes con la propia tradición japonesa, pues en la arquitectura tradicional es habitual el cambio de determinados elementos arquitectóni.cos para permitir que el espacio pueda cumplir funciones diversas.
Propuestas de arquitectura utópica en Gran Bretaña
La mayor parte de propuestas de carácter utópico de los 60 en Gran Bretaña fueron del grupo «Archigram», cuyos miembros son: Warren Chalk, Peter Cook, Dennis Crompton, David Greene, Ron Herron y Michael Webb. Publicaron la revista Archígram, que apareció en 1961, y dieron a conocer sus ideas en la expo sición que se celebró, en 1963, bajo el título Lívíng City, en el Institute of Contem-porary Arts de Londres. Su arquitectura mezcla elementos tomados de las tiras cómicas y, muchos aspectos se unen al Pop. A menudo, igual que el pop, asimila los progresos tecnológicos sin reserva y su interpretación del consumismo se halla muy cerca de las ideas de los arquitectos metabolistas japoneses.Destaca, el Plug in City (1964/66), en el que unas membranas hinchables prote-gen determinadas zonas de la ciudad de las inclemencias del tiempo. Si bien algunas de sus propuestas son totalmente viables, otras resultan claramente utó-picas, como la idea de la «ciudad móvil», en la que los edificios de oficinas podrí an cambiar de ubicación gracias a su disposición sobre barcas neumáticas que los trasladarían en caso de necesidad. La idea de que sólo a través de los avan-ces tecnológicos se puede llegar a concebir esta ciudad del futuro es, quizás, el error básico de «Archigram», pues no cuentan con la colaboración de otros sec-tores de la sociedad, como sociólogos, psicólogos, especialistas en cibernética, etc., y, por consiguiente, sus proposiciones presentan una problemática que las hace completamente inviables.
TENDENCIAS POSMODERNASCapítulo INeoexpresionismo Alemán
A fines de los 60, artistas alemanes sufrieron un punto de inflexión en sus trayec torias que les llevó hacia un lenguaje muy particular y los convertiría en artífices y del Neoexpresionismo. El arte neoexpresionista se inició en los 70 y se afianzó en los 80, época en la que muchos artistas jóvenes decidieron ponerse en una lí-nea extraordinariamente agresiva e incluso brutal, tanto por lo descarnado de los temas como por el modo en que éstos eran tratados. Achille Bonito Oliva ve al fenómeno neoexpresionista como un modo más de Transvanguardia, en la medi-da en que puede entenderse como una actitud que no se circunscribe de manera exclusiva al ámbito germánico, sino que posee un carácter internacional. El he-cho de que la economía occidental haya tendido a crear una situación abierta en tre las distintas naciones implica, como consecuencia, y en el terreno artístico, la aparición de un lenguaje muy similar en lugares diferentes. Si se añade que en la actualidad la información en relación a un suceso es inmediata -a través de la televisión-, aún se incremento todavía más este fenómeno de trasvase.No significa que los artistas estén creando el mismo tipo de obras en distintas par tes del mundo, pues hay, hechos diferenciales que, junto al peculiar carácter de cada creador, determinan que el arte presente también rasgos propios de cada lugar. La tradición desempeña una función importante en el desarrollo de un len-guaje con características propias y, aunque las primeras vanguardias se hallasen también bajo el signo de la interrelación, es evidente que el Expresionismo alemán desarrollado durante las 1as décadas del S XX posee, en el propio ámbito germánico, más peso y significado que en otros lugares de Europa. Si bien gran parte de los ele-mentos que constituyen el bagaje de los artistas actuales dentro de la corriente neoexpresionista parten de la modalidad iniciada en Dresde en 1905 por el grupo Die Brücke, también en las obras de fines del s XX se advierte toda una serie de planteamientos nuevos que nada tienen en común con aquel arte de comienzos de siglo. El despertar de la conciencia de los alemanes y el hecho de que en los 80 decidieran por fin hacer frente al terrible monstruo de ese pasado no muy lejano -de la 2ª guerra- ha provocado una transformación impor-tante en el terreno de la creación. Por 1ª vez, los artistas ale manes deciden en-frentarse a su pasado e incluso, en algunas obras, se advierten referencias ex plícitas al mismo -como en las pinturas de la serie Café Deutschland, de Immen dorff- para, de este modo, poder encaminarse hacia el futuro. La larga etapa que iniciaría en 1933 con la instauración del nacismo, supuso la huida de muchos artistas a otros lugares en los que podían trabajar en libertad y tuvo consecuen-cias nefastas en todos los campos, pero incidió de manera especial en el artístico. Alemania quedó al margen de las nuevas experiencias vincula das al arte informalista, ya que algunos de los principales pintores que adoptaron ese lenguaje -como Hartung o Wols- lo hicieron mientras se encontraban afincados en París. Salvo unos pocos casos aislados de artistas, cuya obra conectaría, más tarde, con el lenguaje de Pop, resulta obvio que en Alemania transcu-rrió un largo período en el que no se dieron demasiadas actividades artísticas. En el fondo, puede afirmar se que hasta que Joseph Beuys, junto con Fluxus, no inició el camino de la renovación, no existieron aportaciones significativas. Sin embargo, lo paradójico es que durante el 1er tercio del S XX el arte alemán fue, en todos los ámbitos -pintura, escultura, arquitectura, diseño, cine, teatro, mú sica- enormemente innovador y creativo. Este hecho, sin duda, ha tenido que marcar decisivamente a los jóvenes artistas de fines de siglo, pues a pesar de que han de retomar la tradición de más de cincuenta años atrás, tie-nen en ella un auténtico punto de arranque para sus creaciones. Los artistas han buscado desesperadamente sus raíces y han podido hallarlas en la fuerza del lenguaje expresionista. No obstante, el Neoexpresionismo no sólo toma ele-mentos de esa vanguardia, sino que, como otras tendencias de la posmo-derni dad, no tiene inconveniente alguno en reciclar lenguajes del pasado. Así, Rubens, Rembrandt, o los manieristas en general, constituyen, con sus obras, un punto de partida para las nuevas concepciones.
Principales representantes
Georg Baselitz (1938), de Deutschbaselitz, de donde tomó su apellido en 1958, puesto que su nombre real es Georg Kern. Vivió en su ciudad de origen hasta los 12 años, cuando su familia se trasla dó a Kamenz. Su interés por la pintura co menzó muy pronto, después de conocer a un pintor de la Neue Sachlíchkeit. Sus 1as obras fueron retratos de 1954, en los que representó a Wagner, Beethoven, Stalin y una serie de mujeres en éxtasis. A partir de 1956 estudió en distintas escuelas superiores de artes y oficios de Berlín Este y de Berlín Oeste. En esa época se interesó por la teoría artística de Malévich y Kandinsky. En 1958, la Hochschule a la que asistía organizó una expo sición de arte expresionista abs-tracto EE.UU. y Baselitz quedó muy impresionado por la obra de Pollock, De Kooning y Guston. Un año más tarde, visi tó el Stedelijk Museum de Amsterdam, donde pudo contemplar obras de Soutine y el Grand Verre, de Marcel Duchamp. En 1960 viajó a París, donde visitó el mu-seo de Gustave Moreau que le entusiasmó. Durante la 1ª mitad de los 60 se dedicó a pintar, interesado funda-mentalmente por el mundo de los objetos. Tras una estancia en Florencia en 1965, gracias a la obtención de una beca, su obra recibió una influencia decisiva del lenguaje manierista de Rosso, Pontormo, Parmigianino y Bronzino. A su regreso a Alemania pintó Díegrossen Freunde, obra que el propio artista consideraba «sana y divertida».A partir de 1966 aparecerían en su obra los fragmentos que darían una nueva concepción de la pintura. Pintó las series de los Héroes. Luego, su obra sería conocida por las exposiciones individuales -una de las más importantes fue la de Munich, de la galería Heiner Friedrich, en 1970-.En Colonia, durante ese año, expuso por 1ª vez los cuadros con personajes invertidos, que sorprenderían al público por su osadía y provocación. Los temas son muy diversos: seres huma-nos, animales, árboles, objetos, comedores de naranjas, etc. Pero, el tema no es algo esencial en su pintura, sino un pretexto para dar rienda suelta a un lenguaje muy agresivo y, al mismo tiempo, dotado de un carácter trágico y angustioso de una pintura basada en la gestualidad de la pincelada. Los rastros del pincel, bruscos y violentos, interrumpidos en ciertas zonas, subrayados en otras por la acu-mulación de empastes, dan un tipo de obra realmente fuerte.Seguro es que Baselitz conoce bien a sus antecesores, Munch, Kirchner, Heckel y Schmidt Rottluff, pero, su concepción va más allá de las propuestas expresio-nistas. Sin renunciar nunca a la figuración por lo abstracto, se ve que la abstrac-ción informal le ha interesado, y el tratamiento de sus obras parten del Gestualis-mo. El color es otro de los factores importantes para analizar sus cuadros, pues a través del empleo de gamas intensas de rojos y anaranjados, y tonalidades neu-tras de grises de distintos valores, logra contrastes acusadísimos que ya de por sí resultan intensamente provocativos. Baselitz diría de sí que quería realizar un tipo de obras que no tuvieran elementos anecdóticos. Y el invertir las figuras le permite enfrentarse a cuestiones puramente pictóricas. Esta postura, por extraño que pueda parecer, resulta muy similar a la que adopta Stella, por ejemplo.A veces ha planteado que, al invertir las figuras, pretende hallar nuevos ornamen tos. Desde el punto de vista del espectador, es evidente que, al enfrentarse a determinadas imágenes en posición invertida –co-mo la serie que Baselitz titula Comedores de naranjas-, se halla un sentido orna-mental en los conjuntos, La figura, al estar al revés, pierde su significado como tal y pasa a ser aprehendida como un elemento ornamental cualquiera. En cierto modo, este planteamiento se aproxima mucho al de la propia pintura abstracta, pero Baselitz ha actuado de modo muy innovador con esta idea.Tampoco es ir demasiado lejos plantear que Baselitz contacto con el Surrea-lismo. Y Baselitz se ha declarado admirador de el conde de Lautréamont.Es importante resaltar que, al igual que pintores expresionistas o fauvistas, no ha querido trabajar sólo lo pictórico, sino también esculturas muy interesantes en los 80. En lo escultórico, aborda la figura humana y, cabezas de personajes. Elige la madera como material. Talla realmente agresivo y la madera sobrante es desga-jada a hachazos del núcleo, y da a sus piezas de una expresividad sorprendente. Con un primítívismo que no posee nada en común con las piezas del arte negro-africano u oceaniano. Este primitivismo proviene más bien de su actitud frente al mundo y su concepción de éste. En fin, los fragmentos de madera de sus series de Cabezas es similar a los de su pintura. A veces, pinta zonas de las esculturas con colores puros, sobre todo el azul, hecho que les da un carácter extraño, y las desligándolas de la realidad. Esas pinceladas en la madera no están para resaltar ningún rasgo, sino por la intervención del impulso creativo y destruir los efectos de acercamiento a la realidad. Creo que al colocar sus figuras invertidas es el mismo que la disposición de las zonas de color en sus esculturas.A fines de 1988 Baselitz realizó sus 1ª xilografías, tituladas Ciao America, en homenaje al antropósofo Rudolf Steiner. Durante el siguiente año efectúa una serie de pinturas sobre paneles de madera de gran formato y, en los últimos tiempos, se dedica a trabajar tanto en obras tridimensionales como pictóricas.
Anselm Kiefer - (1945)
Durante un período de los 60 fue discípulo de Joseph Beuys -que lo marcó profundamente-, se conecta con el Romanticismo alemán. En Kiefer se produjo una profunda transformación a fines de los 60, cuando se dedicó a viajar por dis-tintos lugares de Europa -Suiza, Francia, Italia- tomando fotografías de determina dos edificios, objetos o personas. Más tarde, manipularía este material fotográ-fico, añadiendo pintura o dibujos y configurando un tipo de obra muy especial y característica. Los temas de Kiefer, parten de sus propias experiencias vitales y, desde luego, enlazan con la tradición alemana. La historia de Alemania es revisa-da y reinterpretada por Kiefer, tanto en las series en las que trata temas relacio-nados con la mitología, como en las obras en las que simplemente representa paisajes. Los personajes protagonistas de sus pinturas tienen mucho que ver con la tradición específicamente germánica; son personas que, por motivos distintos, interesan al artista: Wagner, Caspar David Friedrich, Beuys, etc.A inicios de los 70 pintó una serie de obras arquitectónicas. Técnicamente, esta-ban construidas según sistemas de composición que se tenían en cuenta un orden y alusiónes a un espacio de carácter tridimensional. Ciertas zonas estaban pintadas, como ocurriría posteriormente, con empastes densísimos, sobre los que se veían finas líneas de grattage que conferían una sensación de relieve a la superficie de los cuadros. En muchas de las pinturas de mediados de los años setenta y de la siguiente década Kiefer incluyó textos o bien frases que hacen referencia a la temática tratada. Estas referencias poseen un carácter crítico e incluso están dotadas de una cierta ironía. La pintura de Kiefer es muy directa y expresiva. Su tendencia a gamas cromáticas en las que integra el negro, hace que sus grandes pinturas tengan, a veces, un profundo sentido dramático.
Markus Lüpertz - (1941)
La tradición nietzscheana es la base de muchas de sus obras. Tras haber pasa-do una etapa, en los 60, en la que refleja una influencia mixta del Constructivismo y del Expresionismo, Lüpertz se inclinó hacia una serie donde el objeto cobraba importancia. Se trata de grandes configuraciones imaginativas donde el volumen queda acentuado por una cierta perspectiva, y a través del sombreado. Desde 1974 se interesó por pinturas de ideología alemana, por ejem plo, Schwarz-Rot-Gold-dithyrambisch. Un año más tarde, se observa la tendencia a desembarazarse de la supeditación a temas determinados, y Lüpertz inicia a partir de entonces un período marcado por la presencia del carácter decorativo. A pesar de este período, en el que se percibe un lenguaje semiabstracto con muchos elementos sígnicos de tipo ornamental, Lüpertz volvería en la década de los ochenta, a tratar temáticas que abordan cuestiones vinculadas a la tradición espe cífi camente germánica. En algunas de sus obras son de tema político, como la serie titulada Faschismus. Pero, parezca lo contrario, Lüpertz no se mueve en el terreno de la realidad, sino que se interesa por lo imaginario y los mundos fantás-ticos. Quizá la serie Alice in Wunderland de más de 50 telas, dedicada la famosa novela de Lewis Carroll, permite apreciar mejor esta faceta del artista. Los motivos fantásticos aparecen en ella, entremezclados con elementos provoca-tivos e irónicos. Él busca que sus cuadros le diviertan a él y a los espectadores, y, a través de ellos, refleja, sus estados de ánimo.
A. R. Penck - (1939)
El nombre real de A. R. Penck es Ralf Winkler; su pseudónimo proviene de un científico del S XIX. En la obra de Penck puede verse la influencia de factores externos, sobre todo de los lugares donde ha trabajado. En 1980 dejó la RDA para instalarse en la R.F.A., donde su obra ya era conocida desde hacía bastantes años gracias a las exposiciones en las que había participado.En la 2ª mitad de los 60 trabajó en una serie de obras, a las que genéricamente llanaba Reconstrucciones, y tomaba como referencia determina das pinturas de Rembrandt o Van Gogh. En estas obras se imponía un lenguaje basado en el esquematismo que, en ciertas ocasiones, recordaba incluso al de las pinturas rupestres prehistóricas. Más tarde, en los 70, su tarea se desarrolló en un sentido bastante diferente, ya que tuvo en cuenta aspectos determinados del mundo de la alta tecnología. Surgieron entonces las pinturas llamadas Stan-dard. En ellas se pueden observar elementos que conectan con el mundo de la cibernética, por el que Penck llegó a interesarse profundamente.Apartir de estas realizaciones, durante los 80, la obra de Penck ha evolucionado hacia formulaciones mucho más libres en las que no faltan factores estéticos.
Jórg Immendorff - (1945)
A pesar de la amistad de Immendorff con Penck, la concepción pictórica del 1º es muy distinta de la del 2º. En su obra (en la de muchos de los neoexpresionistas de su época) hay referentes políticos constantes que tienen mucho que ver con la historia más reciente de Alemania. Se destaca el 1966, cuando pintó Hórt aufzu maten! (¡Termina con la pintura!), finaliza una etapa dedicada a pintar, y comienza otra que, influido por Beuys, ligada al mundo de la performance.A partir de 1975, Immendorff quiso entrar de lleno en el ámbito de la pintura con temáticas vinculadas a la política por la que pasó su país durante la 2º guerral. Dentro de esa línea destaca la serie de pinturas de gran formato que llevan por título Café Deutshland, que estuvieron influidas, desde el punto de vista de su concepción Renato Guttuso con «Café Greco», en la que no faltaban referencias al local situado en Roma. immendorff alude, en sus dieciséis pinturas dedicadas al Café Deutschland, a una discoteca que se encontraba en la parte antigua de la ciudad de Düsseldorf, su ciudad natal, y que era muy famosa tanto en los 60 co-mo en los 70. En ella se reunían los jóvenes a charlar y bailar; no se trataba, por tanto, de un lugar ligado a ningún hecho político, pero lo cierto es que las charlas habituales de la juventud durante aquellos años giraban en torno a temas estre-chamente relacionados con la política de su país. Por este motivo, no es extraño descubrir en algunas telas de la mencionada serie al propio Immendorff, acom-pañado por sus amigos, y, en el fondo de la sala, la cruz gamada, en clara alu-sión a la época de Hitler. Las reminiscencias del lenguaje expresionista de las pri meras vanguardias son también muy explícitas, tanto por la ironía con la que están tratados ciertos personajes, como por la atmósfera recreada por el artista. En el film de Robert Wiene, El gabinete del doctor Caligari, se podían ver unos taburetes, en la comisaría, muy similares a los que integra immendorff en sus obras. Las figuras de sus cuadros adquieren una presencia y un vigor más escultural que pictórico y, en ocasiones, recuerdan a algunos personajes de cómic
.Los «Neuen Wilden»
En Alemania surgieron, a fines del S XX, gran nº de artistas que retomaron el Ex presionismo más radical del 900. A veces son mencionados neoexpresionistas, sin las diferencias con respecto a los anteriores. Pero también circularon, a co-mienzos de los 80, con el nombre de Neuen Wílden retornando el concepto de wild, similar al fauve Francés. Se recordará que en el Almanaque del Jinete Azul (1912) tenía un texto de Franz Marc sobre los Wilden de Alemania. Por ello, no es extraño que el grupo de Berlín, con Fetting, Midendorf y Salomé, se conozca bajo esta denominación. Su arte se aproxima, por el empleo sistemático de unos colores fuertes y agresivos y por los temas, a una concepción muy cercana al primitivismo que también se estaba en determinados artistas de principios de siglo. Uno artista precursor directo de las manifestacio nes de los tres pintores ci-tados es Karl Horst Hödicke (1938), en cuya temática gira en tomo a la cotidia nidad, pero enfocada con un prisma muy personal. Las grandes ciudades y la aceleración que se vive en ellas es el tema de Hödicke, todo ello trazado con gran agresividad, en el que los colores son factores precisos a considerar. Su pin tura ha servido p/artistas jóvenes como Middendorf o Salomé, alumnos suyos. Rainer Fetting (1949), pasa largas temporadas en Nueva York y vive en Berlín, Estudió en la Esc. Sup. de Arte de Berlín. Fetting pintaba de niño con el apoyo pa terno, pues su padre era profesor de arte. Fetting reconoce que Baselitz y Lü-pertz son dos de los artistas que más le han atraído, desechando a Van Gogh, de quien conoce tanto sus obras como sus escritos. La temática es amplia e incluye paisajes y retratos hasta determinadas vistas de Berlín. Sin embargo, últimamen te ha pintado sobre todo personas desnudas, des cantándose por temas sexua-les o bien por que aparecen indios o danzas de tipo ritual. Su obra responde a su enorme interés por el pop, rock o punk. Emplea colores chillones -amarillos fluo-rescentes, de tonos ácidos, en contraste con rojos, verdes o azules- y los en-marca en gruesos trazos de color negro. Su pintura se distingue por la gran flui-dez que presenta el empaste, con superficies muy lisas.Helmut Middendorf (1953) refiere a la gran ciudad, que aparece como trasfondo en sus pinturas de grandes dimensiones. Capta, con preferencia, escenas noctur nas en las que la oscuridad ambiental queda refle- jada a través de los tonos oscuros que utiliza para enmarcarlas. Pero, la oscuridad no logra atrapar a las superficies de sus cuadros, con gusto por los contrastes de colores violentos. A veces, se nota la atmósfera de las discotecas con sus láser en distintas zonas y seres. El lenguaje es fácil y directo, con gran efectismo. Igual que a Salomé, le apasiona la música rock y ello se advierte fácilmente en su obra pictórica.Wolfgang Cilarz alias Salomé (1954), en pintura como en el grupo de rock donde toca, tiene una postura en el mundo del arte muy radical e con un rechazo hacia la tradición. Los temas elegidos se relacionan con el mundo que conoce, las discotecas. Luces, colores, sonidos y ruidos se evocan por medio de un lenguaje extraordinariamente agresivo y nada convencional. Últimamente hay otros mu-chos en Alemania, que por los temas o por el modo en que se hallan enfocados, puede incluirse dentro del Neoexpresionismo. Podría mencionarse también a Ina Barfuss, Georgiri Dokoupil, Albert Oehlen, Mar kus Oehlen y Volker Tannert, entre otros. Todos trabajan dentro de una trayecto ria figurativa, pero hay algunos que han preferido situarse en la tradición abs tracta. De todos ellos, el mayor. es Dieter Krieg, que está muy influido por el lenguaje informal, y su obra puede situarse en el tachismo. Peter Heisterkamp alias Blinky Palermo, trabajó creando ambientes de color puro, empleando habitaciones enteras para sus expe riencias. En su tarea no debe verse, según dice él, ningún deseo de evocar algo desde un punto de vista simbólico, sino simplemente formas primarias concretas. Esto es lo que ocurre en su obra titulada Das blaue Dreieck (La esquina azul).
Capítulo II
Transvanguardia Italiana
El concepto de «Transvanguardia» es de fines de los 70 del crítico Achille Bonito Oliva, el cual, planteó cuestiones referentes a las características de esta modali-dad. Tomó expresiones de los propios italianos de su círculo, que llamó transvan guardistas, y entre ellos Sandro Chia, Mimmo Paladino, Enzo Cucchi, Francesco Clemente y Nicola de Maria. Inicialmente, Bonito Oliva dijo que la Transvanguar- dia surgió como respuesta ante los artistas del Arte Povera. Ese arte de fines de los 60, tenía, según el crítico, connotaciones moralistas, y en su actitud podía ver se una tarea represiva e incluso masoquista que, con el transcurso del tiempo, lle garía a ser contradictoria en la obra de ciertos artistas. La característica típica de la Transvanguardia es la posición nómada con respecto a los lenguajes del pasa do, sin respetar ninguna filiación determinada. Está claro que este movimiento no agrupó a los artistas por afinidades de lenguaje, sino por la coincidencia en la concepción filosófica del arte. El fragmento y el carácter discontinuo son los ele-mentos más importantes de la transvanguardia. El hecho de que un determinado pintor tome fragmen tos correspondientes a distintas obras del pasado no implica que se identifique con todos y/o cada uno de los lenguajes de dichos fragmentos, sino que, hace referencia al deseo de conjugarlos para cons-truir una obra nue va. Por otra parte, el carácter discontínuo de estas obras mues tra alejamiento de cualquier tendencia a la repetición. El Transvanguardista, italia no o no, no inten ta expresar actitudes heroicas en sus obras; sino al contrario, quiere valorar pe-queños sucesos presentándolos en sus obras. Interviene aquí la capacidad de re flejar estos sucesos, dotándolos de una sensibilidad propia e individual y, al mismo tiempo, mostrándolos bajo un prisma en el que no falta un tinte de ironía. Y logra alejarse de cualquier Asceti-zación de un hecho determina do. Por lo que los italianos usan la ironía, hasta lograr la sonrisa del espectador. En este sentido, los títulos dados a las obras, ya sean pinturas o piezas escultó-ricas, son muy a menudo elementos importantes a considerar. Las historias que narran se explican por títulos que, en lugar de ser sintéticos, como en la época de las van-guardias históricas, son explicativos y son una pequeña narración.Formalmente, los artistas cuya obra es de fines de los 70 y en los 80 gustan emplear todo tipo de técnicas, gamas, elementos del lenguaje figurativo, o pura-mente abstracto. A veces buscan subrayar el valor decorativo. Por ejemplo con signos, abstractos o figurativos, repetidos en distintas zonas de los cuadros. Los formatos en general son de gran tamaño, con una relación nueva, con el espec tador.Derivado de la pintura norteamericana posterior a la 2ª guerra. (expresio nistas abstractos, pop, o los pintores de la Nueva Abstracción que optaron siem-pre por los grandes formatos). Con un claro deseo de obtener un espacio distinto al que había prevalecido hasta aquel momento en las vanguardias históricas. En el caso de los artistas posmodemos puede ser simplemente un, aspecto más de ese carácter nómada que impera en su concepción del arte.
Sandro Chia - (1946)
Su obra se caracteriza, en general, por gran habilidad técnica y por la constante presencia de la figura humana. Él trabaja tomando referencias de un amplio reper torio de estilos del pasado. Se interesa igualmente por Rubens, Tintoretto o Cha-gall, Picasso, De Chirico, Picabia o Carrá, en su etapa futurista como en la metafí sica. Tiene elementos de la iconografía y de la técnica de Cézanne. Pero nunca recurre a estilos del pasado para tomarlos como modelo, ni para incluir fragmen tos a modo de citas. Las referencias se usan, sólo, como referencias, sin que ello suponga recuperar de manera nostálgico el pasado.Según Bonito Oliva, el sueño italiano de Chia podría compararse al de Disney, auténtico creador de una iconografía en movimiento, los dibujos animados. Su nomadismo cultural consiste, en situarse con su pintura en el centro de esta osci-lación entre la gran tradición intermedia entre arte europeo y las imágenes de la cultura de masas. En su pintura, la imagen se está directamente relacionada con la novedad que suponen los títulos que da a sus obras. En ocasiones, el artista ha llegado a incluir pequeñas poesías o leyendas en determinadas zonas de la pintura, que expresan muy claramente el tema abordado en ella. La obra es real-mente muy expresiva y en ella se produce una constante sensación de cambio debido al dina mismo que consigue otorgar a sus composiciones. Por otra parte, el empleo de unas gamas cromáticas extraordinariamente ricas y cambiantes también con-tribuye, en gran medida, a subrayar esta sensación.
Mimmo Paladino - (1948)
A fines de los años 70, comenzó a realizar una pintura de estética transvanguar dista. Hasta entonces, en su obra tenía elementos povera italianos. Luego tendió hacia el minimalismo, aunque sus obras no deben compararse a las efectuadas por los Minimalistas norteamericanos, pues difieren notablemente de ellos.Los finales de los 70 fueron marcados con artistas alemanes, sobre todo de Ver-lín, como Kiefer, Baselitz, Lüpertz o Penck, por los viajes de Paladino a Alema-nia. Existen muchos puntos comunes entre Neoexpresionismo alemán y Trans-vanguardia italiana señalados por Bonito Oliva. La gran transformación se pro-dujo en los 80. Pues viajó varias veces a Brasil para ir a sesiones de candomblé y de macumba, rituales de un sincretismo religioso que aúna tradiciones cristia nas y elementos del animismo. En gran parte de sus obras, los nexos c/religiones y mitología son muy frecuentes. También tiene pinturas con signos esotéricos. La complejidad de la iconografía de este artista hace que la lectura de sus obras sea muy dificil, has ta resultar casi imposible. Él dijo que sus «pinturas no narran historias, no tienen explicaciones, sino sólo alusiones, Los elementos pintados no quieren decir nada ... »; pero, el espectador siempre está tentado a interpretarlas.Otros estilos y épocas son constantes y se yuxtaponen para crear un lenguaje muy característico. En su obra se ven arte bizantino, u obras del Quattrocento, mosaicos antiguos o esculturas romanas, de la zona de Benevento, de donde procede Paladino. Desde luego, no se refieren a historia de la mitología o no pue-den verse como alusiones a la vida del artista. Técnicamente, la obra abarca pintura y escultura, también el mosaico, incluso el fresco, o numerosos dibujos. A veces recurre al collage, de objetos diversos. El resultado tiene mucha riqueza debido a su capacidad de combinar colores puros y contrastados. Resultan muy interesantes los fondos, en los que aparecen enigmáticas figuras situadas en el centro, dotadas de inexpresivos rostros que semejan máscaras. Estas obras sorprenden, ante todo, por el gran contraste que existe entre la figura y los fondos, repletos éstos de signos cabalísticos y esotéricos que aún contribuyen más a potenciar el carácter misterioso de los conjuntos.
Enzo Cucchi - (1950)
La obra se conecta al Romanticismo, aun cuando, como en toda obra transvan guardista, tiene elementos tomados de otros contextos. Y por ser Cucchi poeta se facilita la comprensión de su pintura. Sus textos no clarifican cuestiones deter-minadas que afectan los contenidos de su obra pictórica, pero ésta puede enten-derse como una actividad paralela a la de Cucchi como poeta. Sus raras visiones de realidad fundida con lo imaginario a través de complezjas yuxtaposiciones de figuración y abstracción, pueden entenderse como auténticos poemas pintados en los que consigue efectuar misteriosas síntesis icónico-textuales.A mediados de los 80 hizo una serie de pinturas de gran tamaño efectuadas sobre planchas de cemento dispuestas verticalmente y que se apoyan sobre rue-das. En ocasiones también ha empleado planchas de metal, cubiertas con pin-tura o barnices. En algunas obras sobre metal utiliza diversos materiales corrosi-vos para obtener calidades de óxidos distintos. Estas obras tan extraordinaria-mente imaginativas distinguen un tanto a Cucchi del resto de los artistas de la Transvanguardia. En él, la invención es primordial y se manifiesta tanto a través de la adopción de técnicas novedosas como de la representación de imágenes cargadas de misterio, surgidas de la metamorfosis a que somete a los seres y objetos que forman parte del contenido de sus pinturas.
Francesco Clemente - (1952)
Tiene una clara tendencia a crear un lenguaje absolutamente individual, con ele-mentos en composiciones que parecen narrar alguna historia. Pero, en su pintura no hay enigmas. Sus obras son claras y marcan su modo peculiar de entender el mundo. Después de su primer viaje a la india, a mediados de los 70, pasa largas temporadas en Tamil Nadu, cuya capital es Madrás.La filosofía y el pensamiento hindú han impregnado la obra y se puede com-probar que el tratamiento dado al cuerpo humano conecta con la idea hindú de que se trata de un órgano de percepción trascendente. La sexualidad no se reprime e hizo muchos autorretratos en los que se observa un marcado sentido erótico. El polimorfismo es una de las características esenciales de su pintura. A través de la metamorfosis, logra imágenes sorprendentes. U otras en las que el abigarramiento llega a producir ahogo, existen otras obras, en acuarelas o dibu-jos, en las que el artista opta por un lenguaje de gran simplicidad. Formas man-dálicas, estructuras abstractas o ciertos elementos tomados del entorno y repe-tidos en posiciones distintas constituyen el repertorio de estas obras.Maneja diversas técnicasx para dar carácter a sus realizaciones. Ha llegado a efectuar esculturas en papel maché. Para evitar los insectos que pudieran des-truir las obras usa insecticida durante la construcción de la pieza.En general, en su obra se advierte una gran precisión y un dominio absoluto de las técnicas. Con el tiempo, su obra ha tendido a subrayar rasgos individuales que la caracterizan y la hacen inconfundible.
Nicola de Maria - (1954)
Trabaja radicalmente distinto que el resto de artistas de la Transvanguardia. Ade más de pintar, trabaja en la creación de ambientes. Su obra va más allá de los límites del cuadro e incluso llega a sobrepasar los del muro, al construir con-juntos en los que aparecen zonas pintadas con configuraciones abstractiformes y elementos tridimensionales, como troncos o ramas de árboles apoyados sobre el suelo o junto a los muros. En cualquier caso, en su obra se aprecia un deseo de escapar a la imposición que implica la supeditación a las dos dimensiones del cuadro para ir más allá y crear un auténtico mundo poético en el que entran en interrelación las sugerencias textuales con las configuraciones plásticas.
Capítulo III
Arte en Norteamérica en los años ochenta
Tras un período, en los ‘70, en el que parecía que el arte norteamericano había retrocedido frente a las nuevas corrientes de Europa, pudo comprobarse, sobre todo a inicios de los 80, que no sólo no había retroceso, y existía un gran número de artistas con nuevos impulsos. Aunque la mayoría han preferido situarse la pintura, muchos lo han hecho en la escultura, en el de la descontextualización objetual, en instalaciones o en una modalidad nueva de Conceptualismo. Por otro lado, últimamente han surgido artistas fotógrafos que piensan la fotografía como un medio muy similar al de la pintura.
Pintura
En el campo de la pintura hay diferentes tendencias. Aparecen artistas que traba-jan en el seno de una corriente neoexpresionista, otros que desarrrollan su obra dentro de la denominada pintura de Pattern &Decoratíon. Y también los hay de una nueva modalidad completamente abstracta,o que se sitúan en pop, pero con efectos más espectaculares. Lo que está claro es que la diversificación de los lenguajes que es lícito hablar de eclecticismo, pues se ve que muchas obras tienen precedentes marcados en el arte del S XX. Pero hay muchas otras influen-cias, como la tradición popular, los cómics, el cine de Hollywood, mensajes publi-citarios, fotografías, televisión y, en general, los medios masivos.
Pintura neoexpresionista
Jean-Michel Basquiat (1960/88), de Brooklyn descendiente de portorriqueños y haitianos, comenzó pintando graffitis en el metro de Nueva York, y de ello deriva modalidades de su obra posterior. La agresividad de varias pinturas se combina con grandes dosis de humor e ironía. Sus cuadros, sobre soportes insólitos –puer tas viejas de autos, planchas abandonadas, marcos de ventana o cualquier otro material de desecho, combinan elementos pintados esquemáticos y directo con escritos en castellano o inglés. Su estilo es inconfundible y aflora un primitivismo muy interesante expresado en rostros o animales, con bocas entreabiertas, mos-trando los dientes. La palabra es muy utilizada para resaltar ciertas imágenes, igual que el color. Cambios cromáticos violentos, sin transiciones y tendencia a la mancha y el emborronamiento para distribuir colores. Pese a una composición he terogénea, su obra posee un carácter muy personal. Para efectuar sus pintu-ras, escuchaba música y la obra era resultado de una especie de performance. Keith Haring (1958/90) tiene elementos de Paul Klee o las ornamentadas placas de madera de las puertas de los graneros de los Dogon. Allí se mezclan anima-les, -delfines, perros, etc.- o antropomórficas. Tienen elemen tos ornamentales que, con personajes de cómics (seres alados o bebés atómicos) dan un aspecto impactante. Aparte, el color es muy importante, por contrastes acusados de colo res vivos -rojos, azules turquesas, verdes, amarillos- sobre fondos neutros claros u oscuros, logra gran impacto visual. En ocasiones, empleó también colores fluo-rescentes. Su lenguaje ideográfico es similar al de los ordenadores. En una oca-sión, el artista llegó a afirmar que deseaba riva lizar con la propia televisión gra-cias al empleo de un lenguaje di recto que deriva tanto de su admiración por artis tas tan distintos como Léger, Matisse, Miró o Stella, como por su interés por la diseminación atómica -electrones, protones y otras partículas-, junto con el gusto por el decorativismo del arte maya o azteca. su pintura reúne elementos de un primitivismo absoluto con otros procedentes de las más sofisticadas tecnologías.Mucho difieren las pinturas y collages de Julian Schnabel (1951), que puede ser el prototipo de la posmodernidad pictórica, ya que recoge en su obra elementos procedentes de estilos del pasado -desde el Renacimiento al Barroco, incluyendo el Manierismo y sin olvidar el mundo de la antigüedad clásica- que, conjugados con técnicas del presente, dan lugar a resultados cargados de expresividad. Lo fragmentario adquiere un significado muy específico, ya que el artista encontró un modo de expresión propio en la inclusión en la obra de trozos de platos rotos, coloreados con pintura y adheridos con cola a la superficie. Sus últimas obras tienen referencias a obras de artistas como Cy Twombly o a Joseph Beuys que, según él, son fuente de inspiración constante. La temática abordada por gira en torno a la mutación desde el tránsito de la vida a la muerte, cuestión que también preocupaba al desaparecido Beuys. En cuanto a los materiales, no se contenta con trabajar con elementos propios del ámbito de la pintura, además de los fragmentos de platos, integra trozos de madera, algodón, etc. Con obras de gran formato efectuadas, en general, sobre soportes de madera, desea estar en contacto con el espectador x 1/2 de los mate riales. Para él, éstos son los elementos esenciales de su pintura y gracias a ellos intenta atraer la atención de los posibles observadores de su obra.
Jonathan Borofsky (1942) presenta una evolución en etapas bastante distintas. Desde sus primeras instalaciones, que poseían un marcado carácter conceptual, hasta las más recientes obras pictóricas, han transcurrido períodos, como en los 70, que reflexionó sobre varias cuestiones artísticas, sin ejecutar obra alguna. Sus obras de los 80 tienen temas relacionados con la figura humana, con un cier-to carácter irónico. Sus piezas presentan personajes en movimiento, casi siempre en posición de avanzar corriendo. Las actitudes y las posturas de sus personajes resultan un tanto forzadas y confieren a la obra su aspecto irónico.Eric Fischl (1948) tiene profundo conocimiento de la tradición pictórica ame-ricana, representada por Winslow Homer, John Singer Sargent y Edward Hopper. Se sitúa en una línea realista, que destaca banalidad de temas planteados: referi das a situaciones de la pequeña burguesía americana, en muchas ocasiones, con una cierta acritud y rozando el sarcasmo. A inicio de los 80 realizó pintura erótica, como Bad Boy o First Sex, con figuras femeninas desnudas tratadas de un modo un tanto morboso.David Salle (1952) Con una obra radicalmente distinta. A través de yuxtaposicio nes de elementos figurativos, abstractos, fragmentos a modo de citas, y por el uso de técnicas diversas, tuvo resultados en los que la heterogeneidad como factores dominantes. Por otra parte, Salle titula muy a menudo sus obras con enunciados que nada tienen que ver con lo que se plantea en ellas. Se trata de denominaciones arbitrarias que no hacen más que subrayar, en el fondo, la arbitrariedad inherente a tales composiciones .Louisa Chase (1951) trabaja en una línea que recupera ciertos aspectos relacio- nados con el paisaje romántico. En sus pinturas, el factor cromático desempeña un papel fundamental ya que proporciona a sus visiones paisajísticas un carácter un tanto fantasmagórico, resultado tanto de la interacción de colores no demasia-do habituales -mezclas de rosas, rojos, anaranjados, violáceos y amarillos- como de la distribución de ciertos efectos lumínicos. Pintoras como Susan Rothenberg y Lois Lane son representantes de una trayectoria pictórica de imágenes dotadas de gran fuerza expresiva. Son muy conocidas las pinturas que representan obsesivamente, una y otra vez, el tema del caballo, y que, en el caso de Rothenberg, las resuelve monocromáticamente, acentuando la significación del contenido.
Pintura de Pattern & Decoration
Es una modalidad que, aunque al principio se llamó sólo Pattem Painting, luego introdujo el concepto de «decoración», pues es su fundamento. Han sido bastan-tes los artistas que, durante los 80, han trabajado en esta trayectoria, con la mayoría mujeres, por lo que se ha planteado la posibilidad de cierto componente feminista dentro de esta tendencia. Esta pintura se caracteriza por atenerse a la bidimensionalidad del soporte y eliminar así la problemática de creación de un espacio tridimensional ilusorio. Otro punto es el carácter expansivo de las obras, en las que los signos repetidos tienden a irradiar hacia el exterior del marco del cuadro. Interesa, ante todo, crear un tipo de imagen que afecte visualmente al es pectador. En la pintura de Pattern existe una concepción que se halla más vincu-lada, al barroquismo que a cualquier manifestación dotada de un sentido de aus-teridad. La simplicidad no es un factor importante en ese tipo de realizacio nes. Se puede apreciar, sobre todo, una serie de fuertes influencias provenien-tes de países conside rados como exóticos o bien ajenos por completo a la evolu ción artística occiden tal. Así pues, tienen elementos islámicos Iraníes, como de Extremo Oriente. Con alusiones al arte mexicano, marroquí o al indoamericano. En el caso de artistas como Haring, tiene influencia del arte primitivo negro africa no, concretamente de la tribu de los Dogon. Esta tendencia empezó a manifestar- se como movimiento pictórico en EE.UU. a mediados de los 70, pero su desarro- llo se llevó fue en la década siguiente, Desde entonces, ha tenido seguidores muy diversos, cada uno creador de su estilo.Joyce Kozloff (1942) trabaja con técnicas muy diversas desde la cerámica vidriada hasta la madera pintada. Su tarea se distingue por el carácter decorati-vo. Ella misma ha afirmado que la decoración es el punto de encuentro entre la pintura, la escultura y la arquitectura. Los motivos ornamen tales que Kozloff reú-ne en su obra proceden de culturas diversas, como la egipcia, la islámica e inclu-so la de los indios americanos. Su interés por estas culturas reside en la impre-sión que le han producido obras realizadas en el pasado, como la Alhambra de Granada, que la impresionó profundamente.Robert Kushner (1949) comenzó en diseño de vestidos en el College. Luego rea lizó performances referidas a la moda, para luego, diseños sin finalidad determi-nada. Allí empezó a interesarse por los materiales artificiales prefabricados. En los 70 se contactó, por un libro de arte de las sinagogas, con muestras de tejidos de los siglos XVII y XVIII, en los se veían series de motivos geométricos de ornamento. Copió muchos dibujos hasta lograr un amplio repertorio tanto del mun do vegetal como abstracto-geométricos. Después viró hacia configuraciones ant-ropomórficas. Tras viajar a Irán en 1974, Kushner investigaría fon-do todas las for mas de arte islámico y esto quedaría reflejado en su propia obra. Desde el pun to de vista de Kushner, el decorativismo no tiene por qué implicar la utilización de un lenguaje de carácter agradable, sino que puede llegar a constituir también un ejemplo de agresividad o de energía contenida. Al observar sus pinturas sobre telas es fácil apreciar que, aparte de las mencionadas influencias provenientes del mundo oriental, existen conexiones evidentes con la obra de Ma tisse, en la que el decorativismo hizo su aparición hacia 1909. De todos modos, el propio Matisse reconoció la influencia de Oriente en sus obras.Tom Mc Connel y Miriam Schapiro también actúan en esta línea de interés por el decorativismo. El 1º trabaja con acrílico sobre lana, creando franjas de elemen tos ornamentales muy diversos, con colores muy exaltados y contrastados. Miriam Schapiro crea obras que semejan tapices. Allí la aglomeración y el em-pleo de formas minúsculas de ornamentos que cubren toda la superficie son pre-dominantes, junto con una gama amplísima que da gran vistosidad en conjunto
Pintura abstracta
La pintura abstracta geométrica ha coexistido, últimamente, con las tendencias figurativas de los artistas de EE.UU. Configuraciones geométricas de carácter irregular itiundan las superficies de las pinturas de Ashley Bickerton (1959). Al emplear colores muy exaltados -amarillos, rojos- sobre fondos preferentemente oscuros, provoca una intensa sensación dinámica. Utiliza una técnica bastante compleja, ya que usa pinturas metalizadas y acrílicas sobre planchas de contra-chapado que luego enmarca en soportes de aluminio. Parecen auténticas cajas cuyas tapas son las propias pinturas. También ha trabajado realizando obras tridimensionales., Otro artista importante cuya tarea se inscribe en esta tendencia es Peter Halley (1953). Su pintura, concisa de formas geométricas puras, es un resurgir del Minimalismo. Sus telas de acrílicos tienen una gama exaltados y muy contrastados colores, A veces, sus obras de cierto rigor, por el uso de la simetría, en otras, pretende el equilibrio mediante la contraposición de los pesos de la com posición. Difiere de Jerrie Levine (1947), que después de obras en series foto-gráficas en las que se apropiaba las pinturas de Miró, Léger, Degas o Rodchen ko, pasó en 1986, una serie de pinturas abstractas con una técnica muy personal: la caseína y la cera sobre madera. En estas obras se advierten franjas o dameros de dos colores distintos que crean una sensación de dinamismo.Muy diferente es la pintura de Tim Rollins & K.O.S. (1955), quien, además de pintar superficies monocromáticas en blanco y negro sobre una capa de yeso que después coloca sobre una tela de lino, realiza otras obras mucho más com-plejas, como la que lleva por título América III, en la que usa pintura dorada sobre un fondo blanco. Las configuraciones efectuadas en dorado son extraordinaria-mente caprichosas y confieren un sentido de dinamismo intenso al conjunto.La obra de Peter Schuyff (1958), procedente de Holanda pero afincado desde ha ce años en Nueva York, ha sido siempre abstracta y se caracteriza por la pre-sencia de unas formas irregulares que, al estar pintadas con contomos sombre-ados, crean la ilusión óptica del relieve. Sólo utiliza la pintura acrílica sobre tela y prefiere -fondos de tonalidades neutras para situar, sobre ellos, las citadas confi-guraciones que, generalmente, están realizadas en tonalidades vivas o exalta-das. En algunas pinturas de mediados de los 80, Schuyff realizó una cierta aproxi mación al Op, a través del empleo de pequeños cuadrados, resueltos en dos colores distintos y en tonalidades oscuras y claras, creando gradaciones tonales a la manera de Vasarely, pero sin llegar a producir aquella acusada sensación de dinamismo y movimento que generaba el arte cinético.Un pintor aún más próximo al Op-Art es PhilipTaaffe(1955),querealiza obras muy similares a las que hiciera Bridget Riley durante la década de los sesenta. En ellas consigue una fuerte sensación de dinamismo, sobre todo cuando emplea el contraste blanco-negro. Su trabajo se caracteriza, sin embargo, por una técnica muy distinta a la de los pintores cinéticos anteriores, pues Taaffe utiliza el collage de linóleo pintado con acrílico sobre tela.
Pintura Neo-Pop
No muchos los artistas han optado por la pintura que recupera elementos del Pop de EEUU, pero, no podían faltar los que, en una época que precisamente se ca-racteriza por los revivals constantes, han tomado el lenguaje propio de los cómics e incluso dibujos animados. Éste es el caso de Kenny Scharf (1958). Su obra ha sido calificada de explosiva, debido a los colores fluorescentes que emplea y a sus contrastes, realmente muy exaltados. En la pintura de Scharf ya no puede hablarse sólo de ironía, sino que sus personajes y las situaciones que representa adquieren un marcado tono sarcástico. Otro artista interesante es Lee Quinones (1960), procedente de Puerto Rico y afincado en Nueva York. En sus telas o superficies metálicas, pintadas con esmaltes, surgen figuras humanas o rostros de mujeres que parecen anuncios publicitarios extremadamente artificiales por el especial empleo de la luz y del color.
Esculturas e instalaciones
Al inicio, se ha señalado que, en los últimos años, la pintura ha prevalecido en EEUU sobre cualquier otro lenguaje artístico. Sin embargo, algunos trabajaron con obras tridimensionales, por descontextualización o realizando environments o esculturas, y han consolidado las instalaciones como fórmula creativa.Uno de los más conocidos Jeff Koons (1955), cuyas obras tienen la trayectoria de Duchamp. A inicios de los 80, Koons tomó electrodomésticos, los unió y los colgó a modo de mural, Algo después, comenzó su serie de conjuntos de electro-domésticos en cajas de plexiglás prefabricado. En otras, eligió la aspiradora co-mo elemento principal, ya que, según él, es el electrodoméstico utilizado para recoger las porquerías, aspecto en total contradicción con la pureza total en que lo situo. Es una máquina que respíra y la escogí por su sexualidad, sexualidad a veces es masculina y otras femenina. Son máquinas que aspiran y tienen gran-des orificios en ciertas zonas, y también accesorios fálícos. Desde mi punto de vista, pueden interpretarse como representantes de una sexualidad neutra».Además de los ready-mades, ha realizado ultimamente, pequeñas esculturas en acero inoxidable que él considera como juguetes para ejecutivos, como Ford modelo A, Tren, etc. Ha utilizado medios y estrategias publicitarias como parte de su obra, y se presenta a sí mismo en escenas de su vida privada con su esposa, la artista «porno, lliona Staller, «La Cicciolina».Otro artista de objetos descontextualizados es Robert Gober (1954). Prefiere, elementos de mobiliario, una cama o pilas para lavar, de yeso y recubiertas con látex y esmalte. En los últimos años, sin embargo, se ha vuelto más realista y to-ma como referencia para sus piezas elementos del cuerpo humano.Haim Steinbach (1944). usa todo tipo de elementos del cotidianos, desde cazue-las, vasos, copas, zapatos deportivos, cuchillos, teteras, mesas y repisas, y ele-mentos que él realiza. Muchas veces se observa el deseo de subrayar, un senti-do estético, como en Ultra red 2, obra constituida por diversos objetos rojos.Además de estos artistas, cabe señalar a algunos neoconceptualistas, como Jenny Holzer (1950), que trabaja en placas de bronce y displays publicitarios sobre los que pueden leerse mensajes que aparecen escritos del mismo modo que en los grandes letreros anunciadores de espacios públicos, como aero-puer tos o estadios. Holzer siempre ha sentido interés por los textos. Ya en sus obras iniciales éstos constituían la base de sus ejecuciones. La mayoría de ellas eran carteles anunciadores de gran tamaño, con mensajes de carácter político o de reivindicación social que colocaba en muros de viviendas.Otras son las instalaciones de Judy Pfaff (1946), de Londres y residente en Nueva York. Se trata de assemblages de proporciones inmensas que, en cierto modo, derivan de la concepción del Merzbau de Schwitters, y en los que utiliza todo tipo de materiales y colores. La sensación que producen son de agobio y estrés. No en vano, pese a ser abstractiformes, aluden al mundo de hoy en día.Un escultor más tradicional, por el tipo de material -el bronce-, es Joel Shapiro (1941). Su obra de mucha austeridad, prefiere efectuar piezas geométricas. No obstante, huye de la regularidad absoluta de las formas primarias, tan utilizadas por los minimalistas. Muy atrayentes son las instalaciones lumínicas de James Turrell (1943). En muchas de sus obras muestra el carácter experimental que tienen sus realizaciones, como las que denomina «células de percepción». Para entender el significado, el espectador debe participar introduciéndose en ellas. Turrell trabaja tanto el espacio y la luz. El control de la luz, a la que le otorga configuraciones precisas en espacios oscuros, es esencial en sus realizaciones, tan diferente a los demás. Entre los artistas que han trabajado en Norteamérica en los 80 cabe también citar al neominimalista Allan McColum, a Rebeca Hom, a Marcel Broodhaters, a Barbara Kruger y a jana Sterbak.
Capítulo IV
El arte en España durante la década de los ochenta
España experimentó cambios importantes, a fines de los 70, favoreciendo una renovación profunda tanto en la pintura,la escultura y las instalaciones. Tras un período, a inicios de los 70, en el que la mayoría se aproximó al Conceptualismo, pasaron a una etapa de cierta inactividad. Eran los años de la transición política hacia la democracia, y el grueso de la sociedad se preocupaba más por la política que por cualquier otra cosa que no tuviese que ver con ella. No obstante, este proceso, principalmente de reflexión, culminó con un marcado florecimiento. Aparte, los informalistas más significativos no habían dejado de trabajar y esto estímuló a los jóvenes. Es interesante ver que, a diferencia de lo de otros países occidentales en los 80, que tuvieron una marcada tendencia ha-cia el lenguaje figurativo, en España -salvo en algunos casos- muchos artistas retomaron las vías abiertas por Tápies, Millares, Saura, etc.- y plantearon un tipo de pinturas abstractas en las que, muy a menudo, los materiales y las técnicas poseían un verdadero protagonismo, al igual que otros años en el informalismo.
Durante esta época, internacionalmente prevaleció la pintura sobre cualquier otra modalidad, salvo en los británicos, cuyos escultores trabajaron y han servido de ejemplo y de inicio para muchos jóvenes de otros lugares. Por ello, en España ultimamente, la escultura y las instalaciones han tenido un auge asombroso. El hecho de tener artistas mundialmente reconocidos como Gargallo, Julio Gonzá-lez, Chillida y Jorge Oteiza no podía dejar de marcarlos. Además, la obra de Jo-an Miró, tanto en pintura o escultura, crecía en número de adeptos. La relativa reciente muerte -en 1983- ha sido importante para su influencia. El polifacetismo de Miró, así como su enorme osadía en el uso de todo tipo de materiales -ya durante los 30- y hacer piezas tridimensionales únicas, han sido el motor que caracteriza sobre todo a los jóvenes escultores.
PinturaEn el ámbito pictórico existen, desde luego, actuaciones muy diversas que conviene clasificar en distintas vías, pues la obra de algunos jóvenes pintores no pudo sustraerse, en algunos casos, a la internacionalidad de la tendencia neoexpresionista, mientras que en otros prevaleció el lenguaje abstracto.Pintura neoexpresionista
Miquel Barceló (1957) es el más significativo de todos los que se introdujeron en ambitos internacionales. Después de la Escuela de artes y oficios de Palma de Mallorca y la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, experimentó por una corta etapa, a mediados de los 70, el Conceptualismo. Luego viajando y, de modo autodidacta, estudió en profundidad la obra de los grandes barrocos -Velázquez, Valdés Leal- y la pintura de Goya. Con todo esto, se introdujo de lleno en la pin-tura, creando un tipo de obras muy individuales, pese a que podría ser Neoexpre-sionista.Los temas giran a veces en torno a la cotidianidad. Paisajes, naturalezas muertas, animales, todo desde un prisma muy personal. Sus obras, ya desde inicios de los 80, siempre bien trabajadas desde lo técnico. Sus procedimientos mixtos sobre tela dan lugar a un tipo de pinturas de gruesos empastes con zonas de relieves intensos y pinceladas perfectamente perceptibles.En algunas de sus obras de mediados de los 80, Barceló introduce una cierta ironía, como puede advertirse en la pintura titulada Ibe way of tbe rabbit, mientras que en otras se detecta la existencia de una reflexión profunda, especialmente en toda la serie correspondiente al año 1987, dedicada al tema de los orificios, La idea de la penetración, de la conexión entre el mundo superior y el inferior, de la relación entre claridad y oscuridad aparece en ella de manera reiterada.En los últimos tiempos, Miquel Barceló reparte su tiempo entre Felanitx (Mallor-ca), su población natal, París y Malí. Las experiencias de sus largas estancias en África lo ha hecho aún más personal y posee pocos puntos en común con el neoexpresionismo de sus primeras realizaciones. En la actualidad, su obra pre-senta una polaridad de gran atractivo. Puede ser obsesiva y angustiosa, como la Sopa ambplat vermell, en la que toda una serie de seres aparecen dentro de un plato de sopa, o bien puede mostrarse dentro de una línea mucho más tranquila y austera, como en Cafe Saba. Esta obra, como las realizadas en África, incluye elementos adicionados por calla a la pintura, y sus tonalidades tienen una calma muy peculiar, no exenta de cierta tensión. El barro, las ramas, la hojarasca se integran en superficies blanquecinas -como la arena del desierto- para configurar unos espacios pictóricos de gran belleza. Y el artista ha declarado que vivir y trabajar en África lo ha cambiado no sólo en lo conceptual, sino también físico. Se ha sentido distinto a como era con anterioridad, y esto ha desencadenado un arte diferente con un sentimiento de misticismo contenido.Otro artista con influencia africana es Albert Gonzalo (1954). El aragonés Miguel Galanda destaca por la dimensión trágica de sus pinturas. Viajero incansable, a inicios de los 80 Gonzalo se interesó por Italia, en particular las ruinas romanas, por lo que incluyó en sus pinturas determinados vestigios de la antigua civiliza-ción. En sus obras, el color tiene un papel fundamental; su gama es muy amplia con tonalidades de gran intensidad y vitalismo u otras muy suaves. En algunas pinturas pone signos o letras que arman palabras relacionadas con el tema abordado en ellas.
Pintura figurativa
Ferran García Sevilla (1949) estudió Historia del Arte en la Universidad de Barcelona y durante los 70 tuvo un papel importante en el arte conceptual cata-lán. A inicios de los 80, García Sevilla se introdujo en la pintura. Su obra tiene connotaciones figurativas, aunque a veces sean meros signos o esquematizacio- nes antropomórficas o de animales. No faltan alusiones irónicas o agresividad, proveniente por su modo de utilizar el color. Prefiere, el óleo en capas finas y li-sas para lograr fondos casi monócromos. De ellos destacan, con nitidez, los ele-men çtos que en general se atienen a la bidimensionalidad. Su pintura es di-recta con contrastes como factores interesantes de su obra.El arte figurativo está representado por artistas jóvenes de Madrid. Y debe aten-derse a Luis Gordillo (1934)que llegó a su madurez entre fines de los 60 e ini-cios de los 70, siendo ejemplo para numerosos artistas recién iniciados. Entre ellos a Guillermo Pérez Villalta, Cherna Cobo, Carlos Alcolea y Manolo Quejido. No hay duda de que el más conocido es el primero de ellos. En su pintura, típica-mente posmoderna, afloran las citas y los fragmentos, eclecticismo de ciertas manifestaciones del S XX. Guillermo Pérez Villalta (1948) aborda muy diversos temas -desde las de tradición religiosa a la mitología-, no exentos de ironía. La heterogeneidad de sus cuadros llega a producir agobio, pues tiene múltiples focos de atención en ellos. Mezcla su autobiografía constantemente con elementos muy conocidos dentro de la iconografía artística. La mezcolanza de es tilos es sorprendente, con un lenguaje propio muy distinto al de otros coetáneos.Josep Uclés (1952) realiza un tipo de figuración radicalmente distinta a la de Pérez Villalta. Su obra aparece marcadamente influenciada por la de los artistas del grupo Dau al Set, en especial por la de Joan Pont. Animales fantásticos y seres antropomórficos se integran en atmósferas extrañas, muy conectadas con el mundo onírico del Surrealismo.La figuración realista tiene ahora su representante en el vasco Jesús Mari Laz-cano (1960), quien inicialmente se relaciona con la estética pop, se incilinó a la realidad. Con los paisajes urbanos y edificios de muchas ciudades del mundo plantea la íntención estética. La belleza de sus atmósferas es real-mente sorpren dente. En sus pinturas más recientes, efectuadas en Nueva York en 1988, muestra una nueva concepción de la pintura. En ellas, las vistas de determinadas zonas de Nueva York aparecen como si se tratase de fotografías, rodeadas por un gran espacio pintado y produce un sutil juego dialéctico entre representación y realidad, Su depurada técnica le hace posible desarrollar un trabajo perfecto. Otros artistas jóvenes que experimentan nuevos lenguajes son Jordi Martorell, con esmalte y tinta sobre planchas de hierro o aluminio, y Santí Moíx, que reside en Nueva York y cuya obra se ha transformado en relación a sus inicios. Ahora trabaja en una línea muy personal con ciertos elementos figurativos esquema-tizados sobre grandes superficies con manchas, gestos y pinceladas cargadas de empaste que son los auténticos protagonistas.Matías Quetglas es un figurativo muy diferente. Recoge la tradición mediterrá-nea, tanto en la concepción lumínica como por los colores utilizados, y sus perso-najes remiten a un pasado que se remonta hasta el Renacimiento.
Pintura abstracta
Son muchos los que, desde hace tiempo, trabajan en España con la Abstracción Informal. En algunos casos, como en el de José Manuel Broto (1949), puede de cirse que es el único lenguaje desde el principio, a inicios de los 70. Con técnicas diversas, el calla o el dripping, pero en el seno del abstracto. Su lenguaje es muy expresivo con el color. Las manchas inundan las grandes superficies y sitúa otras manchas c/gestos o goteados, dan espontaneidad a sus pinturas. Broto trabajó en Barcelona durante un tiempo, donde formó un grupo con Grau y Tena. Volvió a Zaragoza, y luego se fue a Francia. José María Sicilia (1954) abandonó el figurativo neoexpresionista a principios de los 80 para irse hacia el abstracto. En su pintura hay referencias del entorno, como en Antenne TVAligre, (1983). En ella, los trazos configuran una antena de televisión. Con el tiempo Sicilia derivaría hacia el abstracto fundamentado en calidades texturales y cromáticas. Durante 1987, Sicilia restringió su gama al blanco y negro de unas formas florales, hasta el punto de calificarse de tenebristas. Artistas jóvenes como Begoña Egurbide o Vicent Viaplana se sitúan con ciertas soluciones del Informalismo matérico, pues en su obra tiene un acusado interés por crear materias de grosores exaltados. Por otra parte, la mayoría de sus pin-turas enlaza con la tradición hispana, en la que la tendencia al empleo de colores oscuros, próximos a las tonalidades terrosas, ha dominado en gran parte de obras de artistas de épocas muy distintas.Entre estos jóvenes creadores hay que destacar también a Ignasi Aballí.
Un tipo de realización muy específica y, por tanto, difícil de clasificar es la obra de Joan-Pere Viladecans (1948) que, pese a su juventud, tiene una trayectoria realmente importante. Su obra fluctúa entre abstracción y figuración, aunque ja-más pueda relacionarse con ninguna forma de realismo. En ella afloran toda una serie de signos que constituyen un corpus muy amplio y que son incluidos una y otra vez por el artista en sus pinturas. Viladecans comenzó a pintar con apenas 20 años. Por entonces le atrajo la obra de Tápies y la de Miró. Por un corto tiem-po tuvo conexiones con el pop americano, pero pronto comenzó trabajar de un modo personal. Desde ½ de los 70, Viladecans hace sus soportes, empleando pasta de papel que después cubre de pintura. El color es esencial en su pintura, junto con los signos ya mencionados'. En su obra se pueden observar elementos muy elaborados junto a otros que son resultado inmediato del azar. Las manchas están por doquier y se interrelacionan con los signos con resultados de gran im-pacto. Los colores vivos, muy exaltados -rojos, verdes, azules intensísimos, ama rillos ácidos, anaranjados-, contrastan con el negro y el blanco que suelen apa-recer puros. En los últimos años, Viladecans ha sentido un gran interés por el mundo vegetal, del que aparecen numerosas referencias en sus pinturas.
Escultura
Susana Solano (1946) es una artista que ha contribuido a cambiar la escultura ultimamaente. Tras años experimentando, ha logrado un lenguaje propio, con piezas de gran tamaño- que se resuelven con un rigor próximo al Minimalismo. Muchas de sus esculturas son de hierro y trabajado de diversas formas cada vez. Suele trabajar grandes planchas en acero galvanizado, o en ocasiones con enre-jado, constituyendo retículas. También puede adoptar configuraciones en forma de varillas cilíndricas de pequeño diámetro que le sirven para crear articulaciones dotadas de gran dinamismo. Solano trabaja distintos metales asociados, hierro y plomo, con contrastes interesantes, como puede apreciarse en Muerte de Isolda.En determinadas piezas de la 2ª ½ de los 80 manifiesta ironía, que aparece hasta con títulos de las obras. Así ocurre con Senza uccellí: el espectador se encuentra ante una gran estructura metálica, concebida a manera de jaula en hierro. En su interior pueden verse, dispuestos en el suelo, elementos en plomo que adquieren caprichosas formas irregulares debido al tratamiento que han recibido.Cabe destacar al catalán Sergi Aguilar (1946) y al valenciano Miquel Navarro (1945) cuyas «ciudades», vistas desde el aire, conjugan juegos volumétricos. El valenciano Ricardo Cotanda trabaja con lonas y materiales blandos que dispone sobre la pared sobre el suelo, siendo promisorio en la escultura española.Muy personal es la escultura de Cristina Iglesias (1956), cuya característica bá-sica es la heterogeneidad de materiales; desde cemento, aluminio, hierro, cobre, zinc o madera hasta vidrio. Y en sus esculturas es el contraste lo qué prevalece. En ocasiones, Iglesias recurre al cemento en bruto y las planchas de cobre pintadas con toda delicadeza, con escenas paisajísticas de notable verismo. En otras articula el espacio mediante el cemento a modo de muro, coronándolo con una plancha de vidrio coloreado que permite el paso de la luz. Y logra efectos sorprendentes, y a una nueva manera de entender el espacio lleno y el vacío.Jaume Plensa (1955) significativo escultor catalán actual. Tras un período -a inicios de los 80- marcado por la geometría, comenzó una etapa con formas orgá nicas. Seres monstruosos y personajes se combinaban en un lenguaje marcado por la ironía. Pero más recientemente, ha recurrido al hierro con formas arqueoló-gicas que remiten a fomas totémicas. El hierro aparece recubierto por pátinas con texturas de un aspecto especial. Otro muy interesante es Gabriel Sanz Romero (1954). En sus obras, a pesar de los materiales- acero inoxidable, cau-cho, plomo, vidrio, piel-, tienen cierto clasicismo que deriva de la tendencia a la simetría y a la ley de frontalidad. Con temas muy diversos: sus personales inter-pretaciones sobre la muerte, como las más sofisticadas alusiones a la energía.Otros escultores realmente novedosos y que merecen citarse son Josep Maria Riera i Aragó, que utiliza estructuras de marcada simplicidad; Perejaume, que trabaja en una línea más conceptual; Salvador Juan Pere, que utiliza materiales muy heterogéneos, combinando los duros con los blandos; Enric Pladevall, Miquel Planas, Jordi Colomer, Jordi Benito o José Luis Moraza entre otros. Hay muchos artistas cuya obra no se circunscribe a lo escultórico, sino que, por características son instalaciones. La diversidad es lo más significativos dentro de estos artistas. No hay sólo una línea de trabajo, sino múltiples, incluso al hablar de la trayectoria de un solo artista,
Uno de los representantes es Juan Muñoz (1953), cuyas obras pueden conside-rarse como auténticas representaciones metafóricas desarrolla-das en tres dimen siones. En sus conjuntos emplea materiales y objetos descontextualizados de gran diversidad.Joan Rom (1954) dejó la pintura para efectuar piezas tridimensionales. En las primeras realizaciones se aproximaba bastante a algunas soluciones de los britá-nicos dedicados al collagemontaje, empleando preferentemente el caucho. Luego, prefirió materiales frágiles y que, por su transparencia, le permiten aludir al vacío, como el vidrio o el plástico. En sus últimas composiciones usó materiales naturales, como ramas o arbustos, apoyándose sencillamente sobre un muro, y ha realizado piezas en plastelina, piel o lana.Isabel Banal asume una actitud que enlaza la reivindicación ecologista a sus instalaciones. Otro artista con obras a modo de instalaciones, y con gran cantidad de objetos descontextualizados es Pep Duran i Esteva. Antoni Abad, por su parte, ha sobresalido por sus esculturas maleables. Entre los más jóvenes cabe destacar a Juan Urrios, Ana Navarrete y también a Eugenió Cano, todos ellos nacidos a principios de los 60.
Capítulo V
Nueva escultura británica
En las últimas décadas han tenido un dinamismo extraordinario en la escultura de Gran Bretaña. Y los factores son de índole muy diversa, pero destaca, el hecho de que uno de los grandes ,Henry Moore, fuera inglés. A pesar de que la obra de los jóvenes artistas ingleses no presenta demasiadas conexiones con la de su precursor, siempre es importante la existencia de una tradición artística dentro de un terreno determinado.Los escultores más recientes han tenido dos maestros que a través de su obra, pensamiento y actividad docente, han influido sobre ellos... Anthony Caro y Eduardo Paolozzi. La importancia de Paolozzi. es por su adscripción al Indepen-dent Group y ser precursor e introductor del Pop-Art en Inglaterra En los últimos años, su obra ha avanzado visiblemente hacia proyectos mucho más osados que los que rigieron en sus collages y esculturas pop.Al hablar de Anthony Caro hay que mencionar su encuentro con el gran escultor americano David Smith. La obra de Smith impactó en Caro que transformó profun damente su lenguaje y se introdujo hacia formas nuevas, concebidas en acero.David Smith (1906-1965) no se vincula a ninguna tendencia surgida en la pos-guerra en los EE.UU. Pese a estudiar en la Art Students League de Nueva York, el haber conocido a John Graham, lo indujo al psicoanálisis junguiano, en el arte contemporáneo y el primitivo, Smith no se sintió inclinación hacia grupos de artis-tas neoyorkinos. Lo que lo llevó a alejarse de la gran ciudad y establecer-se en una casa en el campo, ya a inicios de los 40.En su obra de esa época hay elementos de Abstracción y Cubismo. Se interesó mucho por los assemblages de Henri Laurens y, en especial, por Julio González. Smith decía de él que era padre de la escultura en hierro forjado. En sus inicios se advierte una clara influencia de la concepción de Julio González. Luego manifestaría su enorme imaginación en el modo de trabajar el metal. Sus obras tienen una admirable capacidad para articular las formas geométricas de manera que el carácter dinámico y aéreo del espacio quede subrayado al máximo.En sus series de Tanktotems de los 50, o bien en las de Círculos, en las de Voltri-Bolton o en las de Wagons de la década siguiente, despliega una capacidad para componer que resulta sorprendente, tanto en el trabajo en acero pintado con colores como en el realizado en acero galvanizado.
Anthony Caro
Anthony Caro (1924) ha querido apartarse de una concepción escultórica que remitiera al pasado. Según él, la escultura, tras el Renacimiento, varió muy poco y eso es evidente sobretodo en la noción de espacio que predominó hasta la aparición del Cubismo.Caro estudio en la universidad desde 1942 a 1944 en el Christ's College de Cam-bridge para luego trabajar en diversos talleres de escultura. Entre 1951 y 1953 vivió en Hertfordshire y proseguir estudiando en la Real academia, ayudasdo a Henry Moore. Éste lo animó a investigar los materiales nuevos y a estudiar en el arte del siglo XX y el arte negro-africano. Luego se interesó por Bacon, De Koo-ning y Dubuffet, y llevó a cabo algunos experimentos en el terreno del assem-blage, construyendo piezas en arcilla, yeso y piedras.En 1959 fue becado para estudiar en EE.UU. y tuvo ocasión de conocer a Robert Motherwell, Helen Frankenthaler, Kenneth Noland y David Smith. Las obras de Pollock, en el M.O.M.A., le impresionaron por su fuerza expresiva. Regresó a Lon dres, compró un equipo de soldadura autógena e iniciaría su obra abstracta, en la construcción con piezas de hierro. Por otro lado, desarrolló desde 1953 una tarea docente importante en la St. Martin's School of Art de Londres. Su rigurosa enseñanza y su perseverancia en conseguir una renovación en lo escultórico lo hicieron famoso. A sus clases asistió la mayoría de los jóvenes escultores, gra-cias a los cuales el mundo británico puede considerarse como un auténtico punto de arranque de la escultura actual.Caro prontonotó que la obra de Moore, pese a ser muy significativa, correspondía a la de «el último escultor del Renacimiento, -como afirmaría- y, por ello, sus planteamientos distarían de los del famoso escultor.En 1963 fue a EE.UU. para impartir clases en el Bennington College (Vermont), cerca de Kenneth Noland y David Smith. Y tuvo una mayor aproximación a este último. Por propuestas de Noland, empezó a trabajar el acero en planchas. Este período es muy estricto y próximo al Minimal Art. A su regreso a Londres, se distancia por completo de la austeridad de aquella tendencia americana.Cuando muere David Smith, accidentado en auto en 1965, Caro compró sus piezas de metal de su taller y las hizo trasladar al suyo, en Hámpstead. Durante años, empleó materiales que fueron de su amigo. La 1ª obra que incorporó un fragmento de cisterna de Smith fue en La Fiesta del sol (1969-1970), acero pintado de amarillo. En esta pieza tiene una concepción del espacio de discontinui-dad y heterogeneidad sobre cualquier tendencia a lo unitario.Apartir de ese momento hasta la actualidad, Caro ha sabido otorgar a su obra un carácter imaginativo increíble, tanto en las obras de gran tamaño como en las denominadas Piezas de mesa. En estas últimas emplea el acero en varillas o en láminas, con articulaciones y un dinamismo de gran riqueza.En los 70 abandonó la pintura en color sobre acero y derivó a una técnica que le permitía envejecer el acero oxidándolo; para conservar y fijar esas tonalidades cambiantes del metal oxidado, Caro barnizaba las superficies de manera que el material no pudiera alterarse con el transcurso del tiempo.En los 80, amplió el repertorio de materiales, del acero oxidado o galvanizado, ha usado también madera y plomo. Estos dos últimos son mucho más fáciles de trabajar que el acero y además permiten realizar con mucho más inventiva y las líneas curvas se yuxtaponen a las rectas, con espacios difíciles de imaginar.Por otra parte, también son importantes las piezas realizadas en bronce, material que tiene una gran tradición en el ámbito de la escultura y al que Caro ha sabido imprimir un sello de indudable personalidad, a la par que ha concebido con él formas abstractas muy caprichosas. En el fondo, debe hablarse de auténticos collages en los que las distintas planchas -cóncavas, convexas, lisas- están en-sambladas mediante soldadura o clavos. Tanto en uno como en otro caso, Caro no esconde ni tapa las zonas de ensamblaje y las deja perfectamente visibles, de manera que se convierten en verdaderos puntos de atracción.
La escultura objetual
Muchas esculturas recientes tienen la característica de ruptura de la linealidad. Pues sus elementos responden al criterio de interrupción del sistema objetual, con factores como corte, materiales existentes, montaje, discontinuidad y heterogeneidad.Algunos británicos han optado por este sistema. Además de Caro, también está el precedente de Eduardo Paolozzi, entre estas, el conjunto de la obra Truenos, relámpagos, con moscas y Jack Kennedy. Es «La METÁFORA». Creado en me-moria al asesinato del presidente de EE.UU. Paolozzi descubrió en los diarios, que además hubo una plaga de moscas en Dallas; de manera que, en un contenedor real reunió todo tipo de elementos recuperados, junto con un busto de Jack Kennedy -comprado - y moscas disecadas.Además de de estas dentro de esta línea del collage, hay otras, como el retrato en bronce con pátina dorado-verdosa del escritor japonés Yukio Mishima.Con los aportes de Caro o de Paolozzi, se entiende que los artistas jóvenes los tengan como referencia hacia una escultura de conceptos muy innovadores. Se destacan Tony Cragg, Barry Flanagan y Bill Woodrow.Tony Cragg (1949) comenzó en los 70, descontextualizando elementos de la na-turaleza -piedras, arena, madera, hojas- para formar cercano a los earth works conceptuales. Luego Cragg evolucionó hacia un lenguaje de materiales artificia-les. En sus montajes más recientes usa objetos del entomo o fragmentos de plástico. Como en Gran Bretaña vista desde el norte. En dicha obra -aparece una figura humana situada frente a la costa norte de la gran isla. Ambas imágenes están conseguidas por montaje de múltiples piezas de colores puros, primarios y secundarios. Otro conjunto sorprendente de Cragg es Jorge y el dragón, alusivo a la cotidianidad del Santo patrono por medio de objetos triviales: una mesa de cocina manchada, una lechera de metal, una cesta y una gruesa tubería en plástico rojo -alusión al dragón- que enlaza todos los elementos citados. Tony Gragg ha utilizado también materiales como el hierro colado, el bronce y el vidrio.Cragg usa los contrastes acusados como recurso para llamar la atención del espectador. El sentido acumulativo carcterístico es compartido por otros artistas e implica una concepción manierista en la que se valora la pluralidad propia de un conjunto dinámico.Bill Woodrow (1948) a través de sus montajes, tiene una concepción parecida a la de Cragg. Reune materiales diversos, procedentes de coches, de lavarropas, televisore, etc. El carácter irónico se subraya al poner en contacto imágenes que son inasociables, como ocurre en la instalación Sonido, visión y Cristo, de 1983.Barry Flannagan (1941) Pasando distintas etapas desde sus primeras bolsas rellenas de arena, de los 60, hasta ambientes heterogéneos de los 70 y las pie-zas en bronce recientes, tiene actitudes distintas hacia la escultura. Lo inalterable es su deseo de ser innovador. En sus últimas piezas, vaciadas en bronce con una técnica tradicional, el artista muestra su capacidad para representar anima-les distintos -caballos, elefantes, etc.- con un realismo sorprendente.Richard Deacon (1949) En sus obras «fabricaciones” no se notan referencias al cuerpo, ni tampoco están a escala humana. Los títulos sirven como partida para posibles interpretaciones que puedan hacerse. En los materiales no le interesan ni el barro, por demasiado amorfo, ni la piedra, por excesivamente rígida. Prefiere el acero, el latón, la madera o el linóleo, tratados todos ellos en láminas muy fi-nas que permitan adoptar configuraciones flexibles. En sus últimas obras desta can las que realiza con acero galvanizado y telas plastificadas que semejan, por su coloración y estado, materiales de desecho.William Tucker ('1935) empezó con materiales de desecho en los 70 a utilizar, en los 80, retoma los tradicionales, madera o bronce, añadiendo el aluminio laminado, mucho más fácil de trabajar con un aspecto limpio y liso, por lo que ofrece un contraste importante respecto a otros materiales.
Otros artistas británicos
Entre quienes no utilizan el sistema objetual, Anish Kapoor (1954) -de origen hindú- su obra es muy interesante, por su concepción de la escultura o lo distinto y nuevo de sus obras. Hizo las primeras con pigmentos, y se deshacían al tocar-las. A fines de los 70, comenzó con series, en resina, cemento, yeso o poliéster. Luego, hacia los 80, su obra se simplificaría. Prefiere configuraciones geomé-tricas -cubos, pirámides, estructuras troncocónicas, etc.- y usa los primariosEstas piezas hechas en yeso son recubiertas con pigmento en polvo en estado puro. Cubriendo la pieza y parte del suelo donde ésta se asienta de manera direc ta, sin ningún tipo de apoyo o pedestal. Kapoor reproduce, así, la tradición india de colocar, a la entrada de los templos, polvo rojo, ya así el fiel entra en el recinto sagrado sus pies desnudos impregnados de este polvo y luego deje sus huellas sobre el pavimento del templo.Tiene configuraciones que semejan elementos arquitectónicos o referidas al mun do orgánico -vegetal y animal- o incluso al mundo geológico de los cristales.Recientemente ha trabajado con un nuevo material: la piedra caliza. Tallada en formas geométricas cúbicas no demasiado regulares y en alguna de sus caras pueden observarse perforaciones que corresponden a la zona del centro. La talla irregular y la falta de pulimentación final otorgan a estas piezas un carácter sor-prendente por su proximidad al mundo primitivo.Shirazeh Houshiary (1955) No quiere hacer ningún tipo de obra con preocupa-ciones formales, sino centrado en obras sobre las creencias o sobre la pasión. En sus realizaciones hay una mezcla indiscriminada de figurs biomórficas y de carácter geométrico. Usa preferentemente cobre o zinc.Alison Wilding utiliza una gama muy extensa de materiales -acero, latón, plomo, mármol, madera, caucho, acrílicos, cera, etc.- para realizar piezas muy diversas. En la obra de Anthony Gormley se interesa por utilizar materiales nuevos junto a los tradicionales -plomo, fibra de vidrio, cera, pan, yeso o terracota- al tratar los distintos temas, entre los que destaca el de la figura humana, que en su obra llega a adquirir un carácter de arquetipo.Se han incluido experiencias Land Art, earthworks de Richard Long en la nueva escultura británica. Pero sus obras, además de ser ecologistas, tienen un fin estético muy claro. Igualmente obras de la familia Boyle pueden estar tanto en una u otra modalidad. Los Boyle, tras largos viajes a diversos territorios por moti-vos diversos, hacen facsímiles exactos de la superficie terrestre o de elementos de lugares visitados. «El arte es la realidad que se percibe a través del pleno uso de las facultades del ser humano». Trabajan en fibra de vidrio, que les permite fidelidad absoluta respecto al original. Nunca eligen grandes monumentos u obras de arte para representar, sino lo que no posee trascendencia alguna -sea de la naturaleza o realizado por el hombre-. Así, una alcantarilla o el enlosado de una acera pueden ser captados por la familia Boyle y reproducidos con toda exactitud. Cabría mencionar también a lan Hamilton Finlay, a Michael Craig Martin y Richard Wentworth.
Capítulo VI
Arquitectura posmoderna
La idea de posmodernidad en la arquitectura fue utilizado por primera vez por Charles Jencks, entre 1975/76, y nombrar el final del extremismo vanguardista y plantear un regreso parcial a la tradición, poniendo especial énfasis en el papel esencial de la comunicación con el público. Jencks cree que la arquitectura es propiamente el arte público. En su estudio El lenguaje de la arquítectura posmo-derna, de 1977 - ampliado y actualizado en varias ocasiones-, resaltaba la comu-nicación instantánea existente, gracias a la televisión y a otras tecnologías, como factor para un eclecticismo mundial, y el trasvase de interinfluencias.Últimamente arquitectos y multinacionales tienen proyectos simultáneos en distin tos lugares del mundo. De no respetar ciertas reglas, el resultado traería consigo un único modelo de arquitectura. Y esta idea de producción y repetición masivas, que imperaba en la arquitectura moderna, se abandonó porque traía grandes problemas. Tecnológicamente la sociedad actual tiene elementos como para lograr estilos y productos muy personales. Con las computadoras y técnicas avanzadas de producción automatizada se lograron viviendas o espacios pú-blicos relacionados con la tradición local, y muestran avances que permiten cons-truir de manera más individualizada.La muerte de la arquitectura moderna fue el 15/7/72, en San Luis, Misuri, al dina-mitar los edificios del proyecto Pruitt-Igoe, que por años habían sido objeto de vandalismo por sus propios habitantes, y se convirtieron en ejemplo de lo que nunca debía llegar a ser la arquitectura. El lenguaje purista de estos bloques de viviendas realizados por Minoiru Yamasaki entre 1951/55 se atenía estrictamente a los postulados progresistas de la arquitectura moderna, pero, en cambio, no tenía en cuenta los comportamientos de los habitantes para quienes estaban hechos, y ahí residió su fallo fundamental.Uno de los primeros concursos de arquitectura posmoderna fue el de Portland, Oregón, en 1980, en donde se hizo el edificio de Michael Graves conocido como The Portland. Tal y como lo había concebido Graves, The Portland podía conside rarse como el principal monumento de la posmodemidad, «similar a la Bauhaus en la época modema», en palabras de Jencks. De todos modos, el proyecto origi nario, tras recibir durísimas críticas, hubo de ser remodelado por el arquitec-to, que eliminó muchos de los elementos ornamentales externos.
Los inicios del lenguaje posmoderno
Ya a inicio de los 60 apareció una clara tendencia hacia una línea historicista y al eclecticismo. Además de EE.UU., se arraigó el historicismo, en Japón que surgió del denominado «nuevo estilo japonés», ligado a la obra de Kunio Maekawa, Kenzó Tange, Kiyonori Kikutake y Kisho Kurokawa. En sus construcciones durante los 60 se advierte cómo incorporan elementos tradicionales a un lengua-je con un profundo conocimiento de Le Corbusier. Y surgiría un estilo híbrido que constituyó la base de la posmodernidad. El primer arquitecto que usó mol-duras decorativas y elementos tradicionales (arco en las entradas principales) fue Robert Venturi (1925). Finalizados sus estudios en la Universidad de Princenton, trabajó en los talleres de Eero Saarinen y de Louis Kahn; en 1958 abrió su propio estudio con algunos compañeros, en Filadelfia. En 1964 se asoció con John Rauch y, tres años después, su esposa Denise Scott Brown se asoció a ellos. Una de las 1as obras con elementos antes mencionados es la Guild House Retirement Home de Filadelfia (1960/63). Venturi se erigió pronto contra del movi miento moderno, centrándose inicialmente en cuestiones de gusto; pero, luego, se refirió a temas relativos al simbolismo. En su primer libro, Complejidad y con-tradiccíón en la arquitectura modema (1966), desarrolló varios puntos opuestos a la simplicidad del lenguaje moderno, y destacó su preferencia por la complejidad y la contradicción. Además apoyaba la ambigüedad y la tensión frente a la franqueza; marcaba el interés por elementos de doble funcionalidad ante los monofuncionales. Destacaba su preferencia por los elementos híbridos, contra los puros, y su interés por la vitalidad desordenada frente a la unidad obvia.Su aprote no fue sólo enumerar toda una serie de códigos, además, inició la recuperación de ejemplos completamente olvidados, como los manieristas y de Lutyens. Ambas concepciones son, junto con Gaudí, las proporciones seguidas por los arquitectos posmodemos.En 1972, Robert Venturi publicó, con su mujer Izenour, uno de sus textos mas polémicos, Aprendiendo de las Vegas, en el que reconocía que la presunta feal-dad de obras del entorno cotidiano norteamericano podría considerarse como un verdadero estímulo para los nuevos diseñadores. Partía de la idea de que podía revalorizar la porquería comercial y el eclecticismo del siglo XIX y aprovecharlos para una mejor comunicación de masas. Pero esto no era tan sencillo a simple vista, y Jencks lo rebate al señalar, entre otras cosas, que,«no se presentaron normas para seleccionar y juzgar esa porquería comercial y la discusión se llevó al terreno exclusivo de los gustos personales y no al de la teotía semiótica,,.De estas ideas destaca la Casa Brant en Greenwich (1971), en la que logra establecer una clara vinculación entre la concepción de la vivienda y la colección de Art Déco de sus propietarios. El exterior está en ladrillo vidriado en dos tonos de verde y unas líneas de metal brillante que bordean la superficie. La fachada principal está atendiendo una gran curvatura y hay una manifesta desproporción de ciertos elementos, como los ventanales o la enorme terraza lateral. El interior tiene algunos cambios de eje y de escala y dan al conjunto una marcada discon-tinuidad. Entre las viviendas destacaríamos las casas Tru beck y Wíslocki en Nantucket Island (1970) y la Casa en Vail, Colorado, del 75. El conjunto del Franklin Couti, en Filadelfia, 1972/76, homenaje a Benjamin Franklin con motivo de su bicentenario, Venturi y su equipo trabajaron teniendo en cuenta la integra-ción en el contexto urbano. Los edificios de alrededor al patio fueron restaurados, y se establecía una comunicación entre lo nuevo y lo viejo. El patio tiene sugerencias divertidas, combinando indiscriminadamente elementos pasados con otros contemporáneos, de modo que uno no llega a saber nunca si está ante una creación de gran belleza o de inusitada fealdad. Otras obras importantes son la Estación de Bomberos Dixwell en New Haven (1967) y el Zoológico de Filadelfia.
La parodia, la metáfora y la ambigüedad
Como ya se ha puesto de manifiesto, en todos los lenguajes plásticos, uno de los factor característico es recurrir a un lenguaje irónico propio de la parodia. En la arquitectura, la parodia tiene numerosas posibilidades de mucho ingenio. Gracias a esto, el arquitecto domina convenciones y clichés que permiten crear un len-guaje de comunicación como fenómeno esencial resultante.Uno de los recursos consiste en emplear conscientemente la desproporción de elementos o introducir fragmentos clásicos, columnas o arcos, en zonas dedica-das, precisamente, a albergar objetos del mundo actual -coches, televisores, ordenadores, etc.-, creando así un contraste acusado y agresivo.Una característica que define la actitud posmodema es la búsqueda de extrañas metafísicas a través del empleo sistemático de múltiples metáforas. Lo cierto es que, en los últimos años, se han incrementado mucho los recursos metafóricos arquitectónicos. Algunos son evidentes y explícitos, otros se muestran de manera más sutil, pues son sólo de modo implícito. Predomina la metáfora de la imagen antropomórfica. El hombre y su relación con el entorno, animal o vegetal, como punto de partida para crear ese lenguaje metafórico que, no es nada novedoso. Ya Gaudí introdujo en obras como «La Pedrera, la Casa Batlló o la Crípta de la Colonía Güell, innumerables referencias al mundo orgánico y a la naturaleza, por lo que no es demasiado original la utilización de analogías humanas por parte de los posmodernistas. Desde mediados de los 70 se enfatizaría este recurso. Así, el cuerpo humano, el rostro, sobre todo, serviría para desarrollar determinadas zonas de la vivienda, fundamentalmente las fachadas principales. Las ventanas serían los ojos, la boca la entrada y la simetría serviría para enfatizar el parecido. No hay duda de que hay propuestas donde la metáfora es muy clara, pero en otras requiere una lectura más detenida. A veces, pueden desprenderse varias lecturas metafóricas, y así la mezcolanza constituye el factor esencial de la obra.Desde la mixtificación metafórica se llega a un lenguaje dominado por la ambigüe dad. Y relacionarse con la riqueza de las soluciones. Hay casos donde la coexis-tencia de factores subraya lo divertido por medio de ciertos elementos, junto con otros de corte clásico, en otros momentos, conviene es resaltar un posible ca-rácter pintoresco. Todo ello amalgamado marca ese peculiar modo de expresión de la arquitectura posmoderna.La primera vez que pudieron observarse todos estos elementos reunidos fue en la Bienal de Venecia de 1980. El tema fue la arquitectura posmoderna, yo el título fue «La presencia del pasado,. Intervinieron en su organización Paolo Portoghesi y un comité asesor en el que se encontraban Jencks, Robert Stern, Christian NorbergSchulz y Vincent Scully. En la exposición, en las charlas y conferencias durante la muestra, se llegó a la conclusión de que ef lenguaje posmoderno se fusinaba en el Clasicismo y de la tecnología actual. A través del Clasicismo desarrollaba una sintaxis y una gramática universal con el empleo de columnas, cúpulas, arcos y elementos de decoración, mientras que, gracias a la tecnología, conseguía unos resultados de gran perfección.
Principales representantes
Además de Robert Venturi y su equipo, existen otros arquitectos importantes considerados como máximos representantes del movimiento posmoderno.Uno de ellos es Arata Isozaki (1931) entre 1950 y 1954, fue alumno de Kenzó Tange en la Universidad de Tókyo, y más tarde formó parte del equipo de cola-boradores del propio Tange. Su independencia con respecto a este equipo se pro dujo en 1970, época en la que Isozaki comenzaría a apartarse para desarrollar sus propias ideas. Sin embargo, ya antes isozaki había planteado soluciones per-sonales respecto al maestro. Baste recordar el Centro de Comunicaciones de Kófu, de 1967, realizado en colaboración con Tange, en el que Isozaki introdujo uno de los elementos que más caracterizarían su arquitectura: los soportes cilín-dricos. Por su deseo de volver al arquetipo de columna dórica griega. A través del estudio de la columna griega, Isozaki llegó a interesarse por la «columna sagrada» de Sinto, con lo que conectaba con su propia tradición japonesa.Apartir de 1970, Arata Isozaki buscaba conseguir una arquitectura autosuficiente y, era imprescindible transformar en profundidad el propio concepto de espacio constructivo. Advirtió a la arquitectura antibarroca de los franceses revolucionarios de fines del s. XVIII, y que en Claude Nicolas Ledoux, podía encontrar ele-mentos aptos como punto de partida. Allí comprendió que debía desprenderse de lo que implicaba la modernidad. Y desechó la influencia de la arquitectura moder na y se refugió en estilos pasados que conllevaban aspectos rupturistas. Le inte-resó el Neoclasicismo como estilo antibarroco, y el Manierismo como opuesto al Renacimiento. Pero resulta casi imposible para aquel, cuya formación está vin-culada al lenguaje moderno, desprenderse por completo, en un tiempo corto, de todo lo que ha aprendido. Por ello, sus obras de inicios de los 70 tienen reminis-cencias de modernidad, como el edificio Sottkosba en Fukuoka, proyectado entre 1974 y 1975 y construido en 1978.Afines de los 70 y en los inicios de la siguiente, Isozaki se interesaría, ante todo, por la obra de Palladio y por la de Miguel Ángel. La villa Poíana Mayor del prime-ro le sirvió como punto de partida para desarrollar el Club de Campo de Fujimi, cerca de la ciudad de Óita. Y más que en ninguna otra obra se percibe aquí la vinculación al modelo palladiano. El edificio se está en una zona rural, integrado en el paisaje pero, aislado de él por una base sobreelevada. El mismo aislamien to hay en el Ayuntamiento de Kamioka, en el.centro de la ciudad en 1978. Su he-terogénea estructura está lograda por dos zonas semicilíndricas simétricas y por un bloque cúbico desplazado, contrastando fuertemente con el contexto urbano en el que se alza. El exterior del edificio está totalmente recubier to por paneles de aluminio que le dan un aspecto frío y deshumanizado. A causa del contraste que se establece respecto al entorno, el Ayuntamiento de Kamioka se ha conver-tido en el símbolo de la ciudad, como pretendía Isozaki.Una de sus obras más características, en conjunto y concepto, es el Centro Civil de Tsukuba, concluido en 1982. El centro tiene una zona de información, un lugar para audiovisuales, sala de conciertos, banco, oficinas, hotel, restaurantes (tradi-cionales japoneses y occidentales), terrazas y zonas de tiendas. Todos los edificios –c/u con su identidad propia- se alzan en torno a una plaza ovalada. En ella, dispuso un foro y una cascada. Esta situada en uno de los lados menores del óvalo y comunica con un teatro al aire libre. El interés esencial del conjunto radica en su estrecha vinculación con la plaza del Campidoglio, de Miguel Ángel. La versión miguelangelesca propuesta por Isozaki revela importantes aspectos innovadores. Esencialmente se trata de una inversión: si en la obra de Miguel Ángel con un claro sentido de continuidad y, al mismo tiempo, se concibe central-mente y cerrado, en la versión Isozakiana el espacio aparece discontinuo, roto, asimétrico y abierto. Importa más el vacío que cualquier otro elemento, y produce un increíble efecto de disgregación que repercute en todos los edificios del grupo.En 1983, el arquitecto japonés fue invitado al Concurso para la ordenación del Anillo Olímpico de Barcelona, para los juegos Olímpicos ‘92. En 1986 inició el Palacio de deportes que, según el propio Isozaki, perseguía el objetivo de conju-gar las más avanzadas tecnologías con los materiales más empleados y cono-cidos tradicionalmente. Cabe señalar que sus ideas sobre el espacio están muy relacionadas al concepto de vacío según la interpretación oriental. Opuesto a los occidentales, los orienta-les dan al vacío connotaciones totalmente positivas. Para los japoneses, el vacío significa la esencia misma de la existencia. Para que llegara a comprenderse desde la visión occidental el significado exacto de esa noción tan peculiar Arata Isozaki afirmaba que: «el tema se refiere a unaformapeculíar de espacio que no se conoce en Europa y que está presente en la sensibilidad cotidiana de los japoneses la palabra Ma incluye, simultáneamente, el concepto del tíempo y del espacio en una sola cosa. Etimológícamente, la palabra Ma se refiere al intervalo entre dos cosas, como dos sonidos, dos objetos, dos palabras lo importante no es lo manifestado, sino lo que hay entre esos elementos. Es decir, lo que no ha sido manifestado».Todas estas ideas quedan reflejadas en su arquitectura, en la que el lenguaje empleado se basa en el reiterado uso de la,metáfora, ya sea de manera aislada o bien como resultado de la asociación de imágenes diversas que constituyen un rico y complejo conjunto.
Aldo Rossi
Aldo Rossi (1931) es uno de los arquitectos más polémicos de los últimos años, tanto por sus teorías como por su propia obra. Este factor ha sido decisivo en el momento de poder llevar a la práctica muchos de sus proyectos, que han permanecido como tales, sin materializarse, a causa de los numerosos obstá-culos que ha encontrado para poder desarrollarlos. Rossi concluyó los estudios de arquitectura en el Politécnico de Milán, en 1959. Permaneció allí, dedicado a la docencia, hasta 1971, cuando se le prohibió impartir clases a causa de su actividad política y cultural en la Universidad. En 1972 fue llamado por el Politécnico federal de Zurich como profesor de proyectos, hasta 1975, en que sería readmitido por la Universidad italiana. Pero no volvió a Milán, sino a Venecia, para dar clases de composición arquitectónica. Un año después iría a EE.UU. y comenzó la docencia en varias universidades. Al mismo tiempo, efectuó muchos proyectos y fue parte en simposios de arquitectura. Su obra ,La arquitectura de la ciudad,, (1966) es uno de los libros teóricos más importantes de la 2ª mitad del s XX.Aldo Rossi fue defensor, durante los 60, del Racionalismo, aunque ya en algunas de sus 1as realizaciones tiende a unir el lenguaje moderno con la tradi-ción italiana como el Novecento. Algún tiempo lo influyó el clasicismo de Étienne-Loius Boullée y la trayectoria severamente racionalista de Adolf Loos.En la plaza del Ayuntamiento de Segrate, en Milán (1965) que quedó inconclusa, Rossi estructuró el espacio similar a pinturas metafísicas de Giorgio de Chirico. Entre 1969/73 realizó un edificio parte del grupo residencial proyectado por Carlo Aymonino, en el Gallaratese de Milán. La horizontalidad del edificio se da por las franjas de los distintos pisos y su continuidad (180 m de largo). Todo hecho en hormigón armado, cubierto con revoque de granulado gris. La austeridad del edifi cio es sorprendente y sólo queda aligerada por la zona porticada inferior, resuelta con grandes columnas.En la Escuela de enseñanza elemental (1972/76), de Fagnano Olona, Rossi con-cibe el espacio como a una pequeña ciudad, donde la zona principal es la plaza central. La biblioteca, por ejemplo, está resuelta como un gran cilindro, coronado con una techumbre en vertiente de forma cónica. Cabe subrayar el carácter sim-bólico que posee el camino de entrada a la escuela, efectuado con ladrillo -tal co-mo se hacía en las viejas fábricas-, y Rossi lo resuelve de este modo para hacer alusión a que el centro se encuentra situado en un entorno industrializado.En las viviendas unifamiliares, tanto en un grupo de cuatro, construido en la zona de Bérgamo en 77, como en las de dos años después en Mantua, Rossi adapta los edificios a las tradiciones locales, tanto en la resolución espacial como los colores elegidos para las fachadas. En las viviendas de Bérgamo utiliza el color ocre claro típico de la región y, por otra parte, cada casa consta de un atrio cuadrado en el interior, del que parte, en la misma dirección que se encuentra el acceso a la vivienda, una escalera que conduce a la planta superior.En las viviendas unifamiliares de Mantua, Rossi repite formas de casas agrícolas emilianas y lombardas. En hormigón armado recubierto con ladrillo unido al revo- co, como la antigua tradición lombardo-véneta, para tener una pasta consisten te y colores que van desde el ocre al rojizo, característicos de la baja Lombardía.Una obra sugestiva de fines de los 70 es el Teatro del mundo de Venecia, que se llevó a cabo para la Bienal Teatro/Arquitectura en 1979. Su estructura es cúbica y coronada por un octógono. Se realizó en tubo de hierro y se revistió en madera. La disposición de las ventanas permite que la ciudad de Venecia quede como te-lón de fondo, factor que otorga al edificio un carácter de teatro, al conseguir una profundidad ideal del espacio escénico.Rossi empleó masivamente el ladrillo como material constructivo en la casa en la Rauchstrasse de Berlín (1983). Todas las fachadas en ladrillo rojo presentan fran jas en amarillo para diferenciar los distintos pisos. La cubierta es de metal galva-nizado y las ventanas presentan arquitrabes de hierro pintado en verde.Una de las obras más significativas del período 83/88, fue el nuevo Ayuntamiento Borgoricco, en Padua, de numerosos cuerpos de diferentes funciones. Y la idea que preside es la disposición simétrica de los volúmenes, que también afecta la fachada. Todo el campus está rodeado por un pórtico y se accede por una entra-da flanqueada por dos columnas. Vemos que al empleo de la columna; como constante que remite metafóricamente el pasado de la civilización romana.En 1988 realizó casas unifamiliares en Monte Pocono (Pensilvania) pensadas para adecuarse a los bosques del estado de Nueva York. No se apartó de la concepción tradicional de Nueva Inglaterra, aunque e intentó dejar su huella en la interpretación: de soluciones simétricas y dos columnas flanquean la entrada.En ese año concursó para el Museo de historia alemana, en Berlín. Su plante-amiento obedece al del gran museo iluminista. El proyecto presenta una catedral cortada en los ábsides y que posee construcciones adjuntas. Con ladrillo, muy del viejo Berlín, franjas de mayólica azul y amarilla, y piedra blanca para la columnata, que enlaza con la tradición alemana. La utilización del vidrio para resolver las paredes procede de la concepción de Mies van der Rohe que, a su vez, se basó en la tradición germánica. (Vitrales del medioevo).
Otros arquitectos
Discípulo de Venturi, Robert Stem (1939), es uno de los más significativos y acé-rrimos defensores del lenguaje posmoderno. Compagina su actividad como arqui-tecto con la tarea docente en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Desde muy pronto, en los 60, Stem lanzó continuos ataques contra el estilo Interna-cional, sosteniendo que abstracción y técnica debían abandonarse en pos de una arquitectura con raíces en el pasado y con factores asociativos mediante el recur so de la metáfora. Destacan las viviendas efectuadas entre 1974/75, como la casa Lang y la casa Ebrman. Con una idea barroquizante del espacio, al tiempo que sorprende con inesperadas articulaciones. En sus obras, la parodia y lo diver tido son un elemento importante. También los arquitectos catalanes Clotet y Tus-quets, parte del llamado «Estudio PER», han trabajado en hacia la ironía al rela-cionar elementos de gran novedad con otros antiguos (como puede apreciarse en el Belvedere Georgina, 1972-1973), en Llofriu, Girona.Otros catalanes como Gabriel Mora, Helio Piñón y Albert Viaplana, no sólo to-maron las ideas formales de Robert Venturi, sino también la semiótica. De ahí surgieron varias obras de yuxtaposición de espacios de circulación con zonas de entrada y columnas, dando ambientes muy ambiguos, como en la casa de Jimé-nez de Parga en La Garriga del Vallés.Agregamos a los hermanos Krier que han efectuado aportes significativos en la arquitectura posmoderna. Las obras de Rob Krier (1938) son más radicales que las de, Leon Krier (1946). Nacieron en Luxemburgo, y desarrollaron sus estudios en Alemania. Rob Krier estudió en la Technische Hochschule de Munich, y se estableció luego en Colonia, Berlín y Stuttgart, Precisamente, uno de los pro-yectos más interesantes de este arquitecto fue la propuesta de reconstrucción del núcleo interior de la ciudad de Stuttgart.Leon Krier estudió en la Technische Hochschule de Stuttgart y colaboró, entre 1968/70 con James Stirling. Su idea fue recuperar el carácter de la ciudad euro-pea preindustrial, a la par que, formalmente, se encuentra en la órbita del Neocla-sicismo del s. XIX, que considera un estilo atemporal. De sus realizaciones des-tacan el barrio de La Villette en París (1976) y el proyecto Rioneen Roma (1978), en el que mezcla, indiscriminadamente, elementos de construcciones primitivas con otros provenientes de la aplicación de una sofisticado tecnología.Hans Hollein (1934) se formó en la Akademie der Bildenden Künste de Viena, ciudad natal, y completó sus estudios en el Institute of Technology de illinois, Chicago. Ha dado clases en varios centros y, desde 1976, es profesor en la Es-cuela de artes aplicadas de Viena. Es uno de los arquitectos que mejor ha rea lizado una tarea interdisciplinaria, compaginando diseño, arte y arquitectura.Una de sus obras más interesantes, cargada de metáforas, es la joyería Schullín de Viena (1972-1974), en cuya fachada utiliza el mármol brillante para resaltar el material pulido mecánicamente. Las formas son caprichosas en la fisura que efectúa en la zona que se encuentra sobre la entrada, y en conjunto se detectan ciertas connotaciones irónicas y sexuales.Otra obra muy interesante es la restauración del Ayuntamiento de Percbtoldsdorf (1975-1976), en Austria. mezclando elementos propios del rococó austríaco con otros nuevos. Utilizando cromados y muebles para subrayar el carácter ornamen tal, pues centra su atención precisamente en la ornamentación.En el Stádtisches Museum Abteiberg de Münchengladbach (1976/82) conjuga formas cúbicas con orgánicas, y logra un conjunto marcado por la heterogenei-dad, por la idea del espacio y por los materiales empleados. En este edificio es sumamente importante la articulación de la luz, a través de la cual se consigue la acentuación de determinados espacios en el interior.Hay algunos arquitectos que, en los 80, que se ubicó en un línea de posmodem-idad: que retorna el estilo toscano. Dentro de esté «nuevo estilo toscano» traba-jan muchos japoneses, pues es barato y resultan formas básicas próximas a la estética de Shinto. Uno de los arquítectos que más ha influido en la creación de ese nuevo estilo es el propio Rossi, pero también lo han hecho muchos otros neorracionalistas.Uno seguidor de este estilo es Mario Botta (suizo -1943), en sus proyectos con gran influencia de Palladio: las plantas aparecen divididas en nueve cuadrados y están orientadas a los cuatro horizontes. Pero la concepción global de los edi-ficios es más manierista que palladiana, pues recurre con frecuencia, a la dispo-sición de cubiertas truncadas, frontones y cúpulas de pequeñas proporciones. La casa en Vigañello (1980/81), en Ticino, Suiza, es un claro ejemplo de la adecua-ción de elementos manieristas. Simetría absoluta, usa cemento como decorativo y un gran tragaluz domina sobre la zona de entrada, y gracias a él, los efectos de constrastes de luz y sombra aparecen muy pronunciados.Ricardo Bofill (1939) estudió en su Barcelona natal, en 1956, pero un año des-pués tarde se fue a Ginebra, donde se recibió en 1960. Realiza su trabajo en colaboración sistemática con su Taller de arquitectura. Uno de los conjuntos más espectaculares y monumentales de Bofill es el Walden 7(1970/75), realizado en Sant Just Desvem, Barcelona. Trabajó en el extranjero, sobre todo en Francia, muy intensamente durante los últimos años. Entre 1974/81 efectuó el monumental proyecto de Les arcades du Lac cerca de Versalles, en el que puso de mani-fiesto su capacidad para recurrir al ornamento. Su Teatro del palacio de Abraxas (1978/82), en, Mame-la-Vallée, es un anfiteatro de diez plantas que, desde el exterior, aparece dividido en sólo tres plantas. Las columnas, de orden toscano, aparecen emparejadas y separan las hileras de ventanas.En los últimos años, además de continuar con las realizaciones internacionales, el Taller de arquitectura de Ricardo Bofill se ha consolidado, ha intensificado su trabajo en España, y ha llevado a cabo diversos proyectos en las principales ciu-dades como el de ajardinamiento del río Turia, en Valencia (1981), la remode-lación del monasterio de Pedralbes para acoger la colección Thyssen, en Barce-lona, y la ampliación del aeropuerto de dicha ciudad (1990-1992).
Capítulo VIIDiseño
A lo largo del s XX ha podido verificarse un auge creciente del diseño en todos los campos, traducido en una creciente estetización de la vida cotidiana. Si algo caraterizaba, en líneas generales, el diseño hasta la 2ª guerra e incluso algo después, era la tendencia a recurrir a formas sencillas. Este espíritu antiornamenta- lista que surgió de la mano del arquitecto vienés Adolf Loos -que, en su famoso artículo «Ornamento y crimen» llegó a afirmar que el bombé moderno no precisa el ornamento» y «lo aborrece- impregnaría la mentalidad de los diseñadores durante varias décadas.Los diseños racionalistas surgidos de la Bauhaus o del taller de Le Corbusier ten-drían una gran aceptación, en Europa y en EE.UU., y las nociones de sobriedad, nitidez, limpieza, funcionalidad, comodidad, se impondrían al diseño mundial por mucho tiempo. El «menos es más» de Van der Rohe no sólo sería válido la arqui-tectura, sino que también tendría su aplicación en el ámbito del diseño. Habría que esperar a la profunda transformación que supuso la aparición de la posmo dernidad, para cambiar la frase de Mies por la de Robert Venturi que, parafra seando irónicamente al arquitecto funcionalista, afirmó «menos es un aburrimien-to». Nuevos ideas sustituyeron a esas nociones. El diseño marginó la austeridad -salvo durante el minimalismo- y se decantó hacia lo barroco, lo manierista, el kítsch, lo divertido, la ironía e incluso lo estrafalario. Lo excesivo y ornamentalista en muebles y objetos se fueron cada vez más frecuentes y reflejaban el deseo de apartarse de aquello que podía implicar un lenguaje contenido y estricto.Las posibilidades existentes es todavía muy amplio, más si se tiene en cuenta que puede trabajar materiales económicos y la sofisticación permite piezas que llegan a parecer artesanales sin serlo. Las tendencias del diseño en el siglo han ido bastante parejas a los movimientos artísticos y arquitectónicos. Frecuente-mente los diseñadores son artistas o arquitectos y ha influido en la propia evolución del diseño.
La llegada de una nueva estética
El estilo internacional al acabar la 2ª guerra suponía una continuidad respecto al funcionalismo vanguardista de las 1as décadas del siglo, y empezó a agotar sus recursos. Así, a ½ de los 60, hubo ciertos cambios hacia una nueva estética. El Pop-Art y su gusto por la trivialidad, y la estridencia cromática tuvieron su reper-cusión en el diseño, de muebles y de objetos. Además, en los 60 aparecieron otras modalidades artísticas, el Cinetismo, con su vertiente del Op-Art. Este tipo de pintura de un cierto decorativismo influyó en el diseño. Sumado a la llegada a la Luna en 1969, será lógica la aparición de diseños de claro carácter «galáctico» en los que la imaginación y la inventiva eran factores preponderantes. junto a los diseños asociados a la estética del consumismo pop, que hacía del objeto un ele-mento de culto, surgieron una serie de propuestas distinguidas por una severidad rigurosa ligada al minimalismo. Y ambas corrientes convivieron en los EE.UU. durante los últimos años de los 60.Pero a comienzos de los 70 se impuso el Minimalismo para resolver interiores. Éstos se dejaban prácticamente vacíos y tan sólo se jugaba con ciertos efectos de luz que, unidos a los pocos muebles u objetos indispensables, ayudaban a crear espacios escasamente o en absoluto acogedores. Pero no puede negarse que, en casos, se lograban ambientes muy elegantes y simples. Y la severidad minimalista nada tenía en común con el funcionalismo del estilo internacional anterior. La ausencia de muebles generaba espacios incómodos en los que toda la decoración acentuaba una austeridad estética y formalista. El color neutro por excelencia, el gris, se impuso en la pintura de paredes, en las moquetas y en las alfombras. Éste, con breves asomos de blanco y tubos de neón o focos halóge-nos, para la iluminación, maracaban a los característicos ambientes de este período, que vivía el triunfo del Minimalismo en los EE.UU. y el del Arte Povera y el Conceptualismo en Europa, también partidarios de la austeridad en el diseño.
Diseño de objetos
Tras la 2ª guerra, surgieron, sobre todo en EE.UU., objetos para la vivienda, cuyo objetivo era una vida más cómoda y agradable. El diseño tendía a subrayar el carácter práctico y funcional de los objetos. Así, la aspiradora de Raymond Loe-wy, realizado para la casa Singer en 1946, tiene una forma ligera que permite un cómodo y rápido desplazamiento; y la cocina eléctrica de M. Little en 1958 es un modelo de línea sencilla, de fácil limpieza.Dos años antes, la compañía General Motors había presentado la cocina del futuro, compuesta por una serie de módulos y armarios que permitían que todos los utensilios quedasen perfectamente ordenados. La concepción de limpieza y orden regía en la mayor parte de los diseños de los 50.Por entonces, algunos aparatos del hogar trocaron su aspecto pesado y robusto por uno más ligero y funcional. Las planchas de John Salvoy y Rudolph Koepf pa ra G.E. y la vajilla de George Nelson e Irving Harper (1955) son claros exponent-es del triunfo de la simplicidad de formas, que afectó los utensilios de cocina, como puede apreciarse en el diseño de cazos, de Garth y Ada Louise Huxtable (1959), para el restaurante Futur Seasons del Seagram Building.Durante los 60, la casa Kodak realizó varios modelos de proyectores de diapo-sitivas, hasta hallar el carrusel, que permitía más imágenes y, trabajar más rápidamente. Los teléfonos, máquinas de escribir, grabadoras y tocadiscos sufrie ron, en poco tiempo, modificaciones muy importantes. Fue una época de grandes cambios, que muy pronto traería consigo la aparición del nuevo diseño industrial, preocupado cada vez más por hallar fórmulas con lenguajes independientes del pasado. En Europa, los grandes arquitectos nórdicos, Alvar Aalto, siguieron trabajando en la línea de la simplicidad y de la funcionalidad.En Italia se diseñó, en 1946, la famosísima Vespa, realizada por Corradino D'As-canio. La casa Olivetti, por su parte, lanzó al mercado el cómodo modelo Lettera 22, diseñado por Marcello Nizzoli en 1950. En Cataluña se fundó el F.A.D., para la creación de los primeros núcleos de profesionales interesados por el diseño industrial. La iniciativa fue de los arquitectos del llamado Grupo R. En 1956, con ocasión de la llegada a Barcelona de Gió Ponti, se creó el institut de disseny industrial de Barcelona (I.D.I.B.). Después de integrarse al F.A.D. como agrupa-ción legal, en 1960, comenzó la trayectoria del A.D.I.F.A.D. que, tan sólo un año más tarde, adquiría reconocimiento internacional y sería la única asociación de diseñadores existente en toda España. En esta época se realizaron las Vinagre-ras de cristal, de Rafael Marquina y la famosa lámpara de Miquel Milá.El interés por el diseño ha ido creciendo con el paso del tiempo y ha hecho que Barcelona fuese, durante 1990/92, el centro de reunión de importantes diseña-dores de distintos lugares del mundo que, con motivo de los juegos Olímpicos, crearon multitud de proyectos de los más diversos objetos y los presentaron en la exposición «Casa Barcelona»
El diseño posmoderno
Como en otros ámbitos artísticos, desde mediados de los 70 y toda la década siguiente los cambios producidos en diseño permiten hablar de valores estéticos posmodemos. Muchos de los principales arquitectos posmodernos son también diseñadores y en sus muebles y objetos aparecen todas las características que ya se comentaron al abordar el tema en la arquitectura.Los rasgos de rebeldía del lenguaje posmoderno se configuran a través del reciclaje de fragmentos procedentes de estilos del pasado y junto a otros que se han tenido en cuenta movimientos del arte y del diseño del S XX. Así, hay obras con un acusado interés por la ingeniería, por la aerodinamica y soluciones kitsch, póvera o minimalistas. La ironía aflora en estas manifestaciones y la colaboración de pintores o escultores da también carácter peculiar a determinadas obras.Uno pionero es Ettore Sottsass (1917), que en 1958 realizó el 1º ordenador ita-liano a gran escala y, diez años más tarde, diseñó una máquina de escribir, para Olivetti, toda roja y con connotaciones pop. Sóttsass fue la figura principal del diseño italiano durante los 70 y su influencia se advierte en los diseñadores de los 80. Sottsass trabaja ahora en colaboración con un grupo de diseñadores, con quienes fundó Memphis. Una de las piezas que más sorprendentes fue la estantería Carlton, en plástico laminado, de Sottsass en 1981. La estructura geomé-trica articulado y la diversidad cromática de las piezas que la integran le dan un sello de personalidad y un aspecto sumamente atractivo y optimista.Ya en 1976, Sottsass había participado en la fundación del Studio Alchimia, en Milán, junto a Alessandro Mendini y otros diseñadores importantes, como Michele de Lucchi o Robert Hausmann. Se trataba de crear un foco de diseños de apariencia totalmente innovadora. La base teórica se sostenía en el misticismo y en la alquimia. Estaban a favor de emplear el calla, inclu-yendo partes de piezas de otros diseñadores muy conocidos, elementos de las sillas Thonet u otros procedentes de los Wassily de Breuer o del sillón de Rietveld. Mendíni especia-lista en recuperar elementos del pasado, añadiéndoles todo tipo de citas del s XX. Surgieron piezas cuya característica esencial era la banalidad y el decora-tivismo exagerado. El grupo Alchimia llegó a crear una nueva «Colección Bauhaus», con abundantes alusiones a los originales, y generaba mucha confusión; aún así, la colección tuvo buena aceptación en el mercado. remarcaremos que Sottsass se preocupa por ofrecer piezas de precios muy variados, desde objetos muy caros a otros muy asequibles.Tras su experiencia con Studío Alchimia, Sottsass decidió introducirse en ese nuevo complejo de la empresa de muebles Memphis. Se pensó que para obtener éxito se podría tener diseñadores muy conocidos, como Michael Graves y Hans Hollein. A Graves corresponde el diseño de la cama Stanbope, que la empresa fabricó en 1982, realizada en madera contrachapado de arce con ojos de perdiz, que presenta decoraciones en madera lacada, así como un espejo y unas lámparas en miniatura.Una de las piezas más célebres de Hollein es el sofá Matllyn (1981), realizado en raíz de arce, acolchado en poliuretano de distinta dureza, según las zonas, y tapizado en satén. El sofá recoge la imagen de la mítica actriz, que aparecía en una fotografía desnuda con tan sólo un abanico, y presenta evidentes conexiones con la estética del Art Déco. Del mismo año data una mesa de tocador, que presenta un plafón semicircular que también aparecía en la mesa Scbwarzen-berg, diseñada para Memphis.Los muebles más optimistas y divertidos, diseñados a ½ de los 80 para la citada firma, son los de Michele de Lucchi, Nathalie du Pasquier y Marco Zanini, que proyectan muebles -mesas, sillas, sillones, aparadores, etc.- dotados de gran dinamismo e inventiva, gracias a su variedad cromático, formal y material.La variante tecnicistaDurante los 80 apareció una serie de diseñadores cuyas propuestas se alejaban totalmente del concepto kitsch y se insertaban en una línea que valoraba un nue-vo tecnicismo. La búsqueda de la nitidez de contornos y de simplicidad, unida al empleo preferente de materiales metálicos, son las dos características principales de este tipo de muebles. El arquitecto Mario Botta realizó unos modelos de buta-cas realmente novedosos. Tanto los Seconda como los Quinta están realizados en acero. Más compleja es su butaca Sesta, que consta de un armazón en acero perforado y tensado, con asiento y respaldo de cuero o tela (19851986).El francés Philippe Starck (1949) ha diseñado también una serie de muebles de marcada simplicidad que han sido fabricados por empresas italianas. Su famosa silla Pralfallpresenta un armazón barnizado de acero tubular y un respaldo curvo en madera lacada en negro semiopaco, y su asiento está efectuado en cuero negro. Esta silla fue utilizada por Starck para decorar el salón de conferencias del presidente francés, François Mitterrand. Muy espectacular, pese a su simpli-cidad, es la butaca I (Serie Lang), de 1986/87, resuelta en acero, aluminio y espuma de poliuretano. Presenta como novedad el hecho de tener tres patas envueltas en tapicería de cuero negro, y una pata aislada metálica, en la zona trasera. Más recientes son sus sillas apilables Dr. Glob, hechas en acero tubular y polipropileno (1988-1989).Entre las mesas diseñadas por Philippe Starck destaca, por su carácter práctico y su impecable diseño, la mesa plegable Tippyjackson (1982), con tres patas curva das con distinto radio y que se unen por debajo del tablero, que sólo descansa sobre unos apoyos verticales ensamblados a las patas. Otra mesa plegable, más sencilla, es la conocida con el nombre de Titos Apostos (1985-1986), también realizada en acero tubular, con tres patas y tablero de acero laminado.Dentro la línea tecnicista está el japonés Shiro Kuramata, que trabaja para empresas japonesas e italianas. Entre sus numerosos diseños para muebles des taca el sillón HowHígb the moon, en metal dilatado y acero tubular; la cómoda Side 1, Side 2, cuyos cajones son de madera lacada en negro ceniza, y que está colocada sobre unas ruedas; la cómoda Solaris, efectuada en madera de cerezo o fresno, y que presenta la particularidad de que los cajones pueden abrirse desde los dos lados. Todas estas piezas fueron diseñadas entre 1986 y 1987.El arquitecto británico Norman Foster (1935) se hizo famoso a raíz de haber construido el edificio «más caro del mundo... el banco de Hong Kong y Shanghai, en 1985. Se trata de un rascacielos con armazón de acero que refleja el mismo carácter de determinados muebles de oficina diseñados por Foster dentro del programa conocido como «Nomos» Estos muebles están pensados específica-mente para disponer ordenadores, teléfonos, fax y, además, articulan diversas plataformas para distintas funciones. Incluso poseen unos muelles de plástico ensamblados que sirven para colocar los cables. La adaptabilidad a espacios de características muy distintas es quizás uno de los factores más significativos del mobiliario «Nomos,,.En Alemania ha surgido el grupo Pentágono -con el nombre de la galería que vende sus productos en Colonia-, constituido por varios escultores, un historiador del arte y un especialista en iluminación con tubos de neón. Las tareas llevadas a cabo Este grupo tiene un lenguaje ambiguo, que mezcla lo serio y lo irónico. Una de sus obras más conocidas fue el conjunto del Café Casino, para la Docu-menta de Kassel de 1987, que integra muebles metálicos y otros en madera.En EE.UU., el, arquitecto y teórico de la posmodemidad, Charles Jencks ha dise ñado objetos y muebles diversos, entre los que destacan las mesas y sillas MDF, cuyas formas conectan con'ia tradición Art Dèco. El mismo Robert Venturi también ha realizado mesas y sillas, para la Venturi collection. Las sillas pueden, encontrarse en tres estilos diferentes -Queen Anne, Chippendale o Imperio- y presentan un armazón de láminas de madera curva. opcionalmente, pueden lle-var un cojín de poliéster o de goma-espuma; la madera puede ser contracha-pado, arce natural o bien arce teñido de gris oscuro con ojos de perdiz.En este país se ha producido también una ola de revivals de los 50 bastante signi ficativa. Uno de los principales representantes de ese retorno a los 50 es John Hutton, con sus diseños de sillas y sofás. La silla de club modelo Luciano presen ta un armazón de madera y está tapizada. Las patas son visibles y también son de madera. El sofá San Marco está efectuado con un annazón de madera dura, muelles atados a mano y un tapizado en colores bastante impactantes, como el rosa fucsia.
Neo-Pop, Neo-Ecologismo, Neo-Povera, Neo-Aerodinamismo...
A mediados de los 80 se produjo una serie de movimientos sumamente eclécticos, en los que se ponía de manifiesto el retorno a formas de un pasado muy cercano. Empezando por el Pop-Art, que sugiere a los diseñadores configuraciones dotadas de gran sentido del humor, como la silla Torso, de Paolo Deganello, con armazón de acero y lona elástica acolchada con espuma de poliuretano y poliéster. Destaca también la silla con ruedas Bíscuter, de Javier Mariscal, hecha en metal, fibra de vidrio y tapizado, así como la original silla Trampolín, de Pepe Cortés yjavier Mariscal, resuelta en acero y madera. Los colores vivos y exaltados de todos los tapizados son su nota dominante.El interés por la naturaleza se manifiesta en determinados diseños de Jaime Tresserra Clapés, como en su escritorio Maríposa Carlton House, en nogal, sicomoro, metales niqueladas y cuero para resolver los detalles. Asimismo, Matthew Hilton realiza sus originales mesas: la Flipper, en vidrio y aluminio fundido, cuyas pata's recuerdan las aletas de los delfines; y la mesa Antílope, efectuada en aluminio, madera y acero inoxidable, que presenta las dos patas metálicas con forma de cornamenta.Dentro de una línea que recuerda ciertas manifestaciones del Arte Povera pueden citarse las silla§ en fieltro -el material preferido por joseph Beuys-- de Gaetano Pesce. En la butaca y escabel Little Beaver, de Frank O'Gehry, se ha utilizado tan sólo el cartón para lograr las piezas. Se trata de una serie limitada que es muy costosa por el extraordinario trabajo que requiere y que convierte un material «pobre» en un objeto caro.Las líneas aemdinámicas que tanto caracterizaron el diseño de los años veinte han vuelto a emplearse en determinados diseños de los años ochenta. Así, ocurre por ejemplo, con el diván Espada DS-150, de Santiago Calatrava, ejecutado en cuero, madera y acero cromado. Zaha Hadid, por su parte, diseñó, en 1987-1988, un sofá, Wavy Back Sofa, en madera lacada, fieltro y lana, con unas formas realmente inventivas. Cabe también destacar la famosa silla "Toledo" de Jorge Pensi.En los últimos tiempos existe una marcada tendencia a que determinados escultores realicen también tareas de diseño. Éste es el caso de artistas como el italiano Pier Paolo Calzolari, el británico Tony Cragg y la española Susana Solano. En cada una de sus piezas se advierte una clara conexión con la concepción que rige en su obra escultórica.
Diseño de objetos diversos
Todos los diseñadores de muebles se han dedicado, en úno u otro momento, a crear diversos objetos destinados a la vivienda o a espacios públicos. En los últimos años, han proliferado gran cantidad de diseños originales que van desde las más diversas modalidades de lámparas, objetos de mesa -vajillas, cuberterías, cristalerías, servicios de café y té-, utensilios de cocina, baterías, jarrones, hasta telas destinadas a cortinas o tapizados, alfombras, electrodomésticos, relojes, etc. El campo del diseño se ha abierto a la vida cotidiana y, al igual que ocurre con los muebles de la etapa posmoderna, la diversificación y los revivals de estilos del pasado aflo~ ran en ellos constantemente. La funcionalidad de tales objetos no impide que los diseñadores les otorguen las más audaces configuraciones, lo que provoca, a menudo, un cierto descuido de su carácter utilitario. Sin embargo, determinadas piezas han sabido aunar una estética refinada con la funcionalidad y se insertan, aunque sólo sea desde un punto de vista meramente formal, en la trayectoria posmoderna.El sector de la iluminación ha sido uno de los que más variaciones ha experimentado durante la última década. Desde que en los años setenta comenzara a emplearse la luz halógena, han ido surgiendo una gran cantidad de modelos extraordinariamente diversos. Durante los años ochenta, la iluminación desempeñó, en la decoración de ambientes, un papel primordial. Este factor ha hecho que, para muchos diseñadores, las lámparas no sean simplemente un objeto que proporciona luz, sino que, cuando están apagadas, deben presentar un aspecto similar al de una pieza escultórica. Los focos de Mario Bellini, las lámparas de pie o de mesa de Ferdinand Alexander Porsche, o las novedosas estructuras colgantes de ingo Maurer constituyen buenos ejemplos de las múltiples posibilidades existentes en el campo de la iluminación. Muy diferentes son las lámparas diseñadas por Mario Botta, Oscar Tusquet, Josep Lluscá ojorge Pensi que se distinguen por su simplicidad.En cambio, los diseños de lámparas de Philippe Starck, james Evanson, Martine Bedin o Javier Mariscal se caracterizan por la osadía de sus formas, vinculada al empleo de colores exaltados y vitalistas que las convierten en objetos de carácter lúdi¿o. En algunos diseños muy recientes se observa también la tendencia a plantear soluciones formales que enlazan con representaciones de determinados elementos de la naturaleza, ya sean del mundo animal o del vegetal, como puede apreciarse en la Lámpara pescado de Frank O' Gehry.Objetos de mesaLa enorme variedad existente en el mercado de este tipo de objetos indica que su demanda ha aumentado de manera considerable durante los últimos años. Un hecho importante a tener en cuenta es que algunos arquitectos famosos se han inclinado por crear juegos de café o té y otras piezas para firmas significativas que, como Alessi en Italia, han sabido difundirlas internacionalmente. Destacan, p or su carácter de verdaderos ¡conos de los años ochenta, los juegos de café y de té de Aldo Rossi, las teteras de Richard Sapper y de Michael Graves, la cafetera de Riccardo Dalisi o el juego de café y de té de Hans Hollein. Los utensilios de cocina en acero inoxidable laminado, acero negro y hierro colado esmaltado de Richard Sapper combinan la belleza formal y la funcionalidad.En Alemania, la empresa Villeroy & Boch ha contado con diseños de buen gusto en la decoración y el colorido de objetos de mesa creados por johanna Schmeiser, Michaela Lange, Ingrid Smolle, Margit Denz, Maria Wiala y Klara Obereder.En Japón existe una serie de firmas importantes destinadas a diseñar distintos objetos para la casa, entre los cuales destacan, por su elegancia y simplicidad de formas, los de mesa. En EE.UU. están triunfando, en los últimos años, los objetos en aluminio coloreado de David Tisdale. En Italia, los platos de cerámnica decorada y en colores distintos de George Sowden se encuentran entre los elementos destalcables. Por su parte, los componentes de Memphis también se dedican a la realización de estos objetos, revitalizando estilos y formas del pasado.Otros productosEn los últimos tiempos, el ámbito de los productos textiles ha experimentado también un auge notorio, y la diversidad de calidades y diseños de las telas han pasado por trayectorias muy similares a las que ya se han comentado en relación a los muebles.En los diseños de telas, Gran Bretaña sigue fiel a su tradición, sobre todo en lo que concierne a la realización de tejidos estampados y pintados a mano. Sin embargo, en Japón es donde se ha experimentado una transformación más profunda en relación a la novedad y la calidad de los diseños de telas. Diseñadores como Eiji Miyamoto, Hiroshi Awatsuji, junici Ara¡ y Yoshiki Hishinuma han realizado telas que sorprenden por sus texturas, ya que, a pesar de estar hechas con los más modernos sistemas y en telares robotizados, su calidad hace que parezcan hechas a mano.También resulta interesante apuntar que, al igual que sucede en las tendencias pictóricas y escultóricas de los últimos años, los diseños textiles presentan influencias de culturas étnicas muy distintas. Así, pueden verse elementos que entroncan con motivos procedentes de África, la India o Indonesia.También los teléfonos y la tecnología moderna han despertado el interés de los diseñadores. Así, Ettore Sottsass realizó el teléfono Enorme, efectuado en plástico en una pieza única, con los colores azul, rojo y amarillo, tan típicos de las primeras vanguardias. Uno de los modelos más sofisticados de teléfono y contestador automático es el diseñado por Lisa Krohn y Tucker Viemeister, para la firma Smart Design, de EE.UU., entre 1987 y 1988. A Heinzjunger se le debe el diseño de la televisión LoeweAli 1, que presenta una gran pantalla plana con marco de madera roja. El equipo de música dejacobjensen/B&O Design Team, efectuado para la empresa Bang & olufsen de Dinamarca, es realmente extraordinario por su marcada simplicidad, a la par que permite una audición perfecta.El proceso de aceleración creciente en el desarrollo de la tecnología desencadena cambios muy rápidos en todos los ámbitos que, como es lógico, repercuten en el diseño de los objetos de carácter utilitario. Por este motivo, hoy en día, más que en ningún otro momento, los diseñadores deben estar sumamente atentos a las nuevas tecnologías. Las cocinas y hornos actuales exigen, por ejemplo, un tipo de utensilios de cocina muy específicos. Así pues, el diseño ha de estar también al servicio de los imperativos de carácter tecnológico.Por otra parte, las interinfluencias entre los distintos países cada vez son más acusadas y ya resulta casi imposible determinar de dónde procede un objeto a través de su estilo o de los materiales con que está fabricado. Si a ello se suma el hecho de que numerosos diseñadores trabajan para varias firmas que no tienen por qué hallarse en su país de origen, el fenómeno de trasvase de influencias de unas zonas a otras aún resulta más evi~ dente y genera, sin lugar a dudas, una creciente intemacionalización estilística. Capítulo VIIIFotografía Durante los años ochenta, un número importante de artistas ha utilizado la fotografía como medio para plasmar sus ideas. Este campo se ha abierto, pues, a experiencias nuevas que le han proporcionado un carácter realmente insólito en la mayor parte de las ocasiones, y no deja de ser significativo el hecho de que muchos de los nuevos artistas fotógrafos sean o hayan sido, al mismo tiempo, pintores y escultores. Este factor hace que en sus obras se aprecie toda una serie de connotaciones que también co~ rresponden al ámbito pictórico, o al escultórico: el interés por el espacio, la composición, los colores empleados y, fundamentalmente, la adopción de unos formatos nada habituales en la práctica del fotógrafo tradicional y, en cambio, muy próximos a esos grandes tamaños que hoy en día prefieren la mayor parte de pintores. Los temas también han variado sustancialmente respecto a los escogidos por los fotógrafos precursores. Así, muchos de estos artistas crean auténticas,@escenificaciones>, que después captan con sus cámaras. Ya no les interesa la fotografía como mero documento de la realidad, sino que ven en ella la posibilidad de crear mundos de ficción extraordinariamente ricos.Es evidente que los jóvenes artistas fotógrafos poseen en la actualidad un bagaje importantísimo que se remonta a la década de los veinte e ¡nicios de la siguiente, cuando se produjo un verdadero,,renacimiento,, de la fotografía, tal y como ya advirtiera Walter Benjamin en su conocido ensayo en torno a esa temática.Durante los años veinte, especialmente en el seno de la escuela de la Bauhaus, László Moholy-Nagy y su mujer Lucia contribuyeron de modo signi~ ficativo con una concepción totalmente innovadora de la fotografía. Además, al actuar como docentes, tuvieron gran cantidad de discípulos que orientaron su trabajo en esta misma dirección. Si a ello se añaden los logros que en el seno del fotomontaje consiguieron los artistas dadaístas y las exploraciones de la Neue Sachlícbkeít, se observa la trascendencia de este período en la evo~ lución de la fotografía. A la misma época corresponden las investigaciones del americano Man Ray que, contribuyó con sus famosos rayogramas a crear imágenes insólitas en el contexto fotográfico. El constructivista Alexander Rodchenko también efectuaría significativas incursiones en el terreno de la fotografía creativa. En el fondo, puede decirse que la mayor parte de artistas de aquellos años tomaron la fotografía como un lenguaje nuevo que les permitía llegar mucho más lejos en el terreno de la experimentación visual y ampliar los horizontes del ámbito pictórico y escultórico.Los nuevos artistas fotógrafosAlo largo de capítulos anteriores se ha señalado ampliamente el carácter ecléctico de las tendencias posmodernas. La mezcolanza y el pastiche son conceptos muy vinculados a la estética de los últimos quince años, sin que esta atribución signifique una crítica negativa. Tal y como advirtiera jencks, en el lenguaje ecléctico pueden encontrarse las bases necesarias para establecer una buena comunicación, elemento fundamental en el mundo actual en el que prácticamente todo se basa en la interrelación comunicativa. No resulta extraño, pues, que los nuevos artistas fotógrafos muestren, y, de hecho, tengan asimilada casi de manera inconsciente, una información audiovisual procedente de la televisión. Pertenecen a una generación que -sobre todo en Europa, donde la entrada masiva de los televisores en las casas se produjo en la década de los sesenta-, ha vivido su infancia y su adolescencia delante del aparato de TV.El hecho de que numerosos pensadores y filósofos actuales hayan revisado el fenómeno de la fotografía y hayan publicado diversos textos que contribuyen a esclarecer no pocas y profundas cuestiones relacionadas con el mundo recreado en la fotografía, ha tenido importantes repercusiones en los jóvenes artistas. Desde Baudrillard a Barthes, pasando por De~ rrida y llegando hasta la propia Sontag, las teorías de sus ensayos filosóficos en torno al complejísimo mundo que se refleja en las captaciones de la cámara han influido en las prácticas fotográficas, pues determinados artistas, partiendo de las lecturas efectuadas, amplian su conciencia sobre las posibilidades del medio y dan rienda suelta a su imaginación para crear ese mundo de ficción -que también es real- y captarlo con sus aparatos fotográficos.Quizás uno de los motivos'por los que tantos jóvenes artistas eligen la fotografía para crear sus obras, resida en la versatilidad de su lenguaje. Ya sea a través de técnicas nuevas, inventadas y experimentadas por algunos, o al desarrollo de las ya existentes, pero con enfoques muy personales, han surgido obras realmente sorprendentes por su marcado carácter individual. Resulta bastante complicado establecer una clasificación de todos estos artistas, aunque existen, entre ellos, ciertas filiaciones e influencias, más o menos perceptibles, pero la conciencia'o la mera detección de relaciones de dependencia respecto a la obra de otros artistas hace que se alejen rápidamente de la línea seguida hasta entonces y que busquen salidas diferenciadoras.Entre este nutrido grupo de artistas fotógrafos de los últimos años -pertenecientes a los más diversos países- destaca la presencia de las mujeres como un hecho especialmente significativo. Si bien es cierto que, desde las primeras vanguardias, la presencia de la mujer en el ámbito artístico ha sido cada vez más frecuente, no lo es menos que, aún así, el elemento masculino ha sido, siempre y comparativamente, el predominante. En cambio, en el terreno de la nueva fotografía, la presencia de la mujer es mucho más acentuada que en etapas anteriores. Uno de los factores que probablemente han favorecido este fenómeno es que, al tratarse de un lenguaje novedoso, la mujer no se ha sentido en un plano de inferioridad con respecto al hombre y a su «tradición» artística. Sin embargo, esta cuestión debe valorarse desde otros múltiples puntos de vista, fundamentalmente de tipo sociológico Pintores o escultores como fotógrafosEn los últimos tiempos es bastante frecuente observar cómo pintores o escultores adoptan la fotografía como medio de expresión. En algunos casos, este hecho comporta un abandono absoluto de sus trayectorias anteriores debido a que la fotografía les permite un campo de posibilidades mucho más extenso en el que aún quedan zonas muy vastas por explorar.Uno de los artistas que, desde hace tiempo, simultánea los ámbitos de la pintura y de la fotografía es David Hockney, que ha buscado la complementariedad entre los dos medios y ha realizado interesantes series fotográficas partiendo de puntos de referencia cubistas para plasmar sus temas habituales: el mundo de las piscinas, sus amigos o su entomo inmediato.Body Webb llegó al mundo de la fotografía a través de las fotos preparatorias para sus piezas tridimensionales. En su obra fotográfica, realizada en Cibachrome, crea ficciones mediante montajes muy impresionantes. Grandes volúmenes de extrañas configuraciones, que parecen hacer referencia al globo terráqueo, se relacionan con un pequeño ser humano. En ellas, la desproporción de elementos y los colores empleados remiten un tanto a soluciones de ciertos surrealistas, como René Magritte.john Baldessari fue un conocido artista conceptual que ya en la década de los setenta recurrió a la fotografía. En los años siguientes, Baldessari no ha olvidado por completo sus inicios, pues trabaja asociando imágenes con textos. No obstante, la simplicidad de las realizaciones conceptuales es muy distinta a sus fantasiosos planteamientos más recientes.Albert Oehlen compagina la pintura con el lenguaje fotográfico y es conocido por sus complejos fotomontajes.1 Christian Boltanski utiliza la fotografía como elemento de reinvencióndel pasado y como documento ' de reflexión sobre la muerte. Sus instalacio-nes remiten a la lejanía de la memoria y recrean el sentimiento de pérdida. En cuanto a Bemhard Prinz es otro de los escultores que se dedica a lafotografía. Sus trabajos en este ámbito presentan a personajes alegóricos que poseen elementos en común con el Manierismo, sobre todo con la obra de Angelo Bronzino.El ser humano como temaMuchos de los artistas fotógrafos basan sus obras en la captación del ser humano, ya sea en escenificaciones previamente preparadas con gran artificialidad, que reflejan un conocimiento profundo del arte de épocas pasadas y en las que se percibe una realidad muy distinta a la circundante, o bien en el reflejo de situaciones típicamente cotidianas. En uno y otro caso muestran, por lo general, una gran imaginaciónUna de las artistas más conocidas, cuya obra se ha divulgado ampliamente en los últimos tiempos, es la americana Cindy Sherman. Normalmente, ella misma es la protagonista de sus fotografías. Le gusta interpretar papeles muy diferentes, desde la sencilla y abnegada ama de casa, hasta la elegante dama de la alta sociedad o la prostituta marginada. Sus ambientes son realmente envolventes y el espectador se enfrenta a sus inmensas fotos en una relación similar a la que podría plantearse con determinadas escenas de un film.Katharina Sieverding presenta una obra muy diferente. Sus fotografías se hallan impregnadas de un ritmo semejante al del lenguaje de la televisión. En algunas de ellas aparecen carteles anunciadores y es una de las pioneras en utilizar la fotografía como medio para captar temas relativos al acontecer cotidiano. En sus imágenes, muy trabajadas y complejas, no fal~ tan la agresividad y la dureza características del mundo actual.Ben Oyne también se interesa por lo cotidiano, pero confiere a sus imágenes un tinte irónico. Prepara al máximo sus escenificaciones; todos los detalles están pensados previamente y en su tarea se advierten puntos de contacto con la líabor de director de cine. Los personajes adoptan las poses que él requiere, por muy difíciles que éstas sean. Trabaja con una o varias personas, en ambientes cerrados o bien en zonas abiertas, incluyendo en las fotografías zonas de paisajes que le interesan.Nan Goldin prefiere trabajar con personas muy allegadas, sobre todo amigos suyos. Esto le permite captarlos en situaciones de gran intimidad y, además, mostrar ciertos aspectos psicológicos de sus personajes. La cámara revela, en su caso, los resultados obtenidos a través de largos trabajos de observación, En cambio, en las series fotográficas de joe Gantz aparecen mujeres desnudas escenificando determinados temas. Por lo general se trata de situaciones absurdas y sin sentido, en las que no deja de percibiese una cierta ironía.Toto Frima logra imágenes muy distintas, cargadas de erotismo. Se [rata de autorretratos efectuados con Polaroid. La artista capta diversas zonas de su cuerpo en fotos aisladas, y compone más tarde una secuencia con ellas. En su obra resulta significativo el hecho de que Frima estuviese casada durante un tiempo con un fotógrafo de moda, ya que las poses que ella adopta son las de una modelo ante la cámara, buscando determinados efectos que subrayen el carácter erótico apuntado.Otra artista que se capta a sí misma es Hanna Frenzel, pero su trabajo es muy distinto al de la anterior. Frenzel desarrolla performances tras una membrana de caucho y se filma con una cámara de vídeo, al tiempo que se autofotografía.Bárbara Hammann también se autorretrata con una cámara Polaroid, por zonas, pero deformando la imagen hasta hacerla casi irreconocible. Además, transforma los resultados con colores muy distintos a los reales.Uno de los artistas más agresivos por sus descarnadas imágenes 5 en las que la figura humana suele apare er tratada de modo despiadado, es joel Peter Witkin. Realiza su trabajo en blanco y negro, con objeto de subrayar al máximo los contrastes. Su obra exige un proceso de preparación muy complejo y largo. Los detalles están preparados del mismo modo que los modelos que utiliza. Recurre a personas que destacan por su aspecto físico contrahecho o desmesurado. En el fondo, existe algo de la desmesura de Fellini en algunos de sus personajes, especialmente en las prostitutas. Pornografía, violencia sadomasoquista o sátira impregnan sus realizaciones y sumergen al espectador en un mundo de inquietantes sensaciones.Jeff Wall presenta una técnica sorprendente, nuek, a y efectista. Utiliza grandes superficies transparentes para disponer sus fotografías en Cibachrome. Detrás coloca fuentes de luz provenientes de tubos fluorescentes que proporcionan un carácter muy especial a los personajes retratados. Mediante este sistema confiere un aspecto espectral a seres y cosas que confonnan el contexto cotidiano. Bernhard Blume capta personajes del entomo, con colores brillantes y focos de luz muy artificiales, consiguiendo en sus imágenes un mundo que tiende a ridiculizar la cotidianidad. Se advierten, en su obra, ciertas conexiones con las pinturas de los hiperrealistas.Lydia Shouten mezcla personajes reales con otros provenientes del mundo del cómic o del cine. Su obra está llena de fantasía y en ella aflora, tan sólo levemente, la ironía.
Hay que atender que en su primera adolescencia florecía el Hiperrealismo